Decay: LAUGHING BOY.

By ZAEL-SAND

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[VOLUMEN 1] Nacer sin un quirk sera un símbolo de discriminación, pero también nacer con un quirk incorrecto... More

Prologo 00: Mi quirk es...
CAPITULO 1: YO... TENGO MIEDO.
CAPITULO 2: ¿Que clase de persona quieres ser?
CAPITULO 3: EL CHICO FRAGMENTADO Y EL HOMBRE VACIO.
CAPITULO 4: YO NO PUEDO SER UN HEROE: I
CAPITULO V: NO PUEDO SER UN HÉROE: II
CAPITULO 6: YO... PUEDO SER UN HEROE.
CAPITULO 7: ONE FOR ALL.
CAPITULO 8: SU COMIENZO.
CAPITULO 9: EL CHICO DEL DETERIORO.
CAPITULO X: UNA MANO AMIGA.
CAPITULO 11: LA ACADEMIA DE HÉROES.
CAPITULO 12: AQUELLOS SUS DIAS INFERNALES.
CAPITULO 13: DOBLE PECULIARIDAD.
CAPITULO 14: ¡SIN RENDIRSE!
CAPITULO XV: EL ROL DE CADA UNO. PT1
EL ROL DE CADA UNO. PT 2
EL ROL DE CADA UNO. PARTE FINAL.
EL PRIMER ESCALON.
AMIGOS.
CAPITULO XX: PRE-USJ.
CAPITULO 21: BETA.
CAPITULO 22: EXPLOSION, HIELO, VUELO Y....
CAPITULO 23: AQUELLO QUE SE HA DE DESTRUIR.
CAPITULO 24: DEVASTACION.
CAPITULO XXV: CICATRICES Y PREGUNTAS.
CAPITULO 26: REGRESO A LA U.A
CAPITULO 27: NEJIRE HADO.
SHIMURA'S FAMILY: PT 1
SHIMURA'S FAMILY: PARTE DOS
SHIMURA'S FAMILY: PARTE FINAL.
ESCARLATA.
ESMERALDA & ESCARLATA.
LA RISA DE UN NIÑO.
UNA FLOR PARA HANNA.
¡RUGE, FESTIVAL DEPORTIVO!
LOS DONES MAS FUERTES.
MEDIA LUNA
TENAZ
DECAY - ANUNCIO IMPORTANTE.
BATALLA DE CABALLERIA HUMANA.
ENEMY: PARTE 1
ENEMY: PARTE DOS.
LAUGHING BOY.
DE SHIMURA TENKO PARA MIDORIYA IZUKU
SEGUNDA OPORTUNIDAD.
LLAMAS.
NUESTRO PODER.
SHIMURA TENKO & MIDORIYA IZUKU
AQUELLOS DOS.
DECAY.
NEXT'S VOL.

EL ABISMO DE MIDORIYA IZUKU.

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By ZAEL-SAND

¿Qué es un abismo?

Dentro del basto mundo existen diferentes maneras de describir el abismo desde un punto psicológico, religioso y etimólogo. Sin embargo solo una definición podrá ser capaz de describir aquel fondo sin final que en la cabeza de Midoriya Izuku reside. Un enorme y gran abismo como el del mar.

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CAPITULO 43

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Una vez más aquella sensación le recorre la existencia.

No duro más que un simple instante, tan corto como la destrucción de una gota de lluvia al caer en una superficie. Es justo como una gota destruyéndose que se ha de poder describir la sensación que corroe el cerebro de aquel chico.

Un sonido sordo de algo quebrandose rimbomba en su cabeza y la oscuridad que sus ojos cerrados habían creado se dispersa en una explosión de miles de colores en una sola dirección, recto.

Un camino se ha de vislumbrar en su mente en un pasillo oscuro iluminado de miles de colores que al llegar a cierta distancia estallan en estridentes explosiones y de ahí nacen fragmentos de vidrio disparados hacia los muros donde se incrustan y en estos una luz plateada sale como reflejo hasta que en el vidrio se refleja su rostro.

Una y otra vez, una tras otra hasta el cansancio.

«¿Qué rostro era el que se reflejaba?» no había, no persistía pues solo el lienzo de una cara sin expresión de cabellos dorados se encuentra en aquel reflejo formado de recuadros fragmentados, resquebrajados como lo es lo propio de un cristal roto.

[¿Dónde...?]

Solo la voz de su cabeza reside en aquel lugar y cuando finalmente él puede ver más allá de todas aquellas experiencias lo único que en sus sentidos se encuentras es el tacto.

El recordó que existía, como aquella vez en USJ cuando durmió tras la caída.

Su cuerpo resintió este pensamiento y por ende cada fibra de dicha existencia comenzaron a tomar lugar en lo basto de su mente dándole como resultado la dicha de sentir una dura y firme superficie en su trasero. Consiguiente a esto vino la misma sensación pero ahora en sus antebrazos y plantas de los pies.

Izuku pudo describir esta sensación como la de una persona que se encontraba sentada en algún tipo de mesa por lo cual, antes de poder dudar o poner otra teoría de su sentir, lo siguiente que vino de su cabeza a su realidad fue el oído.

El vapor chirriante de una tetera, los sonidos de las aves de una mañana fría y ventosa acompañada de los autos que en ratos pasaban. También estos sonidos se vieron sumados a los de algo metálico golpeando un especie de vidrio o algo así.

Era obvio, el sonido de una cocina pues al momento de que su oído había vuelto, el escucho una voz.

―Parece que hoy será un día lluvioso ―dijo la voz aguda detrás de Izuku―. ¿Deberíamos ir a la escuela hoy? Creo que no tengo muchas ganas de ir pero mientras tú quieras ir, yo iré. Solo dilo.

Era claro que aquella voz era de una fémina pues el tono sumiso pero a la vez recto solo podría ser emitido por una chica.

Entonces fue cuando su vista volvió y como una fiera salvaje este se dio la vuelta tomando el respaldo de la silla con su mano cubierta de vendas y girando su torso hasta encontrar sus esmeraldas ojos con un par de esferas ámbares delante de él.

Una figura se había dibujado en la pupila de sus ojos.

―H-himiko... ―dijo en tono de asombro.

Una joven que era muy hermosa reposaba en sus pupilas.

Una chica que tenía un cuerpo ágil y gracioso. Su cabellera rubia y pesada algo despeinada la cual despedía brillos rosados y era suave como la más fina seda de china. Sus grandes ojos parecían dos estanques gemelos en una noche de luna. Sus mejillas redondas y delgadas tenían un rubor de frutas recién maduradas. Y su boca, tan roja y pequeña semejaba una fresa silvestre.

Si, Himiko era preciosa.

*PAF*

En un instante izuku se había puesto de pie empujando detrás suya aquella silla en la que sentado había estado. Esta misma reboto en la mesa de madera cayendo a un costado del chico que de pie estaba.

En su rostro habitaba un gran temor mientras que en rostro de la joven que acababa de presenciar todo esto no había absolutamente nada más que una ligera sonrisa desdeñosa.

*CHIIIIII*

El sonido chirriante de la tetera avisando que el agua estaba lista inundaba aquella vieja cocina la cual a pesar de sus años de existencia estaba muy bien cuidada a tal punto de llegar a pensarse que podría ser recién instalada, aun así, daba unos aires a años pasados.

―¿Qué dices? ―inquirió toga.

―¿Eh?

Izuku se notó confundido.

La chica ni si quiera se había molestado en decir algo sobre la silla recién caída ni la actuación que el chico había tenido. Era como si no hubiera visto nada y simplemente tuviera su atención y deseo en la respuesta que esperaba de izuku.

