El día sábado 13 de mayo todos se levantaron muy temprano en la casa de Elizabeth Joestar, pues tenían que preparar uno de los eventos más importantes del año.
Josuke Joestar, nieto de la exitosa mujer, cumplía 9 años el día 15, pero por cierto motivo habían decidido celebrarle con una fiesta el día 13.
Todo el mundo se preparó desde muy temprano para iniciar con todos los preparativos. El niño amaba la comida de su cocinera por lo que en lugar de comprar un pastel en alguna pastelería, se decidió que la mujer le prepararía uno especial para él. El ama de llaves se puso en marcha con la limpieza con ayuda de los choferes, mientras que la decoración del lugar corría a manos del padre del niño junto con un par de manos extras.
— ¡Globos azules inflados! — Exclamó Suzie Q. Zeppeli, llegando con una caja de globos de color azul y dejándola al lado de otras dos cajas con globos amarillos y blancos.
— Bien, creo que con esos bastarán — Dijo Joseph mientras intentaba colgar una pancarta de feliz cumpleaños.
— ¡Más alto, Jojo! ¡Está quedando chueco! — Le indicó Caesar A. Zeppeli, quien era el encargado de supervisar la pancarta.
Joseph se estiró lo mejor que pudo, temiendo que la escalera cediera ante su peso y terminara en el suelo.
— ¡Allí está bien! ¡Pero eres demasiado lento! — Riñó desesperado.
— ¡Inténtalo tú! — Replicó el castaño.
— ¡Eso haré! Tú ayuda a Suzie a atar los globos — Respondió con cierto fastidio.
La chica mencionada se dedicaba a atar los globos entre sí para formar una flor de tres pétalos, ignorando los gritos del par. Estaba más que acostumbrada a escucharlos discutir.
— Para ser tu cumpleaños estás de muy mal humor — Dijo Joseph tomando dos globos para comenzar a juntarlos.
— Cierra la boca, hoy es el día de Josuke —.
— ¿Sabes? Dijiste que no te molestaba que hiciéramos la fiesta hoy, pero actúas como si lo hiciera —.
— Solo quiero que Josuke tenga una fiesta perfecta y tú eres demasiado lento —.
Joseph frunció las cejas y los labios y giró la cabeza dramáticamente.
El trio logró organizarse para trabajar a la par y más rápido: Joseph ataba los globos, Suzie les colocaba la cinta adhesiva y Caesar usaba la escalera para pegarlos a los muros. La fiesta se llevaría a cabo en el enorme jardín de la enorme casa, pero acostumbraban adornar de globos casi todo el lugar para darle más ambiente de fiesta. Así había sido desde el primer año del niño.
Luego de 30 minutos de trabajo, el jardín estaba cubierto de globos y fue momento de acomodar las mesas para los invitados. Se podría pensar que con la gran estabilidad económica de los Joestar, contratarían meseros y personal para preparar las mesas y ponerles los manteles, pero no era así. Joseph y su madre preferían encargarse ellos mismos de todo lo referente a Josuke, pues creían que si el niño les veía tan involucrados iba a poder disfrutar más de la fiesta y se sentiría amado, sus amigos cercanos y familia pensaban de la misma manera, por ello los hermanos Zeppeli siempre estaban allí ayudándoles.
Joseph y Caesar Zeppeli se conocieron en su juventud cuando el chico comenzó a ser instruido por su madre. Caesar admiraba mucho a Elizabeth Joestar y para él fue un sueño convertirse en su discípulo, jamás pensó que terminaría volviéndose tan cercano a su hijo pese a un comienzo atropellado en su relación, pero las cosas dieron ese giro inesperado. La hermana menor de Caesar, Suzie, terminó uniéndose al círculo y actualmente era la asistente personal de Elizabeth.
Por supuesto al tener una relación tan estrecha, Caesar había estado presente desde que Josuke nació, ayudando a su idiota y despistado amigo por el bien del bebé y gracias a eso era muy unido al niño, llegando a quererle como a su propio hijo, por ello quería que todo saliera bien en su fiesta, incluso si en el fondo sentía cierta incomodidad.
