Star Kids - Jojo's Bizarre Ad...

By ItoFuyo

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Mientras Giorno Joestar debe aprender a hacer amigos a preocupación de sus padres, Josuke Joestar se divierte... More

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 29.
Capítulo 30.

Capítulo 28.

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By ItoFuyo

Cuando Jolyne abrió los ojos, se encontraba abrazando a su querido delfín de peluche. La cama de su nueva habitación era muy cómoda, por lo que siempre le era difícil despertarse, su papi era quien le insistía por abrir los ojos y quien le hacía levantarse, pero esa mañana ella se despertó por sí sola.

La habitación que su papi hizo para ella le gustaba mucho, tenía muchos peluches y juguetes, su armario era de color rosa y ella misma lo decoró con estampillas de mariposa que la tía Elizabeth le había regalado el día que llegó a la ciudad, además tenía un pequeño librero con algunos cuentos, también un pequeño mueble al lado de la cama con una lámpara bastante bonita. Le gustaba su habitación y le divertía mucho pasar tiempo allí, pero a pesar de gustarle, cada mañana al despertar y darse cuenta que estaba allí, era un poco triste.

En el techo de su habitación en su casa con mamá tenía un colgante con mariposas, pero en la casa de papá no había nada parecido, solo un techo de color gris. Un color muy triste. Abrir los ojos y encontrarse con ese techo le hacía sentir mal, pero al mismo tiempo le hacía recordar que estaba en la casa de papá, así que su ánimo se reponía muy rápido.

Esa mañana Jolyne despertó y tras mirar el techo se sentó sobre la cama para tallarse los ojos. Se sentía muy bien, sentía que pudo dormir todo lo que quiso a diferencia de los días anteriores. Le pareció extraño que su papi no estuviera allí para despertarle, así que abrazando su delfín, bajó de la cama y salió de la habitación para ir a buscarle.

El lugar no era muy grande por lo que no tardó en llegar a la cocina, presentía que su padre estaría allí porque siempre preparaba el desayuno antes de ir a despertarle. Para su sorpresa había alguien más con su padre.

— Oh, buenos días Jolyne — Saludó el hombre pelirrojo de forma amable.

Jolyne parpadeó sorprendida al verlo allí. Recordaba que la noche anterior cuando se fue a dormir, él seguía allí, pero no se imaginó que se quedaría. Era la primera vez que alguien además de su papi y ella se quedaba.

— Jolyne, debes saludar apropiadamente — Habló Jotaro al notar que su hija no respondió al saludo.

— Buenos días, señor Kakyoin — Saludó sin salir de su sorpresa.

Kakyoin solo mantuvo su sonrisa. Junto a Jotaro se encontraba preparando el desayuno.

— ¿No vamos a ir al trabajo, papi? — Preguntó la pequeña.

— Hoy es sábado, Jolyne, hoy no hay trabajo —.

La niña abrió la boca con sorpresa al enterarse que era sábado. La emoción pronto brotó en su interior, se apresuró a subir a su silla y miró emocionada a su padre.

— ¿Qué vamos a hacer hoy, papi? ¿Podemos ir al parque? —.

— Ya tenemos planes, iremos a visitar a la familia —.

— ¿A la familia? —.

— Iremos a casa de la tía Elizabeth, toda la familia se reunirá para pasar el tiempo — Explicó sin apartar la atención de la estufa.

Jolyne recordó a todas las personas que conoció el día que llegó. Recordaba muy bien a la hermosa tía Elizabeth, también al gracioso tío Joseph y sobretodo recordaba a los primos Josuke y Giorno. Era la primera vez que los veía, así que se emocionó mucho y por ello su recuerdo se grabó muy bien en su cabeza. 

— ¡Sí! – Celebró estirando los brazos al aire. — ¡Quiero jugar con Josuke y con Giorno! —.

Kakyoin sonrió ante la emoción de la niña y le dio una mirada a Jotaro, quien fingió no mirarle.

— ¿Te gustan los panqueques, Jolyne? — Preguntó el pelirrojo.

— ¡Sí! ¡Me encantan! — Respondió llena de energía y alegría.

