Crown

By SamR_16

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Liah, princesa de Evigheden, próxima monarca del reino más grande y poderoso conocido hasta la fecha. Luna, p... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capitulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
XIV
XV
Recuerdo I
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L (50)
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Epílogo

Capítulo XL

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By SamR_16

SIGLO ANTIGUO

CASTILLO REAL DE EVIGHEDEN

LUNA'S POV:

-¿Alguna señal, Zúrich?

Cuestione, impaciente e irritada al no ver aún a mi esposa sana y salva. Mi nuevo guardia personal apenas había entrado a la habitación cuando hice aquella pregunta.

-Nada, Su Alteza Real. El reino de Calanthe fue erradicado por completo, pero no se encontró a Esmeralda allí.

Respire hondo. Debía mantenerme tranquila porque sabía que cada una de mis alteraciones pasaban a nuestro bebé.

Dolía llamarle así cuando no se encontraba Liah en casa.

-Debemos seguir con la coronación como si nada estuviera pasando, princesa.

Comentó, Zúrich.

Muy pocas personas sabían sobre la desapación de toda la guardia élite y la reina Liah. Sólo nosotros dos y la reina madre.

Nadie más podía. Si aquello pasaba se ocasionaría un caos. Sin embargo, hoy me tocaría ir a una junta con los altos mandos. Temblaba de solo pensarlo.

-Debo presentarme en la junta de mi esposa, Zurich, lo miro fijamente -. ¿Cómo piensas que lo haga si esos hombres no me soportan ver como reina?

Se acerca más y colocó sus manos detrás de su espalda mientras piensa las próximas palabras.

-Es su reina y punto- plantea firmemente -. Se presentará y le hará saber de su inteligencia y el por qué Su Majestad le ha elegido para gobernar el reino juntas.

Quise sonreír al escucharlo hablarme así. Parecía ser un hombre muy sereno. Aún que, sus palabras eran más que ciertas no quitaban mi nerviosismo.

-Se oye fácil.

Murmuro. Me mira fijamente y deja salir una pequeña sonrisa tranquilizadora.

-No lo será, Majestad, pero no puede perder la calma, ¿sí?

Respire hondo y asentí. Debía recordar lo que Liah me había comentado dos lunas anteriores.

-¿En qué momento del día debo estar allá?

Había proclamado, no oficialmente, a Zúrich como mi consejero y guarda personal. Confiaba en él, solo porque Liah confiaba en su persona. No quería involucrar a más personas y entramos en un acuerdo de ser así.

-Dos horas antes de la hora del almuerzo.

Asentí.

-¿La investigación? ¿Cómo va?

Suspiró y miro los informes.

-No nos están dejando entrar sin una orden firmada por la Su Majestad. En pocas palabras, sólo de la reina Liah.

Desvíe mi mirada hacia otro lado de la habitación. Que buena para nada me sentía ahora que Liah no estaba a mi lado. No podía hacer nada sin su permiso. Era como si solo fuera un adorno aquí en el reino.

-Acompáñeme, tengo algo que mostrarle.

Comento, Zúrich mientras empezaba a caminar y guiarme fuera de mi habitación. Mis damas de consejería no se encontraban ya que era domingo y no era su día libre. De lo contrario, no tendría la libertad de caminar por estos pasillos en silencio.

-Esto era algo que Su Majestad, la reina Liah, quería hacer ella misma justo hoy, pero dado a las circunstancias debe hacerlo alguien más.

Me puse de pies y le seguí. Noté que nos dirigíamos a la sala personal de Liah y fruncí el ceño. Solo una vez había pasado de aquella puerta de madera con diseños en oro. Ahora, saber que dentro no estaría ella me undía el corazón. Solo deseaba que estuviera bien y pronto se encontrará entre nosotros.

Abrió la puerta y me permitió entrar primero. El lugar estaba justamente como lo recordaba. Aún que, parecía que habían entrado hace poco a levantar el polvo y ordenar todo. El peculiar olor no estaba, ya que era el perfume de Liah. Ahora, olía a madera.

Zúrich entro y camino hasta el mueble donde la mi esposa guardaba todo. Mire todo alrededor y sentí nostalgia. Una presión en mi pecho apareció junto a unas inmensas ganas de echarme a llorar. Quería de todo corazón estar con Liah a mi lado.

-Acérquese, por favor.

Pidió, Zúrich. Lo hice y vi la carpeta en su mano de color crema.

-¿Qué es esto?

Cuestione, confusa. Realmente no tenía idea de lo que podría tener allí.

-Parecía que Liah podía prever esto.

Las palabras de Zúrich me hicieron mirarlo confundido. No pude evitar fruncir el ceño tomando la carpeta y abriéndolo.

-Es un pase seguro a otro lugar.

Miraba todo rápidamente con admiración. No comprendía del todo, pero parecía un título de propiedad con la firma puesta de Liah y otra firma sin nada en ella.

-Hace algunos meses atrás. Antes de que se desatará la guerra contra el Reino de Calanthe. Liah busco algún lugar para usted. En la investigación se encontró con un reino sin gobernar.

