Crown

נכתב על ידי SamR_16

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Liah, princesa de Evigheden, próxima monarca del reino más grande y poderoso conocido hasta la fecha. Luna, p... עוד

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capitulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
XIV
XV
Recuerdo I
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L (50)
Capítulo LI
Capítulo LII
Capítulo LIII
Epílogo

Capítulo XXXV

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נכתב על ידי SamR_16

SIGLO ANTIGUO

PALACIO REAL DE EVIGHEDEN

LIAH'S POV

Compartir la corona no habia sido una tarea fácil. Mucho menos acostumbrarse a las nuevas leyes, costumbres y tradiciones.

Luna estaba haciendo su mayor esfuerzo para ser aceptada totalmente por el pueblo. Paseaba entre ellos, hablaba con ellos, hacía de todo. Su iniciativa era única y la había apoyado en cada cosa que deseaba hacer.

Sin embargo, el consejo no estaba de acuerdo con esto. Según ellos, el pueblo debería aceptarla sí o sí. No había por qué convivir con ellos. Era una monarquía, no un país político. Luna no sabía nada de lo que tuve que hacer para que sus palabrerías machista no llegarán a su oído. Ella no se merecía ser tratada de aquella manera.

Tuve que usar toda mi poder de monarca para hacerlo callar y acatar nuestra decisión. Decisión de las reinas. Vi sus rostros ponerse rojos de rabia. Pero, no tenía otra más opción que acatar la orden. Sólo estaban para dar algunas directrices, pero quienes mandaban éramos nosotras dos.

-Su Majestad, su Alteza Real pregunta por usted en la sala del té.

Mire el reloj y recordé nuestro almuerzo. Farfulle para mí misma por no haber recordado nuestra programación del día. Después de algunos días, al fin, tendríamos un momento para nosotras. La extrañaba un montón, pero nuestras responsabilidades nos hacían vernos solo poco por las noches.

Casi llegue corriendo hasta allá. La puerta se abrió ante mí y la note mirando por el gran ventanal. Su cuerpo de inmediato se giro a mi encuentro. Baje mi cabeza, arrepentida.

-Discúlpame. He olvidado nuestro almuerzo.

Veo su hermosos vestido ponerse en mi campo de visión.

Se veía sumamente hermosa este día. Sus vestidos eran únicos y dejaba claro aquello en cada uno de ellos. Tenía un diseñador especialista para ella y lo utilizaba muy bien a su favor.

-Liah, mírame.

Levanto mi cabeza, aún sintiéndome mal. La había descuidado y era mi culpa.

-No te preocupes. Sé que estás ocupada. Agradezco que hayas sacado tiempo para mí.

Comenta con su voz serena. Levanto mi rostro y veo una sonrisa tranquila.

-Claro que sacaría tiempo para ti, Luna. Siempre.

Tomo su mano y beso el dorso como tenía por costumbre. No me cansaría jamás de hacerlo.

Ella sonríe, el rubor apareciendo en sus mejillas pálidas. Rió porque aún después de todo este tiempo se sonroja por pequeñas palabras mías.

-¿Almorzamos?

Cambia de tema, señalando la mesa. Afirmó con mi cabeza y nos dirigimos hasta allí.

Abro su silla, se sienta y luego me siento yo en mi silla. Frente a frente. La comida se veía riquísima, además no había desayunado. Pronto, estábamos ambas comiendo y conversábamos en pocas ocasiones.

-Está mañana haz salido muy temprano de la cama- comenta, asiento con mi cabeza -. ¿Algo muy importante?

Suspiro. Si tan solo supiera.

-Estamos teniendo problemas con otro reino.

Comento, ella me mira interesada.

-¿Cuál reino?

Cuestiona con curiosidad.

Pienso en si decirle. No quiero decirle que por diferentes opiniones, nuestro reino y el de su padre se han visto en una discusión donde las tropas militares se han movido a la frontera. ¿Cómo afrontar aquello? ¿Cómo decirle?

-¿Liah?- frunce el ceño, preocupada -. ¿Todo está bien? Me estás preocupando.

La miro y tomó una bocanada de aire. Debía decirle, hablamos del reino que gobernaba su familia y además era reina del pueblo con el cual estaba teniendo luchas.

-El reino... Es el de Calanthe.

Murmuro, aún cuando ella escucha claramente.

Deja la cuchara a un lado y me mira atentamente. Espera una explicación y no sabía por dónde empezar. Habían muchos temas, desde muchos años atrás y que ahora habían salido a relucir con mucha más insistencia y dureza.

Esmeralda estaba subiendo al trono y solo estaba causando más problemas. Había ido a hacer una visita, hace unas semanas atrás. Hablé con el rey, quedamos en acuerdo y luego Esmeralda rompió aquello. Como reina no podía quedarme de brazos cruzados y le hice saber mi descontento con su movimiento precipitado. Quería extender su reinado a la fuerza. La frontera se movería acortando nuestra fortaleza. Era imposible permitirlo.