— Perfecto, espero que te gusten — Dijo acercándose a ella llevando consigo un plato de panqueques.

Jolyne miró con gran asombró el plato y los panqueques, pues estos estaban decorados con fresas y rodajas de banana dándole la forma de la cara de un león con su melena roja.

— ¡Waaa! ¡Qué bonito! — Exclamó con las mejillas sonrojadas.

— Me alegra que te gusten ¿Quieres un poco de miel? —.

— ¡Sí! ¡Mucha miel! — Estaba a punto de comenzar a saltar en su lugar por lo feliz que se sentía.

Kakyoin buscó la miel que el día anterior tuvo la prevención de comprar y rápidamente volvió para llenar los panqueques con miel. Mientras el pelirrojo se hacía cargo de la niña, Jotaro se ocupaba de servir sus propios desayunos.

— ¿Quieres jugo o leche? —.

— ¡Leche! —.

— De acuerdo —.

Jolyne estaba sumamente emocionada por su platillo, no dejaba de verlo y emocionarse. Ya antes había visto algo parecido en televisión, pero su mami nunca le preparó algo parecido, aunque sus panqueques eran los mejores porque los rellenaba de chocolate.

— Espero que te gusten, puedes comenzar — Kakyoin dejó el vaso de leche al lado del plato y le entregó los cubiertos de plástico.

Jotaro no tenía vasos o cubiertos de plástico o para niños en su alacena, en realidad eran pocos los cubiertos que tenía porque prefería utilizar palillos, así que tuvo que acompañarle a comprar toda la vajilla necesaria para Jolyne.

— Jolyne, Kakyoin se esforzó por prepararte el desayuno ¿No crees que deberíamos agradecerle? —.

— ¡Sí! ¡Muchas gracias, señor Kakyoin! —.

Kakyoin abrió un poco los ojos y la boca sorprendido al sentir un cálido sentimiento en su corazón al ver los brillantes ojos de la niña y su enorme sonrisa dirigidos hacia él.

— No hay nada que agradecer — Respondió sonriendo de forma gentil. Intentaba siempre tener un gesto gentil para ella.

Jolyne se dispuso a empezar su desayuno cuando notó que su padre tomaba asiento y entonces se dio cuenta que al igual que el día anterior, la comida de ellos dos era diferente a la suya.

Su papi y el señor Kakyoin tenían dos platos pequeños, en uno había algo parecido a la carne que no reconocía y en el otro los extraños huevos que su papá llamaba de una forma que ella no entendía ni podía decir. Además, no bebían café o leche, de nuevo bebían té.

La niña miró de nuevo su desayuno y aunque le seguía pareciendo muy lindo, no pudo evitar sentirse extraña al saber que de nuevo ella era la única comiendo eso. La emoción no volvió a ser la de antes.

El desayuno transcurrió de forma tranquila, Jotaro y Kakyoin sostuvieron una pequeña charla de adultos sobre sus respectivos trabajos y su rutina de la semana, incluían a Jolyne en ocasiones preguntándole acerca de la comida y de las cosas que le gustaría hacer con sus primos, así que fue un momento tranquilo.

Una vez que el desayuno terminó y los platos estuvieron limpios, fue momento de prepararse para salir. Jolyne fue enviada a lavar sus dientes, mientras su padre preparaba la ropa que usaría ese día. La niña seguía la rutina como de costumbre, pero estando en el baño se percató de que había un cepillo de dientes extra, pues hasta el momento solo había visto dos, pero ahora había tres. Se sorprendió un poco, pero no pensó mucho en ello al volver a su habitación.

Las preparaciones tomaron menos de 30 minutos, Kakyoin se hizo a un lado para que Jotaro se ocupara de la niña siguiendo el ritmo que tomaron en la semana, pensando en que así no se interpondría. Una vez listo les esperó en la sala de estar, donde Jotaro apareció en poco tiempo y seguido de él la pequeña apareció llevando consigo un cepillo.

— ¡Toma, papi! —.

Jotaro tomó el cepillo y prosiguió a peinarla cuando la niña se puso en posición frente a él, todo bajo la asombrada mirada de su pareja.

