— Maldición no me digas eso Axel. Eso no puede ser cierto el no esta ahí, me escuchaste?, el no esta ahí no puede —. Sentí que mi corazón dio un salto, Steven no, el no podía estar muerto, que sería de nosotros si Steven nos falta?. Amber no resistiría y los demás tampoco. Caminé unos cuantos pasos pisando hojas y ramitas del suelo. La sangre seca y la resiente se mezclaban, el olor no era agradable al olfato de los vampiros pero podíamos resistir. La escena desfiguro a Amber y a Catalina. Esto era terrible.
— El no puede estar muerto Mía, yo no viviría con este dolor —dijo Amber a mi oído. Su voz estaba desgarrada, las lágrimas caían por sus mejillas sin detenerse. Ryan caminó hacia nosotras y nos abrazó.
— Todo estará bien chicas el esta bien ya verán solo hay que esperar a la noche o a mañana para que vuelva junto a Brus y su hermano —. Nickolas abrazaba a Catalina que lloraba sin parar mencionando a Cookie y a los chicos. De momento parecía de estas chicas con camisa de fuerza. Mi rostro mostraba lo que mis lágrimas no, porque en ningún momento salieron de mis ojos.
— Que haremos Mía? —preguntó Jay acercándose. Jay siempre a confiado en mi. Siempre estuvo en mis momentos locos por hacer algo y siempre me apoyaba aunque Nickolas lo regañara.
— Ryan ve y avisa a Valdi hay que recoger todos estos cuerpos y nosotros ayudaremos así verificamos si los chicos están entre estos cuerpos —. Sería tan fácil si Benni estuviera aquí. El y su especial habilidad de rastreo nos hubieran ayudado mucho. Solo ruego para que ellos no estén entre estos cuerpos o que no se los hayan llevado.
— Bien iré ahora mismo —. Ryan solo dejó el rastro de unas hojas en el aire cuando se fue.
— Axel y Miller por allá. Catalina es mejor que te vayas a la cafetería a beberte un calmante con Amber, Nickolas las llevará. Yo me quedaré con Jay, Derek, Kenai y Ryan cuando vuelva —. Ellos no dijeron nada ni pusieron peros simple y sencillamente obedecieron mis instrucciones así como cuando le decías algo a Steven y el siempre hacía lo que dijeras. Comenzamos a limpiar el bosque cuando la Rebelión llegó. Era desgarrador pensar que tus amigos estaban entre los lobos muertos. Habían algunos sin quijada y otros desnucados. Habían rastros de ceniza así que al parecer prendieron fuego a algunos cuerpos. Si es así no sabremos si son los cuerpos de los chicos. Vi como dos o tres lobos estaban traspasado con varas de plata.
Terminamos de recoger cada cuerpo del bosque y ni rastro de los chicos pero como ya había pensado hay cuerpos echos cenizas jamás sabríamos si eran de ellos.
— Este era el último —dijo kenai. Ya estábamos llenos de sangre de lobo. La manada se viste de luto igual, la mayoría de sus lobos han muerto. Atacaron fríamente y eso haremos nosotros.
— Prepárense en dos días iremos a atacar. Kenai encontró donde se ubican —dije mirando a los cuatro chicos delante de mi.
— No. No atacaremos en dos días. Es muy pronto, además la manada se tiene que recuperar y los Sivit igual y apuesto que la Rebelión también. Todos tenemos que tomar un tiempo —. Ryan sabía lo que hablaba o solo quería rendirse?. No eso no puede ser el no se rendiría.
— Ahora es cuando debemos atacar, ahora que estamos dolidos y atacaremos con más furia que nunca —dije con cierta molestia.
— Atacaras con la mente en blanco, Mía escucha si atacan ahora cometerán errores, la furia los cegara harán lo que sea. Te digo no estamos preparados —. Ryan tenia razón.
— Tenemos que huir, irnos todos a un lugar. La Rebelión, los Sivit y la manada. Atacaremos cuando nos hallamos preparado —dijo Jay serio, y comenzaba a oler a sangre.
— No podemos irnos aún . Y si los chicos vuelven? —pregunté asustada.
— Si vuelven sabrán donde encontrarnos. Será como unas vacaciones —. Kenai miro a Ryan y el asintió.