Deje de mirar los papeles para oír atentamente las palabras de Zúrich. Tenía muchas preguntas acerca de todo el tema que la envolvía a ella con un gran poder en otro lugar fuera de Calanthe o Evigheden.

Liah había pensado todo muy bien para cualquier emergencia como ésta.

-Hizo todo lo posible hasta poder tomarlo y hacerse dueña del lugar. Ahora, ella desea que usted fuera quien gobernará el reino. Si firma allí todo sería suyo.

Señaló el espacio en blanco para escribir. Lo mire sorprendida. Entendía lo que decía, pero no me lo podía tomar en serio de pronto. Era un tema serio del cual jamás pensé ser protagonista.

-¿Ah?

Él sonrío mirándome.

-Sí, sería la Reina suprema y Su Majestad la reina consorte.

Seguí sin creerlo del todo. Tal vez estaba comportándome como una tonta, pero no podía ocultar mi sorpresa.

-¿Yo? Jamás he gobernado algo.

Murmure apenada. Sin embargo, Zúrich se veía muy comprometido con lo que hacía.

-Su Majestad confía en usted plenamente, Su Alteza Real. Por favor, firme.

Volví a mirar el papel y entendí todo. Por eso Liah a veces desaparecía diciendo que iría a un reino vecino. También, recordaba haberla escuchando preguntado sobre ser reina suprema antes de dormir. Le parecía algo peculiar, pero respondía con total naturalidad: "Si tuviera algún reino para reinar, lo intentaría".

-Su Majestad le cambió el nombre.

Me senté, lista para firmar la petición de mi esposa.

-Su nombre posterior era reino Blomkamp. Dijo que era poco original y no sonaba poderoso. Así que le ha llamado reino Nyx.

Zúrich informo seguramente recordando las palabras que su reina le había dicho en caso de cualquier problema de estos día. Parecía que Liah podría estar previniendo cualquier problema para momentos como éstos de guerra.

-¿Nyx? ¿Qué significa?

Pregunte curiosa. Era un bonito nombre. Corto y fuerte.

-Significa: noche. Verá, cuando visite Nyx podrá darse cuenta que durante el día sale muy poco el sol. Por lo tanto, parece que fuera de noche siempre.

Asentí escuchando las palabras que salían de Zúrich. Sonaba perfecto entonces. Confiaba ciegamente en la originalidad de su esposa.

-¿Ha firmado, Su AltezaReal?

Le miré una última vez antes de sonreír y tomar un poco de tinta.

-Me haz convencido, Zúrich.

Firme rápidamente y entregue los papeles al hombre frente a mí. Zúrich los tomó y echó un vistazo para que todo estuviera perfecto. Asintió y lo guardo en otra parte de la oficina. Parecía una pequeña caja fuerte que no sabía de su existencia. Al parecer, Liah ocultaba muchas cosas.

-Ahora teniendo esto bien guardado. Debemos convencer a los altos mandos de que usted es capaz.

Comunica Zúrich con una leve sonrisa en su rostro.

-Antes debo decirte algo, Zúrich...

El susodicho se paralizó y borro la sonrisa de su rostro. La forma de decirlo al parecer no le había agradado.

-¿Le duele algo? Dígamelo de inmediato, Majestad.

Pidió mirándola completamente esperando ver cualquier seña de dolor.

-No, no. Nada de eso.

Negué repetidamente, el hombre respiro normal notablemente.

-Puede hablarme con total confianza, Su Alteza Real. De mi boca no saldría nada que fuera en contra de su voluntad o de mi reina Liah.

Prometió con total seriedad. Asentí y miré mis dedos algo nerviosa de confesar mi secreto junto a Liah que portaba en mi vientre.

-Lo sé, he visto que Liah confía en ti- aseguró -. Es sobre mí. Bueno sobre mí y de Liah. La verdad es que estoy en gestación desde hace aproximadamente siete semanas.

Zúrich volvió a paralizarse en su lugar. Se vio en la obligación de tomarse de algo con fuerza y tapo su boca con su propia mano. Su mirada se dirigio con rapidez a mi estómago aún plano y volvió a subir a mi rostro.

-¡Princesa!

Exclamoen un grito ahogado lleno de sorpresa.

-Pasaron muchas cosas por mi cabeza, pero jamás esto. Su Majestad no me había comentado absolutamente nada. Enhorabuena, Su Alteza Real.

-Gracias- sonreí -. Y sobre no haber dicho nada es por nuestra seguridad. La guerra con Esmeralda está siendo incesante y no deseábamos que nadie tuviera conocimiento de nuestra dicha. Por ahora, claro está.

Aclaré rápidamente. Él asintió comprendiendo todas mis palabras.

-Entendido, princesa- suspiró -. De mí, no saldrá ni una palabra. Lo prometo.

Levanto su mano en promesa. Reí y negué lentamente. Creía en él sin tener que hacer nada. Me había ayudado lo suficiente durante estos días sin Liah.

