— Que tiene que traiga a Cookie? —. Catalina era tan inocente y parecía no entender nada. Siempre estaba perdida en el espacio. Era seguro que Nickolas estaba tomándole cariño a Cookie como todos nosotros, pero Catalina lo llevaba a sitios donde los animales no podían estar. Era mas que obvio, quien llevaba un perro a un hospital si no es entrenado para los pacientes? aahh si Catalina.
— Amor, estamos en una cafetería, no puedes traer a un perro a un lugar donde las personas comen, ellos sueltan pelo —. Nickolas habló suave y Catalina ladeó la cabeza al igual que Cookie y parecían tan sincronizados.
— Steven no suelta pelos —. Automáticamente Steven la miró y era claro que no podía quedarse callado.
— Oye que tienen con este perrito indefenso. Eso es maltrato —. Steven se encogió de hombros. El era un buen perrito que digo buen, Steven era el mejor perro. Fiel y cariñoso. Lo da todo por nosotros sin duda alguna. Y definitivamente esto nos hizo reír a todos.
*****
Ese día fue un poco raro y difícil. Jay continuó bien. Se recupera rápido pero aún esta en el laboratorio. Perdió mucha sangre y aún verifican los efectos que puedan surgir en su cuerpo la sangre de Sofi. Hasta ahora a estado bien, solo un poco débil por la perdida. Estará máximo una semana más en el laboratorio. Sofi salió en la mañana siguiente. Como si nada hubiera pasado. Esta muy bien de salud y por su valentía sus hermanos, Derek y yo la llevamos a comer todo lo que quisiera hoy.
— Oye comiste mucho helado sabes? —. Miller se reía de la pancita que se le formaba a Sofi por todo lo que había comido. Y si que era gracioso.
— Mía tienes un minuto? —. Nickolas se separó de Miller, Derek y Sofi haciendo que yo hiciera lo mismo.
— Claro, que sucede? —pregunté curiosa al ver las facciones de su cara.
— No te lo pregunté antes de ayer porque ya sabes fue un día muy ajetreado, pensé que no era correcto preguntarte en ese momento, pero Mía que pasó esa noche, quien hirió a Jay? necesito saber —. Nickolas preguntó mirándome fijamente a los ojos. Eso hizo que mi sangre hirviera por las venas. Mi cuerpo se sentía caliente y era obvio que tomaría venganza. Iría tras la maldita que lastimó a mi mejor amigo y juraba que no se la va a acabaría. Arrancaría cada parte de ella y se los daría a los vampiros de muerte.
— Estábamos hablando en mi cuarto cuando entro una chica vestida de blanco. Su vestido era largo, y estaba lleno de sangre. La chica era muy blanca parecía —Nickolas me interrumpió.
— Muerta —. Se tensó cuando lo dijo y apretó la mandíbula. Era verdad lo que decía Nicko la chica parecía muerta y lo dije mal ella no era blanca, su piel era grisácea podría jurarlo, parecía de cristal. Era como un fantasma, algo la estaba comiendo por dentro y parecía torturada.
— Si. Fue extraño. La haz visto Nickolas? —pregunté y el miró hacia el suelo buscando todo menos mi mirada.
— Ehh —. Fue lo único que salió de sus labios.
— Nickolas, habla ya —. No estaba molesta pero cualquier cosa me ayudaría para encontrarla. A ella y a su otra hermana.
— Si, son tres hermanas. Se dice que se unieron a los Vervat. Eran las vampiresas mas poderosas de todos los tiempos —. Nicko encontró mi mirada. — Hasta que naciste tu —dio un paso hacia mi y me sonrió.
— Porque sonríes? —pregunté. Como podía mostrarse sonriente en esta situación?.
— No creo que nazca alguien más poderosa que tu Mía Yaret Rubert Coronado. Solo que aún no te das cuenta de lo poderosa que eres, llegará el momento en que te desvistas de esa Mía del pasado —. Me sorprendió que Nickolas dijera eso, pues yo pensaba que ya lo había hecho. Pero era cierto aún era cobarde y todavía no conocía todos mis poderes. Me despojaré de esa Mía, esa que fue una niña inocente. No tendré compasión de ningún maldito chupa sangre que quiera atentar con la Rebelión y ni pelo de tocar a mi familia incluyendo a mis amigos que son parte de ella.
— Ya veras —dije calmada y con mi alma inflada. El entendió que quise decirle así que guardo silencio y solo sonrió cuando un mensaje le llegó. Su cara fue de asombro, algo terrible había pasado. Levantó su celular hacia mi. Un mensaje de Steven
*Un perro orino las gomas de tu carro y no fui yo*. Catalina no te quería decir nada pero no quiero que me culpen de nuevo estoy cansado de lavar gomas, la tienen con este pobre lobito*.