―L-a e-s-c-u-e-l-a digo. ¿Vas a querer ir hoy? ―volvió a preguntar por segunda tercera vez.

―¿E-escuela...? ―izuku se detuvo un segundo y agito su rostro de lado a lado―. ¡...!

En seguida un dolor acaparo toda la atención de izuku obligando que este fuera aturdido por un estridente pitido en su oído que termino por...

[¿Aun duele?]

Una brumosa sensación como si las nubes te arroparan al caer del cielo. Y una vez más el no sentir sus extremidades y cuerpo se había transformado en su rutina hasta que el susurro llamado de Himiko lo regreso a la realidad.

―Está bien, no tienes por qué forzarte. Estoy yo aquí y no necesitas nada más.

Los brazos de Himiko se encontraban rodeando el cuello de izuku hasta que sus palmas habían terminado en su nuca. El mentón de la chica se posó sobre el hombro del chico y esta enterro su boca en lo esponjoso de la camisa oscura.

«¿Qué era esa sensación que le recorría toda la vida?» izuku apreto los dientes y parpadeo un par de veces cuando flashes de distintos colores golpearon su vista como los cuales atacan tus ojos cuando miras el sol directamente.

Era apenas el amanecer de un 3 de agosto. Midoriya Izuku se encontraba en el hogar de los Himiko con apenas 11 años de edad mientras la anfitriona quien en brazos lo tenía contaba con la edad de 13 años.

Desde un principio, Himiko Toga fue mayor que Izuku pues dos años los separaban.

―Iré... ―dijo cohibida mente.

Reabriendo sus ojos parecía que algo se hubiera disipado de su cabeza y toda su atención se detuvo en el vapor que brotaba de la tetera.

―Bien, está bien. De todas formas no puedo dejarte solo ―Himiko despego su rostro del hombro inferior de izuku para luego separarse y dejar sus palmas a un costado de su cuello―. Vamos, desayunemos.

La mirada de aquella chica era hipnótica pues cuando izuku encontraba mirada con ella no podía pensar en otra cosa que no fuera toga y cuando esta hablaba le era totalmente imposible no prestarle atención.

Todo lo demás que en el mundo persistiera en el mismo momento que las palabras de la chica se entonara desaparecía totalmente solo dejando su voz en el plano del oído.

[Últimamente estos días he tenido una sensación ambigua. Usualmente las ignoro pero, realmente se ha vuelto muy difícil diferir de esa emoción.]

Las pasillos de la escuela primaria normalmente gozan de una gran gama de estudiantes desde los 7 años de edad hasta los 12 años de edad donde estos al terminar ese último grado pasan a octavo grado donde les espera la escuela secundaria. Midoriya Izuku se encontraba en su penúltimo año de escuela primaria la cual tenía como nombre «Escuela Orudera».

Este instituto contaba con la escuela primaria y secundaria una al lado de la otra por la cual el encuentro de niños pequeños con jóvenes adolescentes era de lo más normal del mundo a la hora del desayuno.

Para algunos este simple hecho les parecía bastante bueno puesto que hermanos de distintas edades podrían estar uno al lado del otro por lo cual muchos padres discernieron que esta escuela era la opción correcta pues al estar en una zona bastante accesible para los padres de familia les otorgaba la oportunidad de estar casi siempre en todos los eventos que esta escuela realizara como festivales deportivos y festivales culturales que cada año con tanto esmero hacían.

Debido a que esta escuela contaba con primaria y secundaria por obvias razones era una de los institutos de educación temprana y mediana con mayor apoyo económico por lo cual el plantel era enorme y contaba con tantos salones de clases que normalmente para ser llenados se creaban salas de clubes hasta de las cosas más sencillas como estudiar los insectos o admirar el espacio.

Era un plantel muy didáctico y por obvias razones muchos padres como hijos eran felices de asistir aquí, sin embargo... no significa que todos lo sean.

*¡Thom!*

Un fuerte golpe trajo consigo la caída de un chico justo en la entrada de la zona primaria donde los casilleros de zapatos se encontraban ubicados.

―¡Quítate de en medio bufón! ―le espeto un niño de cuernos doblados y ojos oscurecidos como los de un escarabajo hacia otro que se encontraba de rodillas con la espalda en los casilleros metálicos.

―Gah... ―más que un quejido fue solo un soplido.

Los esmeraldas ojos de aquel chico traspasaron por sus mechones arraigados en su rostro. Una vez más podía ver a aquel chico empujándolo como era de costumbre. Ya ni si quiera parecía molestarse más bien era como su rutina y aunque una tras otra trato de evitar que esto se convirtiera en eso, aquel joven «Utsugi Reiji». Era un niño gordinflón pero no por grasa sino más bien por su fisiología parecida a la de un escarabajo dotándole de un gran tamaño para un chico de su edad que por cierto no superaba más de los 12 años.

*¡SPLASH!*

La rutina apenas empezaba pues un valde de agua fría caía encima de su cabeza bañándolo por completo.

―¡Buahahah! ―un grupo de niños se había colocado del otro lado de los casilleros asomándose por encima de estos con rostros burlescos en su rostro.

[A veces era odio, decepción y tristeza.]

―Si sus brazos abren tengan miedo de que los abrace pues seguramente los arrase. De sus manos solo nace lo que se deshace pues Midoriya no hay quien se le alce.

Bufidos saltaron y risotadas golpearon su pecho.

―Midoriya nació en un basurero y se le va la olla por el agujero, ¡Él se burla cuando muero!

Una canción infantil que comenzaron a repetir.

«¡Si sus brazos abren, tengan miedo que los abrace, pues seguramente los arrase!»

«¡De sus manos solo nace lo que se deshace pues Midoriya no hay quien se le alce!»

«¡Midoriya nació en un basurero y se le va la olla por al agujero, él se burla cuando muero!»

El reflejo en sus pupilas sosegó y su brillo se desvaneció. Midoriya Izuku se dio cuenta que ese día sería igual a todos los demás.

Izuku pensó rápidamente sobre qué sería de, el si estos días siguieran hasta el día de su muerte. Pues estos momentos daba la impresión que por mucho que el intentara cambiar, su entorno no lo haría. Todo se repetía en un ciclo sin fin sin importar a qué lugar fuera. Por qué sin importar si el día fuera gris, oscuro o de lo más brillante de un día de primavera, para izuku todo seria miseria.

Un niño de once años que tenía que vivir con esto ya era algo a lo que inconscientemente se haba acostumbrado pues ese tipo existencia la había vivido durante 6 años y aun así, el no perdia la esperanza de que algún día las cosas cambiaran.

Aunque fuera un poco.

[¿No se cansan de hacer esto? duele, ¿Saben? Aunque sea agua, lo frio y la altura me duele mucho. Además, es injusto.]

*Ring*

Las campanas resonaron a través de los pasillos a lo cual los alumnos que se encontraban riendo y cantando perdieron rápidamente el interés en seguir molestando al chico que mojado se encontraba. Ellos simplemente tomaron sus zapatillas y sus cosas para seguir por los pasillos como si nada hubiera pasado.

Mientras tanto, izuku aun yacía en el suelo con ambas manos tendidas sobre el azulejo y la espalda recargada sobre el frio metal mojado.

[¿Qué día es hoy?]

Con sencilles el pecoso tomo su mochila mojada abriendo el cierra y moviendo sus manos dentro de esta para buscar un cuaderno de notas donde al tomarlo y acercarlo a su rostro lo abrió permitiendo ver una lista de días pegadas justo en la pasta del cuaderno.