— Vaya, debo decir que estoy sorprendido —.

— ¿Ah? —.

— Sabes muy bien cómo peinar su cabello — Le miró sonriendo y soltando una pequeña risa. — Me asombra ver al serio doctor Kujo haciendo un par de trenzas y moños con tanta maestría —.

— Marina peina a Jolyne de esta forma desde que era muy pequeña, es su peinado favorito, tenía que aprender a hacerlo en algún momento —.

— Eso es verdad, eres muy bueno —.

Y aunque Jolyne no pudo verlo, sabía que su padre sonreía, pues le escuchó soltar una ligera risa, pero cuando se dio la vuelta para mirarle, él tenía su cara seria de siempre. Todo era muy extraño para ella.

Cuando todo estuvo listo, el trio salió del departamento y aunque Jolyne pensó que el señor Kakyoin se despediría de ellos para irse a su casa, no pasó así, pues cuando su papi paró un taxi él se subió con ellos, allí ella supo que les acompañaría a casa de la tía Elizabeth y eso le pareció más extraño aún.

Su papi había dicho que era una reunión familiar ¿Entonces por qué el señor Kakyoin iría con ellos?

La primera vez que Jolyne vio la casa de Elizabeth Joestar le sorprendió mucho, nunca antes había visto una casa tan grande y ahora que volvía a verla se sentía igual de asombrada. El lugar era muy lindo y muy grande, le parecía un castillo, incluso la puerta de entrada era más grande que ninguna que haya visto antes.

— ¡Jotaro! — Un alegre Joseph les abrió la puerta. — ¡Jolyne! ¡Kakyoin! ¡Sean bienvenidos! —.

El tío Joseph hizo una reverencia como si fuera un mayordomo y eso emocionó a Jolyne, aunque a su padre le pareció ridículo.

— ¡Vamos, entren! — Joseph se hizo a un lado para que pudiesen pasar. — Solo ustedes faltaban —.

Jotaro no dijo nada, pero el ligero tic en su ojo derecho les indicó tanto a Kakyoin como a Joseph que no estaba emocionado por ver a cierta persona.

Mientras era llevada de la mano por su padre, Jolyne miraba hacia todos lados, completamente fascinada con todos los detalles.

— Jotaro, finalmente llegan — Elizabeth, quien estaba sentada en uno de sus elegantes y caros sofás, se levantó para ir a recibirles. — Les estábamos esperando —.

— Buenos días, señora Elizabeth — Saludó Noriaki como el joven educado que era.

— Me alegra que nos acompañes el día de hoy, Noriaki — Expresó sinceramente la mujer, luego toda su atención se dirigió a la pequeña. Se agachó a la altura de la niña y acarició su cabello de forma cariñosa. — Hola, Jolyne, me alegra mucho verte —.

— ¡Hola, tía Elizabeth! — Saludó con toda la emoción que sentía de verle.

— Puedes llamarme, Lisa Lisa, está bien — Dijo continuando con su gesto.

— Iré a buscar a los niños, están en el jardín jugando con Danny — Dijo Joseph marchándose.

Kakyoin miró de reojo a su pareja, quien se había envuelto en un duelo de miradas con uno de los dueños del perro Danny.

— Hola, Jotaro, Jolyne, Noriaki, es un gusto verlos — Saludó Jonathan desde su lugar en la sala. Su sonrisa tensa develaba su nerviosismo ante el duelo que su esposo sostenía con su primo.

— Buenos días, Jonathan, Dio — Claro fue Kakyoin el encargado de saludar.

Jolyne miró a los dos hombres y saludó con la mano y una sonrisa. Tenía un buen recuerdo del tío Jonathan, era alguien muy amable y se comportaba como los caballeros de los cuentos de hadas.

— No se queden ahí, sienténse — Indicó Elizabeth volviendo a su lugar.

La sala era lo suficientemente grande para recibir a todos y que todos tuvieran un lugar donde sentarse, incluso sobraba espacio. Jotaro tomó asiento con su pareja y su hija llevándolos consigo sin apartar la mirada del esposo de su primo.

