Narra Kenai
— Miller es el dueño del collar —dije mirando a Ryan que se encontraba al lado de Nickolas. Esto de las visiones es normal en mi hace mucho tiempo, pero no se me hace fácil ir con tranquilidad por ahí sin tocar algo que me lleve a una historia o a un misterio. Desde que conocí a Mía y por medio de ella a los demás todo se a echo más llevadero. E puesto mi grano de arena en cada misión o cada noche de caza, siempre pensé que no podría controlar mis poderes y ahora veo lo equivocado que estaba, ellos me han ayudado. Mucha práctica y dedicación me a hecho amar cada poder. En especial el de fuego.
— Quién tenía el collar, a quién se lo regalo Miller? — preguntó Amber. El collar era un pequeño frasco con un contenido liquido.
— Ese collar es especial. Si, había notado que ya no lo traía en el cuello pero no le di mucha importancia, pensé que se le había extraviado nada más. Así que no se a quién Miller pudo haberle regalado el collar —contestó Ryan.
— Eso es sangre? —preguntó Axel tomando el collar de mis manos.
— Es la sangre de Miller. Así podríamos encontrarlo si estaba en problemas, por eso siempre aparecía donde Mía se encontraba por que el collar que le regale tenía mi sangre. Es un tipo de rastreador —. Catalina estaba a mi lado y hacía sonidos raros cada vez que alguien mencionaba algo que tenía que ver con el collar o con Miller.
— Tu crees que Miller tenga algo que ver con todo esto? —me susurro. Disimuladamente la miré , ella solo encogió los hombros y prosiguió diciendo mirando extrañadamente a todos lados. — Que?, el collar es de el, tu mismo lo dijiste, ademas sigue siendo un Sivit —.
— Ryan también lo es y nunca le haría daño a Mía o a uno de nosotros. Y por que hablas bajito estás rodeada de vampiros a kilómetros te escucharían —. Catalina comenzó a reír como si le hubiese contado un chiste, y parecía tan graciosa que me daban ganas de reír también.
— Lo se me lo han dicho tanto —dijo riendo. Dicen que soy medio tonto, pero estaba claro que Catalina es más tonta que yo.
— Esperemos a que llegue Mía — dijo Amber.
— Por que esperar?, vamos a buscarla —dijo
Nickolas tomando el collar de las manos de Axel para devolverlo al cofre. Axel miró a Amber y ella encogió los hombros sin saber que hacer.
— No iras allá si yo estoy aquí —. Comenzó a decir.
— Ni lo intentes no va a funcionar y tampoco funcionó hace un rato, solo te hice creer que había funcionado —. La cara de Amber valía oro y yo no pude contener las ganas de reír ante esta vergonzosa situación. Amber siempre a intentado hechizar a Nickolas por proteger a Mía o ya sea para practicar. Varias veces en la semana Amber queda con Steven, Nickolas y conmigo para practicar hechizos de protección o de mando, pero todos han terminado en fracaso. Si no fuera por su don de sanación Nickolas tendría varias cicatrices.
— De que te ríes? —me preguntó Amber. Era inevitable no reír.
— Yo?, de nada —dije aguantando la risa. Hasta yo había pensado que el hechizo había funcionado. O Nickolas es buen actor o de verdad yo era tonto.
— Creo que la conversación sobre el collar te la dejo a ti —comentó Nickolas mirando a Ryan mientras le extendía el cofre. Era obvio que Nickolas pasaría de esta, pues no tenía ningún tipo de información sobre dicho collar. Además Ryan fue quién vivió todos estos años como su hermano, no ahora se le quitara el papel. Desde que Nickolas y Miller se enteraron de que eran gemelos esa química fluyo. No a habido problemas entre ellos, al contrario que con Mía. Su alma se unió en lo que son, gemelos. La mitad del otro, literal su alma gemela. Mía no es muy diferente a ellos solo que al ser femenina pues el trato no es igual, además Mía a estado pasando por un proceso cambiante.
Narra Mía
Solo faltaban dos. Con Miller ahí se me hacía mas fácil. Sabía que el me protegería con su vida. No me pasaría absolutamente nada.
— Gracias hermanito —dije posando mi mano en la cabeza peluda de Miller. De inmediato sus ojos se tornaron rojos y agitó la cabeza para que quitara mi mano. — Eres un malcriado —.
