Durante los siguientes días, los entrenamientos físicos no fueron tan invasivos, ahora nos concentrábamos en mejorar mi juego. Las vistas seguían en mí, y a través de TikTok, la rusa mostraba nuestros entrenamientos haciendo partícipes a todos del potencial que veía en mí. Ella, que no era amiga de nadie, y distante con todos, decidió llamar a sus compañeras más potentes en el tenis para que jugaran contra mí partidos amistosos, claro, les ofrecía 40.000 dólares si lograban ganarme. Era una locura y solo cuatro de esas chicas aceptaron, dos de ellas me derrotaron y a dos les logré ganar.
Pensé que estaría molesta por mi derrota, pero en la noche fuimos a su sala de cine y había grabado el partido así que me puso cada movimiento y estudiamos mis fallas, las veces en las que me bloqueaba y cómo podía mejorar.
Ahora pasábamos dos horas trotando y una hora de gimnasio, de resto, todo era entrenar. Jugaba contra mí, no tenía piedad y el 75 % de las veces me ganaba, pero, parecía más feliz el otro 25 % cuando le ganaba yo.
—Debemos corregir tu contraataque —me indicó, en medio de un partido.
Estábamos saliendo de la cancha y pensé que estaría molesta conmigo, pero se veía sonriente.
—¿Por qué sigues apostando por mí si casi siempre me ganas?
—¿Se te olvida que soy una diosa? Siempre gano, el «casi» no aplica en mi diccionario. No había existido una persona que me quitara mi racha invicta. Nadie ha tenido la voluntad mental para romper mis muros y tú sí, artista —pronunció sin apartar sus ojos de mí y dedicándome, como siempre, su media sonrisa.
—¿Soy una especie de reto personal para ti?
—Mi reto personal soy yo misma, por eso es personal, ¿no? Inteligente —se burló—. Eres una estrella y yo me encargo de mostrarte cómo brillar.
Me reí de ella cuando casi se cae por estar mirándome con su cara pretenciosa mientras caminábamos hacia la camioneta.
—Hoy me invitaron a una fiesta, mi amiga Paula está celebrando que quedó seleccionada en una película cómica. Dice que es de bajo presupuesto, pero eso da igual. Hoy está en la ciudad y me pidió que fuéramos a una disco, de hecho, habló con el dueño para que me dejara cantar —le expliqué, apresurada, me daba nervios el simple hecho de encontrarme a Julie y se notaba hasta en mi voz—. No le dije que iría.
—Pero quieres ir.
—No he dicho eso y si lo dices por Julie, ella no va. Tiene guardia en el Hospital y no estará.
—Muy bien, porque esa era la única excusa razonable para que faltaras, y ni siquiera. Si te gusta algo vas por ello, pero al parecer en el mundo de las lesbianas, si te gusta algo te alejas como idiota.
—Te alejas cuando sabes que tu presencia hace daño.
—Qué cobarde eres, artista.
—¿Separarte de lo que amas para que esa persona crezca lejos del caos y del problema que representas? No creo que en tu vida serías tan valiente de hacer algo así.
—He vivido contigo lo suficiente para saber que no eres un problema —contraatacó.
—Y por eso tienes esas ojeras —debatí—. Por eso estás tan cansada gracias y a consecuencia de mis pesadillas, ¿no? Creíble tu argumento.
—Mi tarea de cuidar tus sueños está siendo cualquier cosa menos cansona. Cuando quieres a alguien no te pesa y no es ningún esfuerzo hacer algo para que esa persona esté bien. Y en tu caso, no me obligaste, si estoy vigilando tus pesadillas es para que cuando despiertes y me veas, recuerdes que la vida real es la que cuenta, y que un simple y estúpido sueño, no va a robarte la felicidad, o al menos no será así mientras esté contigo.
Sus palabras sonaron ásperas, me miraba dominante, pero pude ver en sus ojos mucho más de lo que quiso expresar. Ella me quería y lo demostraba en cada paso, en cada oración, abriéndome las puertas de su mundo, y adentrándose en el mío sin temor.
Cuando iba a responderle tapó mi boca con su mano en un acto sensual, igual que cada movimiento que hacía. Danzaba por el mundo y a su alrededor todos caían a sus pies, o casi todos. Y allí radicaba su magia, en esa sensualidad que también escondía dulzura pero se cubría con su altanería y prepotencia.
