El Oasis (Gaara x OC)

By FerLake_Jr

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Aiko es una joven nacida en el pacífico País de las Verduras que sueña con ser un ninja desde muy joven, por... More

Una pequeña gran pelea
Una pelea más grande
Aiko no es genin
El examen chunin: primera parte
El examen chunin: segunda parte
El examen chunin: tercera parte
Konoha en apuros
Victoria pasajera
Nuevas misiones
Una charla
El rescate fallido
Duelo
En casa
Misión de rescate
Segundo Exámen Chunin
Aiko vs Gaara
Los nuevos exámenes
Sunagakure
El ataque al Kazekage
Equipo de cinco
Han pasado tantas cosas
Confesiones
***
Misión solitaria
Misión cumplida
***
Despedida
De vuelta a casa
La peste
Yamato sensei
La carta
Las enseñanzas de Shizune y Tsunade
Cabello castaño

Entrenamiento

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By FerLake_Jr

- ¿Cómo te sientes?

Aiko había abierto recientemente los ojos y se había encontrado con la enfermería en penumbra. Los exámenes habían terminado hace un par de horas, el sol acababa de ponerse tras las montañas y ella estaba aún en aquella camilla tapada con una delgada sábana blanca. A su lado se encontraba Kazuo, que, con su voz tranquila, volvió a preguntar:

- ¿Cómo te sientes?

- Bien- respondió, sentándose- ¿Estuve durmiendo tanto tiempo?

- Sí- asintió Kazuo- Estabas agotada, pero no tan herida, por eso te dejaron aquí y no te llevaron al hospital.

Aiko miró a su alrededor, las otras cinco camillas de aquella pequeña sala estaban vacías. Genki estaba dormitando en una silla y Kazuo estaba de pie junto a ella. No había nadie más. Quiso preguntar por Gaara, pero se avergonzó antes de pronunciar palabra. Seguramente ya había vuelto a Suna con sus hermanos.

- Gaara me dijo que la Hokage vino a verte- añadió Kazuo mientras Aiko se abrochaba las sandalias grises.

- ¿Lady Tsunade? ¿Por qué? – la impresión de oír que la persona más importante hubiese ido a verla la sorprendió más que el hecho de que hubiese sido Gaara el que se lo comentara a su compañero. Pasó por alto que para que Gaara supiera sobre la visita de Tsunade, era probable que él hubiera estado con ella en aquel momento.

- Tu ninjutsu floral es extrañamente poderoso- explicó Kazuo en un susurro- Aún tienes que perfeccionarlo, pero Gaara me dijo que Lady Tsunade piensa que es un Kekkei Genkai o algo así. Y te hizo una prueba de ADN.

Aiko miró a su compañero con una mueca de escepticismo. Por supuesto que confiaba en Kazuo, pero todo aquello parecía demasiado surreal. Ella no era una usuaria de Kekkei Genkai porque no provenía de ninguna familia ninja y el hecho de que pudiera controlar las plantas era solo fruto de su estudio, de un montón de ensayo y error. Dudar de aquello le permitió centrarse en el detalle que estaba pasando por alto.

- ¿Por qué Gaara te contó todo eso? – preguntó seria, mientras se rehacía las trenzas.

- Porque él estuvo contigo cuando Lady Tsunade vino, ella le contó porque tu estabas durmiendo. Cuando Genki y yo llegamos, Temari vino a buscar a Gaara y se fueron a su aldea. Si no me crees- añadió Kazuo, levemente exasperado y señalando a su amigo- Despiértalo y pregúntale.

- Si lo voy a despertar- asintió Aiko- Pero para que vayamos a cenar. Me muero por un plato enorme de arroz y huevo. Y un montón de te verde.

- ¿Qué hay de la Hokage? – preguntó Kazuo.

- No voy a discutirle con el estómago vacío- le contestó sonriendo- Iré mañana a primera hora, te lo prometo.

- Gaara se sentía culpable por lo de la pelea- agregó el chico pelinegro mientras su amiga se acercaba a Genki en puntillas, con la intención de tomarlo por sorpresa. Aquel comentario hizo que frenara en seco y se quedara con la vista fija en el suelo.

- Pero no me pasó nada- rio, aunque con un dejo de tristeza en la voz- Soy tan débil que no tuvo que esforzarse.

