Capitulo 33 ( El era nuestra familia )

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— No, mi hermano no. Dime que es broma por favor, dime que es broma —dijo Amber prácticamente sin aire. Sus ojos se estaban cristalizando demasiado rápido, lentamente sus mejillas se humedecían ensopando su triste rostro mientras se arrodillaba en el suelo. — Sin el no tengo vida, el era mi vida, si el murió yo también quiero morir —gritó desesperadamente. Sin pensarlo dos veces se levantó y comenzó a correr hacia las llamas que ardían furiosas y consumían todo a su paso.

— Ryan —gritó Jay. Ryan levantó su mano hacia Amber que había chocado con los fuertes brazos de Miller y en segundos ya estaba dormida. Steven estaba arrodillado mirando el humo que sobre pasaba la explosión y las llamas. Una parte de el también había muerto, para todos también había muerto algo en nosotros.

Regresamos al castillo y en la puerta nos esperaban Valdi y Sivit. Los demás chicos los acompañaban en la entrada y dandose cuenta Catalina comenzó a llorar. Valdi notó que Axel no estaba y decidió llevar adentro a Amber.

— Esto no volverá a pasar —dije apretando los dientes. Esto no debió ocurrir. Si hubiéramos esperado Axel aún estuviera aquí con todos nosotros. Esto no era un plan, no era algo que estaba planificado. La muerte de Axel no estaba planificada.

— Todo cuesta un sacrificio —recalcó Sivit con su cara de cínico. Podía jurar que sus labios formaban la sonrisa más estúpida que en mi miserable vida había visto.

— Fue nuestro amigo quien murió ahí —grite señalando el camino hacia el refugio de los Vervat. Reclamando su palabrería sin sensibilidad por los que si queríamos a quien se había convertido en un soldado caído en esta guerra sin ganador.

— Era un vampiro como cualquiera de nosotros—. Escucharlo hizo que mi furia creciera. Di dos pasos hacia el, y quedé frente a el mirando fijamente a sus ojos. Crueldad y maldad era lo que el transmitía. Eso era el, el mal en persona. Estaba claro que ninguno de nosotros le importábamos, ni siquiera su hijo y ni hablar de Miller. El solo quería acabar con la Unión para tomar de nuevo el mando. — El era especial, era un buen amigo y hermano, era un buen maestro, uno de los mejores vampiros aquí en la Revelion. No conocí vampiro más valiente, sincero y leal que el, incluso uno que de su vida por los demás. Paciente y protector, atento e inteligente, era nuestra familia eso era el—.

— No me gusta ese tono señorita, que no se te olvide con quien estas hablando —dijo Sivit con tono autoritario. No le tenía miedo a Sivit y si el pensaba así se equivocaba. Ryan se cruzó frente a mi, desafiando a su padre. Sivit giró en sus talones y se fue como si se sintiera amenazado por su propio hijo.

— No hará nada, no lo permitiré —dijo Ryan sonriendo mientras acariciaba mis brazos.

— Creo que Amber nos necesita —dije sin reaccionar a sus caricias.

— Ve con ella se que te necesita, yo iré con los muchachos mas tarde —dijo pegando sus labios a los míos. Olía a sangre, como Jay aveces. Sus ojos estaban grises y cristalizados, más yo sabía que el no quería llorar frente a mi.
Llegué a la habitación de Amber y aún estaba dormida. Pero parecía cansada e incluso parecía estar perdiendo el color, estaba sudando y su cuerpo se sentía caliente. Catalina estaba en una esquina de la habitación llorando sin cesar, y no conseguía ningún alivio. Ella me vio entrar pero no hablo ni se movió por un par de minutos. Sentada en la cama de Amber recordaba todo lo que había pasado con Axel. El fue quien convenció a Nickolas para entrenarme, pase muchos días con el, me convirtió en lo que soy. Y pensar que al principio el miedo me estaba alejando de un maravilloso amigo.

— El me salvó—.

— Que? —pregunté girándome para mirar a Catalina que se encontraba aún en el suelo, con las manos encima de las rodillas y sus ojos mirando a un punto fijo.

— Axel, el fue quién me saco del baño aquella vez, el fue quien me salvó. Reconocí su voz. No le agradecí no tuve el valor—. Su maquillaje estaba estropeado y su cabello despeinado, se veía tan destruida.

Narra Jey

— Cuantas personas se encontraban en el refugio? —pregunté a uno de mis colegas .

— Sobre sesenta personas señor— contestó. Ese refugio se construyó para algunas cosas sin importancias, por eso no era un fuerte.

— No muchas, esta bien—. Aun así importaba.

— Señor en el refugio se encontraban tres de nuestros mejores vampiros—.

— Maldición — respire profundo porque la ira me carcomía por dentro. La Revelion me las pagara y los Sivit también. Esto terminará cuando yo lo decida y ellos sufrirán todo lo que yo sufrí y ella también. Matare a Jay y a todos sus amigos, yo soy su pasado, su presente y su futuro. Donde quiera que valla ahí estaré yo y su castigo sera ver a Alicia morir.

— Señor dame la orden para atacar y atacamos—.

— No, todavía no, déjame jugar un poco más. Esto no se quedará así —. No quería atacar aun, yo solo quería un poco más de tiempo. Quería que sufrieran y se arrepintieran por todo lo que hicieron y siguen haciendo.  

— Como usted ordene—.

— Ya te puedes retirar—. Nada me alegraba más que saber que los mataría uno a uno. Que su alma sería libre. Esto lo hago por ella, por nadie más. Todos se llevarán una sorpresa cuando sepan de donde vengo. Seré un ángel caído pero no dejo de ser ángel.

— Alicia estas lista para jugar? —. Ella no contestó. Así que la tome por el cabello y lleve su cabeza hacia atrás ejerciendo fuerza.— Preguntaré de nuevo y espero que esta vez contestes, estas lista para jugar
Alicia?—.

— No— contestó tratando de no dejar caer su cabeza hacia atrás por completo.

—  Como dijiste? —. Solté su cabello y apreté su quijada junto a sus mejillas. Sus ojos se cristalizaron pero no sentí pena.

— No, jamas estaré lista para hacerle daño a Jay —. Mi mano se pegó a su rostro como un imán. Respire profundo y enderece su cabeza.— No es bueno que me desafíes—.

— El es ... — la interrumpí. Mi mano volvió a pegarse a su rostro aún más fuerte que hacía un rato y cabe resaltar que la sangre que de ella salía olía exquisita.

— El no es nadie, y mejor aprende a controlar esa boca si no la quieres perder—. Aproveche y ágil mente me acerqué a su boca y la besé. Ella era mi enemiga pero era hermosa. Luego de besar su boca y que ella se dejara besar, saboree su sangre un par de minutos. Escuché su respiración igualmente agitada que su corazón. Mis labios trazaron un camino hasta su cuello y la mordí.

La chica vestida de negro {2}Where stories live. Discover now