El capricho de amarte

By nacaridportal

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Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo... More

Sophia Pierce.
Ser rara está bien
Una dosis de vida
¿Has sentido el dolor?
Al carajo el futuro
Las personas no queman
Te necesito a ti
Tú también eres una princesa
Detrás de las estrellas
Fabricantes de esperanza
Ojalá nunca te vayas
Concéntrate en mí 😏
Gracias por sostenerme Julie.
A veces necesitas irte
Conociendo Christopher
Del cielo al piso
Mi innegable verdad.
Mucho más que el dinero
Para: Julie
Sonrisas y dolor
Mi sueño es ella
Mi solución en su sonrisa
Adiós a las reglas
Universo para dos
11:11 mi deseo eres tú
Nunca vas a ser tú
Érase una vez
Ebriedad
Somos más que el dolor
Solo de ti
¡Tuya!
"No voy a abandonarlo".
En busca de un sueño
Destruyó a la princesa
El mundo perdido
La leyenda de las estrellas
Duerme conmigo
El hilo rojo
Asco de mí
"El paso de las lágrimas"
Nunca más voy a sentirme sola
Tú nunca vas a terminar
Epílogo
Fin
Escalera al cielo
¿FIN?
El Capricho de Amarte - SEGUNDO LIBRO - La sombras de Sophia Pierce
Y conocí a una princesa
El presente - Sophia Pierce
Tres meses antes - Sophia Pierce
No todo tiene un precio - Sophia Pierce
Hay tristezas que no se van
EL ABIERTO DE AUSTRALIA
MÁS QUE UN SIMPLE JUEGO
Se acabó el juego
La Diosa del caos
Caos en mi interior
Julie Dash - Pasado
Julie Dash - Pasado
Heridas que vuelven
Un nuevo comienzo
JULIE DASH - CÍRCULO VICIOSO
Cantándole a las estrellas
La fiesta del descontrol
Enfrentar los miedos
La maga
11:11 mi deseo sigues siendo tú.
Heridas que se vuelven a abrir
JULIE DASH - TORPEZA
Sophia Pierce - Querer en libertad
Julie Dash - Montaña rusa de emociones
No supe desear
JULIE DASH - Encontrando mi voz
Sophia Pierce - Mi vida sin ella
JULIE DASH - Después del placer
SOPHIA PIERCE - DOS MESES DESPUÉS
Sophia Pierce / Celebrando a Paula
Sophia Pierce - Almas que te salvan
JULIE DASH - Pequeña eternidad
TE QUIERO DE VERDAD
TE ESCOGERÍA A TI
TE QUIERO LIBRE
SUEÑOS QUE SE CUMPLEN
EN OTRA VIDA SERÁ
LA MAESTRA DEL SEXO
"SOY TU PREMIO"
JULIE DASH - NO SOY TU CHICA
JULIE DASH - DE NADA
JULIE DASH - NOCHE DE EBRIEDAD
JULIE DASH - VERDADES
LAS REGLAS SON LAS REGLAS
SOPHIA PIERCE - MILLONES DE EMOCIONES
SOPHIA PIERCE - PREMIO DE CONSOLACIÓN
LA ECUACIÓN DE DIRAC
JULIE DASH - DESPEDIDA
¿PODEMOS HACERLO DISTINTO?
SOPHIA PIERCE - INSTANTES PERDURABLES
QUIERO ESTAR CONTIGO MIENTRAS SANAS
Julie Dash - Antes del final
SOPHIA PIERCE - EL INICIO DE MIS PESADILLAS
SOPHIA PIERCE - NO SOY UNA ASESINA
SEAMOS SINCERAS
PENICILINA - SOPHIA PIERCE
5 MESES DESPUÉS
SOPHIA PIERCE - DEBO SOLTARLA, AUNQUE ME DUELA.
CONTINUACIÓN
¿GANARÍAS POR MÍ?
JULIE DASH - ANDREA VS SOPHIA
LA FINAL
KSENYA KHOKRYAEVA - LA ÚLTIMA VEZ
KSENYA KHOKRYAEVA - TU VIDA ES LA MÁS VALIOSA
JULIE DASH - LA ELIGIÓ A ELLA
KSENYA KHOKRYAEVA - MIS MURALLAS
JULIE DASH - "El Final".
SOPHIA NO TIENE FINAL
Para: los bebés del futuro De: Sophia Pierce
LIBRO 2 - JULIE DASH
Besar los Sueños
Cuando los conocí. Julie Dash.
Rotas en la irrealidad - Julie Dash
Para: Ksenya
Ksenya K. La vida sin ti.
Ksenya K - Cuando te conocí
Julie Dash - Realidad irreal
Julie Dash - Realidad Irreal
Julie Dash - Punto de inflexión
Julie Dash - Presente
Julie Dash - Ella está viva.
Julie Dash - Final "feliz".
Julie Dash - Después de todo, tú.
El sacrificio del peón - Julie Dash.
Sophia Pierce - Una mente sin recuerdos

Julie Dash -NO PUEDO VIVIR SIN TI

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By nacaridportal


-Me cago en tus putas reglas, ¡ábreme la puerta!