— Ahh, al fin terminamos — Suspiró Joseph viendo las 8 mesas perfectamente acomodadas y preparadas en el jardín.
Suzie también suspiró, complacida del trabajo de todos. Las mesas tenían manteles azul celeste, en cada una había cinco sillas de color blanco, hacían juego con los globos y las demás decoraciones.
— ¡Papá! ¡Tío Caesar! ¡Tía Suzie! —.
Los tres adultos se dieron la vuelta al escuchar la voz del niño y se encontraron con él vistiendo unos pantalones cortos de color azul, una camisa amarilla y una chaqueta de mezclilla, llevaba además calcetines y un par de tenis de color azul, por supuesto su cabello estaba perfectamente acomodado en su peinado favorito.
— ¡Wow! ¡Todo está genial! — Exclamó el niño admirado de todo.
Todos los adultos sonrieron complacidos. Josuke cumplía 9 años y era muy probable que el siguiente año ya no quisiera una fiesta con invitados y adornos, por eso se esmeraron tanto en aquella fiesta.
— Todo luce muy bien — Comentó Elizabeth apareciendo, ella había sido la encargada de preparar al niño. — Ustedes tres merecen un descanso, los invitados empezarán a llegar en una hora más, deberían descansar un poco, Joseph, tú aún debes cambiarte —.
— Sí, ya lo sé — El hombre se revolvió el cabello con cansancio.
Mientras el niño admiraba todo el jardín, los adultos se adentraron a la casa. Tal y como se lo dijo su madre, Joseph fue a darse un baño y prepararse para la fiesta, mientras ella y sus amigos conversaban en la sala de estar.
Cerca de dos horas después los invitados comenzaron a llegar. Josuke era un niño muy extrovertido y normalmente le agradaba a todos, pero no tenía muchos amigos por lo que los invitados infantiles fueron pocos. El primero en la lista por supuesto que fue Okuyasu, su mejor amigo, quien llegó en compañía de su hermano mayor quien era el encargado de cuidarle, además de él estaba el primo de Josuke, Giorno y sus compañeros de clase. Todos llegaron y fueron recibidos por el padre y la abuela del niño, siendo acomodados en sus respectivas mesas y sus niños fueron libres de ir a jugar.
El ambiente era tranquilo, los padres disfrutaban de una agradable charla con otros padres y dado que ya se conocían las conversaciones estaban libres de tensión. Elizabeth había puesto a disposición de los adultos una barra de bebidas, por supuesto que con poco o sin alcohol, así que mientras los niños se divertían los adultos podían relajarse. La familia anfitriona se ocupaba de verificar que todo estuviera en orden, acomodando los regalos en la mesa asignada y asegurándose de que sus invitados estuviesen bien.
Llevando poco más de dos horas de fiesta, los anfitriones tenían todo perfectamente controlado por lo que pudieron sentarse a disfrutar del ambiente confiando en sus empleados para ayudarles. El ama de llaves le daba los últimos toques a la decoración del pastel del cumpleañero y los choferes asumieron el papel de meseros sin problema alguno, pues todos apreciaban mucho al niño y querían que tuviera un lindo día.
Joseph decidió dejar la mesa donde estaba con su madre, su mejor amigo y la hermana de éste y el hermano de Okuyasu para acercarse a saludar a sus primos y conversar un poco. Debido a que Jotaro y Dio no se llevaban muy bien, tuvo la prudencia de no asignarles la misma mesa, por lo que tendría que hacer dos viajes.
— ¡Hey! ¿Cómo les va por aquí? — Se acercó con una enorme sonrisa.
Dio no disimuló mucho su desagrado al verle sentarse en una de las sillas vacías.
— Estamos bien, Joseph, gracias — Respondió Jonathan Joestar con su habitual sonrisa amable.
— Que bien, veo que el pequeño Giogio se está divietiendo — Comentó viendo hacia el área de juegos.
Los padres del niño en cuestión hicieron lo mismo, viendo a su hijo seguir a su primo y al amigo de éste. Giorno y Josuke siempre se habían llevado muy bien, el mayor siempre le invitaba al menor a jugar y era muy protector con él, su amigo también tenía el mismo cuidado con el menor por lo que se divertían mucho cada vez que se veían.