—No digas nada. —Se apresuró a quitarme el cabello de la cara y dictaminó—: ¡Hoy vas a cantar para tu amiga y su logro! Vamos a ir a disfrutar porque después de tanto entrenamiento, también necesitas un descanso. Y yo tengo la necesidad de escucharte cantar, así que vas a saciarla.
Ksenya terminó de alistarse a las once de la noche, aunque la invitación estaba pautada para las ocho. Se puso un vestido rojo entallado que dejaba al descubierto sus piernas muy por encima de la rodilla. Se había pintado el cabello de azul claro dejando el color negro solo seis dedos desde su raíz. Se veía preciosa. Sus ojos azules resaltaban con el maquillaje marcado que se había puesto, que a su vez, combinaba con su cabello.
—Supongo que valió la pena la espera con esta escaneada VIP que acabas de darme —dijo, alzando una ceja y negando con la cabeza con actitud sobrada.
—Muévete, Paula me ha llamado doscientas veces. ¡Debía cantar hace una hora!
—Artista, soy tu representante, es mi deber que no seas la primera en llegar, ni tampoco la última en irte —respondió sonriente—. ¡Hazte desear!
—Media hora de retraso está bien, pero tres horas es demasiado.
Ella no respondió y esta vez se apresuró a quitarme la chaqueta de mezclilla que me cubría dejando al descubierto mi ropa. Llevaba un short y pensé que me mandaría a cambiar. Mi estilo era diferente al de ella, obviamente no me habría cambiado. Arriba tenía un top negro que mostraba algunos de mis tatuajes y me llegaba por encima del obligo.
—¿Qué? Aquí es donde me dices que estoy mal vestida y que necesito estar más elegante, ¿no?
—Estás perfecta —respondió sin dejar de mirarme y entre ambas se creó una tensión incómoda.
Me aparté de su mirada saliendo de la habitación. En realidad, lo hice casi corriendo y no únicamente por el retraso, sino por la necesidad de salir del escrutinio de sus ojos azules grisáceos.
Cuando bajé, una limusina nos esperaba. Me pareció demasiado, a lo que Ksenya respondió:
—Eres mi estrella y te trato como tal.
Me sonrió y cuando Ulises iba a abrirme la puerta de la limusina, se apresuró y fue ella quien la abrió para mí.
—Voy a empezar a creerme una celebridad —bromeé cuando dentro de la limusina me pasó una copa de champagne.
—Sería justicia que por fin aceptaras tu realidad de estrella.
Y durante el trayecto, Ksenya insistió en que debíamos llegar encendidas porque seguro en las horas de retraso todos estaban en un nivel de ebriedad. Pensé en recordarle que no acostumbraba a beber, pero recordé el aguante que tuvo la última vez que nos embriagamos y cómo fui yo la que salió peor parada. Tal vez fuera por su entrenamiento, las miles de vitaminas que tomaba, o el suero de resistencia física que se ponía tres veces por semana. Era yo la que después de haber dejado el alcohol por tanto tiempo, ya no tenía aguante.
Nos terminamos tres copas cada una y cuando me ofreció el tequila, me negué.
—Cobarde.
—Tengo que cantar y no puedo hacerlo ebria, ¿recuerdas?
—Es solo un tequilita, ¿qué daño te puede hacer? —Y no sé si fue su sonrisa, o el brillo en sus ojos, o cómo me lo pedía con un puchero acercándome el tequila, pero terminé haciéndolo.
¿Qué podía salir mal?
Cuando llegamos al lugar, los tragos se me habían subido a la cabeza, por supuesto que no estaba ebria, pero tampoco sobria, podría decirse que 65 % de alcohol y 35 % de cordura.
Enseguida reparé en que había una cola de gente afuera, pero claro, los guardias apenas vieron a Ksenya y cómo la gente al reconocerla le tomaba fotos, decidieron dejarnos pasar.
—Viste, de nosotras la estrella siempre has sido tú —me burlé de ella al tiempo que avanzábamos y casi me caigo por las botas de tacón que me obligó a usar.
