Capitulo 10 ( Jay )

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Me quedé como en un estado de shock por un momento. No hablé ni me moví, algo que solía hacer a menudo. Simplemente me congelé. Jay enamorado, mi mejor amigo enamorado?, eso era algo nuevo. Y por que coño no me había contado antes, que acaso estoy pintada?. Por momentos pensaba que Jay era un desconocido ya que me había ocultado varias cosas y como confiar en el ahora o por que hacerlo?. Jay no era chico de enamorarse, jamás había mencionado algo. Solo cuando pequeño y fue un amor que le dio duro hasta este tiempo.
Quién habrá sido esa chica que robó el lugar que le perteneció a no se quién algún tiempo?. Jay no era un chico rudo aunque ciertamente era muy fuerte para los sentimientos. No es alguien que demuestre mucho amor por los demás aunque su plan proteger si funciona.

— Que, ahora te quedas callada? —. Jay me miró serio, daba hasta miedo su mirada. Penetraba tanto en mi que comencé a sentir que me quemaba.

— Apestas —dije y el se enderezó mirandome confundido.

— Que? —volvió a repetir.

— A cigarrillo —. El frunció el entre cejo, se giró y comenzó a caminar lejos de mi.

— Jay espera —. Su pelo lucía más oscuro hoy y caminaba algo raro. El no estaba bien yo lo sabía. El no me hizo caso y siguió su camino por lo que me propuse avanzar y tomarlo por el brazo para girarlo. De inmediato se soltó de mi agarre y pude solo ver su perfil. Se le veía diferente, como nunca antes. Estaba sufriendo, algo lo estaba deprimiendo, algo estaba matando a mi mejor amigo por dentro. Se veía molesto y eso hizo que mi corazón saltara de inmediato, me dolió, me dolió aún más que cuando salieron mis alas. Caminé tras el siguiendo su paso y sin aviso tomé su mano y la entrelace con la mía. Se sentía tan calida y suave. Tomar su mano era como tomar la de Nickolas, yo me sentía en mi hogar. El se detuvo de un frenazo, quedando yo un paso detrás de el. Y habló aún dándome la espalda.

— Su nombre es Alicia. La conocí cuando me fui, fue mi otra misión. La fallé, me enamoré y me envolví en sus vicios. Me hundió de una manera increíble. Decidí renunciar, quería estar aquí contigo que me abrazaras como solías hacer —. El se giró mirándome fijamente. — Tarde mucho en renunciar, perdón por no haberte dicho la verdad, siento no haberme despedido aquella vez. Perdóname no me importó dejarte sola y sin protección, perdóname no me importó que lloraras en las noches, perdóname no me importó que dejaras de comer, perdóname no me importó que quisieras morir por que yo ya no estaba —. Su voz se escuchaba quebrada y mi corazón se paralizo. Solté su mano y su mirada se dirigió a la de el.

— Yo —el me interrumpió y sus ojos al igual que su cabello estaban oscuros.

— No me dolió irme, es más quería hacerlo hace buen rato. No me lo permití por mi misión, pero algo me afectó y supe luego que era. Te amé con locura, eras todo para mí, te consideré mi mejor amiga de verdad. Tu hicistes que la barrera que le ponen a los misionados de no sentir se rompiera. Aún así me fui sin importar nada —. Mi respiración se aceleró y mi pecho comenzó a subir y bajar rápido.

— Significa que ya no me amas, ya no me consideras tu mejor amiga? —. Mi corazón estaba roto de nuevo como cuando el se fue.

— Fingiste todo? —.

— No, no es así. Yo te amo Mía y te considero mi mejor amiga. Pero vine a darme cuenta cuando me fui, por eso volví. Nunca te extrañe tanto como cuando quise contarte algo y ya no estabas ahí para escucharme —. Jay dio un paso hacia al frente pero yo retrocedí. Sentí mis mejillas calientes y como mis ojos se humedecían rápido. — Chiquita —.

— No me llames así —dije dejando caer un par de lágrimas. —Me fui en contra de la voluntad de Nickolas por muchos años. Me escapé de mi hogar y del instituto por ti. Te amaba Jay, eras mi mundo. No había nadie más importante que tú. Yo te creí. Creí todas tus mentiras. Creí que te sentías igual que yo —.