Era un jueves por lo cual este tendría clases de japones moderno en primera hora. Con una mirada casi neutra volvería a introducir aquel cuaderno mojado y arrugado dentro de la mochil para con algo de esfuerzo ponerse de pie colgando su mochila en su hombro derecho hasta ir caminando por el pasillo dejando huellas húmedas a cada paso que daba.

Durante esa mañana todo transcurrió como debería ser puesto la costumbre de su rutina era igual que todos los días. Entrar en clases, sentarse en el último asiento disponible el cual rayado cual mural donde insultos y demás denominaban a izuku como «Asesino». Usualmente antes de sentarse en cada clase el daba un ligero vistazo a su asiento esperando encontrar algún clavo, tachuela o pintura pues sus compañeros tenían cierta debilidad por hacer ese tipo de cosas.

Fue gracias a que una vez un clavo termino enterrándose hasta el distal del glúteo que tomo la costumbre de estar siempre alerta con esas cosas.

Tales costumbres eran equiparables a aquella sensación de solemnidad cuando este colocaba su mentón sobre su palma, mirando por la ventana hacia la ciudad que se extiende por los alrededores repitiendo una y otra vez esa pregunta que en su cabeza no se extinguía.

[¿Por qué la gente vive realmente?]

Izuku creía febrilmente que vivir en la mediocridad como lo hacía actualmente no era tan malo suponiendo el peso de sus pecados. Sus manos manchadas de sangre inocente eran aquello que él no podría atravesar y constantemente día tras día él era consciente que quizás, cuando el momento llegue, el seria completamente ajeno a la vida.

Él se entregaría a la muerte.

[Despues de todo, ¿Estoy mejor muerto no?]

Nunca supo realmente cuál era su lugar en el mundo actual. No era para nada fácil darse a entender a él mismo si era normal sentirse así ya que despues de todo, Midoriya Izuku era alguien muy listo, demasiado para su edad. Fue gracias a este ingenio que el entendimiento de su alrededor se le facilito lo cual aunque hubiera parecido una bendición de dios fue más parecida a una maldicion.

Era doloroso para él ver todos esos rostros apuntando sus miradas llenas de ira, rabia y severidad sobre él y aunque este supiera porque, solamente no quería saberlo. Aun así, todos los días en que esta rutina se repetía ya sea en sus escuelas anteriores y posiblemente futuras, él tenía que asegurarse de algo.

[Nada va a cambiar.]

Aunque él se levante de su escritorio ahora mismo y camine entre sus compañeros para salir del aula, ellos seguirán hablando pestes de él y a la vez, posiblemente le metan el pie para caer.

Solo era una burla de persona.

Un niño cualquiera lloraría, soltaría pataletas y gritaría de frustración pues es lo normal que se tuviera que hacer, sin embargo izuku era diferente. Nada de lo mencionado se ajustaba a su normalidad. Él era un chico que aunque 9 de diez se burlaran de él, izuku no se preguntaría por que se burlan de él si no que se preguntaría por que el décimo no lo hace.

Su manera de ver el mundo había cambiado en los últimos 6 años.

―Eres un asesino, ¿Por qué deberías tener un sueño feliz? ―le cuestiono Reiji quien le había atrancado en medio del pasillo a la hora del desayuno.

Una vez más su mochila caería al suelo soltando varios de sus libros y cuadernos de notas los cuales saldrían disparados hacia el muro del otro lado del pasillo, justo debajo de las filas de ventanales.

―¿Qué tenemos por aquí? ―dijo en tono juguetón un chico de aspecto delgado casi como un hueso corroído. Este era el usual acompañante totalmente doble cara del chico escarabajo.

―D-dejen eso ahí... ―musito izuku en voz entre cortada cuando extendió su mano.

―¡Ey, alto! ―le espejo Reiji empujando con fuerza su antebrazo contra el cuello de izuku y cortándole el aire.

Una tos seca y jadeos salieron expulsados de los pulmones de izuku.

―¿Análisis de héroes a futuro? Ah... ¡¿Qué es esto?! ―entonces aquel chico tan delgado soltó una risotada que resonó a través del pasillo.

―¿Qué es eso Mori? ―inquirió Reiji aun empujando su pesado cuerpo contra izuku.

―Espera, espera ¡Mira! ―volvió a reir―. Número 4. ¡Este loco tiene otros tres cuadernos de notas! No me digas... ¡¿Quieres ser un héroe?!

*BLIM*

El ojo izquierdo de izuku se cerró momentáneamente cuando sintió como algo dentro de su cabeza tiro de su ojo casi como un calambre.

―¡¿Héroe?! ―Reiji volvió la mirada hacia izuku observándolo por un par de instantes cuando este soltó una risa tan estridente que parecía que le reventaría los tímpanos a izuku―. ¡No me lo puedo creer! Alguien que mato a más de treinta personas ahora quiere ser un héroe. No puedo creer que durante estos 6 meses que llevas aquí jamás supimos que tenías esos tipos de intereses. Me parecías más del tipo que en cualquier momento se tiraría del tercer piso... ―Reiji resguardo un palmo.

Como si se le hubiera ocurrido una idea intrusiva soltó en seguida a izuku para tomarlo del cuello de la camisa y tirar de él hacia delante.

―Trae sus cosas Mori ―le ordeno a su amigo quien en seguida las recogió para seguirles el paso unos palmos atrás de él.

―¿A dónde vamos Reiji? ―inquirió Mori.

―¿No lo sabes?

―S-suéltenme... ―suplico izuku tomando la muñeca de Reiji cuando este en automático empujo a izuku contra la pared una vez más con una fuerza descomunal muy diferente a la de un niño de 12 años pues su quirk le permitía esto dándole una fuerza como la de un hombre de 20 años.

―¡Gah...! ―soltó en forma de quejido el pecoso.

―¡No vuelvas a tocarme con esas manos inmundas pedazo de basura! ―le espeto con un arrebato de ira.

―¡¿Te toco?! ¿¡Estas bien?! No deberías dejar que te toque aunque tenga las manos cubiertas ―musito Mori algo indignado.

Reiji de verdad parecía una fiera salvaje en ese momento. No solo era su expresión si no que su apariencia acompañada de aquella fuerza daba indicios de que izuku no le iría muy bien.

―Tener que aguantarte durante estos cuatro meses no ha sido fácil Midoriya. Ni si quiera quiero pensar en cómo lo han pasado los demás al tener que convivir contigo pues si para mi es muy cansino... ―Reiji le dirigió una mueca de asco y desprecio a izuku quien jadeaba de dolor pues su espalda le ardía como el infierno por aquel golpe contra el duro concreto de muro.

―Estos días pareces más molesto de lo usual y hoy con lo que hiciste de verdad te la has ganado asesino ―dijo Mori en un hilarante tono audaz.

―Como dije, pareces de los tipos que saltan, ¿No? ―con una sonrisa arrogante acerco su rostro al de izuku―. ¿Veámoslo no?

Una vez más la camisa de izuku fue tirada por el gran brazo de Reiji quien sin duda alguna lo llevo como un trapo viejo por lo largo del pasillo hasta llegar a la esquina y girar hacia la derecha donde unas escaleras se encontraban las cuales daban al tercer piso. Pero antes de desaparecer de la vista, en el edificio del frente el cual contaba con otro pasillo para las aulas de los estudiantes de secundaria se encontraba una chica de sudadera azul y cabello suelto, algo despeinado pero lindo.

Con sus amigas a su costado, su rostro rechino y su cabeza cayo hacia un lado mientras esta se detenía.

Un mar de oscuridad que se había extendido mostraba a través de su rostro ensombrecido un par de orificios blancos que apuntaban hacia la cabellera encrespada la cual al agitarse trajo consigo su propia mirada y ambos colores se encontraron.