-Ahora, debemos ir a la junta, ¿sí?

La pequeña felicidad se esfumo de mi cuerpo con una rapidez asombrosa.

-Respire hondo y mantenga la calma.

Asentí, tomando su consejo.

Los minutos pasaron rápido y pronto me hicieron llamar para la junta. Lugar donde entraría con Zurich para tener apoyo.

El lugar quedó en silencio en cuanto la puerta se abrió. Seguramente esperarían a Liah. Su rostros mostraron confusión y buscaron la presencia de mi esposa detrás de mí. Cuando no la encontraron se miraron entre sí.

Zúrich fue el único que entró detrás de mí y se coloco a mi lado en cuanto me senté en el trono de Liah. Mierda.

-¿Dónde se encuentra Su Majestad la reina Liah?

Miré a la persona que se dirigió a mi persona de aquella manera. Podía ser novata en ser próxima reina, pero sabía muy bien que debían ser tratadas con respeto.

-Recuerde a quién se dirige al hablar, general- hable con voz firme -. Su Majestad la reina Liah se encuentra ocupada en otros asuntos. Por lo cual, me ha mandado a mí en su lugar.

Nuevamente se miraron entre sí.

-Su Alteza Real...

Seguí la voz, viendo que era el jefe de seguridad del pueblo.

-No dudamos de su capacidad para gobernar o llevar a cabo la reunión. Si  embargo, trataremos temas que vienen desde hace mucho atrás y no podemos perder tiempo en hacerle saber todo desde un comienzo.

Hablo con claridad y respeto. Agradecí en silencio que haya sido así. De lo contrario me echaría a llorar si todos fueran igual de groseros como el general.

-Dices no dudar de ella como líder, ¿pero sí de su capacidad de información, Xenón?- Zúrich hablo a mi lado -. Que gran manera de definirla.

El jefe de seguridad lo miro fijamente de una mala manera.

-No estoy hablando contigo, Zúrich- bramo el tipo -. Además, estoy hablando puramente con la verdad.

Se encogió de hombros mirando alrededor. Todos los demás asintieron de acuerdo con él.

-Entonces, trataremos temas donde no se necesite demasiada información pasada o confidencial.

Pido intentando no flaquear. Los otros dos hombres parecían querer caerse a golpes. Uno estaba a mi lado y el otro en el medio de la mesa.

-Princesa, todo tiene mucha información previa y con etiqueta  confidencial.

Hablo, nuevamente, el general. Éste tenía tenía máximo poder dentro de este lugar solo siendo sobrepasado por Liah.

-Su Majestad debería estar presente. No usted.

Esta vez se expresó de mala manera haciéndome enojar con rapidez.

-¿Debo repetirlo, general?- lo miro fijamente -. Pensé que tenía más capacidad para recordar. Digo, es el general.

Todos guardaron silencio. Al parecer había tocado algún lugar sensible de todos. Los hombres y su hombría frágil. Siempre se protegían con el machismo o fuerza bruta.

-Ahora, escúchenme.

Suspiro varias veces para llenarme de paz y suficiente fuerza para que todos me escuchen.

-Si nadie piensa colaborar, será mejor que la junta se posponga. No hasta que se den la idea de que próximamente exista una reina consorte. Cuando aquello pase, podemos crear otra reunión.

Me puse de pies, lista para salir, pero la voz del general me detuvo.

-No puede hacer eso.

Miro a Zúrich quien mantenía la puerta abierta para mí.

-Todas nuestras juntas son organizadas para los domingos a las diez de la mañana. Como hoy...

Fue mi momento de interrumpirlo.

-Hasta cuando entiendas que tendrá una reina consorte, he dicho.

Sin más, salí. Zúrich tardó un segundo en cerrar la puerta asombrado de mi poca prudencia.

En cuanto vi una pared cerca a mí, me sostuve de ella con fuerza. No sabía que estaba tan nerviosa hasta ahora. Mi corazón palpitaba con mucha rapidez y fuerza.

No podía ser posible, Luna. Le habías faltado el respeto a un hombre y sobre todo al general.

Estaba en problemas y lo reconocía.

-Lo ha hecho bien, Majestad.

Hablo Zúrich para darme fuerza. Le miré con el ceño fruncido.

-Me he cargado, gratis, al General

Negué reconociendo mi falla y que tendría consecuencias si Liah no aparecía para el otro domingo.

-Era la única manera de mantenerlo a raya, mi Reina- afirmó -. Es muy machista y piensa que siempre tiene la razón. No tenía otra opción más que callarlo de esa manera.

Trague grueso y asentí.

Espero tengas razón, Zurich.






_______________________
Nota de la autora:

Buenas buenas, aquí el capítulo del día.

Nuestra Liah sigue desaparecida y Luna entrará en presión si ni aparece :(

Triste realidad de las épocas antiguas.

Juro que no será tan larga la espera.

Espero se encuentren bien en sus cositas.

Comenten acerca del capítulo.

No olviden dejar su votito.

Sin más que decir.

Nos leemos en el próximo capítulo.

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