Crown

By SamR_16

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Liah, princesa de Evigheden, próxima monarca del reino más grande y poderoso conocido hasta la fecha. Luna, p... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capitulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
XIV
XV
Recuerdo I
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L (50)
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Epílogo

Capítulo XX

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By SamR_16

SIGLO ANTIGUO

PALACIO REAL DE EVIGHEDEN

LUNA'S POV:

Una de mis cosas favoritas estando en el palacio era tomar mis paseos vespertinos entre los extensos jardines del patio trasero. A simple vista parecía un lugar sin salida, pero luego de varias veces recorriendolos memorizabas cada parte y que no era tan difícil.

-Su Alteza, no sabía que se encontraba por aquí.

Me giré al escuchar la voz femenina proveniente del centro del jardín. Incline mi cabeza al ver que era lady Keyla. Por primera vez, la veía pasearse sola.

-A veces necesitas escapar de los pasillos de un palacio tan grande.

Comente. Ella se acercó y decidió por su cuenta hacer el mismo recorrido que yo. Preferí no prestarle atención a su presencia y intentar salir más rápido de lo normal. Sabía que en cualquier momento empezaría a hablar cosas sin mucho de mi interés. Era tan parecida a Esmeralda.

-En dos días vuelvo a mi pueblo.

La miro de soslayo y asiento sin saber precisamente el por qué de sus palabras.

-¿Cómo lo lograste?

Me detuve y la miré confusa. ¿De qué hablaba?

-¿Qué cosa?

Rió y se cruzó de brazos. Su cuerpo se veía tenso. Suspiré esperando que no fuera nada extraño.

-Cómo lograste capturar a la princesa más codiciada de todos los pueblos.

Humedecí mis labios y negué lentamente antes de seguir mi recorrido. Definitivamente se parecía tanto a Esmeralda.

-Hey, te he hecho una pregunta.

Su voz sonó discriminatoria. Hable sin mirarla siendo lo suficientemente grosera.

-Y yo te estoy ignorando.

Pensaba salir de entre las flores, pero su mano sobre mi hombro derecho me hizo detenerme y girarme de mala gana.

-¿Cómo te atrevas a darme la espalda?

Alejé su mano de mi cuerpo. No estaba con las ganas de una discusión.

-Con el mismo atrevimiento con el que haz intentando besar a mi prometida.

Su rostro amargado cambió radicalmente a uno orgulloso. Apreté mi mandíbula al verla que se sentía ganadora al intentar besar a Liah y que al menos haya logrado alcanzar su mejilla.

-Así que sí lo viste.

Fue mi turno de cruzarme de brazos.

-No te hagas, Keyla. Tú me viste entrar.

Sonrío y se encogió de hombros.

-Al fin te diriges a mí sin tanta política.

Giré mis ojos. Realmente era fastidiosa. Ahora entendía porque era tan cerca a Esmeralda de pequeñas. Tristemente les había visto crecer en mi palacio y siempre tuve que soportar sus malos tratos hacia mí.

-Cuando escuche que estaba prometida, imagine a cualquier. Hasta pensé en Esme, pero, ¿tú?

Apretó sus labios para detener una risa. Ella se estaba gozando, pero yo solo quería borrarle aquel rostro tan divertido.

-Debiste de verle la cara al enterarse que Liah me prefirió por encima de ella. Fue el mismo rostro que tú tuviste al verme en aquel pasillo.

Sonreí al ver que su rostro se transformaba por completo. Casi pude ver como salía humo de su oídos.

-Tú no te la mereces. Ni siquiera sabes qué hacer como esposa.

Me encogí de hombros.

-Aún así, ella ha decidido comprometerse conmigo. ¿Me dejarás en paz o correrás a decirle a mami?

Me burle. Era tan normal que siempre corriera a ella para sentirse protegida. A veces me preguntaba que pensaba hacer cuando se casara y su esposo la maltratará por ser tan creída. No le deseaba el mal a ninguna mujer, pero eso no quitaba el hecho de que los maltratos eran tan normales hoy en día. Además, tener otra pareja o hijos con otras mujeres tampoco era tan malo para los ojos de los demás.

-Realmente deseaba ser tu amiga, Luna, pero si me tratas así.

Reí sin ánimo y la señale sin miedo.

-Lo último que tú quieres es ser mi amiga. Seguramente buscarías cualquier oportunidad para meterte con mi prometida.

Se hizo la ofendida colocando su mano derecha en el corazón y abriendo su boca. Giré mis ojos nuevamente.

