YUANFEN, MI SALVACIÓN

Von Jenn_mor__

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Jhonas y Vaiolet se conocen en un centro psiquiátrico. Ella padece depresión y ha tenido varios intentos de s... Mehr

Capítulo 2: Un sueño
Capítulo 3: El escondite
Capítulo 4: Acercamiento
Capítulo 5: La fiesta
Capítulo 6: Deseo
Capítulo 7: Nueva oportunidad
Capítulo 8: Almas oscuras
Capítulo 9: La Canción
Capítulo 10: Regreso
Capítulo 11: Diagnóstico
Capítulo 12: Alas de ángel
Capítulo 13: No existe lugar seguro
Capítulo 14: La chica de pelo rosa
Capítulo 15: Fugitivos
Capítulo 16: Nuevo hogar
Capítulo 17: El tejo
Capítulo 18: El Vacío
Capítulo 19: Propósito
Capítulo 20: Estrellas binarias.
Capítulo 21: Tormenta perfecta
Capítulo 22: La gran noticia
Capítulo 23: La nota
Capítulo 24: No es un simulacro
Capítulo 25: El último adiós
Capítulo Final: Maktub

Capítulo 1: La marcha de Lauren

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Von Jenn_mor__

PRÓLOGO

He leído historias de almas, pero las oscuras no aparecen en ningún manual y deberían. Es muy difícil lidiar con la búsqueda de una luz que no es la tuya. Al final, no todo lo que uno quiere es lo que desea, y mi final se escribió incluso antes que el inicio.

Formas de morir: Hay diferentes formas de morir, ninguna de ellas es aceptable para un familiar cercano, pero ¿Y si es lo que ahelas? puede llegar a convertirse en un proyecto de vida. Morir, acabar, terminar, dar por finalizado algo o todo... Esto es lo que necesito.

Es normal preguntar el por qué. Como toda historia memorable, parte de muchos años atrás, pero la marcha de mi hermano Lauren fue mi punto de partida.

Según los médicos padezco trastorno depresivo mayor o depresión unipolar. Afecta a más de 350 millones de personas en el mundo, tampoco es que sea nada exclusivo. Si todas esas personas viven de este modo, ¿por qué yo iba a ser diferente?

¿Cómo detectaron que me pasaba algo?
Intenté suicidarme. Suena serio, pero la historia tiene algo de gracia, aunque solo la encuentre yo.

Hace años me examinaron, realizaron diferentes pruebas, test... Lo que realmente buscaban era una bipolaridad, ¡todo muy normal!

Estaba harta, nada me ayudaba y lo que lograban es que quisiera repetir una y otra vez, con más insistencia y un poco de originalidad.

A veces, me hago daño para percibir que estoy viva e imagino mi cuerpo sepultado con gusanos degustando el manjar de los restos que he dejado. Como si pudiera elegir que parte pueden probar y cuál se queda para mí. ¡Estoy loca, lo sé!

Queridas almas oscuras, aquí abro las heridas que dieron inicio a la conexión, la cuál me hizo comprender qué significa Yuanfen.

Capítulo 1: La marcha de Lauren

VAIOLET

Cristales amontonados en un cubículo con forma rectangular repleto de desechos humanos a punto de putrefacción...

¿Es esto lo más interesante que puedo ver un domingo a media mañana?

La respuesta es afirmativa.

Mi querido hermano, el que ha librado batallas junto a mí, dio luz a mis noches más oscuras y, el que a día de hoy, me mantiene viva se marcha, llevando consigo cualquier rastro de ilusión de este camino tortuoso al que muchos llaman vida.

—¿Qué voy a hacer aquí con él? —me muestro asustada, ante la convivencia en solitario que me espera con mi padre.

¡No voy a permitir que se vaya!

—Vaiolet, no puedo quedarme más tiempo. He retrasado la universidad cinco años, sé que ahora es el momento. Además, tú estás mejor y papá ha demostrado que no volverá a marcharse. Cuidará de ti, si le dejas —Intenta convencerme de nuevo, mientras recoge todas sus cosas y las deposita en cajas desvalidas como yo, olvidándose de todo y de todos.

