Capítulo XI

1.5K 120 25
                                    

SIGLO ANTIGUO

PALACIO REAL DE EVIGHEDEN

LIAH'S POV

-¿Estás agonizando padre?- comento nerviosa. Esperando a que sea mentira.

-He sufrido dos paros cardíacos, Liah. No seré el mismo hombre de hace un año atrás ni aún que lo quisiera mucho- tose forzosamente sobre su cama -. No debo ser egoísta y esperar a morir para pasarte el trono. Si lo hacemos dentro de unos meses podría llevarte al altar y yo mismo poner la corona sobre tu cabeza.

-Ambos sabemos que eso es mentira- sonrío, el ríe negando -. El Padre jamás te daría ese honor.

Mi padre se encoge de hombros.

-¿En serio estás pensando en dejar todo en mis manos, padre?- cuestiono sintiendo un escalofrío por mi cuerpo -. Aún soy joven, debo aprender mucho y...

-Justo por eso te lo daré. Aún estoy vivo, tu madre también y así podremos ayudarte en cualquier duda o dificultad que tengas hasta que puedas manejarlo todo por tu propia cuenta.

-Lo entiendo, padre, pero siento que es muy precipitado...

-Es lo justo, Liah- habla con voz fuerte, respiro hondo -. Serás la Reina en algún momento. No esperaremos a que muera. Además, tengo entendido que tu, tal vez, esposa está allá afuera.

La sonrisa aparece en mi rostro de manera mágica. Mi padre lo nota y se ríe de mi tontez. Siento mis mejillas calentarse a una velocidad impresionante.

-Hablaré con tu madre acerca del tema- comenta, dando todo por finalizado -. No te niegas, ¿verdad?

No tenía opciones. Niego con mi cabeza. Aceptando mi destino y el de toda mi herencia.

Sería coronada Reina de Evigheden muy pronto y debía tomar mi posición como tal. Sería un cambio grande y brusco, pero nada era imposible. Había sido entrenada para esto y no sería la que haría caer al reinado que han forjado mis antepasados.

-Bien, ve con tu enamorada entonces.

Rió, poniéndome de pies.

-No es mi enamorada- le digo, caminado a la puerta -. Aún.

Salgo de la habitación escuchando su risa. Mi padre sabía, mejor que nadie, que había sacado su sentido del humor y su gran egocentrismo para momentos como estos. Sabía que podía tener a la Princesa Luna si así me lo proponía.

Los guardias se irguieron en seguida de verme. Camino por los pasillos hasta el comedor. Eran las cinco y media de la tarde y se debería estar sirviendo la comida.

Entro al comedor. Dos pares de ojos se clavan en mí. Mi madre y la Princesa Luna se encontraban allí. Inclino mi cabeza hacia ambas y me siento en la cabeza de la mesa.

La comida es servida y empezamos a comer en silencio. Hasta que mi madre habla, haciendo que ambas nos ahoguemos con la sopa.

-¿Ya son novias?

El guardia cerca de mí se acerca de inmediato entregándome el vaso de agua. Le agradezco tomando un poco. Veo a la Princesa Luna totalmente sonrojada.

Ni siquiera habíamos tocado aquel tema. Sabíamos que estábamos cerca de ver si ocurría algo, pero no habíamos llegado hasta aquel punto. Solo sabíamos lo necesario de nosotras y jamás habíamos hablado más de media hora.

-Madre- la miro fijamente. Mi madre sonríe nerviosa.

-Lo siento- murmura. La Princesa Luna sonríe nerviosa -. Solo estoy entusiasmada con la idea.

CrownOnde histórias criam vida. Descubra agora