—Soy una diosa, no te equivoques —susurró, agarrándome de su brazo y no sé cómo, pero consiguió que caminar de su mano me resultara menos incómodo—. Pero por si no te diste cuenta, las fotos que tomaban no eran solo para mí, artista. Muchos quieren ver que tus talentos en la cancha se superan en la música, así que destácate.
Percibí que tenía razón, las fotografías no iban dirigidas a ella, sino a ambas.
Apenas entramos, Paula llegó hacia nosotras y señaló la mesa VIP en los palcos en donde Ksenya debía sentarse. Luego, y con aire de nerviosismo me llevó a lo que sería mi camerino casi que empujándome para que nadie me viera.
—Perdóname, te juro que no sabía que venía —la escuché hablar y nunca la había visto así de nerviosa—. De verdad, discúlpame, Sophia. Ella dijo que tenía que quedarse a una operación, te lo juro. Yo no lo planifiqué y sé que tengo mala fama, pero en serio no le haría esto a ninguna.
Me quedé sin palabras por un momento y tragué hondo. Había muchas cosas que podían salir mal. Los tragos que me tomé en el carro habían surtido efecto. Me sentía ebria de nervios, y no podía procesar la información.
—Mejor me voy.
—Si te vas meterías en problemas a Benjamín, anunciaron tu presentación, y tampoco eso lo sabía, pero este lugar jamás había estado tan abarrotado de gente. —Paula se puso las manos en la cabeza.
Estaba entrando en pánico y me dio tristeza. Ese día era para celebrarla a ella y no para que estuviera así de estresada.
—¿Qué hacemos?
—Canta al menos dos o tres canciones, por favor —me imploró—. Yo me encargaré de hablar con Julie después, pero lo importante aquí es que sepas algo.
La vi quedarse callada, pero pensé que nada de lo que me dijera empeoraría mi situación.
—¿Qué sucede?
—Julie vino con la doctora y es posible que... sean algo más que una amistad.
Lo siguiente que recuerdo es poner mis pensamientos en blanco. Era evidente que volvería a enamorarse y de cierto modo, me aliviaba que no fuera con Belén. Sería egoísta si dijera que la odié, mis sentimientos hacia ella serían siempre de amor, pero sería una mentirosa si dijera que no me dolió.
No controlamos los sentimientos. Me dolía que ya no estuviéramos juntas, pero recordé el porqué de mi decisión. El caos que represento debía estar lejos de ella si de verdad quería verla bien y feliz. Siendo sinceros, las personas que más he querido ahora están muertas, mi madre y Erick viven en una estrella y la razón, aunque me duela aceptarlo... la razón soy yo.
Tragué hondo y traté de hundir cualquier indicio de dolor. Me había ido porque quería lo mejor para ella y claramente... yo no era lo mejor.
Sopesé cuál canción cantar cuando estuve en el escenario. Era la primera vez que tanta gente me veía cantar en público. Con Renacer nunca canté, en realidad solo pintaba y de espaldas. Por supuesto que el miedo corrió por mi sangre y por un instante me bloqueé.
«Mi amor, no tengas miedo, mírame, yo estoy aquí, contigo. Nunca me iré»; recordé lo que dijo mi madre en la primera presentación escolar que tuve y cómo me quedé petrificada mientras los demás niños se burlaban. Tenía apenas cinco años cuando me escogieron para cantar en el acto de fin de curso y no podía hacerlo. «Recuerda que eres una maga, tu voz hace magia. Curas mis tristezas con tus melodías, ahora, así como me curas a mí, preséntale al mundo una anestesia contra el dolor. Tú puedes, y yo estoy contigo. Siempre contigo, hija de mi alma».
Sin poder contenerlas, unas lágrimas corrieron por mis mejillas, pero también sonreí. Sonreí porque mi madre estaba conmigo. Ella estaba allí.
La rusa estaba en el palco principal, y al lado de su mesa estaba Julie, pero no pude mirarla. No quería que pensara que mis lágrimas eran por ella, cuando eran por extrañar tanto a alguien que nunca iba a regresar.
La noche anterior había tenido otra pesadilla, de nuevo trataba de buscarla y mi madre no estaba, estaba su asesino gritándome que quien la mató fui yo. Pero recordar su calidez y cómo me hablaba de niña, me hizo entender que entre tanta gente, ella estaba allí, conmigo. Tal y como prometió. Por eso su recuerdo volvió a aparecer logrando que mi respiración se normalizara y otorgándome una dosis de valor.