El guía sonrió con sarcasmo y negó con la cabeza.

-Vamos a disfrutar de un cuarteto, no podemos cortar la tensión de los demás -agregó Steven y casi vomito de solo imaginarlo.

-¡Mateo! O me abres la puerta o te despides de tu trabajo -gritó hacia su guardaespaldas que soltó a mi amiga Paula para acatar la orden.

No tuvo que hacer mucho. Su cuerpo era intimidante. El guía era flaco y no muy alto. Mateo podía destrozarlo y estaba dispuesto a hacerlo para conservar su puesto, o eso supuse cuando lo empujó contra la pared.

-Abrir la puerta sería lo más inteligente para ti en este momento -dijo Mateo y Steven corrió como un chiquillo asustado.

Vi que dio la señal por una especie de radio morado y pequeño y nos abrieron desde afuera casi al instante. Caminamos hacia la cabaña de Ksenya, o al menos, caminé hasta que perdimos de vista a los demás y Sophia le pidió a Mateo que me llevara en brazos.

-Nos drogaron -empezó a hablar Ksenya-. Lamento que te enteres así, pero...

-No quiero saber lo que hicieron, no me digas nada.

-Sophia...

-No -la interrumpió-. Quiero que salgamos de este sitio.

-No tenemos yate hasta mañana -señaló Mateo desde una esquina de la habitación una vez que llegamos.

Estábamos los cuatro, los demás no habían vuelto.

-Tenías que estarnos cuidando, confié en ti -le reprochó Ksenya-. ¿Cómo no te diste cuenta de que estaban drogándonos?

Él no dijo nada y bajó la cabeza.

-Te dije que debíamos traer a tu seguridad -le peleó Sophia-. Preferiste hacerle caso a Belén y ...

-Mierda, Sophia, ¡era una maldito retiro espiritual! Y trajimos a Mateo para cuidarnos. También vine armada, ¿recuerdas?

-Oh, vaya, ¿Mateo el gran seguridad que estaba todo excitado contigo y siempre te quiere follar en vez de cuidarte?

-No voy a permitirte que hables así de mí -Mateo habló fuerte hacia Sophia-. Ubícate en tu puesto, yo no trabajo para ti.

-A mí no me interesa que me permitas nada, eres un seguridad de mierda y si trabajaras para mí estarías despedido por incompetente -Sophia alzó la voz y nunca la había visto tratar mal a nadie.

-Al menos la cuido.

-¿La cuidas? ¿La cuidas, dices? -Estaba molesta, muy molesta.

Tenía mucho tiempo sin verla así y yo, en medio de esa pelea, comencé a masturbarme. Me cubrí con la cobija y empecé a hacerlo pensando que nadie me veía. Me ardía por dentro. La droga seguía haciendo efecto. En toda mi vida nunca me había sentido tan fuera de mí, tan impotente. Qué sensación tan horrible.

-La cuido más que tú, que estás pendiente de otra y se te olvida todo lo que Ksenya ha hecho por ti, malagradecida.

-Eres un imbécil, Mateo.

-Sophia te aseguro que tampoco eres de mi agrado.

-No la trates así, te he repetido varias veces que la respetes así que limítate, tampoco es mentira que has sido incompetente y despistado -Ksenya habló hacía Mateo y él cambió su actitud-. En cuanto a ti, ¿por qué no aprovechas y te coges a Julie en vez de hacerle un ataque de celos a Mateo? Estuve leyendo y aun no sé qué tipo de drogas pusieron, pero a ella le afectó más y mírala, parece un conejo follón, tocándose a sí misma.

Dejé de tocarme cuando sentí todas las miradas puestas en mí.

Carajo.

Qué vergüenza.

Lo siguiente que sucedió fue que me metieron en la tina, pero el agua estaba helada. Según Ksenya podía eliminar la calentura de mi interior y mis ganas de follar. Sophia se apiadó de mí y abrió el agua caliente unos minutos después, pero no se metió conmigo.

Se veía molesta.

-¿Me odias? -dije después de veinte minutos en la tina, cuando por fin mi cerebro comenzó a razonar mejor y perdí el deseo sexual.

Gracias, Dios.

-Nunca voy a odiarte. ¿Tuvieron relaciones?

-No. Ella paró la situación y no era yo, ni siquiera lo entiendo, no estaría con la tenista, no me agrada, y no lo haría por ti. Ni siquiera sé qué sucedió, me siento avergonzada de mí misma, yo... -Fui sincera y ella dejó un beso dulce en mis labios, interrumpiéndome.