El blanco sin vida y el esmeralda en miseria.

Entonces un nuevo orificio apareció en aquel rostro formando una sonrisa en blanco.

Era su mascara.

[Himiko...]

Cada mañana al levantarse miraba su techo como si no hubiera nada más. Eran momentos donde solamente él estaba consigo mismo y pensaba que quizás aquel techo encima de él y reflejándose en sus esmeraldas pupilas solo fuera una cascara que al romperse traería consigo una brillante e incandescente luz que lo dejaría ciego para jamás tener que ver las injusticias.

Pero, al final solo eran pensamientos.

―¿Eh? Buenos días hijo ―al salir de su habitación él se encontraría con su madre quien por el pasillo de la entrada pasaba hasta adentrarse en la sala donde el televisor se encontraba encendido.

―¿Dónde esta papá? ―pregunto izuku.

―Salio fuera. Tuvo una urgencia en su trabajo y al parecer lo necesitaban ―contesto de buen grado Inko.

Su madre era una mujer delgada de cabello color verde fangoso como el color de un pantano. En cambio sus ojos brillaban tan intensamente que parecían ser dos esferas de fuego esmeralda. Era un hermoso contraste que resaltaba la hermosa belleza de la mujer llevándola a ser una excelsa belleza, claro si no fuera por el detalle de su piel pálida y con manchas.

Eran signos de agotamiento.

Izuku no era ciego ni ignorante, el sabia de primera mano lo que a su madre le pasaba pues como se dijo con anterioridad, al ser una hermosa tan bella no tendría problemas alguno en tener que entablar una relación con otras personas pero, debido a los últimos años que Izuku había vivido bajo su cuidado y ella convirtiéndose en el escudo de la familia tuvo que soportar con creces innumerables pruebas.

Una mujer fuerte.

―¿Tienes todo listo verdad? Las vendas, los guantes y sus repuestos, ¿Todo? ―pregunto inko mientras dejaba un plato lleno de comida en frente del chico quien asiento había tomado.

―Si, tengo los dos pares de vendajes en la mochila y otro mas en el bolsillo. Los guantes están en la entrada al lado de mis zapatos. Así no me olvidare de ellos ―contesto.

Izuku movió su mano de debajo de la mesa llevándola hacia el par de palillos al lado de su plato tomándolos con gentileza. El llevo la punta de ambos palillos hacia el huevo estrellado el cual levanto y llevo a la boca comenzando a comer tranquilamente.

Mientras tanto, Inko, su madre tomaría asiento en la silla frente a él al otro extremo de la mesa. Ella trajo consigo una taza de Té de macha que empujo suavemente a través de la mesa hasta llevarla al frente de izuku.

Sus dedos delgados como una fibra de pelambre se contrajeron hasta tocar las yagas de sus manos, manos algo desnutridas mientras inko inclinaba su cabeza hacia un lado.

Incluso con la televisión de fondo sonando, todo lo que izuku escuchaba era la respiración de su madre. Rasposa, cansada y rápida.

Ahora el podía sentir esa mirada encima suya y como si un borrador fuera a parar en sus ojos, el reflejo brilloso desapareció dejando solo un bizarro y opaco verde que en seguida fue cubierto por los parpados de izuku al cerrarse.

INTRODUCIR: NOT TOMORROW

Él sabía lo que venía.

Esa sensación de estar cayendo mas y mas en la oscuridad impidiéndole no pensar en ese índole deseo de lo maravilloso que seria poder vivir tranquilamente sin pensar en ninguna preocupación. Un mundo donde el no tenga que herir a nadie o tenga que hablar con alguien. Solo deseando que todos lo olvidaran, incluido su propia madre.

―Izuku tu... ―apenas ella abrió la voz he izuku viajo a un plano totalmente diferente.

Uno donde la ficción y realidad se unían para crear un mundo donde el estaba de pie, rodeado de miles de personas desde las menos conocidas hasta aquellos personajes históricos que con ristre le aplaudían pues con el hecho de sonreír el ya estaba haciendo algo revolucionario.

[Nunca creía esperar algo de mi mas que simples miradas al espejo día tras día. Era una sensación extraña levantarme de la cama cada mañana y al mirar mi reflejo al espejo venia aquel reclamo de mi corazón gritándome ¿Por qué sigues vivo? Creo que morir dormido seria una buena forma de irme.]

Izuku creía fervientemente que la razón de todo su malestar en la relación con su madre provenía del mismo hecho del por que todos lo trataban tan diferente. La razón de haber matado era suficiente para que incluso su madre actuara diferente pero en cambio, Inko no era así por eso, mas bien daba la impresión como que ella deseaba esto.

Aunque durante los últimos años ella había sufrido las miradas y los malos tratos casi igual que su hijo, la sorpresa venia cuando ella al despertarse en las mañanas... ni si quiera miraba el espejo.

―Ah, Midoriya. Tu actitud en clase es mediocre, tus notas también lo son. No están ni muy bien ni muy mal. No hay nada que tenga que decirte personalmente mas que preguntarte... ¿Tienes si quiera algún sueño o meta?

Tras una semana en su nueva escuela la vida no le había ido tan bien puesto que los profesores lo trataban casi igual o peor que sus compañeros.

Ahora mismo, incluso con el casi supervisor de los maestros miraba con desanimo al chico sentado frente a él.

[No.]

El cielo en febrero le parecía a izuku bastante frio. Aun se mantenía el invierno pero izuku no deseaba que este se acabara. Casi suplicaba al cielo que durara mas de lo que siempre duraba pues en esos momentos que izuku estaba muy ocupado estudiando duro, sin ninguna razón en especifica, solo que ello le ayudaba a calmarse, quizás podría que haciendo tanto de eso olvidaría que vive dentro de un cuarto vacío.

Y aunque la primavera fuera a llegar pronto, el frio viento congelaba la ciudad entera soplando durante una noche .

Aun así, izuku sabia que la primavera tenia que llegar, el invierno no podría vivir para siempre y eso era lo que mas le molestaba. Pues se preguntaba si su dolor duraría una vida entera, «¿Por qué el frio no puede?»

Izuku pensó que si hoy era un día duro, estaba seguro de que mañana seria peor y si no lo era mañana, lo seria la siguiente semana, siguiente mes he incluso el siguiente año pero, también creía contradiciéndose a si mismo que los buenos tiempos lo esperan.

Pero al final, no era mas que su fantasioso deseo.

El estaba cansado, solo sus ojos querían cerrar.

[...]

Cuando sus ojos se abrían lo único que el podía ver era un intenso horizonte donde al final de este una luz solar nace y refleja en el extenso del mar su brillante color.

Las nubes que lo rodean se dispersan permitiendo que el cielo estrellado se aclare y de un tono mas azul claro se vuelva.

Y una vez más, de pie en el puente de concreto que lleva unos 10 metros sobre el mar, en el medio el se encuentra con la cabeza hacia abajo.

Una vez más cerraría sus ojos por unos segundos para luego reabrirlos y estar de pie en lo mas alto de su escuela primaria, en el techo donde el observaba como el sol lentamente moría en el rojo cielo.

Izuku estaba enojado por lo impertinente que era día tras día intentando hacer que la gente entendiera que él quería reparar sus errores. Que los sentimientos de todos los que lo rodean son mas importantes que los suyos. Pero por mucho que lo explicara o luchara por cambiar algo, las personas no se lo permitirían.

[¿Qué tan grande es mi culpa?]