—Esta canción no es de mi autoría, es de un cantante venezolano llamado Noreh, pero la acabo de escoger porque me recuerda a la persona que más extraño en la vida. No sé si alguna vez les ha pasado, despertarse buscando a alguien y saber que los separa el cielo. A mí me pasa desde hace cuatro años, y aunque dicen que el tiempo lo cura todo, siempre despierto buscándola y en momentos como este, lo que más desearía es que estuviera aquí. Mi nombre es Sophia Pierce y esta canción se la dedico a la mayor de mis musas: mi madre.
Comencé a tocar la guitarra que me había regalado la rusa, tallada con estrellas y pude ver que a lo lejos, ella sonreía, observándome.
Funeral - Noreh
La vida es corta, pero no creí que tú te irías tan de repente,
vinieron muchos solo por venir pero yo sé quien es tu gente.
Faltaron tantas cosas por decir que aunque sea tarde hoy te las digo.
Creo que sabes que aun luego de morir yo seguiré estando contigo.
Y la vida seguirá el mundo no giraba en torno a ti.
Eso me dije el día de tu funeral pero no me ayudó
mentí.
Mis lágrimas corrían libres y no las retuve, recordé que era valiente por hacerlo y seguí cantando, controlando mi respiración. Imaginándola conmigo. Las noches de paseo, el tiempo en que me amó. Se fue pronto, pero algún día volveríamos a vernos.
Algún día la volvería a abrazar.
Creo que debo llorarte y dejar que te vayas en paz.
Creo que debo aceptar que también sufro como los demás.
Si no sano y te extraño demasiado tal vez te veré.
Cada cosa que hago.
Cada sitio al que fuimos juntos ayer...
En cada sitio que fuimos juntos.
Ayer...
En cada sitio al que fuimos juntos.
Me puse un traje negro los debo saludar
Lo siento por mi cara pero no es de llorar.
Tengo trancado el pecho.
Me cuesta respirar
Sé que no es culpa mía.
Pero me quiero culpar.
No sabes las camisas
Todo me recuerda a ti
La bici con la brisa
Las veces que compartí
Y el mundo no giraba en torno a ti.
Eso me dije el día de tu funeral
pero no me ayudó
mentí.
Creo que debo llorarte
y dejar que te vayas en paz.
Creo que debo aceptar que también sufro como los demás.
Si no sano y te extraño demasiado tal vez te veré
Cada cosa que hago
Cada sitio al que fuimos juntos...
No sé rezar pero lo haré
Para que puedas descansar
Trataré de hacer todo bien
Como si tú fueras a estar
Y más si un día te veré
Cuando me vengas a buscar.
Me tomé unos segundos para reposar en los aplausos, para perderme entre el mar de caras intentando buscarla a ella. Todavía no nos veríamos, pero cuando llegara ese momento le pediría perdón. No debí ir ese día. Debí seguir su consejo. No sirvió de nada esa manifestación y lo único que conseguí fue arrebatarle la vida.
Sequé mis lágrimas y observé al palco, esta vez no pude no mirarla. Ella estaba de pie, aplaudiéndome, pegada a las barandas mirándome a los ojos. Me miraba como si no me odiara, como si después del daño, para ella, algo de mí todavía valiera la pena.
—La siguiente canción es del mismo artista porque merece que todos aquí en esta parte del mundo lo conozcan. Su nombre es Noreh, y esta pista se titula «Lugar seguro». Porque por lo menos yo, conseguí a una persona que se convirtió en ese sitio seguro, en ese lugar que me alejaba por instantes de todo lo que pudiese hacerme mal. Una persona que confió en mí cuando ni yo misma confiaba. Que creyó que mis tristezas tenían el encanto suficiente como para permanecer a mi lado a pesar de ellas. Cuidó de mí cuando las drogas trataban de sepultarme y me dijo: «todavía no es tu tiempo. Todavía no te vas». Se convirtió en mi voz cuando no quería hablar. Pagó por mí no solo con dinero, entregó su alma para que yo sanara y la decepcioné, pero aunque pasen mil años, aunque no volvamos a vernos, ella siempre será mi lugar seguro, y si respiro, si hoy sigo viva, en parte es porque entre tanta gente, me encontró y me salvó. Sí, hay muchas formas de salvar una vida, y ella pensó que había fallado, pero no es cierto. Ella logró salvarme de mí y pase lo que pase en el futuro, siempre será mi lugar seguro.