— Ggrrr —. Gruñía despacio. Me voltee para caminar unos pasos más adelante y se escuchó de nuevo un gruñir.
— Ya basta de gruñir —dije mientras me giraba apuntando con mi arco. Se había hecho más oscuro y la luna más grande. Ahí estaba Brus con un arañazo en su triste y enojada cara de lobo. Su hocico y sus dientes llenos de sangre, los ojos color gris, su gruñir bajito y su pelaje constantemente moviéndose por la brisa de la noche. — A ti mismo te estaba buscando, puedes explicarme porque atacaste a una de mis mejores amigas? —. Coloqué el arco en mi espalda y Brus aprovecho para tratar de atacarme. Sentí el pelaje suave de Brus por mis manos y uno de sus dientes rozo mi brazo. Sus patas se deslizaron un poco y quedó a una distancia prudente de mi.
— No debiste haber echo eso —dije mirándolo fijamente. Miller se sentó como si fuera a ver un espectáculo de circo.
Brus se puso en posición, abrió un poco las patas delanteras, su pecho casi tocaba el suelo y su hocico un poco mas abajo. En mis botas siempre guardaba cuchillos o cuchillas para cualquier ocasión. Y en esta ocasión parecía necesitarlas. No lo dude y tampoco lo pensé, mi mano se dirigió a mi pierna derecha con rapidez, con agilidad saqué el cuchillo y con un brusco movimiento hice un corte en la pata izquierda trasera de Brus. Su aullido hizo volar algunas aves que posaban vuelo en los árboles del bosque.
— Que error acabas de cometer — dije mirando el cuchillo con el cual había hecho el corte. Steven adormecido en el suelo sin fuerzas para moverse, Miller sentado mirando todos mis movimientos y Brus con una pata herida y chillando como un lobo bebe. Era una imagen para plasmar en una gran foto, pero aún faltaba Benni. No tuve que buscarlo, Benni apareció por los arbustos que estaban justo al lado de Steven. Se sentó jadeando un poco, de seguro por el esfuerzo de correr para llegar hasta aquí. — Tu—. Señale a Benni con el cuchillo que había cortado a Brus. —Se que no correrás con la suerte de tu hermano —. Señale esta vez a Brus. Benni miro a la luna y recostó su hocico en sus patas delanteras. —Lo se, lo se —dije sabiendo que con la mirada se refería a la luna llena.
Todos estaban indefensos así que decidí guardar mi cuchilla. Tome mi arco y mis flechas y las coloqué cerca de las patas de Miller. La luna estaba hermosa pero no podía verla de una forma bonita en este momento. Estos chicos sufrían por esa causa, sus huesos se escuchan por el bosque, su piel siente quemar cada vez que estira, su auto control desaparece, su mente, alma, y cuerpo dejan de ser de ellos. Arranque un pedazo de mi camisa y vende la pata herida de Brus.
— Lo siento —. Abrace a Brus y de inmediato mi cara se hundió en su suave pelaje. — No los dejare solos. Ustedes son mi familia, jamas los abandonaría en un día como este. Estarán bien yo lo se, lo siento —. La tensión iba bajando, tomé una hoja y como pude limpie el hocico de Brus que se encontraba manchado de sangre.
Su corazón latía demasiado rápido y ahí recordé que en los días de luna llena los lobos no tienen familia.
— En los días de luna llena los lobos no tienen familia — dije haciendo que Benni levantara su cabeza. Rápidamente me levante del suelo y tomé mi arco. — Día de luna llena, no creo que ustedes sean los únicos lobos aquí en el bosque, los lobos de la Unión de los Vervat también deben de estar por aquí —.
— Gruñeron —. Había pasado un buen rato así que la anestesia de Steven ya se había ido. Steven comenzó a correr así que lo seguimos. Al detenernos me percate que estábamos frente a mi antigua casa. Entramos a la casa y no duro mucho el brillo ni la limpieza. El esfuerzo de Nickolas no había valido la pena. Las patas de los chicos ensuciaron el suelo y la cola de Miller tumbo una de los jarrones de nuestra madre.