Mis ojos se llenan de lágrimas, encontrando una calma inexplicable, mientras sus manos oscuras recorren mi hombro desnudo, creando una paz que solo él puede darme.

Lauren siempre se ha ocupado de mí, mamá estaba muy enferma. La leucemia es muy dura, peor es verla morir. Mi padre se fue cuando yo apenas había cumplido los 3 años de edad. Su explicación "mi vida no es buena para nuestra familia" ¿Qué significa? ni idea. A día de hoy, sigo esperando una justificación, aunque sé que ninguna será merecedora del perdón.

Cuando pasó la tragedia con mamá, decidió retomar el papel de padre. Mi hermano tardó unos meses en perdonarlo, de pronto se llevaban genial, algo injusto para la vida que nos había dado, bajo mi punto de vista merecía más sacrificio.

Ahora me quedaré sola, con este ser que fue incapaz de cuidar a su familia. Ya estoy buscando la forma de acabar con todo...

Mientras espero a que empiece la reunión familiar, en el sillón de casa junto a mi perro Baxer, papá se acerca a mi posición con una bandeja repleta de canapés. Me observa, la deposita encima de la mesa y se sienta en el otro extremo del sofá, no pinta nada bien.

—¿Podrías sonreír? —pregunta algo serio.

¿De verdad piensa que puedo hacerlo? Mi vida se ha acabado, no una, ni dos, sino tres veces. No puedo aguantar más esta angustia y la presión que se forma en mi pecho de manera constante.

—¿Te vale así? —fuerzo una sonrisa de lo más irónica.

—Me vale con que tu abuelo se lo crea, ¿No querrás que le dé otro ataque como el año pasado?

Por querer no quiero nada, pero si tengo que elegir entre que le suceda algo a mi abuelo o a mí, está clara mi elección, así que fuerzo mi mejor sonrisa.

—Esta es mi chica —se levanta y justo antes de marcharse a la cocina acaricia mi cara pálida, contento de lograr algo que realmente no le pertenece.

Pasadas algunas horas, todos se encuentran en la mesa charlando, bebiendo y riendo. Yo estoy en el mismo lugar, la esquina del sillón la cual parece tener mayor calor humano que el resto de los comensales.

—Vaiolet, cántame alguna canción —me pide el abuelo cuando se acerca a mi encuentro.

Me encantaría poder ser la típica nieta con aspiraciones, salidas con amigos y almorzar todos los domingos en una mesa donde todos sonríen y le dan gracias a cualquier dios inventado, pero  soy todo lo contrario a lo que se denomina "social".

—Abuelo, no me apetece.

—Siempre es buen momento para que un abuelo escuche a su nieta preferida esa voz angelical, ¿quién sabe cuánto me queda? —me suelta melodramático.

—Eres un chantajista de primera
—consigue sacarme una sonrisa.

—Y tú una sabelotodo.

Posa una mano en mi muslo, observo el comedor para asegurarme que nadie me escuche, habrán salido al porche.

Cierro los ojos y canto unas estrofas de Thoughts "Sasha Slona".

https://soundcloud.com/jenn-mor-326267250/aud-20201219-wa0026-m4a (escuchar aquí)

—Aunque no me gusta lo que dices, me encanta oírte cantar —sus ojos vidriosos llaman mi atención, son de un azul intenso, de esos que tendrías que apartar la mirada para no perderte en ellos.

—Esta soy yo, abuelo —mis hombros se encogen en respuesta.

—Todo cambiará, ya lo verás —acaricia mi mejilla mientras suspiro lentamente.

Llegó el momento más temido, mi hermano se marcha. Con un simple "nos vemos pronto" y un beso en mi cuello se acaba. Todos se han despedido de él, mi padre, mi tía y la novia de mi hermano.