-No estoy molesta por ustedes, Julie -la escuché hablar-. Si no hubieses entrado con Ksenya, si hubiese sido Belén, o el guía, o cualquiera... ninguno se hubiese dado cuenta de que estaban drogados. O tal vez podrían violarte. No sabemos qué clase de gente hay aquí. Fue un error venir.

Al final, salimos del baño y Ksenya nos dio las instrucciones. No podíamos hacer nada ni quejarnos mientras estuviéramos sin el yate.

Lo más inteligente era fingir naturalidad.

-Conozco a los grupos sexuales y estas prácticas parecen de adictos al sexo, no de personas de un retiro -habló ella-. Por eso me pidieron que no trajera a mi equipo completo de seguridad, o dijeron que el sitio era privado y no podían darnos la ubicación. No sé si tu amiga está enterada o si tal vez es cómplice. Caí y fui ingenua. Pero también tengo inteligencia emocional. Por años fui perseguida por un psicópata, y por otros años, fui parte, sin saber de lo que se trataba: de un grupo elitista de adictos al sexo. Yo pensé que solo era coger, y luego entendí que tenían esclavas, que hacían trata de mujeres y mucho más. No es una broma lo que voy a decirles así que, hasta que llegue el yate, no hagan nada. Escuchen mi plan y síganlo al pie de la letra. Sin errores. Nadie sabrá lo que está sucediendo.

Los tres asentimos y nos sentamos a escucharla. Cuando se me fue por completo el efecto de la droga, la vergüenza se instauró. Intentaba recordar lo que había sucedido en el cuarto de vapor, pero los recuerdos eran fugaces. Recordaba a Ksenya alejándome, y a ella vomitando. La recordaba tocándome, y luego parando. Mis recuerdos más claros eran desde que pisamos su cabaña. Pero si algo recordaba es que había cuidado de mí.

-Por seguridad, tú y tus amigos se mudarán a mi cabaña, solo Benjamín y Paula -sentenció al tiempo en que le entregaba la guitarra a Sophia-. Y tú, Sophia, quiero que cantes como si se te fuera la maldita vida en ello. Que nadie note que estamos sospechando y que cada paso que demos lo hagamos bien. No sabemos qué pretenden pero lo de hoy es de miedo. No estuvo bien.

Minutos después estábamos en una de las piscinas. Ksenya pidió un micrófono y una silla, que pusieron cerca de nosotros y Sophia comenzó a cantar. El resto del grupo no había llegado y Ksenya dijo que no importaba. Que empezara a cantar.

Belén y Britanny fueron las primeras en llegar. Luego mi amiga Paula y Benjamín que estaban discutiendo. Verlos pelear era extraño, pero siguieron discutiendo hasta que Sophia empezó la siguiente canción.

-Voy a empezar por una de mis canciones favoritas, se llama Cóseme, de Beret. Y es para esas ocasiones en las que amamos tanto, pero no sabemos si a nosotros nos aman igual.

Yo sé que me miras, pero no me ves
Yo quería tu parte, no partirme en 100
Tú prefieres aquí quedo, a quédate
Yo prefiero antes la herida que la piel

Yo digo mañana todo saldrá bien
Tú sigues diciendo: no olvido el ayer
A ti te siguen matando dudas
Y yo con alma desnuda, diciéndote: vísteme

Solo dime cuando, no me digas dónde
Miraremos juntos el mismo horizonte
Vamos dando saltos sin tener un norte
Solo somos fuerzas juntas que se rompen

Y aquellos planes que no hicimos
Porque sé que no hay destino alguno
Que nos siente bien
No es contigo en el camino
Es caminar solo, conmigo, y que te vengas tú, también

Quiero bailar con la suerte y que me diga
Que se viene, aunque ya me pise los pies
Y a un solo error de acertar, parece qué te fallé

Y así fue, que siempre me empeño en volver
Sabiendo que puedo perder, sabiendo muy bien que se rompe
Sabes qué, te estoy diciendo cóseme
Que cierres lo que abriste bien
No que hagas como que te escondes

Solo dime bien, si me quieres, ¿cuánto? Porque ya no sé
Dices no es pa' tanto, pero pa' mí lo es
Y, ahora, dime ¿salto o me quedo en tu piel?

Ella no estaba mirando a nadie en específico. De nuevo su mirada estaba caída y respiró profundo antes de pararse a cantar la siguiente canción. Todo se trataba de un plan, pero sentí sus palabras reales y la tristeza que emanaba de su piel.

-No importa cuántos partidos gane, o cuántas carreras universitarias hagamos o dejemos de hacer. No importa el reconocimiento, ni aquello que hagamos en esta vida si al final, en las noches, estaremos tristes, o si usaremos ese poder para lastimar. No importa cuántas veces sientas que lo lograste, si no estás bien con tu interior. No importa cuántos viajes hagamos, a cuántos lugares vayamos si lo hacemos para «pretender» cuando todo se ha centrado siempre en «ser». Esta canción no la escribí yo, pero es como si alguien la hubiese escrito para mí. Y es un mensaje claro para aquellos que van por la vida lastimando. Somos más que humanos, nuestras almas tienen memoria y al final... estamos aquí para mejorar. Este viaje ha sido un subidón de emociones, pero todos los que están aquí... incluyéndome, tenemos una oportunidad de hacerlo mejor.

