Capítulo XVIII

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SIGLO ANTIGUO

PALACIO REAL DE EVIGHEDEN

LEAH'S POV

Golpeaba tranquila la madera bien pulida de la mesa frente a mí con la punta de mi dedo índice. Realmente estaba deseando que la hora de la cena terminará para irme a mi habitación y que nadie me molestará allí.

Habían pasado seis días desde que mi princesa Luna había vuelto a su pueblo y desde entonces tenía encima a lady Keyla. Ni siquiera mi prometida se comportaba así y la verdad es que me tenía estresada y sofocada. Más de una vez se lo había informado e advertido, pero parecía que estaba empeñada en hacerse notar frente a mí.

Justo ahora quien tenía el rumbo de la conversación era ella. En realidad, solo hablaba ella y los demás la escuchaban. Oxford estaba compartiendo la cena con nosotros hoy y también la duquesa Pilar. Ella portaba una sonrisa orgullosa al ver los comportamientos exagerados de su propia hija. Por el otro lado, Oxford se veía igual o peor irritado que yo. Seguramente pensaba que la cara bonita de lady Keyla haría que su comportamiento también fuera así, pero estaba equivocado.

-¿Un brindis?

Oxford vio la oportunidad al verla intentar tomar algo de agua y hablo para que ella no lo volviera a hacer. Levanté mi mirada de mi dedo índice y sonreí al saber que lady Keyla se quedaría callada por unos cuantos minutos. Tomé mi copa de vino y la levanté ligeramente. Ellos me siguieron y esperaron que brindaremos por algo en concreto.

-Brindo por la cortesía y buen corazón de Su Majestad la reina.

Mi viejo amigo hablo con una sonrisa en su rostro. Quise girar los ojos por lo ridículo que había sonado, pero preferí mantener la postura y sonreí llevando la copa a mis labios. Todos tomamos un pequeño sorbo y luego el postre fue servido. Al ver lo que estaba servido frente a mí, mi mente paso de inmediato a mi princesa. Era su postre favorito. Tarta de mora.

-¿Qué tal si después leemos algo, Su Majestad?

Mi sonrisa desapareció y fingí no escucharla. Ni siquiera había probado el postre y ya estaba hablando de nuevo.

-La reina Liah debe estar cansada, cariño. Mañana podrás hacerlo.

Para mí suerte su propia madre noto el ambiente y lo poco que estaba cómoda. Debía agradecerle luego, pero recordé que gracias a ella era que lady Keyla era de esa manera y preferí seguir sin levantar mi mirada. Decidida me comí el postre lo más rápido que pude y me puse de pies preparada para irme. Tristemente no del palacio, pero si por una noche.

-Su Majestad, ¿Podría hablar con usted acerca de nuestra partida?

Las palabras de la duquesa me alegraron de gran manera. Su partida de mi territorio sería un alivio inmenso.

-Claro, le haré un espacio mañana.

Incline ligeramente mi cabeza como despedida y salí de allí con grandes pasos. Sin pensarlo, Oxford me siguió aún con su plato en mano.

-¿Acaso soportarás tres días más con ellas aquí?

Golpeé mi frente con la palma de mi mano y me detuve en pleno pasillo. Algunos guardias estaban allí de pies a nuestro alrededor, pero ellos eran como estatuas y no tenían permitido hablar nada acerca de lo que escuchaban.

-Quisiera que fuera mas breve, pero esta empeñada en ver a mi madre.

Él río y palmeo mi espalda.

-Te compadezco. Hablando de tu madre, ¿Cómo está?

Suspire y seguí caminando. Si me detenía más del tiempo necesario Keyla podría aparecer en cualquier segundo.

-Mejor, ya come y camina durante unos ratos. Aún así, el doctor la mantiene vigilada y regularizada con antídotos.

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