Como este irresponsable sol que se ponía tras de él, su sombra se hizo más larga y delgada hasta que no tuvo a donde ir y solo se quedo parado y temblando. Fue entonces que el se preguntaba a sí mismo «¿Qué estoy haciendo aquí?» pero aun así, su propia persona ignoro la pregunta y el sin sentido de su danza termino por calar el corazón de izuku.

Repentinamente Izuku no supo que es lo que estaba haciendo en un lugar como ese. Deseo estar en un lugar muy lejano que fuera menos cruel y trivial, quizás... «¿Otro mundo?».

Parecía una respuesta simple y en su cabeza una y otra vez se repetía que si lo era pero, no...

Eso estaba mal.

Izuku era un chico fuerte y valiente que hace lo mejor que puede por limpiar su nombre. Muy inteligente el tipo tan genial como una leyenda de comic. Y aun así, el seguirá haciendo su propio destino sin culpar a nadie porque no puede hacerlo.

Por que Midoriya Izuku no tiene derecho a culpar a nadie de su propia infelicidad ya que al final, el vivirá miserablemente y culpable.

El cierra y abre sus ojos para mirarse a sí mismo.

[Solo deseo desaparecer.]

27 de febrero a las 12 de la noche, Midoriya Izuku mira las estrellas.

Una noche que puede ser tan fría, lo suficiente como para calmar sus sentimientos.

El tumulto de su corazón fue congelado por el frio viento nocturno y los transformo en sentimientos de ansiedad como si las sombras de las cabinas telefónicas y las esquinas de las calles les estuvieran hablando.

Preocupándose que viviría de esa forma por el resto de su vida. El frio viento nocturno gentilmente acariciaba sus mejillas ridiculizándolo, y desapareciendo. Por alguna razón, el silencio en al ciudad por la noche repicaba en el corazón de izuku.

Izuku susurro muy despacio en su corazón.

[Déjenme morir.]

El susurro viajo a través del viento hasta las nubes, surcando el cielo oscuro y durante horas desapareciendo del oído humano hasta que en algún punto del tiempo este susurro bajo, mas allá de las nubes una ciudad en ristre llena de luz solar avivo fervientemente la fuerza de este murmuro hasta llegar a una escuela.

Donde el sol muere en el cielo rojo, en el techo nuevamente izuku estaba, pero solo no estaba.

Delante de él se encontraba al filo de una caída segura, una cabellera dorada bastante despeinada pero se ondulaba tanto con el viento que daba la sensación que cada fibra de ese cabello era tan suave como una nube.

Izuku pudo ver la falda de la chica sacudirse como su uniforme azul al ritmo del viento del atardecer.

A un palmo de la puerta que rechino hasta golpearse contra el marco, el sonido estridente resonó y la chica de su presencia se percató.

En un solo segundo pudo ver millones de líneas golpear el rostro de la chica pues las luces infinitas de la realidad se habían volcado frente a él.




Apenas ella se dio media vuelta y su cabello se inclino hacia un lado dejando ver un par de hermosos ojos ámbares que debajo de estos se encontraba una gran amalgama de bolsas de sueño rojizas como si la chica hubiera estado llorando toda una noche entera. Su piel pálida manchada de un tono rojizo proveniente de su boca en forma de mancha resaltó completamente su imagen.

Pues aquella chica tenía una gran mancha de sangre en su boca que bajaba por su mejilla izquierda hasta manchar el cuello de su camisa blanca y arrugado moño rojo el cual estaba delante de su chaqueta azul del instituto.

Era la primera vez que observaba una expresión de ese tipo.

Aquella chica parecía derrotada y cansada, algo desinteresada. No parecía mostrar mas que desinterés por la vida y no tenía intención de remarcar en sus bolsas de sueño el hecho de que su rostro estaba mallugado.

Entonces izuku se percató.

[Es hermosa.]

Los opacos ojos de izuku se iluminaron y se abrieron tan grandes como un par de platos redondos en los cuales se había dibujado el rostro de la chica quien miraba con sorpresa, en shock por lo que había escuchado.

En un segundo la desinteresada expresión de la chica cambio y como si el lugar en blanco se tornara, una extraña oscuridad tomaba el rostro de la chica comenzando a crear una capa alrededor de toda su cara, pero una vez más, izuku hablo.

[Es una hermosa expresión.]

Dijo inconscientemente el chico.

*Crack*

Un estridente sonido había destruido aquella oscuridad que cubría el rostro de la chica.

Por primera vez alguien había visto su rostro.

Ahora el sonrojo había desaparecido de sus ojos y en sus mejillas había reaparecido.

Y entonces... con esas palabras se escaparon de ese mundo pues ambos se habían conocido y ambos estaban mal.

El mundo se comenzaba a desmoronar y solo ellos dos revolvían sus miradas en un remolino de impresiones.

[¿Cómo te llamas?]

Con una sonrisa en su rostro ella respondería.

_______________________________________________________

[Himiko, Toga Himiko.]

_______________________________________________________

Un 2 de marzo Midoriya Izuku conoció a Himiko Toga.

En el ocaso del día donde el cielo se torna de un rojizo sangre, las miradas de ambos que se unieron en ese remolino de colores habían sustituido una emoción clave en izuku.

Miedo.

Por un minuto, un segundo, menos que un instante y mas que un parpadeo todo lo que le quedaba en ese inmundo lugar llamado tierra eran aquellos ojos.

Un encuentro predestinado.

Y los surcos del cielo se abren nuevamente recibiendo el llamado del chico a la chica, su nombre que viaja a través de las nubes por días, semanas y meses hasta que una relación fuerte se vuelva.

Ambos lo supieron al instante, ambos tenían que saber quién era el otro.

...

3 de abril, restaurante Itoma.

―¡Ahora elige! Elige lo que quieras ―musito Himiko extendiéndole a la vista una carta de menú―. Solo lo que te guste para compensar lo de la ultima vez, ¡Vamos! ―la chica estaba entusiasta pues una sonrisa en su rostro se movía de lado a lado en el cartel delante de su rostro.

―Um... quiero elegir cuidadosamente pero si no dejas de sacudir el menú no sabre que elegir ―expuso el chico agitando su cabeza de lado a lado intentando enfocar las palabras de los menús.

―¡Vamos, vamos!

―Huh... entonces que sea carne de pollo...

―¡Espera! ¡Es tarta de plátano! ―la chica giro el menú hacia ella emocionada―. ¡Es una nueva receta, tengo que pedirla!

Izuku se quedo con el dedo índice apuntando hacia el lugar donde debería haber estado la carne de pollo antes de que Himiko le arrebatara el menú de la vista.

―¡Tengo tanta hambre! ―enfatizo en la palabra «tanta»―. ¡Pidamos unas hamburguesas! ¡¿Vas a comer eso también?!

―Eh, no...

―Pizza también, esta bien somos dos. La pediré también.

―Espe...

―¡Disculpa! ―llamo toga a la camarera.

Izuku por su parte solo soltó un suspiro de soslayo rindiéndose a la usual actitud de la chica ante estas situaciones.

Normalmente con cualquier decisión que tuviera que tomar izuku, Himiko se adelantaba pero no sin antes darle un aire de decisión al chico. Un engaño claro que al final izuku siempre caía en él.

―¡Que buen día para tomar este asiento! ―dijo la chica en un tono atronador mientras acomodaba su bolso en sus piernas comenzando a buscar algo dentro de este.

―¿Asiento? ¿Qué bueno tiene este asiento? ―pregunto izuku.

―Es muy silencioso aquí atrás, ¿No crees? ―contesto.

Ambos se encontraban sentados en una esquina del restaurante donde al lado de ellos tenían un muro a medias de la mesa el cual era un cuarto de almacenamiento que servía como un bloque de vista para aquellas personas que se sentaran del lado contrario a la entrada.