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Fuimos a la cafetería a buscar a Nickolas y a comentarle lo que estábamos planificando, el no estuvo muy de acuerdo pero Valdi, el padre de Ryan y el jefe de la manada si. Esto sería un poco difícil, mudarnos a otro lugar y olvidar por completo lo que pasó o a los que murieron, como sería eso posible?. Bien somos vampiros para nosotros casi todo es posible esto será un mal día solamente. Debíamos recuperarnos para atacar y terminar con esta guerra de mierda, quien diría que mi nacimiento activaría tanta maldad o esta terrible guerra. Que por mi culpa murieran tantas personas o tanta gente estuviera en peligro.
— A donde vamos? —le pregunté a Miller que se había convertido en el rastreador principal de la manada.
— Iremos a donde fuimos a buscar a Ryan cuando se junto con los cazadores —respondió tranquilo.
— Detrás del espejo? —. Al menos no queda lejos de aquí.
— Si. Nadie sabe que ese lugar existe, ahí estaremos hasta estar listos, nadie saldrá —.
— Pero hace mucho frió ahí —dije y la cara de confusión de Miller fue evidente.
— Eres vampiresa no sientes las temperaturas — dijo mirándome algo raro como si no me creyera.
— Por alguna extraña razón puedo sentir el frío y el calor. Miller, quizás tu sangre estaba defectuosa cuando me la bebí —. Su rostro se puso más blanco aún e hizo una mueca. Me señaló con un dedo acercándose a mi, esto era tan gracioso.
— No te hagas la graciosa Mia Yaret —. Miller era tan alto como Nickolas, Dios como no me di cuenta antes se parecen bastante sus ojos y su sonrisa. Eran los mismos.
— Ok —dije riendo. El me abrazó y besó mi cabeza.
— Controlaré el clima para ti —dijo con dulzura.
La nieve seguía intacta no se había derretido ni se había desaparecido. Los cazadores se unirían a nosotros ya que para ellos un jefe es para toda la vida al menos que muera y su jefe seguía siendo Mathew. Esto era increíble, el castillo que vimos la otra vez era enorme y parecía un hotel. Vaya que estos vampiros si saben de hacer castillos grandes. Horas después ya estábamos colocados cada cual en sus respectivas habitaciones. Por suerte las habitaciones de Catalina y Amber quedaban justamente frente a mi puerta y por cierto la de Nickolas igual ya que dormiría con Catalina lo que pienso es un peligro. A un costado de mi habitación esta la de Miller y al otro la de Jay. No, Ryan no dormirá conmigo, no permanentemente. Acomodé las pocas cosas que traje por el momento y me asomé a la ventana. La nieve espectacular y de pronto unos lobos corriendo hacia el castillo. Más espectacular aún. Eran hermosos y gigantescos y eran tres.
Eran tres lobos Steven, Brus y Benny.
Salí corriendo hasta el pasillo y comencé a gritar.
— Están aquí, los chicos están aquí —. Amber fue la primera en abrir la puerta. Corrimos hasta la entrada y ahí estaban sacudiendo su hermoso pelaje. Fui primero hacia Steven y abracé su enorme cabeza. El la movía como si estuviese acariciandome y me hizo recordar todas las veces que acariciaba mi cabello. Tenía manos mágicas.
— Estás aquí. Que susto nos han dado —. Amber se acercó a el y yo me aparte dándole oportunidad a que le hablara. Tomé por la gigante oreja a Brus y lo arrastré un poco más a la derecha. — Casi me matan de un infarto —. Brus aulló y los chicos comenzaron a reír.
— Vamos Mía déjalos. Entren vayan al último cuarto del piso dos, esta vació les llevaré ropa enseguida —. Axel se encaminó a buscar ropa y pronto estuvimos todos en una enorme sala.
— Comenzaron a atacar las cabañas, muchos murieron quemados en ellas. Saqué a todo el que pude aunque no fue suficiente logramos salvar a más de la mitad de la manada. Están en un castillo más abajo. Fue fácil rastrearlo con Benni —dijo Steven.
— Bueno al menos están bien. Estaremos un tiempo acá. Es seguro para todos nosotros y por si acaso Valdi colocó un campo de protección en el espejo nadie podrá entrar así que es mejor que no salgan, en especial tu Mía —advirtió Derek.
— Es mejor ir a descansar en especial ustedes chicos lobos —. Catalina sonrió pero aún estaba triste pues nadie podía sobrevivir a Cookie. La gran sala quedó vacía cuando nos fuimos. Me metí a bañar cuando escuche a alguien tarareando una canción.
Esa canción.
— Mathew —sonreí, me vestí lo más rápido posible y salí.