-La futura reina Esmeralda ha querido aumentar su reino- hablo mirándola -. No tengo problema con ello, pero ha decidido hacerlo a la fuerza contra nuestra frontera. Sin mi consentimiento o si quiera comentarlo conmigo. Ha tomado pequeños pueblos allí. No puede hacerlo así a lo ligero. He demostrado mi poca felicidad ante aquel movimiento. Las tropas se están moviendo hacia allá. No podemos permitir que lo haga. Si ella lo consigue, los demás reinos querrán hacerlo y quedaremos hechos nada. Nuestro ejército es grande y poderoso, pero no infinito. No pienso arriesgar mucho y contraatacaré si es necesario.

Hablo cada detalle importante que ella debe saber.

-Esmeralda...

La escucho murmurar negando. Se veía algo afligida por la nueva información acerca de su propia hermana.

-Siempre te quiso como esposa. No me es extraño que se mueva por celos o enojo. Pensaba que sería reina de Evigheden y Calanthe.

Confiesa con su voz muy baja. Parecía que no lo hubiera querido decir en voz alta, pero escuche todo muy claramente.

-Se ha equivocado de gran manera.

El postre llega, haciéndonos guardar silencio.

Compartimos un pequeño pedazo de dulce de frambuesa. El postre favorito de Luna después de las fresas con chocolate. Lo amaba y cada vez que podía lo comía, así que normalmente lo pedía para nuestro postre en las cenas. Podría decir que se estaba haciendo uno de mis sabores favoritos, pero sabía que el puesto número uno de fanática por aquel sabor sería Luna. Prefería mil veces probar ese sabor desde sus labios.

-¿Damos un paseo?

Comenta, terminando de comer y limpiar sus labios.

Suspiro, perdí tiempo en no limpiarlos yo misma. Estaba sumergida en mis pensamientos acerca de la próxima guerra. Sería imparable, Esmeralda quería dar pelea y la iba a dar. Pero no pensaba quedarme sentada viendo como mis tropas caían poco a poco. Si era necesario iría allí y dejaría todo aquí en manos de la persona que confío ciegamente. En Luna.

-Por supuesto.

Me pongo de pies, luego me acerco a ella y le extiendo mi mano. Ella lo toma y me sigue fuera del comedor.

-Daremos un paseo, los caballos.

Pido al guardia de la puerta trasera.

El asiente y corre para acatar mi orden. Luna apoya su cabeza en mi brazo y me veo en la obligación de darle un poco de cariño que había restringido yo misma. A veces, por mi poco afecto a los demás, olvidaba tratarla como lo merecía siempre. Cuando despertaba de aquella mala educación, me sentía mal y le pedía perdón aún cuando ella no entendía el por qué. Decía que no era necesario siempre estar juntas como dos caramelos. Podíamos tener nuestra distancia, pero tampoco tan lejana. Además, entendía que ambas teníamos puestos importantes que ocupar y nuestras cabezas estaban llenas de diferentes tema. Ella aceptaba que, al igual que yo, olvidaba darme las buenas noches o los buenos días.

Nuestra relación estaba siendo muy graciosa. Así decía mi madre y Oxford. Suspiro recordando que Oxford tuvo que cumplir con sus obligaciones y debió volver a la guerra. Aún que le había subido de puesto y ahora no estaba donde el fuego consumía a las personas a cada nada.

Estaba a salvo. Después de todo, estaba esperando a un hijo con su esposa. Se había propuesto sentar cabeza y lo estaba haciendo muy bien.

-Los caballos están preparados para ustedes, los esperan en el establo.

Informa el mismo guardia.

Luna agradece y nos dirigimos hasta allá. Allí se encontraba Trinidad y su nueva yegua, Princesa. Eran inseparables y lo aprovecharíamos para poder sacar potrillos grandes y fuertes como Trinidad y agilidoso como su madre.

Luna beso mi mejilla haciéndome volver al presente. Sonreí hacia ella. La ayude a subir a su nueva yegua y luego subí con facilidad en Trinidad. Se contento en cuanto nos vio. Me he puesto un poco celosa al verlo estar mucho más animado con Luna que conmigo, que soy su dueña desde que nació. No podía creerlo.

-No estés celosa, Su Majestad.

Dice, riendo. Luego galopa su yegua y sale corriendo.

Rió yendo detrás de ella. Sería una tarde larga y divertida. 







______________________
Nota de la autora:

Buenas buenas, aquí el capítulo del día.

Un poco corto el capítulo de hoy, pero es porque he estado un poco ocupada esta semana pasada. Aún así, no les he olvidado <3

Espero que les guste.

Dejen sus comentarios si así es.

No olviden sus votitos.

Sin más que decir.

Nos leemos en el próximo capítulo.

המשך קריאה

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