Era un asiento para personas que buscaban privacidad.

*POF*

Del bolso de Himiko, la chica extendió una variedad de objetos hacia la mesa.

―Bien, acércate ―le dijo al chico mientras colocaba la ultima cosa sobre la mesa.

―Eh, si...

Lo ultimo colocado fue un par de gasas las cuales a cada costado tenían una botella de alcohol y unas curitas junto a unas esponjas para limpiar heridas.

Himiko tomo la botella y las esponjas para llenarlas de ese liquido y luego extender la esponja hacia le ceja superior derecha de izuku y también por su labio inferior izquierdo donde tenia unas pequeñas cortadas. Al igual ella limpio su frente donde tenia una pequeña abertura, minúscula nada grave pero el hecho de ser un hoyo en la frente permitía ver y dejar caer sangre por lo cual lo mejor era limpiar y cubrir, lo que exactamente hizo toga a continuación antes de que la comida llegara al comedor.

―Hoy fue mas duro de lo usual ―comento toga colocando una gasa en la frente del chico.

―Nada grave diría yo. Creo que incluso fue menos duro que los días de exámenes ―agrego izuku.

―Esa mala costumbre que tomaron de arrojarte un valde de agua podría matarte. Si el filo de ese vale no hubiera estado cubierto de una goma quizás no estaríamos aquí si no que en el hospital.

―Por suerte si tenía goma así que nada por lo que preocuparnos ―dijo con desdén.

―¿Nada que preocuparnos? Ha, sí. Despues de todo me tienes a mi como tu enfermera personal, claro. ¡Nada que preocuparse! ¡¿Es que solo soy una herramienta para ti?! ―expuso toga haciéndose la victima en una esquina acurrucada y con mirada sumisa.

―Lo haces por que quieres. Ya te he dicho que al llegar a mi casa puedo curarme yo solo. Estoy acostumbrado a estos tipos de heridas, nada nuevo.

Toga suspiro recobrando su postura normal.

―A veces lo dices como si estuvieras preparando algo ―musito guardando su pequeño kit de curación.

―¿Ah? ¿Qué?

―Dime, Izuku ―la chica guardo hasta la ultima gasa empujando su bolso cerrado hacia un lado y lanzando su mentón sobre su palma.

[¿Aun deseas morir?]

*¡BLIM!*

Una vez mas el pitio de un vidrio resquebrajándose retumbo dentro de su cabeza provocando una mala expresión en su rostro.

―... si, aun lo sigo pensando.

―¡Hey! ―exclamo Toga.

―¿Qué clase de reacción es esa? ―cuestiono izuku.

―¡Fue impresionante, pensaba que estarías en días vacilantes pero veo que sigues fuerte como una roca! ―ella sostuvo su bíceps el cual por obvias razones era plano.

―En realidad tu mas que nadie sabes que sigo pensando eso todo el tiempo. Obviamente como algunos en el mundo ―dijo en un hilo de voz.

―Es cierto que todo el mundo ha llegado a pensar en morir pero, no lo hacen diariamente. Es aterrador ―lo ultimo fue dicho con un gesto de asco―. Como una madre que quiere morir por que sus revistas porno han sido descubiertas o como mi madre que se quiere morir por que el profesor le ha llamado de nuevo.

―No... me refiero a eso ―izuku suspiro―. Me refiero a los auténticos. Sin embargo, siempre habrá personas que fallen en el intento y solo les quede el deseo pues el valor lo perdieron.

Toga sonrió.

―Justo como tu ―la chica lo miro con soslayo―. ¿Sigues arrepintiéndote por no morir?

Una vez más...

[Arrepentirme por no morir...]

Ese sonido salía a flote.

[¿Me arrepiento por no morir?]

Izuku pensaba que si el realmente quería morir entonces que razón tenia el de estar vivo justo en ese momento. Era algo hipócrita y contradictorio de su parte causando que ese sonido tan molesto dentro de su cabeza lo atormentara una vez más.

[No lo sé...]

Ni si quiera podía decir con certeza si el estaba vivo en aquel momento.

[Yo...]

Él no lo sabía.

―Gracias por la comida ―agradeció toga al recibir todos los platos mientras hacia una reverencia.

Los ojos de izuku estaba puestos sobre la chica observando su cara.

[Asco...]

Sintió nauseas al ver algo oscuro sonriente en su rostro. Ese no era el rostro que él quería ver, era una falsedad, y odiaba rotundamente verla así.

―¿Eh...? ¿Pasa algo? ―pregunto Toga al sentir la mirada del chico.

[¿Estas feliz de mentirte?]

Toga se vio algo asombrada pero simplemente dejo pasar la sorpresa y tomo los palillos de su plato.

―¿Feliz? Solo es un habito.

―¿Habito?

―Si. Mira, nadie les enseño a las moscas a volar, pero lo hacen. A las arañas nadie les enseño a tejer, pero lo hacen. Todos y cada uno de nosotros obedecemos una orden dentro de nosotros mismo que nos hace ser quienes somos. Una razón de ser.

―¿Cuál es tu orden? ―pregunto izuku con un tono amordazador.

―¿Mi orden? Es sencilla. Cualquiera que tuviera una vida podría hacerlo pues es fácil. Y más fácil me seria decírtela pero, ¿Por qué lo haría? ¿Por qué te diría mi orden y te haría pensar en ella si ni si quiera sabes cual es tu orden verdadera?

―¿Eh?

Izuku sintió una sensación extraña como de frescura al estar solo, sin embargo, no le gusto para nada.

―Al verte solo puedo ver como has estado soportando el infierno de no poder haber muerto. Y esto a veces me hace preguntarme que se siente morir. ¿Por qué quieres morir? ¿Qué es lo que te impulsa a morir? Dime izuku...

[¿Qué tan grande es tu culpa?]

*¡BLIMMMM!*

Como un astronauta que en el espacio se pierde, toda la noción de la vida en izuku se esparció por los cielos estelares del universo.

[Una sensación de amargura y dolor que es irremplazable, algo que te enseña a llorar y suplicar. Una muy dura expresión de ira dentro tuya esperando a explotar con la fina necesidad de saber aquello por lo que naciste... tu orden.]

Izuku frunció el ceño.

―Izuku, ¿Por qué te ves tan irritado en este momento? Puedes poner de mal humor a cualquiera con esa expresión, ¿Sabes?

―No me importa ―le espeto de golpe.

―¿Estas molesto por todo lo que te dije? No es como si tuviera algún propósito oculto al decirte todo esto. Al final tu debes de entender que ese remordimiento es tuyo y solo tuyo. No es mío, no es de tu madre o tu padre... de nadie más. Si sufres solo es por tus acciones pues no tienes el derecho de culpar a alguien mas por lo que tú te has provocado. Tu no eres del tipo que se preocupa por eso, solo eres un trapo sucio en un restaurante abandonado que nadie jamás recorrerá nunca más.

La chica rio.

―Solo ríete, es gracioso verlo como yo lo veo.

[Reir...]

*BLIM*

"¿Cuál es tu orden?"

―Ambos nacimos con la finalidad de morir Izuku y es ahí donde nuestro gran valor reside. Por esa razón aquellos que no pudieron disfrutar la vida están viviendo como si fueran a morir y aun así están aquellos que lo olvidan y se pierden a si mismos en ese momento fugaz... ¿No lo encuentras doloroso? Así que ¿Por qué quieres morir?

[¿Por qué quiero morir?]