Ojalá - Beret

Yo necesito ganas, no querer ganar
Y si algún día perdiese mi miedo a perder
Me duele haber corrido para no llegar
Ahora sé que el camino es la meta, también

Ya me crecieron miedos que nunca eduqué
Y me sé las respuestas, por no preguntar
Ya sentí como nadie, cuando tuve el bien
Y lloré como todos, cuando algo se va

Nadie te enseña a ser fuerte, pero te obligan
Nunca nadie quiso un débil para confiar
Nadie te enseña los pasos en un mundo que
Que te obliga cada día a poder levantarte y caminar

Donde fuiste tan feliz, siempre regresarás
Aunque confundas dolor con la felicidad
Y ya no seas ni tú mismo, pero pienses en ti mismo
Y eso matará

Y ojalá nunca te abracen por última vez
Hay tantos con quien estar, pero no quien ser
Tan solo somos caminos que suelen torcer
Miles de complejos sueltos que debemos de vencer

Ojalá sí te aceptasen por primera vez
Y entendiesen que es que todos merecemos bien
Que no existe una persona que no deba de tener
Ya que somos circunstancias que nunca elegimos ser

Confianza nunca volvió con el tiempo
Y el fruto de mi vida no se basa en lo que tengo
Y si todos los instantes pudiesen pasar más lento
Si acaso dudarías, esta vez, en el intento

Y si entendiésemos que, sí, somos perfectos
A pesar de borrones que quieran manchar el lienzo
Todo es una suma, aunque eso no lo piense el resto
Una cosa es lo que soy, y otra, tan solo lo que muestro

Que yo ya no temo perder, sino dar por perdido
Que yo ya no quiero vencer, sino estar convencido
Que mucho antes de estar contento debo estar conmigo
Que voy a mirar a la soga pa' decir le sigo

Que voy a parar de exigirme to' lo que me pido
Y voy a aprender a aceptar lo que nunca consigo
Que voy a parar de culparme, mentirme, fallarme
Decirme tarde, verdades que necesito

Porque, también, dediqué tiempo a quien ya no se acuerda de mí
También, pegué los trozos de lo mismo que después partí
Tampoco me he entendido y, he entendido, que eso será así
No he estado confundido, he estado fundido con lo peor de mí

Me he mudado a problemas y he querido ser feliz allí
Y he dado vuelta' en círculos por no quitarte en medio a ti
He preguntado a todos, para poder definirme a mí
¿Cómo decirle, a un río, que se pare y deje de fluir?

Ella se veía tan bien cantando, lo hacía con tanta intensidad, con sus ojos fijos en la nada, y en ocasiones en Ksenya, y otras en mí, pero casi siempre al vacío. Con sus dedos tocando la guitarra y su voz preciosa adornando el espacio. Hasta Britanny la veía con intensidad.

-Esta canción se convirtió en un himno, porque durante muchísimo tiempo lo único que quería era eso, ser algo para alguien. No para mí, sino para alguien. He estado atravesando montañas en mi interior, viajes infinitos que parecen no tener retorno, buscando dar lo mejor de mí para las personas que tengo a mi lado. Después de un tiempo pensé que era incorrecto, pero... al final no lo creo. Es bonito marcar la vida de quienes amas. Que después de ti sientan que algo mejoró o cambió, o sencillamente... sepan que estás allí para ellos, pase lo que pase. Esta canción se llama: Someone to you - Banners.

-¿Podemos compartirla? Yo la tengo todo el año y tú los festivos, ¿trato? -escuché la voz de Ksenya cuando Sophia terminó de cantar y le volteé los ojos.

No iba a caer en su juego, no le respondería nada, o ese era mi plan hasta que me empujó a la piscina.
Me alegré de que Paula la empujara a ella.

-¡El equipo Juls gana! -gritó mi amiga antes de lanzarse de platanazo.

Había vuelto su humor, lo que significaba que había arreglado las cosas con Benjamín. Sophia terminó su concierto y se quitó la ropa para lanzarse de clavado a la piscina. Cuando por fin salió a la superficie la escena fue épica. Yo estaba a un lado y la tenista al otro.

Ella debía decidir hacia cuál lado ir.

Nos ignoró a ambas y siguió nadando hacia Paula, una manera inteligente de proceder.

Pasamos la noche en la piscina y ordenamos hamburguesas con papas fritas, no hubo conversaciones profundas, y estuvimos siguiendo el plan de «fingir normalidad» que había propuesto Ksenya.