Noreh - Lugar seguro
Dos años en una aventura
Y el pasaje que vuelve a cambiar
Yo le tenía miedo a tanta altura
Y tú una experta de tanto saltar
Me viste perseguir un sueño
Pero sosteniéndome en el piso igual
Se cumplió lo que tú decías
Poco a poco ya me siento menos mal.
Un viaje no asegura casa
Una casa no evita viajar
Dicen que hay gente que es el camino
Y otras que te espera en el hogar
Me cago en esos comentarios
Solo son vivencias que han tenido un par
Porque para mí eres todo
Tú mi carretera que parece hogar
Ah-ah-ah, 'ar
Ah-ah-ah-ah
Ya te conseguí ahora no tengo apuro
Ah-ah-ah-ah
Ah-ah-ah-ah
Te estás volviendo mi lugar seguro
Te estás volviendo mi lugar seguro
Y por un segundo la gente se detuvo, se paralizó el sitio para nosotras. Pude perderme en sus ojos sabiéndolos míos, aunque ella ahora fuera de alguien más. Por un instante creamos nuestro universo. Reforzamos la seguridad de nuestro mundo para que nadie más entrara. Era un universo donde solo cabíamos nosotras, y ninguna de las dos se quería marchar.
Seguí cantando mirándola y ella en ningún momento apartó su vista de mí.
Y a nadie le queda un mapa del lunar que sabes que me pone mal.
Dijiste que arreglé tu 'daño' y tú sin darte cuenta me curaste igual.
Soy fanático de tu locura y cómo te ves en ropita interior.
Y aunque mides poco nadie está a tu altura.
No eres la primera, pero sí mi único amor.
Y cuando te siento lejos es como un zapato sin su otro par.
Porque para mí eres todo.
Tú mi carretera que parece hogar.
Ya te conseguí ahora no tengo apuro.
Te estás volviendo mi lugar seguro.
Mi lugar seguro, oh-yeah.
Porque para mí eres todo.
Tú mi carretera que parece hogar.
A pesar de los aplausos, de la gente, del bullicio, ella seguía concentrada en mí. Las demás personas estaban en sus mesas, excepto Julie, que seguía de pie observándome con ambas manos recostadas sobre la barandilla.
Debió notarse que mientras cantaba miraba hacia arriba, porque en ningún momento dejé de mirarla. Hasta que me di cuenta de que habían pasado algunos minutos desde que terminó la canción y Paula me gritó: «Espabila». Así que bajé la mirada y me concentré en decidir cuál sería la siguiente canción.
—Esta canción la compuse yo hace algunas semanas, y aunque causó un poco de revuelo porque habla de la muerte, y una personilla por allí, no quería que la cantara, he decidido hacerlo porque nada en la vida es seguro y sobre todo... porque siento que hubiese querido escucharla cuando mi madre murió. Esta canción es para recordar que hay vida después de la muerte, que el dolor se acaba cuando nos vamos y que hay que disfrutar cada instante mientras aun estamos aquí. —Y vi directamente a la rusa, que a pesar de la distancia, podría jurar me había torcido los ojos.
Cuando grabé la canción estaba en el estudio y se opuso rotundamente. «Esa canción es como si estuvieras despidiéndote, la odio», fue lo que dijo golpeándome el hombro. «No pienso morirme, tampoco suicidarme eso te lo aseguro», respondí y ella me observó para luego maniobrar mi cuerpo hasta pegarlo a la pared acolchada del estudio y apresar mis muñecas sobre mi cabeza. «¿Quién se suicidaría teniendo tan cerca a alguien como yo?, es algo obvio, artista. Pero aun así detesto esa canción», pegó su cara a la mía y cuando pensé que iba a jugar a besarme para luego dejarme libre y reírse, me miró fijamente por lo que pareció una eternidad hasta que dejó un beso en mi nariz, sí, en mi nariz y luego se fue del estudio.