No a mi, no otra vez por favor, rogaba. Sentí como mi mundo se hundía. Desde que tengo memoria Jay a sido mi mejor amigo, a estado siempre junto a mi en mis buenos y malos momentos. Por que había sido tan cruel en aquellos tiempos?.

— Perdóname , por favor —. Jay también tenía los ojos humedecidos pero en cambio el no dejaba caer una sola lágrima.

— Te perdono, pero creo que ya nada tiene sentido y nada sera igual. Si me permites tengo un castigo que cumplir —. Seque rápido mis lágrimas y pase de el y como a dos pasos dejé salir mis hermosas alas color negras. Me habían roto el corazón otra vez y no fue Ryan o Mathew, sino Jay a quién siempre considere mi mejor amigo. El no me siguió, simplemente se quedó paralizado. El día pasó pesado, estaba cansada increíblemente. Aun estaba limpiando no solo los baños si no que toda la cafetería. Sería una buena excusa para no encerrarme en mi cuarto a llorar. Mi vista se nublo como nunca mientras limpiaba las mesas y me dio un poco de miedo. Era un poder que no podía controlar quién fuera que tuviera tal poder estaba haciendo que me doliera la cabeza de tal manera que quisiese estallar.

— Adivina quién soy pulguita —. Esa voz no irritaba pero la persona si.

— Brus —solté cruzandome de brazos tratando de bloquear el poder.

— Como lo sabes? —. Mi vista volvió a la normalidad con dificultad.

— Eres el único idiota que me dice pulguita. Es ridículo ese apodo igual que tu —. Mi vista se aclaro y pude visualizar a un chico a su lado.

— Que cruel eres con quién te salvo la vida de esa fea bestia —dijo colocando su mano en el pecho como si estuviese dolido.

— El, quien es? —. El chico que estaba a su lado sonrió. Era una sonrisa contagiosa. Tenía un par de hoyuelos que le quedaban muy bien además de una mirada inocente.

— El es mi hermano menor, saluda Benni —. El chico dio un paso al frente y me extendió la mano.

— Mucho gusto, soy Benni el hermano menor de Brus pero no el menos importante —. Brus se cruzó de brazos.

— Ey ella es mía cuidado —dijo con una sonrisa.

— Si ese es mi nombre —dije esta vez mirandolo seria.

— Bueno, bueno, bueno solo quería presentártelo por que el nos ayudara a rastrear a los Vervat. El tiene una habilidad de rastreo especial —. Benni sonrio de nuevo. Parecía un cachorro.

— Muy bien, que bueno. Bienvenido al club entonces —dije terminando de limpiar la mesa que me faltaba.

— No te vez bien. Por que limpias la cafetería si mañana estará sucia de nuevo —preguntó Brus mirando lo impecable que había dejado la cafetería. Benni le siguió la vista sonriendo y desde que lo vi no dejaba de hacerlo, se veia tan dulce.

— No quiero imaginarme como está tu habitación Brus, además no la limpio por puro placer. El idiota de Miller me mandó—. La cafetería se puso oscura pero había suficiente luz. Comenzó a hacer calor de repente. Un ambiente pesado se hizo presente e hizo que la sonrisa de Benni se desapareciera.

— Idiota, ahora me llamas así? —. Brus se colocó frente a mi y Benni a su lado. Miller miró la cafetería y dirigió su mirada a Brus. Se veía muy serio, no parecía molesto pero tenía el entre cejo fruncido.

— Miller no le hagas daño, dejame ayudarte —. La voz de Brus era realmente dulce y se escuchaba relajado.

— Ayudarme, tu a mi?. No necesito ayuda —. Miller tiró una carcajada burlona y Benni se tensó.

— Miller deja que te ayuden por favor —dije con
voz triste. Era mi maldito hermano pasara lo que pasara y eso no lo podía cambiar. Algo también le afectaba y Brus sabía lo que era por que el le convirtió. — El sabe lo que hace y lo que dice —.

— Por que me ayudarías? —. Miller se acercó y su semblante seguía totalmente serio.

— Se te olvida que fui yo quién te convirtió? —. Brus habló burlón. Brus tenía ese don de ser impropio en momentos equivocados. Miller dirigió su mirada hacia mi bruscamente.

— Miller ya basta con este juego dejate ayudar —. Me aparte de los chicos y con mi mano derecha acaricié su rostro donde ya se formaba una vena negra.

— Está bien —dijo colocando su mano encima de la mía.

La chica vestida de negro {2}Where stories live. Discover now