-¿Cómo me crees de tal suceso?

-Como si no te hubiera visto ayer intentando besarla.

Suspiré y volví a retomar mi camino.

-Mantente con las manos quietas o haré que te vayas en una noche y no en dos.

Advertí sin mirarla y finalmente saliendo de los jardines. Aún podía seguir sus pasos detrás de mí.

-No tienes tanto poder aquí dentro, Luna.

-¿Me quieres poner a prueba?

Cuestioné antes de que algún guardia nos escuchará. Ellos tenían la obligación de rendirle cuenta de cualquier cosa a Liah.

-¡Ah! Antes de que se me olvide, ¿podrías dejar de hablar tanto en la cena? A duras penas comes de tanto parloteo.

~•~

-Y así fue como adquirí ésta marca.

Deslicé mi dedo sobre la piel sobresaliente en el antebrazo de Liah. Se sentía más delicado del resto de su piel.

Todos en la mesa mantenía su atención en las palabras de Liah, mientras yo era la única que tenía la posibilidad de tocar la marca de la cual hablaba.

-Eso es nada a comparación de las mías.

La voz de Oxford hizo desviar todas las miradas a él. Hoy era la segunda vez que lo veía en el palacio y me parecía un buen hombre. Suponía que debía serlo al tener la confianza y amistad de mi prometida.

Nuestras comidas habían sido retiradas de la mesa y estábamos compartiendo diferentes historias acerca de nuestro pasado. Al fin lo habíamos logrado, ya que, Keyla no había abierto la boca para más que responder a las preguntas que se le hacía. Liah más de una vez había intercambiado una mirada confusa conmigo al ver el comportamiento de la futura duquesa.

Baje mis manos a mi regazo, dejando de tocar a Liah. Sin embargo, ella bajo su mano de igual manera y entrelazo nuestros dedos bajo la mesa sobre mi regazo. Sonreí al tener su mirada en mí y luego dirigimos nuestra atención al soldado.

-No se las puedo mostrar porque está en mi abdomen, pero tomó varias suturas. La obtuve en batalla por el roce de una espada. Si mi compañero no me hubiera protegido justo ahora no estaría aquí. Allí mismo fue cerrada sin mucho cuidado para que siguiera luchando.

Sentí el ligero apretón de Liah. Coloqué mi otra mano sobre la suya y acaricié su dorso.

-¿Y no se infectó?

Keyla pregunto y por primera vez no me pareció tonta su pregunta. Realmente tenía la misma duda.

Oxford negó y sonrío.

-Por suerte, no. Al terminar con los enemigos de la zona fui el primero al ser atendido. Digo, ser amiga conocida de la monarca me da cierto lujos en el campo de batalla.

Todos reímos. Aún que, Liah se veía un poco tensa. Tenía entendido que a ella no le agradaba la idea de tener a Oxford lejos de casa y que se había escapado para entrar a las filas militares.

Después de unos minutos más de compartir historias, Liah decidió retirarme y pedirme que la acompañará. Todos los demás se despidieron y se quedaron en mesa.

Seguí a mi prometida hasta fuera del palacio.

-Te ves realmente preciosa esta noche, Luna. Tendré que mandar a hacer más vestidos como éste para deleitarme con tu presencia.

Sonreí y sentí mis mejillas tornarse calientes. Algo demasiado normal cuando escuchaba decirme algún alago.

Beso mi mejilla y volvió a caminar hasta llegar muy cerca del pueblo. Había un pequeño muro hecho de barrotes de hierros que hacían separación de los puntos límites del palacio.

-Sé que no hemos compartido muchos momentos juntas. Por eso, quiero invitarte a un picnic mañana para el mediodía. Antes de mi reunión con los participantes de la Unión. Ya sabes, salir de aquí y irnos a un lugar solas.

Sus manos estaban entrelazadas con las mías mientras hablaba. Al terminar sonrío y espero a mi respuesta.

-Eso suena muy bien, Liah. Por supuesto que deseo ir contigo.

Sonrío y me beso rápidamente antes de señalar hacia el pueblo que se veía realmente bonito y grande a la luz de la luna.

Habían algunas personas que se paseaban frente a los barrios y que claramente nos veían. Todos se inclinaban y saludaban a ambas. Para nuestra suerte, jamás se acercaron y mantenían una distancia. Aún que, habían varios guardias a nuestro alrededor y por fuera del perímetro.