— No creo que tu madre se ponga muy contenta con eso —. Miller me miró y sus ojos estaban grises pero su colita mostraba que no sentía tanto arrepentimiento. Ese jarrón era feo y siempre quise salir de el así que defenderé a Miller hasta la muerte. Subimos al cuarto donde alguna vez estuvimos todos juntos hablando sobre los poderes. No estuve mucho tiempo con los ojos abiertos, el sueño me venció de repente. Cuando desperté estaba en mi habitación en el castillo de los Sivit. Pensé que todo había sido un sueño hasta que escuche aplausos.
— Muy bien Mía te felicito lo lograste —. Amber corrió hacia mi cama se sentó en ella y me abrazo. — Que bueno que estés bien y que no te haya pasado nada malo. Tu hermano casi me mata —.
— Por que? —pregunté.
— Trate de hechizarlo —. Ella quedó en silencio algunos segundos. —De nuevo— . Lo que no era nuevo es que fallara.
— Amber —comencé a hablar.
— Sshh se lo que dirás, así que mejor no lo digas. Solo cuéntame como te sentiste hiriendo a Brus? —. Era una pregunta estúpida si me la hacía a mí.
— Mal?—. Su cara de sorprendida ya me la esperaba.
— Mal?, fue lo mejor que pudiste haber hecho ayer —.
— Por que lo odias? —pregunté.
— No lo odio, pero es arrogante y necesita alguien que lo ponga en su lugar —. Amber rió pero fue interrumpida por Axel.
— Vamos afuera, se acabó el chisme —. Salimos y en el gran salón de baile se encontraba Sivit, Valdi y los chicos.
— Bien Mía que bueno que llegas. Miller rastreo la cuchilla y nos llevó al refugio de los Vervat, esta noche atacaremos— dijo Valdi entregándome unos planos.
— Solo ustedes pueden ir, pondrán la bomba y saldrán. No irá Benni, ni Brus, tampoco Dereck y mucho menos Catalina —habló Sivit con tono autoritario. Por suerte Catalina no estaba para escuchar esto, no creo que se sentiría bien después de lo que dijo el padre de Ryan.
— No estoy de acuerdo —. Di un paso al frente y
Nickolas giró su cabeza bruscamente hacia mi.
— Tenemos que hacerlo es nuestra oportunidad —.
— Hay gente inocente con miedo allá adentro — insistí.
— Quieras o no tienes que hacerlo —. Nickolas parecía no entenderme porque una y otra vez repetía que tenía que hacerlo que era una gran oportunidad. Pero oportunidad de que , de que los inocentes nos cogieran miedo y pensaran que nosotros eramos los malos?. No, esa no es la oportunidad que yo quiero. Estuve todo el día en la habitación buscando en mi mente que hacer. Al fin y al cabo todos estaban contentos con lo acordado en especial Amber que llevaba rato en la puerta buscando la forma de convencerme. No se cuanto tiempo pasó pero la hora llego. Nos dirigimos a ese lugar que tanto buscamos por tiempo. Aquí esta listo para ser atacado. Lo raro era que no había vigilancia así que pudimos entrar. Axel, Kenai, y yo colocamos una bomba en el centro del refugio. En el piso de abajo se escuchaban voces, como si estuvieran en una reunión, tenían que ser ellos planificando como atacarnos en su momento. Steven, Ryan y Nickolas colocaron otra en un costado del refugio y Amber, Miller y Jay la colocarían al otro costado. En siete minutos deberíamos estar fuera del refugio todos. Cuando íbamos saliendo dos hechiceras, y cuatro lobos nos cerraron el paso evitando que saliéramos del centro. Seis flechas seis cuerpos. Sangre y sudor. Corrimos sin mirar atrás y llegamos al punto acordado. Me giré para contarnos porque mi corazón se intranquilizo. Ocho, habíamos ocho de nueve. Con la adrenalina nadie se dio cuenta.
— No !!! —grite corriendo hacia el refugio cuando este explotó. Mis lágrimas bajaban sin parar, una vez más no pude hacer nada. Mi corazón perdía el ritmo, como mismo lo había perdido a el.
— Que pasa Mía no estas contenta?, explotamos el refugio, quizás no tenemos que pelear, tal vez el jefe de los Vervat estaba ahí —. Nunca estuve de acuerdo con esto, nunca quise hacerlo, pero al parecer una vez más soy la culpable.
— Si, lo explotamos, pero Axel estaba adentro —.