No pude evitar echar una carcajada. Esto era increíblemente gracioso.
— Cookie —dijo Nickolas apretando la mandíbula. Se estaba enojando. Nickolas con sus gomas y aros es muy cuidadoso y que estuvieran orinadas eso para el era el fin como el de todo chico.
— Es un animal —dije riendo. Solo era un perrito es lo que hacen.
— No lo justifiques. Nos vamos. Nunca debí comprarle ese perro —. Habíamos venido en el auto de Miller porque era más grande y cómodo. Además a Sofi le gustaba más. Nos fuimos al instituto que es donde el auto de Nickolas estaba estacionado. Al llegar vimos a Ryan y a Axel peleando con unas espadas, al parecer practicando. Espadas?. Era raro porque jamás los había visto con espadas. A ninguno. Cuando Ryan nos vio dejó de mover la mano en la que sostenía la espada y se quedó viéndome como si no hubiera nadie más. Si a muchos les parecerá patético pero a mi me encantaba esa mirada y esas pequeñas pecas.
— Oh hey —dijo Axel mirándome de arriba hacia abajo. — Vaya no has tomado mi consejo —Axel comenzó a reír y se acercó.
— No se te pasa ni una —. Axel solo decía la verdad. No podía seguir actuando como una humana normal porque ya no lo era. Pero me daba miedo abandonar todo eso que algún día fui y ver a Amber que se le hacía tan fácil vestir como una hechicera y portar todas esas sortijas en los dedos. Yo con suerte puedo andar con mi arco y con mis alas que las llevo por obligación. Aveces no las controlaba y aunque me encantaban no las había pedido.
— Sabes que no — Axel sonrió y miró a Ryan que seguía algo embobado.
— No la molestes así esta perfecta —dijo sin apartar la vista de mi, cosa que me provocó escalofríos. Su mirada misteriosa y coqueta penetraba en la mía. Era tan raro. Tan fuerte lo que sentía en ese momento, era como si Ryan me estuviese transmitiendo rabia, fuerza, confianza y maldad era como si realmente me estuviese pasando algo de Mathew.
— No te preocupes Ryan, le demostraré a Axel que puedo parecer mas vampiresa que el y vistiendo de rosa —reí. — Nada mas de verme sentirá algo de miedo —. Reí de nuevo.
— Así me gusta —. Axel tenía unos ojos hermosos y hoy fue que vine a darme cuenta de lo realmente guapo que era.
Fui directo a mi habitación y luego a mi armario. No solo quería que me temieran por ser una vampiresa poderosa si no que quería que me recordaran por la chica que revolucionó toda una nación de revelados. Rompiendo moldes de asesinos y patrones como los que Miller tuvo que soportar en su vida. Quiero que me vean y digan que yo soy la chica que se llevó el miedo y que ahora tienen una esperanza por la que luchar. Guardaba esta ropa en mi armario en un espacio muy escondido. No esperaba ponérmela porque nunca fue mi estilo pero ahora es distinto. Mathew dijo que el día que me la pusiera el celebraría en donde estuviera el nacimiento de La chica vestida de negro.
Me bañé y me vestí y ya sentía la sangre hervir y aunque era algo muy raro sentía como mis ojos cambiaban de color. Desde la transformación nunca me había pasado. Pero de solo pensar que ahora empezaría la búsqueda de la que casi me arrebata a mi mejor amigo todo mi cuerpo sentía emociones y sensaciones extrañas. Fui en busca de Benni para verificar si el tenía algún tipo de información para que me llevara hasta la chica muerta. Respiraba algo agitada porque sentía algo de furia y eso salía por mi capa. Sentí miedo, un temor inexplicable pero yo no sentía miedo yo me sentia preparada. Miré a mi alrededor y los estudiantes del instituto me observaban asustados como si estuvieran viendo a la muerte. Sus emociones yo las estaba sintiendo. Llegue hasta donde estaba Benni que hablaba con Axel. Cuando Benni me vio se desapareció su sonrisa.
— Benni — Axel me miró y sonrió.
— Me has sorprendido —dijo Axel sonriendo.
— Mía que te sucedió? —preguntó Benni.
— Soy una vampiresa como que, que me sucedió? —sonreí al ver el rostro de Axel.
— Así se habla —. Axel de verdad deseaba este cambio en mi. Pero mi pensar seguiría siendo el mismo. No importando cómo me vistiera o luciera físicamente mi meta era la misma, salvar al inocente. No importando que llevara puesto mi arco siempre sería mi arma.