PINTO ESTRELLAS PARA TI escrita por: SOPHIA PIERCE
Estoy aquí, no me ves
Aún pintando en las estrellas
Para que cuando las veas
Sepas que soy yo
Y estoy en ti
Sigo estando enamorada,
pero no me asusta nada
Se fue el miedo y el dolor
Ya soy libre y te protejo
Tranquila, que nada te va a pasar
No llores más
Ve y Sigue tu camino,
y seguro que algún día me encontrarás
Estoy bien
Entre estrellas y Galaxias
Encontré el mejor lugar para sanar
Coro
Sé muy fuerte, hazlo por mí
Pinto estrellas para ti
Fuiste mi última canción,
Te entregué mi corazón
Ya no vuelvas a caer
Pues te juro que algún día
Como todo va a estar bien
TE VUELVO A VER
Y vi que Julie no iba directo a su silla, sino que abandonaba el palco bajando por las escaleras hasta que Paula la alcanzó en la primera planta, trató de detenerla. Iba a irse de la disco porque necesitaba alejarse de mí y la entendía. Pensé que lo haría desde el minuto en el que comencé a cantar. Pero no quería que se fuera sin dedicarle la última canción.
—Nunca sé cuándo mis sueños se van a volver contra mí, pero siempre eres en quien pienso para estar bien y por eso esta canción es tuya, Julie Dash, hoy, eternamente y hasta una próxima vez. ¡Esta canción tiene tu nombre tatuado, igual que yo!
Justin Bieber - Unstable
Uh-uh, uh-uh, unstable
Sometimes I think I overthink (think I)
And I start to feel anxiety (anxie-)
There were times I couldn't even breathe (mm)
But you never once abandoned me (no, you never)
I tried to scare you, scare you away
Showed you the door, you adored me anyway
When I was broken in pieces, you were my peace of mind
You were my peace of mind
Yeah, you loved, yeah, you loved
Yeah, you loved me when I was unstable
Never judged, never judged
Never judged me when I was unable to love myself, to trust myself
Yeah, you loved, yeah, you loved
Yeah, you loved me when I was unstable
White knuckles tryna hold my sanity (hold my)
Not every wound is the kind that bleeds, uh, uh (uh, uh)
Never know when my mind's gonna turn on me (never know)
But you're the one I call for security (oh, baby)
These memories have been toxic (oh)
I tried to ween and get off it (I did)
Through everything, you been my rock
I think you're the only thing I didn't get wrong
Oh, I know God was listening, every night when I would pray
You're an angel watchin' over me (oh)
All I need
I tried to scare you, scare you away
Showed you the door, you adored me anyway
When I was broken in pieces, you were my peace of mind
You were my peace of mind
Yeah, you loved, yeah, you loved
Yeah, you loved me when I was unstable
Never judged, never judged
Never judged me when I was unable to love myself, to trust myself
Yeah, you loved, yeah, you loved
Yeah, you loved me when I was unstable
Traducción:
A veces, creo que pienso demasiado
Y comienzo a sentir ansiedad
Hubo momentos en que ni siquiera podía respirar (mmm)
Pero nunca me abandonaste (no, nunca lo hiciste)
Intenté alejarte, alejarte de mí
Te mostré la puerta, me adoraste de todos modos
Cuando yo estaba despedazado, eras mi paz de espíritu
Sí, me amaste, sí, me amaste
Sí, me amaste cuando yo era inestable
Nunca me juzgaste, nunca me juzgaste
Nunca me juzgaste cuando fui incapaz de amarme a mí mismo, confiar en mí mismo
Sí, me amaste, sí, me amaste
Sí, me amaste cuando yo era inestable
Los nudillos blancos por estar tratando de proteger mi cordura
No todas las heridas son del tipo que sangra.
Nunca sé cuando mi mente se va a volver contra mí (nunca sé)
Pero eres a quien llamo para sentirme seguro (oh, amor)
Estos recuerdos han sido tóxicos (oh)
Intenté recapacitar y liberarme de ellos (lo hice)
A pesar de todo eso, fuiste mi roca
Creo que eres lo único en lo que no me equivoqué
Ay, sé que Dios estaba escuchando, cada noche, cuando yo rezaba
Eres un ángel cuidándome (oh)
Todo lo que necesito
Intenté alejarte, alejarte de mí
Te mostré la puerta, me adoraste de todos modos
Cuando yo estaba despedazado, eras mi paz de espíritu
Y cuando terminé de cantar vi a una chica morena de cabello largo, rodear a Julie por la cintura. Ella seguía mirándome. Ninguna de las dos nos quitábamos la mirada. Como si todo se detuviera con nosotras. Como si todo lo demás fuera un simple accesorio y siguiéramos dentro de un universo irrompible, y nadie pudiese entrar. O eso pensé hasta que su acompañante la cogió de la barbilla y la besó rompiéndome la ilusión de un mundo en el que nuestra conexión siguiera intacta.