Después de un rato, nos mudamos a la cabaña de Sophia y la tenista habló hacia nosotras:

-Tal vez no son tan malos, y exageré, ¿vale? Los efectos de las drogas incluyen la paranoia. Seguro es un estúpido retiro que tiene como objetivo tener orgías, pero... igual apenas llegue el yate nos vamos -puntualizó la tenista, mientras nos acomodaba en las camas y nos decía cuál sería la habitación de Paula y Benja.

Se quitó la ropa delante de nosotras, pero también estaba Mateo en la habitación. Se desnudó sin ningún tipo de pudor y fue hacia el baño.

¿Siempre era así de exhibicionista o lo hacía solo para darme celos?

La situación entre Sophia y yo estaba rara, y teníamos que hablar. Era el momento. Debía aprovechar que Mateo se fue de la cabaña y Ksenya estaba bañándose.

-Ya Belén me había dicho lo de tu intento de suicidio, y si vamos a ser sinceras, quiero que sepas que toda mi estupidez de los últimos meses, fue por el miedo a perderte. Estaba paralizada porque pensé que un día cualquiera podías desaparecer. No supe canalizar lo del Roraima fusionado a tus pesadillas. Tenía pánico.

-¿Desde hace cuánto lo sabías? -preguntó.

Estaba pálida.

-Desde hace mucho.

-¿Por qué nunca me lo dijiste?

-Porque te correspondía a ti y lo importante es que no me importa, pero...

-Te importó.

-Me importa que estés viva.

-Cualquier día puedo morir y tú también.

-Sabes a lo que me refiero, Sophi.

-Sé y lo entiendo. No vamos a buscar culpables entre nosotras, pero si existiera alguna, sería yo.

-El problema ahora no se trata del pasado sino de tu presente. ¿O quieres tener dos relaciones simultáneas?

-¿Qué quieres decir con eso? -preguntó Sophia, y el nerviosismo se apoderó de mí.

-Que si quieres volver a estar conmigo, no puedes estar con ella -hablé pausada, expresándome por primera vez y siendo honesta.

Necesitaba comunicarle lo que sentía.

Quería volver a comenzar, pero no así.

-No estoy con ella.

-Tuvieron sexo.

-Ella misma me lo dijo antes de llegar al viaje, me dijo que viniera a recuperarte, que solo habíamos tenido sexo, que no le rompería el corazón y me dijo también que ni siquiera fui su sexo más impresionante, que mejor lo hace Mateo, es decir... no es como si me ama. Me quiere como amiga y nunca me separaré de ella de ese modo. Te confieso que yo también pensé que le gustaba, pensé que había algo... pero sus palabras fueron estas: «no te amo así, solo te amo como a una amiga. Cogimos dos veces, a Mateo me lo follo todas las noches y sigue siendo eso, mi empleado».

Ksenya salió del baño ignorando nuestra presencia y luego de vestirse salió de la habitación, sin decir ni una palabra.

¿Nos había escuchado?

-No quiero que te separes de ella, quiero saber si estás lista para estar conmigo, o...

-Quiero estar lista para estar conmigo, quiero comenzar mis terapias y poder pasar por ese proceso yo sola. Sin que eso te afecte directamente ni a tus estudios. Y sé que nadie espera a nadie, pero me gustaría que me esperaras, que no nos mudemos juntas hasta que yo esté estable. Quiero poder liberarme de mis pesadillas y hacerte feliz, feliz de verdad.

-Puedo esperarte mil vidas -respondí y estaba segura.

Aunque no viviéramos juntas, aunque estuviéramos separadas mientras se recuperaba. Quería mi vida con ella. Quería hijos con ella. Quería todo con ella, con nadie más.

-Te prometo que voy a llegar, voy a recuperarme por ti. En esta, y en todas las vidas, no voy a dejarte esperando. Voy a encontrarte siempre.

-¿Y en todas esas vidas quisieras a alguien más, aparte de mí?

La curiosidad me invadió y no supe qué me hizo hacer la pregunta, si fueron el cúmulo de miradas, o era la cercanía entre ambas, o un amor tan distinto que al final no sabía si era amor o amistad. Pero quise saberlo.

Si íbamos a regresar, debíamos hacerlo distinto. Conversando cara a cara, sin terceros, y diciéndonos las dudas, antes de que se conviertan en inseguridades, pero siempre, diciéndonos la verdad.

Sus ojos se aguaron y la tensión en la habitación se hizo notar. No había música, sino un sepulcral silencio. No quería que sufriera. Solo quería saber qué estaba sucediéndole.

-En todas mis vidas también quisiera encontrarla a ella.

¿Se pueden amar a dos personas a la vez? ¿Ella estaba sintiendo lo mismo por cada una de nosotras? Dejé de escuchar sus palabras cuando me explicó que era diferente, que era distinto el sentimiento, que ni por un segundo me dejó de amar.