— Vengo a pedirte un favor, necesito que rastrees a las hermanas Winzlis —. Axel abrió los ojos y Benni comenzó a toser como si le faltara el aire.
— A las hermanas Winzlis? estas bromeando verdad? —preguntó Axel con el entre cejo fruncido. Bromeando yo?, yo jamás bromeo. Estaba seria, no me reí, no cerré los ojos ni deje de respirar.
— Lo dices enserio? ellas quieren matarte debes estar loca o queriendo morir —.
No era yo la vampiresa mas poderosa?.
— No pregunté si ellas querían matarme eso ya lo se. Solo dime donde están —. Benni miró a Axel y luego a mi. Su cara era de terror.
— Mía —comenzó a decir Axel pero yo lo interrumpí.
— No crees en mi verdad? —dije sin sentir remordimiento o tristeza.
— No es eso, eres mi amiga sabes que si te pasa algo el grupo se muere. Eres la esperanza de la rebelión. Yo confió en ti tu lo sabes, pero si dejo que vayas alla tus hermanos me mataran —. Axel parecía preocupado pero en ese momento no me importó mucho ya que lo que yo quería era matar a las hermanas Winzlis, eso era lo que me importaba en ese preciso momento.
— En el sur del bosque —dijo Benni mirando al suelo.
— Benni —grito Axel mirándolo con el entre cejo fruncido.
— Axel, mírala esta preparada para esto y mucho más, además sus hermanos no podrán matarte si ella te mata antes —. Axel suspiró profundo y peinó su cabello hacia atrás el cual era tan lacio que regreso a su lugar anterior.
— Bien bien, solo ten cuidado se rumorea que andan en plan con los Vervat —. Axel no estaba encantado con mi plan pero no me importaba. Tenía una misión y la cumpliría.
— Les pediré otro favor —dije seria y calmada.
— No prometo quedarme callado Mía tus hermanos se enteraran de todas formas —dijo Axel cruzándose de brazos. No dije nada solo di media vuelta y me fui directo a la habitación de laboratorio de Jay. Entre sin tocar, el estaba viendo television, algún tipo de programa de esos en los que se involucraba mucha sangre. No sería eso una tortura para el?. Vi que se estremeció en un escalofrío.
— Mía ? —preguntó como si no me reconociera.
— La misma que viste y calza —. Quité la capucha de mi cabeza y lo miré a los ojos.
— Mi Mía, wao eres tu. No sabes todos los años que espere para ver esto —sonreí. Esta era la misión de Jay, en esto era en lo que el tenía que convertirme.
— Como estas? —pregunté.
— Muy bien, gracias por salvarme —. Desde ese día no había venido a ver a Jay no me sentía preparada para verlo hasta hoy. Lucía un poco cansado y eso arrugaba mi corazón.
— Perdón por no venir antes —. El sonrió con esa sonrisa llena de amor por demás.
— No te preocupes yo te conozco y sabía que no vendrías aún, pensé que tardarías más —. Jay se acomodó en la camilla, se veía un poco más blanco y su cabello estaba más claro.
— Vengo a decirte que iré al sur del bosque no se cuando regrese —. No dije nada más y hubo un silencio en la habitación.
— No tienes que hacerlo ya estoy bien —dijo después de algunos segundos o tal vez minutos.
— Aun así, lo haré —.
— Te amo, intenta regresar con vida, no me gustaría pasar el resto de mi vida sin ti —dijo Jay sonriendo. El mundo envidiaría nuestra amistad.
*****
Ya estaba oscureciendo cuando me dispuse a salir del instituto. Y lo vi, vi a Mathew recostado de la pared de la entrada.
— Y bien a donde vamos? —preguntó sin mirarme.
— Yo al sur del bosque, tu a dormir —. Mathew comenzó a reír.
— Sabes que no dejaré que te vayas sola. De todos modos llegaría a donde estás en un abrir y cerrar de ojos —. Mathew tenía toda la razón así que no discutí nada con el, simplemente dejé que me siguiera.
— Bien —. El me miró y sonrió. Sus colmillos estaban afuera.
— Tus ojos —.
— Mis ojos que? —pregunté caminando a su lado.
— Están color rojo —. En ese momento los de el se tornaron rojos también.
— Es la primera vez que me pasa —.
— Ahora si princesa —. Su voz sonó tan sexy que como siempre me dieron ganas de besarlo.
— Ahora si que? —pregunté sin mirarlo.
— Eres la chica vestida de negro —sonreí.