— No esperaste mucho —. Vestido de negro, encapuchado y con una tela negra tapando su boca y su nariz. Hoy trae zapatos negros.
— No, pero esperaría lo que fuera necesario para estar con mi novia —. Noté como sonrió y me puse nerviosa.
— Hoy no traes zapatos blancos —volví a notar que sonrió y lo confirme cuando quitó la tela y vi sus hermosos y perfectos dientes blancos.
— Hoy no vine a hacer la paz hoy vine a hacer la guerra —. Mathew me tomó de la cintura y me acercó a el. Sus labios se juntaron con los míos en un espectacular baile. El deseo se hacía más intenso y con el deseo mi nerviosismo. Con Mathew cerca no se si me pueda controlar. Mis manos se dirigieron a su cuello haciendo el beso más y más intenso provocando que Mathew apretara mi cintura contra el. Sin darme cuenta ya estaba en el borde de la cama y con delicadeza Mathew me acostó y pude ver como se quitaba la camisa. Ese cuerpo tan perfectamente trabajado me volvía loca, el completo lo hacía. Sus pecas no solo son en su cara, tiene unas cuantas en los hombros y lo hace ver tan jodida-mente atractivo. Una mordida basto para que el quisiera quitarme la camisa y lo dejé no me resistí. Lentamente pasó por mi cuello dejando pequeños pero significantes besos. Con su lengua trazaba círculos en el y bajaba en una línea desde mi garganta hasta mis pechos. No sentía vergüenza, con el yo me sentía libre. Sus manos tocaron mis pechos y masajearon mis pezones, su boca en ellos se sentía muy bien, que digo bien se sentía delicioso. Era la primera vez que yo hacía una cosa como esta.
— Estás nerviosa?, tu corazón late muy fuerte princesa —. Gemía mientras su boca rosaba mi oreja cuando hablaba. — Me encantas y serás mía para siempre —.
— Solo estoy un poco nerviosa jamás había pasado más allá de besar a un chico —dije.
La verdad las veces que besé a un chico era super a escondidas de mi hermano y de Jay, ellos siempre espantaban a mis amigos varones y nunca pude tener un novio. No se que hubieran sido capaces de hacer si llegaba a tener novio.
— Princesa relájate yo no te lastimaré, déjamelo a mí y si me dices que pare lo haré —. Vuelvo y repito ese era el problema yo no quería que parara. — Me vuelves loco —dijo pasando su nariz por mi barbilla.
— No quiero que pares. Quiero ser tuya para siempre —. Mathew me besó y cuidadosamente quitó mi pantalón y mi ropa interior. Estaba completamente desnuda frente al chico que siempre me gusto, del que siempre estuve enamorada sin ninguna esperanza. El se arrodilló en la cama y quito el botón de su pantalón observando mis pechos. Después de varios segundos su pantalón y calzoncillo ya no estaban.
Madre mía! Era... Wao era grande tanto que me asuste.
Solo pensaba en lo doloroso que podría ser. Mathew se recostó sobre mi sin aplastarme y sentía el roce de su miembro con mi vagina.
Oh si esto pasara. Y Brus no podrá interrumpir y mucho menos el loco de Miller.
— Te amo Mía como nunca antes —. Mathew posó su mano derecha en mi entre pierna hasta llegar a mi zona más húmeda y comenzó a acariciar esa parte tan sensible de mi y luego introdujo dos dedos, me asusté un poco. —Tranquila —. Mathew levantó su cuerpo y movió su cabeza entre medio de mis piernas. Su lengua comenzó a moverse haciéndome apretar los ojos y gemir de placer. Estaba en el las nubes. Movió mis piernas dejándolas un poco abiertas y se volvió a recostar sobre mí sin dejar caer todo su peso. Como todo un caballero me penetró despacio tapando casi un grito ahogado con un rico beso. Moviendo sus caderas el dolor fue desapareciendo. Esto era una delicia como no lo habíamos hecho antes?. Adentro y a fuera con ritmos acelerados que me volvían loca, la cama se movía un poco, nuestros gemidos se mezclaban en una hermosa melodía el jugaba con mis pechos mientras yo jalaba su negro cabello. Gruñidos salían de su boca, lo estaba disfrutando como yo. Y cuando bajó la intensidad me había dado cuenta que había acabado al igual que yo. Había acabo dentro y yo no me quejé. Confiaba en que no pasaría nada. Y así termino mi noche perdiendo la virginidad con el chico de mis sueños y con un te amo de sus labios... como sería la mañana?.