Capítulo XXI

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SIGLO ANTIGUO

PALACIO REAL DE EVIGHEDEN

LIAH'S POV:

Veía las manecillas del reloj moverse con lentitud mientras caminaba dando vueltas en mi propia oficina.

Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo al pensar en la reunión de hace unas cuantas horas atrás. Había salido bien al comienzo, pero todo se fue transgiversando mediante los reyes compartían sus opiniones.

-Su Majestad, el secretario del pueblo Zúrich.

Suspiré y asentí dándole el permiso a mi secretario. Sabía que debía aceptar su reuniones, aún que, no estaban agendadas.

Tomé asiento antes de que entrará.

-Su Majestad.

Se inclino como saludo. Asentí notando que llevaba unas cuantas páginas en su mano derecha y con la izquierda un bastón que era muy típico hoy en día.

-Zúrich, supongo te haz enterado de todo.

Asintió sin mucho ánimo y dejo sobre el escritorio los papeles.

-Lamentablemente traigo malas noticias.

Quise golpear mi cabeza contra el escritorio, pero debía mantener una buena imagen y que aún estaba todo bajo mi poder. La verdad es que no tenía absolutamente nada bajo control.

-No será la última del día, Zúrich. Cuéntame.

Sonrío triste y empujó las páginas con algunas cartas escritas a manos. Fruncí el ceño, eran diferente tipografías. Mis ojos de inmediato se dirigieron a las firmas y noté que eran de los reyes de la Unión.

-Antes de cada uno irse, han hecho una votación acerca de quienes estaban a su favor y de quienes no.

Endurecí mi mandíbula.

Una votación sin mi permiso y sin mi supervisión. Ya tomaría cartas en el asunto a mi manera con cada uno.

-No es considerable la diferencia, Su Majestad. Aún que tiene más a su favor, no podemos pasar por alto que tiene aproximadamente a diez pueblos en su contra.

Deje las páginas sobre mi escritorio y apoye mi rostro en mis manos.

-El rey de Abacus, Allyson Youx ha sido quien propuso la idea de votaciones.

-Él ha sido quien ha empezado los comentarios en contra desde la primera reunión y hoy ha logrado su cometido.

Toma una bocanada de aire. Debía mantener la cabeza fría y no irme de frente y provocar algo peor.

-Dejaremos todo como está. Si él desea hacer algo en contra, deberá empezar él.

Informe. Sabía que él, siendo mi secretario, sería el encargado de pasar la orden a cada uno de los puestos dentro del pueblo.

-Haré un aviso a los soldados. No debemos ser ingenuos y no dejaré que nos tomen con la guardia baja.

Asintió creyendo en mis palabras.

-Los reyes a su favor la respaldaran siempre, Su Majestad. Son fieles y son los pueblos más grandes después de Evigheden.

Sentí un poco de alivio luego de eso. Al menos sabía que no tendría los más grandes en mi contra.

-Zúrich, que esta desgracia no llegue a los oídos de los pueblerinos. No podemos desatar la incertidumbre.

-Como ordene, Su Majestad.

Se puso de pies y se inclino en despedida.

-Estaré a su disposición en cualquier momento que me necesite.

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