-No puedes tenerlo todo, Sophi, y yo no quiero volver a estar en el medio.

-No lo estarás, porque no voy a tener relaciones con ella, no voy a besarla, pero si vuelvo a nacer me gustaría encontrar el alma de mi madre, y si te soy honesta, también a Ksenya. La vida no es tan cuadrada, no somos solo negro, o blanco, simplemente somos, Julie. Y conocemos personas que se vuelven importantes, que nos hacen analizar la existencia de otro modo.

-¿A ella cuántos universos le regalaste? -las palabras salieron solas de mi boca. Mi inmadurez habló por mí.

- Yo no tuve que crear universos para Ksenya, ella me enseñó a existir en esta realidad.

Y no lo entendí.

Me acosté a dormir con un sabor amargo en mi interior, y cuando Ksenya regresó hizo lo mismo en la cama que compartía con Sophia. Kira se encargó de hacerme saber que dormían juntas, aunque esa noche durmió conmigo. Se acostó a mi lado y se quedó dormida casi de inmediato.

-¿Jugamos mortal kombat? -preguntó mi amigo Benjamín hacia Ksenya y Kira.

Kira dijo que sí y cuando se disponían a jugar, Ksenya usó el control para apagarles la televisión.

-Sophia no durmió nada anoche, no vamos a jugar hoy. Hay que respetar su sueño.

Me pareció un gesto lindo, diferente, y era eso. Con Sophia era una persona opuesta a la que era en realidad.

No pude dormirme de inmediato, no dejaba de darle vueltas a sus palabras. Entendía porqué la quería, pero me costaba no ponerme celosa.

Sobre las dos de la madrugada, cuando por fin pude quedarme dormida, los gritos de Sophia me despertaron.

Miles de recuerdos aparecieron en un instante. El pasado, sus sombras, el miedo, las inseguridades que terminaron de aniquilarnos.

Me quedé paralizada sin saber si despertarla o no. Ella se estremecía de un lado a otro con los ojos cerrados. Lanzaba patadas en el aire, defendiéndose de lo que sea que la atacaba en sus sueños.

La tenista corrió hacia nuestra cama y me vio temblando. Antes de dedicarse a Sophia, me cogió de la mano.

-Ella va a estar bien. Pronto será solo un recuerdo, un mal recuerdo que no volverá. -Me apretó la mano y asentí, porque de algún modo sus palabras eran lo que necesitaba.

Lo siguiente que hizo fue hablarle al oído, al tiempo que acariciaba su cabello y luego su pecho.

-Estoy contigo. Tus sueños no te lastiman porque no son reales. ¿Recuerdas? Tu madre sería incapaz de hacerte daño. Despiértate, Soph. Despiértate para que seas la única persona con la que me gustan los apodos.

Mojó sus dedos en el vaso de agua de la mesa de noche y le echó gotitas de agua por la cara. De pronto, Sophia dejó de lanzar golpes al aire y empezó a calmarse. Seguía durmiendo, pero Ksenya estaba despertándola.

Estaba ayudándola a salir de sus pesadillas y lo hizo.

Cuando Sophia despertó se notaba la frustración en su cara. Sus ojos repletos de horror, las lágrimas cayendo y nos vio a ambas, pero no fue a mí a quien abrazó.

Se lanzó en los brazos de la tenista y mientras su cuerpo temblaba, y las lágrimas inundaban su rostro, mientras ella iba diciéndole cosas. Iba recordándole que sus «malditas pesadillas» iban a detenerse. Que juntas iban a lograr que desaparecieran.

-Estoy contigo. Estoy cuidándote de tus sueños, de tus sombras, y lo que sea que quiera joderte, no podrá. ¿O has visto que alguien me gane en algo? -le preguntó haciéndola reír y en ese instante lo entendí.

No puedes alejarte de esos que logran que tu realidad sea un mejor lugar. No te alejas de los que combaten contigo tus más fuertes pesadillas, y en vez de huir, se quedan a luchar aunque puedan salir lastimados.

Quise salir a tomar aire. Quise darles su espacio a solas y fue lo que hice, sin saber que segundos más tarde ella iba a alcanzarme.

-Te dije que mientras estuviera cerca no te sentirías feliz, pero no tienes nada de qué preocuparte.

Las palabras de Ksenya sonaron suaves y ambas nos quedamos viendo al vacío, recostadas de la barandilla de nuestra cabaña, escuchando a las olas chocar unas con otras. El mar estaba tan revuelto como mis sentimientos y ella debió saberlo o no habría dicho lo que dijo. A lo lejos divisamos unos rayos en el cielo y empezó a lloviznar.

-Piénsalo así... yo solo estoy ayudándola a que se cure para que luego pueda ser feliz contigo.

-Ella no sabe lo que sientes.

-Y tampoco puede saberlo, ¿o quieres que se sienta mal al dejarme para estar con la persona que ama?

-Hay dos personas que ama.