— Entonces ¿Cómo ha sido la vida de padre soltero, Jotaro? — Cuestionó Dio Brando, porque por supuesto sería él quien hiciera el primer movimiento.

Jotaro no respondió a eso, solo le miró.

— Jolyne se ve muy bien y luce muy feliz — Comentó Jonathan retomando la conversación de su esposo y llevándola por otro camino. — Me parece que ambos lucen muy felices —.

— ¿Es agradable estar con tu padre, Jolyne? — Preguntó la mujer.

— ¡Sí! ¡Vamos todos los días al acuario! — Contó con gran alegría.

— Es un lugar muy bonito ¿Cierto? — Siguió Jonathan.

— ¡Sí! —.

— ¡Aquí estamos! — Joseph volvió corriendo. Detrás de él llegaron un par de niños y un perro.

— ¡No es justo, papá! ¡Hiciste trampa! — Se quejó Josuke, pues su padre se adelantó en su carrera.

— ¡Claro que no! —.

— ¡Claro que sí! —.

— Sí hiciste trampa, tío Joseph — Secundó Giorno.

— Sí que has aprendido cosas en esa guardería, Giogio —.

— Estancia infantil — Corrigió Dio remarcando cada silaba.

— Cosa sea, Josuke, saluda a la pequeña Jolyne —.

Josuke dejó de lado sus reclamos a su padre para saludar a la niña. Su padre y su abuela le habían hablado de ella, le dijeron que era la hija del tío Jotaro y por lo tanto su prima, también que debía ser muy amable con ella y cuidarle como lo hacía con Giorno y por supuesto él no tenía ningún problema con eso.

— ¡Hola, Jolyne! — Saludó rápidamente con una sonrisa idéntica a la de su padre. — ¿Me recuerdas? —.

La niña asintió, pero se aferró al brazo de su padre.

— ¡Soy tu primo, Josuke! — Se presentó a sí mismo lleno de confianza, luego señaló al niño rubio. — Y él es Giorno, también es tu primo —.

— Hola — El pequeño rubio saludó con una sonrisa que hizo sentir muy felices a sus padres. El pequeño abrazaba a su juguetón perro.

— Estamos jugando con Danny ¿Quieres jugar? — Invitó Josuke.

— ¿Danny? — Preguntó ella ladeando la cabeza.

— Él es Danny, es mi perro, es muy bueno, le gusta mucho jugar — Dijo Giorno mientras su querida mascota respiraba con fuerza producto del esfuerzo que ya había hecho.

Jolyne se separó de su padre y con algo de duda se acercó hasta los niños y al perro. Acercó con lentitud una de sus manos a la cabeza del animal hasta finalmente acariciarle. El can respondió con un ladrido y se acercó al rostro de la pequeña para olerle y lamerle.

— ¡Jajaja! — Jolyne rio por las cosquillas que le causó la lengua del can.

— ¡Vamos a jugar! — Alentó Josuke.

— ¿Puedo ir a jugar con Josuke y Giorno, papi? — Jolyne pidió la autorización de su padre como sabía que debía hacerlo.

Jotaro asintió en silencio.

— ¡Vamos! — Josuke prosiguió a tomar una de las manos de la niña y comenzar a correr al jardín llevándosela consigo.

Giorno y Danny les siguieron para retomar la diversión. El jardín de aquella casa era muy grande, era el espacio perfecto para correr y divertirse con un perro.

Los niños se marcharon siendo supervisados por los adultos. Causaba un alivio y una alegría generales verlos llevarse tan bien. El día que Jolyne llegó a Boston no pudieron jugar mucho, pues la niña aún se sentía incómoda entre tantas personas nuevas, por ello era tan bueno que ahora se unieran para jugar todos juntos.

— Ahhh, esto me trae muchos recuerdos — Suspiró Joseph lanzándose de espaldas en el lugar al lado de su madre. — ¿Recuerdan cuando solíamos jugar así, Jonathan, Jotaro? —.

— Eran momentos muy agradables — Asintió Jonathan, quien conservaba esos recuerdos con cariño. Durante su infancia no tuvo muchos amigos, por lo que los recuerdos con sus primos menores eran muy preciados para él.