— Puedo ver que su pequeño experimento dio resultados, Giogio parece más animado y abierto con otros niños —.
— Por supuesto que daría resultado — Comentó Dio con su acostumbrado tono arrogante y confiado.
— Nos alegra mucho en verdad — Jonathan fue más modesto. — Nos sentimos mucho más tranquilos con la idea de que Giorno vaya a la escuela pronto —.
— Es un chico inteligente, le irá bien — Aseguró Joseph palmeando el hombro de su primo. — Si necesitan algo haganmelo saber, iré a visitar a nuestro primo favorito —.
Jonathan solo sonrió con algo de gracia mientras su esposo sonrió con malicia, sabiendo que el primo en cuestión no era fanático de la energía del anfitrión.
Ajeno a los pensamientos de su primo político, Joseph se acercó a otra mesa.
— ¡Jotaro! ¡Kakyoin! — Saludó con su característica alegría, pero no fue correspondido.
Jotaro Kujo le miró con su inexpresividad de costumbre, por su parte Noriaki Kakyoin sí le dio una ligera sonrisa.
— Que bien que pudieron venir, sé que las fiestas infantiles son aburridas cuando no traes a tu propio niño — Comentó sentándose en la única silla vacía.
Joseph había dejado las mesas de sus primos con uno o dos lugares libres pensando en sentarse con ellos por momentos, también porque sabía que Josuke igual se la pasaría de un lado a otro. Josuke en realidad no tenía un lugar asignado igual que Okuyasu, pues era obvio que los niños se moverían constantemente.
— No nos habríamos perdido esta fiesta por nada, muchas gracias por invitarnos — Dijo Kakyoin.
— ¡Siempre! Lo mismo va para ustedes — Le dijo a la otra pareja que ocupaba la mesa.
— Lo apreciamos mucho — Dijo en tono tranquilo un hombre de piel oscura y cabellos largos y castaños atados en una cola baja.
— ¿Hey qué pasó con tu sobrino? Pensé que lo traerías —.
— ¡Eso quería! Pero Sherry tuvo el día libre y Guido dijo que prefería quedarse con ella — Respondió un hombre de piel sumamente blanca y blancos cabellos.
— Es una lástima, era la oportunidad perfecta para que Josuke lo conociera —.
— ¡Lo sé! — Se lamentó el hombre.
— Ya habrán otras oportunidades, Jean-Pierre — Le dijo el de piel oscura al que era su esposo.
Muhammad Avdol y Jean-Pierre Polnareff eran un matrimonio amigo tanto de Joseph como de Jotaro, ambos trabajaban en uno de los restaurantes propiedad de la madre de Joseph. Avdol era un tranquilo y sereno hombre egipcio que se encargaba de la gerencia del restaurante, mientras que Polnareff era un extrovertido y ruidoso francés que fungía como chef del establecimiento, siendo que el restaurante se especializaba en comida francesa. Siendo que Joseph administraba las propiedades de su madre, constantemente iba a monitorearlas y así fue como conoció a la pareja, por su parte Jotaro y Kakyoin los conocieron en una situación aislada.
Joseph sabía que Polnareff tenía un sobrino que era un poco menor que Josuke y siendo que cuidaba mucho de él, ambos tenían el deseo de que se conocieran, pero distintas circunstancias no lo habían hecho posible hasta el momento.
— Bueno, mañana es el día de las madres, creo que es normal que el pequeño quiera pasar tiempo con su madre — Comentó Kakyoin.
— Sí, lo sé, de hecho mencionó algo sobre una sorpresa, pero no tengo idea de a qué se refería — Dijo cruzándose de brazos pensativo.
— Ya tendrá tiempo de contarte después, es muy probable que la misma Sherry te llame para contarte todo — Le dijo su esposo.
— Hablando de madres... —.
Al escuchar la voz de Jotaro todos pusieron atención.
— No veo por ninguna parte a la madre de Josuke ¿No vendrá? — Jotaro no solía hacer preguntas de ese estilo, pero la madre de su sobrino nunca se había perdido una fiesta y no verla ahora le parecía muy extraño.