Lo mejor está por venir, eso dicen todos. Es cierto, muchas personas viven sueños, tienen esperanzas, cosechan y reciben, para ellos algo superior está por venir. Para mí, quizás lo que venga sea bueno, considerando en una escala de grises que va desde el 0, Gris claro (algo de luz), al 10, el negro (lo peor). Puede que no haya llegado a lo más pésimo, aunque creo que lo rozo todo el tiempo.

Quisiera creer en la diversidad del color, pero la vida, junto a todos mis jerséis demuestran lo contrario.

No sé cuántas horas habrán pasado. Me encuentro tumbada en la bañera, aún vestida, sin saber qué hacer. Solo quiero desfallecer. Dios, dime cómo hago para querer más, ¿hay una pócima mágica que me saque de este estado? No domino mis pensamientos suicidas, ni las pastillas que me obligan a tomar logran controlarlos. ¿Si ellas son más fuertes que yo, para qué intentarlo?

Vivir o morir, no veo la diferencia. Salvo que vivir ya lo he probado, dudo mucho que la muerte sea peor que mi vida.

Mofletitos me observa estático, desde su lugar privilegiado en mi cama.

—No me mires así —comienzan los temblores por el miedo, sé lo que viene.

No estoy loca, sé que no va a contestarme. Es solo un muñeco sucio que tengo desde pequeña, aunque es mi único amigo. La última vez que utilicé esta palabra tenía 13 años. Actualmente solo me comunico con mi padre, demasiado misterioso para tener una conversación sincera. Mi hermano, un tío legal, pero con muchas aspiraciones. El abuelo, lo único que queda de mamá y mis libros de Stephen King. También está mi tía, que casualmente es una de mis encantadoras psiquiatras en el centro privado de recuperación mental en donde me obligan a asistir algunas veces.

Hoy se acabó.

Ahogamiento (Demasiado sufrimiento)

Sobredosis (¿Cuál es la cantidad adecuada?)

Disparo (Conseguir pistola, muy difícil)

Cortar venas muñeca (Tiene que ser profunda)

Puñalada vena carótida (Segura)

Aquí estoy, escribiendo en una hoja roñosa las diferentes formas de morir. No es tan sencillo como puede parecer. Lo he intentado dos veces, ninguna ha funcionado, quizá no he sido valiente. Solo tengo que coger un cuchillo y trazar una línea en la cruz de mi cuello, pero el miedo me impide hacerlo.

Vuelve esa sensación de estar perdida en tu propio cuerpo, como si fueras un extraño que no puede reconocerse. Me ahogo queriendo escapar de todo, solo hay una manera, solo una...

Manos ensangrentadas, sudor frío recorriendo mi cuerpo. Tengo sueño, mucho sueño y frío, me fallan las fuerzas, caigo sobre la cama. La colcha llena de flores silvestres dibujadas por cualquier artista con un sueldo nefasto y sueños frustrados. Suelto el aire con grandes dificultades, vuelve esa imagen. Una sombra con forma de mujer, el viento meciendo su cabello, no consigo verle la cara, la imagen es borrosa. Seguro será un efecto secundario de morir. He de reconocer que no es algo nuevo, la he visto en los anteriores intentos y estoy segura que no es mamá, pero en cierta forma me sana, proporciona paz a esta mente perturbada.

Alguien aporrea la puerta, me aseguré de cerrar con pestillo antes de hacerlo. Papá grita mi nombre, yo ya estoy perdida.

Todo se vuelve negro. Por fin hay paz, eso es...

—Un, dos, tres, fuera

—Un, dos, tres, fuera. Ritmo sinusal, la tenemos —se escucha una voz que no reconozco, aunque pronto vuelvo a la oscuridad.

Una luz atraviesa la ventana y hace que abra los ojos a regaña dientes. Estoy en una habitación, no es la típica de un hospital. La cama tiene mi colcha violeta, los peluches encima de una cajonera, y varios jarrones de flores decorando el lugar.

—¿Dónde estoy? —pregunto a quién me esté escuchando.

—Vaiolet, estoy aquí —papá me ofrece su mano callosa.