-Y las dos se llaman Julie Dash -respondió Ksenya y quise decirle que mentía, pero me quedé en silencio y ella continuó-: Contigo hace el amor y a mí me da sexo. Contigo quiere vivir el resto de su vida, conmigo quiere sanarse para ser una mejor versión para ti.

-A ti es a quien busca cuando está vulnerable.

-Porque contigo le da vergüenza no ser perfecta, y conmigo no tiene que buscar impresionar. Esa es la diferencia y no me molesta.

-¿Hasta cuándo podrás estar cerca, viéndola conmigo? -Quise saber.

-Escuché lo que te dijo cuando estaba en el baño y me di cuenta de que no podré hacerlo indefinidamente.

-¿Al final vas a dejarla?

-Al final es lo que haré, y será lo mejor para las tres, Julie.

-Al final es Sophia la que escoge. No te anticipes.

-Primero ayudaré a que se vayan sus pesadillas.

-Quien está contigo en tus peores momentos, se merece los mejores.

-Para mí Sophia siempre será eso, lo mejor que me pasó.

Supongo, que allí debía quedar nuestra noche, pero a lo lejos, divisamos una lancha. Estaba haciendo un cambio de luces que Ksenya entendió. Si de por sí era blanca, me pareció un cadáver. Me colocó de forma brusca detrás de su cuerpo y me pidió entrar a la habitación cuando la lancha estuvo más cerca de nosotras.

No obedecí.

Me quedé detrás de ella viendo cómo la lancha aparcaba en el puerto privado de la cabaña y apagó las luces. Inmediatamente ella iba a ir hacia él, pero la retuve. Me parecía inconsciente y arriesgado.

-Es mi antiguo jefe de seguridad, necesito saber cómo me encontró y qué hace aquí.

Fui detrás de ella porque no iba a dejarla sola. Las luces a nuestro alrededor estaban apagadas. Todos en el sitio dormían. Todos menos Belén, que me había comentado que por las madrugadas, pedía a uno de los lancheros llevarla hasta la orilla. Era su hora favorita de meditación hacia la luna y al mismo tiempo, preparaba todo para el día siguiente, las sillas, los elementos. Ese día no era distinto. Antes de salirse de la piscina me dijo que haría su meditación porque no se sentía bien. Me dijo que no salió como pensaba y que llegando del retiro renunciaría al centro. Que lo que sucedió en el sauna no estaba en sus planes, y que había sido el retiro más horrible al que había asistido en su vida, pero que su última actividad sería a las 6 de la mañana. Que esperaba que al menos esa última meditación pudiese disfrutarla y que dejaría arreglado todo en la madrugada. Me invitó a ir con ella y me dijo que a las 2:00 am iba a estar saliendo. Que era una hora de meditación y la otra para organizar la actividad del día siguiente. Por supuesto que le di una excusa para no ir.

Le advertí a Ksenya de Belén, de que podía vernos, pero luego recapitulé... ¿tampoco era que estábamos haciendo nada malo?, ¿o sí?

De algún modo la tensión se incrementó cuando un sujeto mayor salió de la lancha, camuflado, viendo hacia todos lados y le pidió a Ksenya hablar. Ella me haló del brazo diciéndole que no me dejaría sola.

-Zach es el dueño de todo lo que ves, de esta isla, del grupo que lo organizó, de absolutamente todo. Estás en la guarida del lobo.

No sabía quién era Zach, pero por la expresión facial que puso y la manera en la que me apretó de la mano, entendí que debía ser alguien malo.

-¿Cómo lo sabes?

-Nunca dejé de protegerte, contraté a investigadores, le he seguido la pista. Por mi error no iba a dejar de protegerte. No he dejado de cuidarte -respondió el señor-. Estás sola, sin tu yate, sin seguridad, sabiendo la clase de persona a la que te enfrentas. No entiendo qué sucedió, ¿cómo bajaste la guardia?

-Mi yate viene mañana y ya había notado que algo no estaba bien, Ulises. Sí, estoy preparada

-Mañana es muy tarde. No tenemos tiempo -alegó-. Sube a la lancha y vámonos. Al final te quieren es a ti y todo está planificado. Nos iremos ya.

-No voy a dejarlos.

-Mañana llega tu yate, lo importante es que estés fuera de peligro. Que los demás se vayan después.

-No voy a irme sin ellos.

Él le explicó sobre unas coordenadas, le dijo lo urgente, pero Ksenya fue firme en su decisión.

-En diez minutos saldremos, necesito que se muevan -le ordenó el señor y salimos casi corriendo a buscarlos.

Empecé a asustarme de verdad y a dimensionar la situación en la que estábamos cuando fuimos a nuestra cabaña a despertarlos a todos para huir.

No tuvimos que decir mucho, mis amigos entendieron que algo sucedía. Al parecer habían peleado por lo que pasó en el sauna, no estaban cómodos, y tampoco éramos las únicas que sospechábamos. Cuando Sophia se despertó estuvo detrás de mí, protegiéndome a cada segundo.