Izuku no le entendía, no entendía nada. «¿Orden de vida?» nada de eso le importaba. «¿Razón de morir?» ni si quiera era consciente. «¿Derecho a culpar?» por qué lo haría.

―¿Te quieres morir por querer morir o porque no quieres vivir? Tu crees que lo sabes todo pero en realidad solo eres un niño que cree saberlo por que lo han hecho sufrir así que quita esa mirada que no te queda en lo absoluto... asesino.

Un tipo de persona que cuando su situación se vuelve mala, tiende a encerrarse a si mismo en su propio mundo, quizás esa era la verdadera naturaleza de Midoriya Izuku, quizás el solamente estaba emborrachado en sus propias circunstancias miserables.

[Huye de lo que te asusta. Aparta las miradas de loas cosas que te molestan. Ignora lo que no va contigo. Solo tu puedes entender como te sientes pero, si las cosas que odias mueren entonces todo volverá a la normalidad, así que persigue la muerte.]

_______________________________________________________

"¿Cuál es tu orden de vida?"

_______________________________________________________

Izuku estaba de pie en aquel techo con un cielo nublado con amenaza de lluvia. Las nubes grises que habían opacado el sol se encontraban tan agrupadas unas con otras que era imposible ver algo más que ese tono palidezco y deprimente.

Todo estaba en un increíble silencio cuando este mismo fue roto al momento de que una gota de lluvia golpeo el suelo. Consiguiente a esto, el sonido chirriante de la puerta resonó cuando esta se abrió.

La brisa del viento levanto un cumulo de cenizas junto con un par de trozos de tela que se elevaron hacia el cielo, uniéndose al vendaje que del suelo se elevó desapareciendo de la vista de la persona que había subido.

―Izuku.


INTRODUCIR: VALSE DI FANTASTICA

Una voz delgada y aguda, suave y gentil entono su nombre.

El se dio la vuelta.

Una sonrisa apareció en su rostro.

6 meses despues de que ellos se conocieron, por fin ambos miraban el verdadero rostro de cada uno.

―Al fin ―dijo la chica la cual de su rostro se desprendían trozos oscurecidos de una máscara ensombrecida.

Ella estaba observando aquella sonrisa con sus verdaderos ojos.

La chica se le dibujo un sonrojo en su rostro y ella comenzo a reir mientras avanzaba entre las cenizas y sangre que en el techo se encontraba junto a lo que parecían ser restos de dos personas.

―...no, no, no puedes hacerlo así. Este tipos de cosas... ¡Tu eres el que esta mal, el mundo rebosa de amabilidad y felicidad!

Izuku se sentía igual. No estaba seguro si se sentía molesto o arrepentido por el hecho de que no congeniaban juntos. Pero de alguna forma se sentía moralmente responsable por todo y claro, así era.

Sus manos una vez más se habían manchado de sangre.

Incluso aunque el se esforzara tanto, todo se sentía como un esfuerzo infructuoso. Y no solo eso, izuku estaba preocupado por si es que Toga se había dado cuenta de que hace tiempo él ya había sido torturado mas allá de sus límites.

Para ser honesto Izuku no sabía que sentía al ver aquel rostro sin su mascara.

Ambos por primera vez, en conjunto podían ver sus verdaderos rostros peor algo le molestaba a izuku. Algo le punzaba en lo mas adentro de él y era la sensación de no conocer la verdadera orden de Himiko Toga.

Al conocerla hace tiempo por primera vez la vio llena de sangre. Ella había devorado un ave y con su sangre se habían bañado. En principio a izuku esto le pareció hermoso y por ende sintió una gran atracción a la naturaleza de la chica queriendo saber mas de ella y por la misma razón, Toga sentía que izuku era especial.

Y ahora, 6 meses despues por primera vez todas esas supersticiones se habían vuelto verdaderas.

Es verdad, fue hace tiempo que izuku había perdido el rumbo de sí mismo.

Así que solamente a izuku le quedo pensar para sí mismo «¿Qué estoy haciendo aquí en este momento?» «¿Qué se supone que debo hacer conmigo?» un tipo que solo estaba en un techo con las manos manchadas de aquel líquido que perjuro jamás volver a ver.

«¿De verdad era la persona en la que se quería convertir?» «¿Es así?» no, el no estaba seguro que ni si quiera pensó algo así en ese momento. Despues de todo este es el resultado natural de su pasiva estilo de vida. El resultado de nuca haber tomado una posición y ser arrastrado de aquí para allá por la vida.

El cielo grisáceo que el vio hace unos momentos todavía se sentía opacado dentro de él como si nunca en todos los años que vivió haya sentido una sensación así. Mientras que para el lentamente le estaba desagradando esa miserable vida delante de él.

«La vida era injusta» pensó izuku.

Pensar estas cosas, hizo que el pecho de izuku se apretara.

[¿Qué diablos estoy haciendo aquí?]

Pensó.

[¿Realmente debería estar aquí?]

Analizo.

[¡Usa tu maldita cabeza!]

Exclamo

[Ya tengo suficientes quejas y excusas de la vida.]

Reclamo.

A si mismo se decía estupido una y otra vez silenciando la voz detrás de su cabeza. El era consciente de que aun no debía desperdiciar su vida pues se estaba esforzando también a su manera. Y así, izuku pudo contener sus pensamientos negativos pero sus acciones demostraban lo contrario.

Su mano fue tomada y las manchas oscuras y rojizas se adentraron en la piel pálida de la chica quien empujo su cuerpo hacia delante y entre la sangre sus huellas se marcaban por el suelo virgen.

―¡Bailemos!

Izuku recordó como alguna vez deseo ser un héroe. Ganar muchas cosas y ser famosos para ayudar a las personas como All Might lo hacía.

No estaba seguro cuan serio era sobre esas cosas en su niñez pero de lo que si estaba seguro izuku es de que se había convertido en una persona muy distinta.

Un asesino que extiende sus manos hacia las de una chica que solo una vez en la vida mira las estrellas imaginando un campo vacío donde solo ellos existen.

Un lugar donde sus corazones floten juntos sin preocupaciones algunas.

Aferrándose a sus manos, entrelazando los dedos y moviéndose al compás del viento volviéndose uno con él.

Entonces izuku miraría el cielo y todo tono claro y gris seria remplazado por una lluvia de miles de colores oscuros.

[Estaba enojado por culpa de Kacchan. El era muy fuerte y valiente a la vez que se le fue dado un buen quirk y con ello comenzo a atormentarme. Pero unos pocos días despues, algo ocurrió. Un sentimiento de un planeta distante entro en mí. No sabia como sentirme. Todo dentro de mí se abrumo agrupándose en un cumulo de mierda hasta que un detonante hizo estallar todo. Ni si quiera era consciente de lo que hacía. Pensaba que otros hacían lo que yo delante de mi presenciaba. Muerte y muerte, destrucción hasta la última pizca de construcción y vida. No había causa o razón del por que todo eso se había convertido en la brecha de la dinamita. Creí que debía proteger mis recuerdos preciados olvidados pero me di cuenta que jamás fueron olvidados ni protegidos. Yo dese un principio los ignore y deje que murieran. Ahora ya años despues estos vuelven para atormentarme. El dolor de ver sus rostros suplicar misericordia y mi rostro reflejado en sus burdeles ojos me hace darme cuenta de que en esta historia tan cruel, el lobo vestido de oveja era yo.]

A pesar de ser una historia muy aburrida, era lo suficiente para hacer reir a izuku.

Riendo a carcajadas mientras sus pasos seguían los de toga y sus brazos se sacudían hacia arriba, ambos volviéndose uno en una danza en lo mas alto de la escuela.

―¡Si, justo así es la vida!