Está sentado a mi lado, en la típica silla de madera, de las que rechinan al moverse. Giro la cabeza con enfado y vergüenza, ¡no lo he conseguido!

—Se ha acabado, vas a quedarte interna. Ya me he encargado de traer tus cosas y la tía va a cuidar de ti. Está visto que yo no soy de ayuda.

No puedo creer que me haga esto. Hace que quiera intentarlo de nuevo, de otra forma y con garantías de llegar a un fin.

—No, por favor —suplico llorando como una niña pequeña, e incorporándome de la cama con un fuerte dolor de cabeza.

—Ya está decidido. Este ha sido el último intento, no voy a seguir jugando a los médicos Vaiolet.

Observo sus ojeras, le llegan varios centímetros debajo de los ojos, el pelo oscuro está cubierto de canas sin un orden y la mirada triste me provoca una sensación dolorosa que no quiero sentir.

—Papá, estoy tan perdida, ¿no lo ves?
—pretendo que me entienda.

Lloro y balbuceo de forma desproporcionada.

—¿Quieres dejar de luchar y esperas que lo permita? ¡Eso nunca! —grita, levantándose y propinando un fuerte chirrido contra la cama.

Estas palabras me hubieran venido de fábula cuando mamá se moría.

Acerca sus brazos a mi cuello y me abraza. Siento como mi frente se moja. Al subir la mirada lo veo llorar, no quiero que sufra, aunque gran parte de mi ser le odie por no habernos cuidado.

Tres días después...

Esta cárcel es peor que el infierno. Lo único que hago es tirar bandejas de comida que me dejan las enfermeras con sumo cuidado al pie de la puerta. También he escrito letras de canciones escalofriantes, dudo que alguien las escuche alguna vez.

Mi hermano Lauren no ha venido, esta vez no. Eso me cabrea más que cualquier otra cosa, así que he decidido empezar una guerra contra él. Cada vez que me ha llamado lo he ignorado. He prohibido a mi padre que le hable sobre mí, sé que lo hará igualmente, pero al menos quiero dejar constancia de mi rechazo.

Pocos días después, mi tía vino a buscarme y me obligó a comer en el comedor, para que no volviera a tirar la comida.

Estaba infectado de jóvenes perturbados, literalmente. Además odiaba cómo me miraban, como si fuera un bicho raro. Se me había olvidado un pequeño detalle, nací con un peculiar síndrome, llamado Alejandría. He sido muy afortunada en tener este gen. Mis ojos son de un color violeta nauseabundo. Mi piel es blanca, totalmente pálida y sin vello, como si fuera un asqueroso extraterrestre. En algún lugar, hace 19 años, los planetas se alinearon el día que mi padres decidieron engendrarme.

Después de conseguir comerme un trozo de hamburguesa y unos guisantes fríos, la enfermera se acercó con un vaso de plástico en cada mano. Sé de qué se trata, uno es agua y el otro antidepresivos. Son neurotransmisores con serotonina, norepinefrina y dopamina, unas pastis muy divertidas, si no fuera por los efectos secundarios; Náuseas, vómitos, trastornos del sueño y no hablemos de la inhibición sexual, aunque a decir verdad, el sexo no es algo que me interese.

Me quedan dos meses de terrible estancia en la casa de la esquizofrenia. He decidido fingir locura transitoria, fugarme y correr hasta que mis pies no sepan dónde están o matarme de la forma más original posible, aún no lo tengo claro.

De momento, pondré todo de mi parte para que el tiempo pase lo más rápido posible. Voy a meterme de lleno en mis letras y soltar el lastre que cargo en está mochila tan pesada que llevan mis hombros e intentaré parecer lo más normal posible.

¿Qué es ser normal?, lo que el resto de la sociedad decida qué es...

¡Hola a tod@!

Soy JennMor y está no es una historia más. Me gustaría conocer qué opinan en cada capítulo y me hagan participe de vuestros sentimientos al leerlos.

Vaiolet y Jhonas tienen mucho que aprender, ¿estás dispuest@ a vivir una montaña rusa?

Portada realizada por --> @SophieSzs

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