Los otros invitados en la mesa parecieron darse cuenta de ese detalle y llevaron sus ojos al anfitrión.
— Tomoko no podrá llegar a la fiesta, tuvo algunos asuntos de trabajo, pero llegará más tarde, de hecho ya debe venir en camino — Respondió Joseph con mucha calma.
— ¿Entonces por qué no hicieron la fiesta mañana? Es una fecha más cercana a su verdadero cumpleaños —.
— Bueno, eso es porque mañana es el día de las madres — Dijo sonriendo. — Josuke quiere pasar el día entero con ella, por eso eligió que su fiesta se hiciera hoy —.
— Así que él también — Comentó Polnareff pensando en su sobrino.
Joseph asintió tranquilo, pues en realidad no le molestaba y podía entender la decisión de su hijo.
Joseph y Tomoko Higashikata, la madre de Josuke, se conocieron años atrás cuando ella recién había llegado al país para estudiar en la Universidad de Austin en Texas y fue a la gran manzana a vacacionar antes de iniciar el semestre. En aquel entonces Joseph tenía 20 años y ella 18, lo suyo no había sido más que una noche casual luego de conocerse en un bar, pero un par de semanas después, ella le localizó para decirle que estaba embarazada. La noticia fue un shock total para ambos, ya que no eran más que desconocidos y en el caso de ella era mucho peor. Tomoko estaba asustada, pues era muy joven y se encontraba en un país desconocido sin familia ni amigos, no sabía qué hacer con un bebé, pero contrario a la personalidad inmadura que siempre mostraba, Joseph actuó con una responsabilidad y madurez inimaginables.
Luego de que ambos se reunieran, Joseph aceptó hacerse cargo del bebé por completo para que ella pudiera continuar con sus estudios sin dificultades, él también asistía a la universidad, pero estaba a tan solo dos años de graduarse y no recién iniciando como ella, además de contar con una gran estabilidad económica y con el apoyo de su madre, así que tras discutirlo llegaron al acuerdo de que él se haría cargo del bebé. Josuke nació y tras los días de recuperación junto a su madre, fue a vivir con él y desde entonces se había ocupado de criarlo como padre soltero, contando siempre con el apoyo de su madre y de sus amigos, sin embargo eso no quería decir que Tomoko no tenía interés en Josuke. En aquel entonces su acuerdo fue la mejor decisión tanto para ellos como para el bebé, pero ella genuinamente sentía amor e interés por el niño, por eso siempre se mantuvo en contacto por medio de llamadas y visitas. Al graduarse, Tomoko se mudó a Nueva York para estar más cerca de Josuke y le visitaba en todos sus cumpleaños y en navidad, incluso solían pasar las vacaciones juntos.
Josuke Joestar era un niño que recién cumpliría 9 años y por ende no podía entender muchas cosas, pero entendía que su padre y su madre lo amaban pese a lo peculiar de su situación y eso era más que suficiente para él.
— Así que le robaste el cumpleaños a Caesar — Volvió a hablar Jotaro.
— ¡Jajaja! No lo digas así, aunque a él no le importa — Se rió para luego encogerse de hombros.
— Oh, es cierto, hoy es su cumpleaños, debería ir a saludarle — Recordó el pelirrojo.
— Hazlo, por favor, tengo la impresión de que hoy está un poco de mal humor... Más de lo normal —.
— Siempre es él quien más se estresa por las fiestas de Josuke — Le recordó su primo.
Joseph solo se encogió de hombros con un gesto alegre. En el fondo le alegraba escuchar cuánto se preocupaba su mejor amigo por su hijo, después de todo él siempre estuvo a su lado desde el momento en el que le contó que sería padre.
Viendo a Josuke divertirse con su amigo y su primo, Joseph recordó aquella época en la que su hijo ni siquiera había nacido y pensó en lo rápido que pasa el tiempo.
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Seguimos con Josuke y todos los miembros de su familia nwn
Creo que esta será la primera ocasión en la que no es necesario dejar notas explicativas, pero si tienen alguna pregunta, no duden en preguntar.