_______________________________________________________

Todos los idas das lo mejor de ti para estar tranquilo y no meterte en el camino de nadie, molestarlos o no comenzar peleas innecesarias! Usas como pretexto tu miseria para convertirte en el culpable predilecto y vivir cruelmente como los demás te tratan por la única razón de estar vivo es por que le temes a morir. Aunque lo desees, aunque lo anheles, tu no quieres morir, tu tan solo no quieres vivir. No tienes sentido de aprecio propio y no tienes un camino que seguir, tienes el miedo dentro de tu cuerpo campante como una mosca en una mierda. No quieres vivir por que otros te dicen que mueras pero no quieres morir por que algo dentro tuyo de dice que quiere que vivas. Un mar de contradicción eres tú y no está mal porque así somos los seres humanos. Nacemos del error y vivimos tratando de reparar en ello. ¡TODOS SOLO DEBERIASMO REIR!]

_______________________________________________________

Izuku por fin lo entendio.

Si el dolor lo abruma, sonríe. Si el miedo lo opaca, sonríe. Si todo lo ataca, sonríe.

Tales egoístas acciones solo probarían que solo se preocupaba por el mismo. Izuku se sentía muy feliz consigo mismo por que pensaba que las palabras de toda podían tener toda la verdad del mundo.

Estaba seguro que solo se arrepentiría por el resto de su vida si no consentía esas palabras.

Y mirando con estupor el cielo, por alguna razón izuku repentinamente sintió como si se disculpara consigo mismo, con todo su ser.

No había un dios que lo viera o ayudara, la única cosa que había en ese momento era solo una parte de su alma rota vagando sin rumbo y la mirada de aquella chica, sus manos y su cuerpo encima del suyo.

Cosas buenas, cosas malas. Todas las cosas en este mundo son producto de las emociones humanos y solo por esta vez, realmente había una cosa que izuku podía hacer mejor y eso era...

Amar.

Con la cálida brisa soplando el cabello suelto de toga, sintió que estaba al borde de las lágrimas. Y entonces lentamente cerro sus ojos por hoy.

Izuku abrazo la espalda desnuda de Himiko. Ambos mirándose uno al otro lo supieron.

Ambos tenían que morir en aquel abismo que crearon para sí mismos.

Un abismo de amantes.

...

INTRODUCIR:ITS THE RIGHT TIMR

―Ah... ¡Gah...! ¡Haaa! ― nejire se puso de pie sosteniendo su pecho mientras todo el aire en sus pulmones se desvanecia. Sus pupilas se habían hecho tan pequeñas que se comparaban con una pequeña canica las cuales estaban reflejando algo que nadie más podría ver.

Algo que nadie sería capaz de comprender.

Nejire Hado, una chica muy especial quien posee un quirk muy fuerte pero mas que eso... una habilidad pasiva ya se por su quirk o la orden de su vida. Algo dentro de ella siempre le permitió ver las auras de las demás personas y poder entender como estos se sentían y durante muchos años siempre tuvo las respuestas a aquellas auras pero por primera vez ella había visto algo que no se podía describir en palabras ni sentir en emociones.

Un dorado intenso que se desprende del cuerpo acurrucado de izuku se extiende por todo el estadio bañando el lugar en un color carmesí oscuro.

«¿Qué era lo que había allá abajo?» se pregunto mientras era incapaz de tragar saliva o respirar. Todo lo que ella sentía ahora misma era un cumulo de dolor, miseria, miedo, ira pero sobre todo...

Unas enormes ganas de reir.

[Nació.]

Como si todo aquello en su mente se borrara en un solo instante y regresara en una lluvia de luces tan fuertes como el flash de una cámara, Izuku había recordado aquello que había olvidado.

Un pasado que él se había empeñado a olvidar.

Dentro de su corazón los dejos de esos recuerdos fragmentados se transforman en un camino frente a él permitiéndole verse a si mismo a la orilla de aquella playa tormentosa cubierto de una oscuridad que solo los reflejos de sus lagrimas con ayuda de los relámpagos tenían las fuerzas para alumbrar ese camino.

―Lo olvidaste porque ese algo dentro tuyo destrozo este recuerdo para no dejarte sentir mas dolor ―explico la voz de aquella chica detrás suya― .Tu fuerza es incapaz de soportar tanto. Solo eras un niño como hace diez años cuando aquella roca cayo en tu cabeza. Nadie te culparía, al final solo escogiste esta salida para no romperte.

Sin la posibilidad de poder describir la expresión del izuku detrás del izuku de rodillas, la joven de cabello dorado y mojado miraba a izuku.

―Una autodefensa muy propia de ti. Tu destruiste aquello que te destruiría y a su vez olvidaste todo esto. Entonces dime por favor, ¿Qué tan grande es esa culpa dentro de tu cuerpo que hace que todo se deforme en tu cabeza? Por que ahora, incluso hablando contigo mismo ni si quiera eres consciente de eso. Algo dentro tuyo anhela que la persona quien dirige estas palabras hacia ti sea aquella persona que dejaste ir.

Tan pura naturaleza como el color del agua cristalina que con la simple caída de una hoja en invierno, la temple del agua se ha de romper.

Con ligereza ella extiende su dulce mano hacia la mejilla de izuku y toda la oscura noche donde las nubes se habían tragado toda luz existente se vio iluminada por un relámpago que cayo al horizonte en aquel oleaje que por delante tienen.

―¿Aun te puedes considerar un humano?

Sus ojos se cerraron y lo que vio fue el cuerpo de la chica hundiéndose en el agua, perdiéndose en el abismo de oscuridad creado por el mar.

[Lo siento...]

Incluso en el final, aun izuku sentía esa pesadumbre en su cuerpo que no lo dejaba de orillar a estallar en risa sin saber realmente por qué.

[Al final...]

Sus puños se cerraron y todo ese mundo cambio de lado para enfocarse en los chicos de edad mas adulta siendo estos Himiko eh Izuku quienes ambos estaban a un palmo uno del otro. Toga extendiendo su mano desde la espalda de izuku para tocar su mejilla y este con la mirada en el suelo.

[Aun sigo sin saber cual es mi verdadera orden.]

Ya no sonreía para nada, en cambio al levantar su rostro sus lagrimas no pudieron seguir conteniéndose y cayeron por sus mejillas hasta unirse en el suelo con la marea que subía por sus tobillos.

―¡Lo siento tanto Toga!

El chico no soporto mas y comenzo a sollozar dejando salir quejidos de dolor mientras sus lágrimas salieron a chorros.

―¡Gaaaaaahhhh! ―grito de impotencia.

Por fin lo había recordado todo. Aquel recuerdo que su quirk destruyo dentro suya, el recuerdo de hace 4 años donde por última vez recordó a Himiko cayendo al mar sola sin una mano que la acompañe en aquella tormentosa noche.

Midoriya Izuku de once años había dejado morir a Toga sola pues al final el...

―¡T-tengo miedo, mucho miedo de morir! Y-yo... ¡NO QUIERO MORIR! ―grito bañado de lágrimas―. ¡Quiero vivir!

Sus gritos se volvieron rugidos propios de un niño de su edad que se desplomaba de rodillas llorando y sollozando lleno de sufrimiento y culpa.

Sus lagrimas se unieron al mar que salía del abismo, de su abismo.

[Del abismo de Midoriya.]

_______________________________________________________






[Un aura nunca antes vista y un deseo incomprendido. Su orden le obliga a destruir todo pero... él está ahí.]

Proximo capitulo: De shimura Tenko para Midoriya Izuku.










...

Espero les haya gustado.

Psd: El siguiente capítulo terminará el fragmento dos de Decay

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