-Aún estando desde aquí no logro visualizar el final del pueblo.

Liah rió a mi lado.

-Son varios miles de metros, Lu. No lo logras ver ni con lupa.

Comentó mirándome graciosa. Asentí y me acerqué a ella. Hacía bastante frío y ella parecía no importarle.

-¿Estás lista para tu discurso mañana?

Suspiro audiblemente y nego dejando caer sus hombros.

-Podría crear una guerra. Estoy un poco ansiosa.

-Seguramente muchos estarán de tu lado, Liah. Muchos creen en ti, como yo.

Acaricie su mano. Ella asintió.

-Cambiando de tema, ¿Haz pensado en tener damas de compañía? No quiero tenerte cautiva en este palacio.

La mire sorprendida. Sabía que debía tener unas cuantas, pero ella me estaba pidiendo solo si lo había pensado.

-Lo he hecho y no estoy segura en el tema.

Me miró con su cabeza un poco ladeada y una bonita sonrisa. Se veía bastante relajada a comparación a cuando la voy a visitar a su oficina.

-Sí deseas tenerlas, solo dime. Podríamos conseguir a quien quisieras.

Sonreí y asentí segura.

-¿Tienes amigas en Calanthe?

Negué.

Las pocas chicas que conocí de mi edad eran muy diferentes a mí y siempre andaban pavoneándose de un lado para otro. No me sentía muy segura con ellas porque sabía que en cualquier momento podrían hablar mal de mí a mis espaldas.

-Entonces puedo recomendarte algunas damas que conozco que seguramente estarían encantadas de ser tu compañía.

Eleve mis cejas. Liah me veía de una manera tan diferente al resto.

-No quiero aprovecharme de tu lazos.

-Oh, no. Ellas han sido entrenadas para eso, solo han venido para que las tomara en cuenta para cualquier momento. Serán buenas contigo, lo prometo.

-Confío en ti, Liah.

Sonrió y asintió. Beso de manera suave mi frente.

-¿Entramos? Tienes la nariz muy roja.

Comento con una sonrisa. Reí y la tape con mi mano. Se sentía muy fría.

-Por favor, me estoy congelando aquí.

Entramos al palacio. Ella me acompaño hasta mi habitación de una manera tan gentil que la caracterizaba.

-Supongo que mañana nos veremos temprano. Te haré llegar la hora, ¿Si?

-Claro.

Sonrió.

-Descansa.

Sin más soltó mi mano y empezó a alejarse lentamente sin darme la espalda. Me apoye en la puerta y la mire fijamente.

-¿Esa es tu manera de dejar a tu prometida en la puerta?

Se detuvo y ladeó la cabeza, curiosa. Negué sin poder creer que siempre debía ser yo quien tuviera la valentía para este tipo de cosas.

-Ven acá.

Se acercó con rapidez y una sonrisa en el rostro. Tomé la solapa de su blazer y choque nuestros labios. Sentí su sonrisa en medio del beso. Sujeto mi cintura de manera suave haciendo que corriera por mi espina dorsal una corriente eléctrica. No tenía experiencia en besos, pero sin duda alguna sabía que los nuestros eran especiales y parecía que lo hubiéramos hecho millones de veces.

-Así se despide, Su Majestad.

Apenas me separé para hablar. Ella río y volvió a besarme. El beso era lento, gentil y de esos que recuerdas para siempre. Ella no se apresuraba y tampoco intentaba subir o bajar sus manos de mi cintura. Me hacía sentir segura y que jamás haría algo que yo no quisiera.

-Tomare nota, Alteza Real.

Ambas reímos y finalmente nos alejamos una de la otra. Arregle su blazer y mire un poco de mis labial en sus labios. Sería una manera muy clara de hacer saber que había estado conmigo. No podía permitirle que los demás la mirarán de más por aquellas marcas. Levanté mi mano y con mi pulgar limpie alrededor.

-Ahora sí, descansa.

Sonrió y asintió. Volvió a hacer el mismo gesto de irse lentamente sin darme la espalda. No pude retener la risa al verla que casi se tropieza con el pies de un guardia. La vi mirarlo mal por no decir nada y finalmente desapareció por el gran pasillo.







______________________________
Nota de la autora:

Aquí el segundo y último capítulo del día.

Espero que les haya gustado mi pequeñísimo regalo.

Les deseo una Feliz Navidad.

Aún así, no olviden su voto jaja.

Sin más que decir.

Nos leemos en el próximo capítulo.

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