— ¡Nos divertíamos tanto! —.

— Hasta que hacías una tontería que terminaba arruinándolo todo y metiéndonos en problemas — Dijo Jotaro con toda la intensión de escucharse severo y molesto.

— Lo dices como si la tía Holly te hubiera castigado alguna vez por eso — Reprochó Joseph con indignación. — Esperen, ahora que lo recuerdo... ¡Yo era al único al que castigaban! —.

— Eras el único que hacía tonterías —.

— ¡¿Pero por qué?! — Joseph reclamó a su madre.

— ¿En serio crees que George pensaba que Jonathan hacía esas tonterías intencionalmente? — Le cuestionó con calma e inexpresividad muy similares a la de su sobrino.

Joseph frunció los labios y se cruzó de brazos como un niño haciendo una rabieta.

Jonathan sonrió con cierta gracia, mientras su esposo permaneció en silencio.

— Hablando un poco más en serio... ¿Cómo te ha ido esta semana con Jolyne, Jotaro? No hemos recibido noticias de ti hasta hoy — Preguntó el arqueólogo.

— Esperábamos que al menos nos llamaras una vez — Comentó Joseph.

Kakyoin sonrió ligeramente en un gesto de preocupación y miró a su pareja. Cuando se trataba de Jotaro, era mejor aprender a interpretar sus silencios, ya que rara vez daría una respuesta de forma oral.

— No te ves muy bien ¿Ha sido más difícil de lo que pensabas? — Cuestionó Joseph.

— Suele pasar cuando no estás preparado para cuidar de un niño — Se le escuchó decir a Dio en el tono arrogante y ligeramente burlón en el que siempre le hablaba a Kujo.

— Dio — Jonathan intervino pidiéndole algo de prudencia con la mirada.

El silencio se apoderó de la sala por unos momentos hasta que Elizabeth decidió intervenir como la cabeza de familia que era y como la persona con mayor experiencia de todos los presentes.

— Es evidente que siempre habrán inconvenientes, criar a un niño no es tarea fácil, pero tras ver a Jolyne el día de hoy puedo decir que ella está muy bien, su sonrisa sigue siendo tan brillante como el día que llegó e incluso puedo decir que un poco más — Miró fijamente a su sobrino menor. — Puedo afirmar que ella está muy feliz de estar aquí —.

Y aunque Jotaro no dijo nada, Noriaki supo que las palabras de la mujer lograron tranquilizar sus inquietudes, lo vio en su mirada.

— Y... Por cierto ¿Ya le han dicho sobre su relación? —.

Las miradas de todos se dirigieron a Joseph, la de su madre fue especialmente intimidante y le hizo arrepentirse de preguntar.

— A-Ah... Lo pregunto porque hoy llegaron los tres juntos, eso me hace pensar que Kakyoin pasó la noche en el departamento como cada fin de semana y por eso... —.

— Jolyne aún no lo sabe — Está vez Jotaro respondió con la voz. — Ayer fue el primer día que Kakyoin pasa con nosotros desde la semana pasada —.

— Decidimos hacer una prueba, empezar con pequeñas interacciones, pasar los fines de semana juntos, cenar y salir, para que así Jolyne se pueda... Acostumbrar a mi presencia — Explicó el pelirrojo.

— Esa es una sabia decisión, de hecho es lo mejor — Asintió Elizabeth.

— Hasta ahora ha dado resultados, Jolyne parece sentirse bien en presencia de Kakyoin y él hace un excelente trabajo con ella —.

El pelirrojo desvió la mirada con un ligero sonrojo. Aquello le pareció demasiado cursi a Dio.

— Es solo cuestión de tiempo, pero pronto se lo diremos — Dijo Jotaro confiando en ello. Una de las cosas que más quería era decirle a su hija sobre su relación para poder estar con su pareja tanto como antes.








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Hola!!! Saludos a todos nwn
Ya ha pasado un tiempo desde que dejo una nota aquí y en esta ocasión lo hago para preguntarles si les está gustando la historia o si tienen alguna pregunta. Me encanta leer sus opiniones nwn

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