Y la vi cogerla de la mano guiándola hacia la salida.
Julie no volteó. Ambas se fueron juntas y yo me quedé mereciéndome haberla perdido.
Cuando tú fallas, hay alguien dispuesto a no fallar.
Cuando tú dudas, hay alguien repleto de certezas.
Cuando la ansiedad te alcanza, hay alguien que reboza cordura.
Cuando la pesadilla vuelve, hay alguien besando a la que era tu chica, dispuesta a cuidarla por la mañana, mientras que tú... en medio de tu caos, la hacías trasnochar.
Y estoy consciente de que no soy lo mejor para ella. Que no me la merezco y que le hice un gran favor dejándola libre para estar con alguien que la ayudara a crecer. Pero aún así...
¿Por qué dolía tanto?
Supongo que en eso consiste la vida, somos pasajeros como las estrellas que vivieron una existencia buena o mala en el espacio, y tuvieron un propósito en la tierra así que bajaron adoptando forma humana. Los hilos de las estrellas que estaban conectadas se unen, pero también... supongo que también, puede venir alguien a deshacer esos hilos que parecían unidos por la eternidad.
Yo también quise irme, pero me ardía la garganta. Me dolía el alma y la rusa se había desaparecido. Ulises me dijo que ella se había ido con Mateo y ni siquiera noté cuando se fueron, pero cuando terminé de cantar una canción más a petición del público, Ksenya ya no estaba.
Ni siquiera me había esperado. Yo tampoco iba a durar mucho en la disco y ella lo sabía. O al menos esos eran mis planes antes de que Paula me embriagara. «Bebamos juntas, yo tampoco sabía nada. Y yo también me siento traicionada», fue lo que me dijo Paula dándome de la botella de tequila en la boca.
Yo no puedo beber tequila y ese día fue un recordatorio.
Ni siquiera supe cómo regresé a la casa. Cuando desperté eran las dos de la tarde, así que procedí a hacer lo único que veía lógico para salir de mi laguna mental.
Le escribí a Paula.
Paula escribió media hora después, diciéndome que el retiro espiritual se había corrido tres semanas por problemas internos de los dueños de la escuela de meditación, pero que la rusa ya lo sabía porque le cambiaron sus entradas. También me dijo que ella iría a esa meditación para darme apoyo moral, por si Julie le abría las piernas a Belén de nuevo. Por supuesto, luego lleno el chat de risas «JAJAJAJ» imagínense eso por mil.
Dejé el móvil y me levanté a buscar a la rusa. La conseguí en la sala jugando play como si la vida se le fuera en cada gol. Jugaba FIFA y gritaba al televisor como si fuera Messi y estuviera en un partido real y no en pijamas con pantuflas parada sobre el sofá.
—Me abandonaste ayer —le dije y pegó un grito gigante.
No me esperaba.
—¡Ahhhhhhhh! Mierda. ¡Me vas a matar!
Me tragué una carcajada porque estaba enojada y no iba a dejarlo pasar por el simple hecho de que se hubiese cagado del miedo y gritado como una nenita.
—¿Por qué me dejaste sola? Te estuve buscando durante treinta minutos por todo el lugar. Me preocupé por ti.
—Me aburrí y tuve que irme.
—Ya veo... tuviste que irte a follar.
—Sí. —Me reprendió con la mirada y pausó el juego—. Mientras tu necesidad suprema es cantar canciones de amor, la mía es follar, así que eso hice.
—Me alegro, ¿quedaste satisfecha?
—¿Por qué? De no ser así, ¿quieres terminar tú el trabajo? —Me miró con suspicacia, pero veía en sus ojos que no estaba bromeando.
Estaba molesta y yo también.
—No, gracias. No tengo un pene entre las piernas, aunque te aseguro que tampoco lo necesito para satisfacer a cualquier mujer.