Kazuo iba a decir algo más, pero Genki abrió los ojos y los saludó con un amplio bostezo.



...



Tal como lo había prometido, Aiko estaba afuera de la oficina de Lady Tsunade a las siete de la mañana. La Hokage apareció quince minutos después, con un par de carpetas en la mano y con Shizune pegada a la espalda, como siempre.

- ¿Gaara te dio mi recado? – le preguntó a modo de saludo, mientras abría la puerta de la oficina.

- Kazuo- corrigió Aiko, anormalmente seria. La última vez que había estado en aquella oficina se había enterado de la muerte de su maestro, por lo que un dolor punzante comenzó a molestarle en el pecho, pero se esforzó por ignorarlo.

Tsunade tomó asiento en su escritorio y dispuso las carpetas sobre la mesa. Una de ellas tenía el nombre de Aiko escrito recientemente a juzgar por el brillo de la tinta. Miró a la chica firmemente a los ojos antes de explicarle todo el asunto.

- ¿A qué edad Kikunojo te enseñó el ninjutsu floral? – preguntó la voluptuosa mujer mientras su sobrina política le servía una taza de té.

- A los siete- contestó Aiko con solemnidad- Los Kekkei Genkai generalmente no se pueden enseñar ¿O sí? Y antes de cualquier otra sugerencia, mis padres son agricultores, no ninjas. Y estoy perfectamente segura de que soy la hija biológica de ambos.

- Cielo santo- rio Tsunade- Hablas más de la cuenta cuando estás enojada ¿Por qué la idea de tener un Kekkei Genkai te molesta?

- Porque quiero que mis habilidades sean fruto de mi esfuerzo, no de una herencia. Y porque si realmente es algo que tiene que ver con mi familia- la voz de Aiko se quebró- y nunca me lo dijeron... no dejan de darme razones para no confiar en ellos.

Shizune levantó las cejas y se tapó la boca con una mano. Tsunade bebió un sorbo de té y suspiró. Analizó a la joven delante de ella y muchos pensamientos se le arremolinaron en la mente. Desconfiar de la familia era un lujo que no muchos podían darse, porque en aquellos tiempos lo más común era perderla. Se veía en sus ojos que a la chica le dolía aquella relación rota con sus padres, pero fiel a sus ideales, iba a seguir adelante aún sin su apoyo. Se vio reflejada en ella por unos instantes, así como lo había hecho una vez con Sakura e incluso con Naruto.

- Los Kekkei Genkai también requieren de un arduo trabajo. ¿No recuerdas los examenes pasados? Se que Hinata perdió contra Neji a pesar de tener la misma habilidad, pero Neji tenía más experiencia y confianza, y por eso era mejor. Y respecto a tu familia, ellos tendrán sus razones para ocultarte sus orígenes. Pero yo tengo las mías para revelarlos.

Con un elegante movimiento de su mano derecha, acercó la carpeta hacia Aiko, quien la abrió nerviosa. La primera página era su registro, igual que el de todos los demás, con una pequeña foto y sus datos personales. La siguiente eran los detalles de su prueba de ADN que no se molestó en comprender y la tercera hoja era un árbol genealógico enorme, aunque incompleto. Su nombre aparecía bajo el de sus padres, los que a su vez estaban bajo los nombres de sus abuelos y así sucesivamente hasta llegar a ... Sus ojos castaños se movían de un lado de la hoja al otro, de forma frenética. Miró a Tsunade con los ojos tan abiertos que sentía la presión en los párpados. Tsunade intentó animarla con una pequeña sonrisa.

- Mi madre... ¿Puede ser que por eso nunca quiso que yo fuera un ninja? – preguntó Aiko con un hilo de voz.

- Es probable- asintió Tsunade- La disolución del clan debió ser difícil y dolorosa para su familia. No es agradable verlos morir uno a uno.

Aiko cerró la carpeta y la dejó sobre el escritorio. Tenía la respiración entrecortada de la impresión. Pertenecía a un clan, un clan casi extinto, pero un clan poderoso después de todo. Y su forma de desaparecer parecía ser la causa de la aversión de Kaori hacia todos los ninjas. Que su propia hija fuera una kunoichi no hacía más que recordarle todo lo malo de aquel estilo de vida: guerras, secuestros, muertes. Todo aquello de lo que había huido aparecía en su casa, luego de haberse gestado en su propio vientre.