-No podemos dejar a los chicos, tampoco a Britanny.

-El mundo no se perderá de nada -le respondió Ksenya a Sophia, pero al final, terminó convenciéndola de ir por ellos.

Andrew y Britanny hablaron con Sophia, pensé que iban a poner «peros» o decir algo, pero no fue así. De pronto todos estábamos embarcando la lancha.

Estábamos a punto de huir.

-Falta Belén. -Y siempre me arrepentiré de haberlo recordado.

Ya estábamos dentro, ya íbamos a irnos, y me acordé de ella y lo dije en voz alta.

-Está en la playa, ir hacia allá es arriesgarnos, no podemos. Además ella es parte de la organización -alegó Ksenya, convencida.

-Ella no es parte de ellos, es nueva en ese centro y sé que hay inversores que desconoce, te puedo asegurar que no tiene nada que ver -agregué, sin saber cuánto costarían mis palabras.

Dicen que, en muchas ocasiones, cuando hay un evento traumático o que te sorprende, no logras recordar el orden de los hechos. En mi caso fue así. No recuerdo con claridad qué pasó antes o después.

Lo que sí sé es que se prendieron las luces a todo nuestro alrededor. Que Ksenya le gritó a Sophia que no podía y que ella hizo caso omiso de sus palabras, diciéndole que no iba a dejar a Belén con unos violadores, que no podía. Enseguida, la vi saltando hacia el muelle y cuando iba a detenerla, entre cuatro personas me detuvieron. Paula, Benjamín, Andrew y Britanny inmovilizaron mi cuerpo. Ksenya gritaba en su idioma natal mientras trataba de zafarse de Ulises, el señor que llegó a buscarnos, que le había hecho una llave para que no pudiera moverse.

-No trabajo para ti y no puedes despedirme. No voy a perder a mi hija, y eso eres para mí, una hija. No dejaré que arriesgues tu vida -fue lo que respondió, mientras ella gritaba y lloraba tratando de zafarse.

-Yo voy a ir por ella. Sé lo que significa para ti -le dijo Mateo a Ksenya, y se lanzó de la lancha.

Antes de que nuestra lancha arrancara divisamos la moto de agua que había tomado ella para irse a la playa a buscar a Belén.

-Tenemos que esperarla, ¡es una maldita orden!, ¡ella solo buscará a Belén!

-No podemos esperarla ni a ella ni a Mateo, es muy tarde.

Quisiera no haber oído esas palabras. Intenté zafarme, pero no me soltaban. Me agarraban con más fuerza y sentí que mis cuerdas vocales iban a colapsar de tanto que grité su nombre.

Nos adentramos en la oscuridad de la noche, mar abierto, mientras ella iba a buscar a Belén y nos decían que el tiempo había terminado. «No le pasará nada. Está con Belén, mañana volverán a casa, juntas» eran las palabras de Paula, pero no le creía.

No huyes en medio de la madrugada porque «no pasa nada». No hay un guía sádico porque «no pasa nada». No hacen una actividad netamente sexual y te drogan porque «no pasa nada». Sophia había ido a buscar a Belén, a una de las personas que más le había hecho daño, y si Sophia pensó que necesitaba ayuda no es porque «no pasaba nada».

Pasaba algo.

Pasaba algo grande y ella estaba sola.

Mis miedos se estaban haciendo realidad y no por su enfermedad. Todo parecía una ruleta rusa, en donde la suerte decide lo que sucederá y por las lágrimas de Ksenya presentí que no sería nada bueno.

Por un minuto pensé en lo que podía salir mal, en sus canciones, en la forma en la que me pidió un tiempo para sanar. Ella quería curarse, pero a veces, es muy tarde cuando tomamos la decisión de vivir. Yo no podía vivir sin ella. No podía.

Nota de autor: capítulo sorpresa. No está corregido (por nadie de mi equipo). Se los puse sin corregir, mañana se corregirá. Pero para que vayan leyendo. Les aseguro que a mí me duele mucho escribir mis capítulos (algunos). Estos dos han sido de los más difíciles. Pero no es un retiro normal. Es un círculo mafioso sexual y todo estaba planificado para la visita de Ksenya. Pasan cosas extrañas con personas así de sádicas. Pero es una crítica social. Esto está pasando en todo el mundo. No podemos confiar a la ligera. No todo lo que brilla tiene valor.

Preguntas:

1. Si Sophia hubiese tenido la opción de elegir, en la piscina. Si hubiese decidido por alguna, entre Key y Juls, ¿por cuál creen que habría decidido?

2. En una situación así, en donde su vida depende de irse, ¿serían capaces de ir a salvar a alguien que les hizo daño? Respondan con sí o no.

3. Parte más triste.

4. Momento épico

Los leo.

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