La rusa comenzó a aplaudirme sarcásticamente antes de amarrarse el cabello en una cola alta, para luego decir:
—Tranquila, tú limítate a cantar canciones de amor, cualquier tonta cae, pero a las que nos gusta la acción, no nos excita eso. Nos ahorramos las cursilerías.
—Claro, prefieres tener sexo en el salón de una discoteca, ¡qué elegante!
—Exclamó la dulce princesa que se emborrachó delante de todos, se subió a una mesa y gritaba: «¡¿Quién quiereeeeee otra canción?! ¡Yo quiero más alcohol!». Anoche se te metió en la cabeza eso de que eras una estrella de rock y si no hubiese sido por mí, habrías terminado acostándote con cualquiera de esas putas. Principalmente con la pelirroja.
—¿Cuál pelirroja?
—Lo sabrías si no hubiese tenido que sacarte a la fuerza y tú alejándome y diciéndome «me abandonaste, lárgate» como una niñata.
—No lo recuerdo.
—Sí y si no lo recuerdas no pasó, ¿cierto?
—Lamento si hice algo que pudiera incomodarte.
—¿Algo como qué? —preguntó y enseguida siguió hablando sin esperar mi respuesta—: Déjame aclararte la memoria, quizá empecemos por el hecho de que te confundiste cuando te quitaba la ropa llena de tequila para que durmieras sin esa suciedad, y tú pensabas que follaríamos y tratabas de quitarme la mía. ¿Lo recuerdas?
—No. Estaba ebria porque sobria nunca haría eso. ¡Jamás! —balbuceé, nerviosa.
No podía creerlo.
—Anoche dijiste que querías chupar...
—Ya —la interrumpí—. Eso no sucedió en mi mente y lamento hacerte sentir incómoda, yo no soy Kira y sería incapaz de...
—No eres Kira. —Esta vez fue Ksenya la que me interrumpió—. Deja de compararte con ella, y déjame tranquila. No importa lo que haya pasado ayer, ebrios no somos nosotros mismos. Ahora déjame sola, vete a escribirle canciones a quien quieras o a pintar y perderte en el cuadro. Hoy no quiero verte.
—¿Es porque intenté hacer algo contigo ayer? —inquirí avergonzada y molesta conmigo misma.
—No, Sophia. No todo se trata de ti y solo bromeaba. Ayer lo único que hiciste fue llorar a moco suelto, hasta que amaneció. Patética.
Y se concentró en el juego de play ignorándome. Intenté sacarle más información pero me estaba haciendo la ley del hielo. Así que me fui al estudio tratando de recordar sobre la noche anterior.
Pensé que era imposible que se borrara tu memoria después de sobrepasarte con el alcohol, pero mi noche era su propia versión de qué pasó ayer. Y fue cuando me quité la camisa y vi, en mi abdomen, el número de una chica llamada Liz, entendí que no podía probar ni una gota de alcohol nunca más en mi vida, pero sobre todo... no podía beber tequila.
Recordaba a una pelirroja que me pedía un beso, pero no se lo di. También había otras mujeres, y yo pedía que me dieran más alcohol. Bebí tequilas aunque sabía que no me hacía bien, pero necesitaba olvidar y lo hice, aunque solo con el 90% de lo que sucedió en la fiesta, y no con el beso que se repetía en mi mete y que hubiese preferido no haber visto.
Es una lástima que mi razón y mi alma no se pongan de acuerdo. Una, desea retroceder el tiempo para disfrutar más de ella y no haberla perdido. La otra, me pide que haga caso a las palabras de Belén en el Roraima. Es preferible estar lejos antes de cubrirla con mis sombras cuando sé que nació para brillar.
Nota de autor: el capítulo de hoy es dedicado a Astrix (Rocío) porque fue la que más comentarios hizo en mi último post de Instagram de lo enganchada que está con esta historia. (Espero que te haya gustado el capítulo).
Mañana tendré firma de libros en Tecni ciencias (Venezuela) del Sambil (Caracas) a partir de las 2 pm, los espero allá.
1. Personaje favorito del capítulo
2. Parte que menos les gustó
3. Momento favorito del capítulo.
4. ¿Qué piensan de Ksenya?
5. Y quién estuvo mas celoso de los personajes (en este capítulo).
Los leo! 😍🥰