- ¿Y ahora qué? – preguntó Aiko, aún aturdida.

- Seguir entrenando- contestó Tsunade, poniéndose de pie- Es lo único que podemos hacer cuando no estamos peleando.


...



"La tercera es la vencida" pensaba Aiko mientras peleaba con Rock Lee en el dojo que este había improvisado en el bosque varios meses atrás. Sus segundos exámenes chunin se habían celebrado hace semanas, pero ella y su equipo ya querían prepararse para los del siguiente año. Rock Lee estaba radiante al tener ahora a tres "estudiantes" en lugar de solo uno.

- Concentra la fuerza en el talón, sí, así- le corregía el chico de cejas gruesas mientras Aiko se esforzaba en darle patadas cada vez más fuertes, a pesar de estar cansándose con rapidez.

Genki estaba tirando en el suelo con los brazos y piernas estirados como una estrella de mar y Kazuo bebía agua de una botella como si hubiese pasado semanas en el desierto. Rock Lee ya había peleado con ambos y les había ganado, pero a penas estaba sudando. A los tres extranjeros les sorprendía sobremanera su resistencia, y más aún, su buena voluntad para enseñarles como pelear. Aiko intentó darle una patada más, pero resbaló en su propio sudor y cayó al suelo de forma estrepitosa. Aunque Lee le ofreció su mano para ayudarla a ponerse de pie, decidió quedarse a descansar en la misma posición en la que había caído.

- Estoy...muerta- jadeó con una sonrisa.

- ¡Ignora el cansancio! - gritó Lee- ¡Tienen que seguir entrenando si quieren pasar el examen del próximo año!

El examen del próximo año. Sonaba lejano, pero no faltaba tanto. Sabían que se presentarían nuevamente Tenten, Ino, Hinata, Kiba, Kankuro y un montón de ninjas de otras aldeas. Además, se realizaría en Iwagakure no Sato, la Aldea Oculta de las Rocas, por lo que era posible que un buen puñado de ninjas hábiles en ninjutsu de tierra se hiciera partícipe, y por ello era necesario mejorar su fuerza y resistencia.

Mintras Rock Lee insistía en que Aiko se pusiera de pie, Kazuo corrió hacia él y lo atacó por la espalda. Lee alcanzó a bloquear la patada con su antebrazo y continuaron peleando de forma amistosa. Aiko se arrastró a un lado entre risas, mientras Genki seguía con la mirada pegada al techo.

- La tercera es la vencida- susurró, a pesar de que siempre hablaba fuerte- Si pierdo esta vez, voy a retirarme.

- No puedes estar hablando en serio- lo reprochó su compañera, mirándolo con el ceño fruncido.

- No voy a humillarme por cuarta vez – insistió- Tengo catorce, para el examen tendré quince. Van a participar chiquillos de doce años y ¿Qué pasa si me ganan? ¿Te acuerdas de Kioko?
La mejor amiga de Aiko, por supuesto que se acordaba, aunque hace meses que no sabía nada de ella.

- Ella ya se retiró. Hablé con ella la última vez que estuve en casa. La mayoría dejó de intentarlo, la verdad. Yurinojo no los consideró lo suficientemente buenos para enviarlos al examen pasado. Así que optaron por otras cosas, la mayoría cambió su entrenamiento para ser guardias del señor feudal- los ojos castaños de Genki habían perdido el brillo, su cara no mostraba ni un ápice de sonrisa.

- Pero...- Aiko no sabía qué decir. No podía creer que su mejor amiga hubiese abandonado el sueño de ser una kunoichi. Tampoco podía creer que Genki lo estuviera considerando.

- ¿No te daría vergüenza ver como Gaara sigue avanzando mientras tu sigues perdiendo?
Aquella pregunta la desconcertó por completo. La respuesta era sí, de hecho, por eso no se había molestado en ir a Suna a pesar de que Gaara se lo había pedido. Le avergonzaba dictar sus clases de botánica aún siendo genin, a penas un escalón más arriba que los pupilos que Gaara le iba a asignar. Pero no entendía por qué Genki tenía que sacar a colación al pelirrojo para reforzar su opinión. Era innecesario e incómodo.

- ¿Qué tiene que ver Gaara en esto? – se limitó a preguntar, sonrosada- ¿Insinúas que también voy a perder la próxima vez?

Genki se sentó con rapidez, aguantándose el mareo que significaba cambiar de posición de forma tan brusca. Miró a Aiko con la mayor expresión de seriedad que había hecho jamás y habló tan serio como se lo permitía su personalidad jocosa.

- De los tres, creo que eres la única que tiene futuro.

Aiko lo lanzó de vuelta al suelo de un puñetazo, el cual pasó desapercibido entre el sonido de los golpes que Kazuo y Lee se daban mutuamente. Se puso de pie y salió corriendo del dojo, hecha una furia. Le molestaba que, aunque lo último había sido una estupidez, mucho de lo que dijo Genki era cierto.

No toleraría seguir perdiendo.



...


Aunque luego de unos días se reconciliaron, entrenaron con entusiasmo y realizaron con éxito algunas misiones,  Aiko se sentía tremendamente presionada. Genki se había vuelto la personificación de su miedo al fracaso.

Un día, mientras reflexionaba comiendo dangos en un pequeño claro del bosque, Sakura llegó corriendo hacia ella agitando un sobre, toda entusiasmo y alegría, por lo que fue imposible seguir sintiéndose preocupada. Aiko la invitó a sentarse junto a ella, y Sakura aceptó.

- Tardé un montón en encontrarte ¡Te busqué por todo el pueblo! Esta carta es para ti- le dijo entre risitas mientras le entregaba el sobre, ligeramente arrugado.

- ¿De quién es? – preguntó Aiko, abriéndolo con delicadeza.

- Duh, de Gaara- contestó Sakura, con una mueca. Aiko puso los ojos en blanco pensando que su amiga estaba siendo sarcástica, pero su sorpresa fue grande cuando notó que decía la verdad. En una caligrafía bastante bonita podía leerse que el remitente era Gaara y que el destinatario era ella.
Se acercó el papel a la cara y comenzó a leer.

"Envío esta carta a Konoha suponiendo que aún te hospedas ahí y que desconozco si nuestras aves podrían llevar la correspondencia hacia el País de los Vegetales. Ha pasado tiempo desde que aceptaste mi ofrecimiento para apoyar en nuestra academia ¿Por qué no has venido?"

Era corta, precisa, sin rodeos. Sakura estaba muerta de ganas de que Aiko le dijera de qué se trataba y no podía dejar de imaginar en que quizá aquella misiva tuviera ciertos toques de romance.

- Si crees que es una carta de amor o algo, no lo es- rio Aiko- Es más bien una propuesta laboral, supongo- comentó, entregándole la carta para que también la leyera.

- ¿Te pidió ir a Suna?

- Sí

- ¿No has ido en todo este tiempo?

- Nop.

Sakura habría golpeado a Aiko. En su mente lo hizo. Se limitó a suspirar desanimada y le devolvió la carta.

- ¿Vas a responderle algo? El ave sigue esperando.

- ¿Qué le puedo decir?- preguntó Aiko, más como un monólogo que como una pregunta para Sakura- Quiere que le enseñe cosas a los genins siendo yo una genin. Aquí en Konoha era divertido, pero ahora me resulta vergonzoso.

- ¿No te sientes...a su altura?- aventuró Sakura. Ella se sentía así constantemente cuando aún trabajaba junto a Sasuke, quien la toleraba pero nunca la había tratado con admiración (no que ella lo notara, al menos)

Aiko asintió con la cabeza.


...


"En cuanto me convierta en chunin, te ayudaré como sea posible."

La respuesta de Aiko era sorpresivamente más corta que su carta. Había esperado una gran justificación, un saludo cordial, una anécdota, como si Aiko en persona hubiese estado hablando con él, así como lo hacía cuando estaban en la academia de Konoha. ¿Seguía molesta por su pelea? ¿Debió haberse disculpado? ¿Disculpado de qué exactamente? Gaara quería comprender la situación, pero le era imposible. Consideró pedirle ayuda a sus hermanos, pero desechó la idea. Lo único que podía hacer era esperar los próximos exámenes, donde esperaba de todo corazón, ver a Aiko salir victoriosa. 


He revivido, pero no por mucho.

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