AMAR ENTRE REINOS [02]

By ValuAbigail

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BILOGÍA AMAR: Libro 2. Hace siglos, dos reinos se aliaron para encerrar a los demonios en el inframundo, del... More

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62: Deuda ancestral
63: Destrucción y redención

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By ValuAbigail

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Theo.

Sophia no estaba bien, al menos no del todo, y eso me preocupaba demasiado. Poseidón ya me había advertido sobre la influencia que tienen las emociones fuertes en la sangre Darren, en especial el odio y dolor.

Por desgracia, Noah perdió el control de su don y sangre demoníaca y fue poseído por su propia oscuridad. Hasta ahora no logro asimilarlo, ni lo que le pasó a Noah ni a Soo Ah, ambos eran unos niños envueltos en una guerra que no les correspondía, por la errónea indulgencia de los dioses con las creaciones de su hermano mayor.

Pudieron evitarse muchas desgracias si hubieran destruido a los demonios luego del primer levantamiento y masacre a las demás especies. ¡Pero no! Decidieron que lo más cuerdo era encerrarlos en una prisión, ¿con qué fin? ¿Pensando que se reformarían con años privados de su libertad?

¡Por supuesto que no! Es casi imposible que alguien luego de ser castigado de tal modo salga al mundo con nuevos ideales, al contrario, ellos pasaron años mirando a las mismas paredes sin ninguna otra diversión que meditar como se vengarían de sus opositores.

— Cariño, debes calmarte, por favor — le pedí mientras la abrazaba, acariciando su cabello.

Zeus se había encargado de liberar a Aitanay y Baker del dopaje, estos se estaban incorporando con letargo por los efectos de la droga a la cual fueron sumidos. Poseidón regresó minutos después de haber examinado la fortaleza en busca de alguna señal sobre el cuerpo de la heredera del aquelarre. Sin embargo, no encontró ni un solo cabello suyo. O bien se la habían devorado por completo o se la habían llevado.

— ¿Y Noah? — cuestionó Soph, separándose un poco de mí.

— Iban a contener su lado demoníaco mediante un ritual, pero algo impidió que lo culminen. Algo tan fuerte como para enfurecer o lastimar a Noah, él no pudo controlarlo y su sangre demoníaca lo consumió.

Sophia negaba con la cabeza, cubriendo su boca con su mano izquierda para ahogar sus sollozos, ella intentaba alejarse, pero no la dejé, al contrario, corrí hacia ella y la abracé. Ella me necesitaba más que nadie, yo era su principal soporte.

En las buenas y malas... Si años atrás no lo cumplí, lo remediaré cada segundo del presente y futuro con creces. Así ella me boté, se aleje o huya, no volveré a cometer el mismo error, no la volveré a dejar sola.

— Soph, vamos a encontrarlo — le prometí. Ella alzó la vista y lloriqueo con más fuerza.

— Poseidón se lo llevará como a Adele — me contó, aunque yo ya lo sabía, pero me negaba a la idea.

— Es diferente, amor. Adele cometió muchos pecados.

Ella volvió a menear la cabeza en negación.

— Noah también masacró a la familia de Soo Ah — habló en un susurro desgarrador. Sus ojos estaban tan rojos e hinchados, que me partía el alma verla en ese estado.

— No es cierto, Soph.

— Puedo sentir su esencia en algunos cuerpos — balbució.

Atraje su cuerpo al mío para intentar disipar su dolor, necesitaba moderar sus emociones de cualquier manera, si no quería que ella sea la próxima consumida por el dolor o la ira.

Mil veces maldito, Ian Deveraux.

Poseidón se acercó a nosotros luego de un momento, estaba serio e incluso molesto, pero agradezco que haya respetado el dolor de mi esposa por su hermano.

— Deben volver con Robinson y Aitanay a la fortaleza Scarlett. Los soberanos de Melusina deben volver cuanto antes al reino, que los aquelarres los ayuden, es urgente que regresen. Ya ahí, que organicen a los ejércitos en las fronteras, necesito que activen el protocolo de emergencia — le decía Poseidón a mi esposa.

Escuché atentamente, en caso de que ella no haya entendido por su estado, y así poder explicarle o recordarle las palabras del Dios.

— ¿Las llaves del tártaro siguen en Melusina? — cuestioné.

— No se han movido de ahí desde la boda — me respondió Poseidón.

La ubicación de la llaves del tártaro aumentaban el riesgo del reino de mi esposa, estaban bajo amenaza de los aliados de Ian, él conocía el reino al revés y al derecho, lo que empeoraba aún más situación.

— El próximo ataque es incierto — acotó Zeus uniéndose a la conversación —. Todos los sacrificios se han hecho, excepto uno — dirigió su mirada a mí.

Sophia frunció el ceño, espabilándose debido a la preocupación y desconcierto.

— ¿Solo uno? — preguntó ella.

Zeus asintió.

— El Comandante Superior Fingolfin fue sacrificado en la madrugada en la residencia del híbrido antes de ser incinerada — contestó, el dios del rayo.

Bajé la vista por lo que significaba esa información para mí. Porque si el Comandante fue asesinado, qué le puede esperar a un mortal como Alexander. Mi viejo mejor amigo, el cabezotas, irresponsable, bohemio, carismático, pesado, bromista y alcahueta; pero también leal, buen consejero, comprensivo, honesto, atento y generoso.

No puedo mentir, me dolió tanto que se fuera con Sophia y que me haya ocultado por tanto tiempo que ella seguía con vida, fue algo que nunca espere de él. A pesar de todo, lo seguía amando como a un hermano, ya que, por más distanciados o peleados que estemos, jamás le desearía la muerte y menos una como esta.

Alexander Collins Johnson, eres un maldito estúpido. ¿Cómo pudiste dejarme solo otra vez?

Por ello, o bien vienen primero por el protector de la tierra o van por las llaves del tártaro — completó Zeus.

— Necesito que cuiden esos anillos — manifestó Poseidón al ver el mío en mi dedo anular. Su rostro se endureció cuando se percató que Sophia no lo llevaba consigo — Sophia, ¿dónde diantres está tu anillo de matrimonio?

Mi esposa observó su dedo anular, confusa. Aparentemente, ella tampoco lo sabía, ¿hace cuanto que no lo usaba?

— No lo sé — confesó un poco ida —. ¿Qué importa ahora mi alianza? — inquirió desencajada.

Zeus se viró hacia su hermano con un gesto de desaprobación.

— ¡Excelente, hermano! Protegen con su vida el cobre y pierden el oro — espetó Zeus antes de desaparecer en la nada.

El dios de los mares y creador de mi esposa, echaba humo por sus fosas nasales, sus pupilas estaban dilatadas, incluso se le marcaba la vena de la frente. Pareciera que nos fuera a fulminar con un chasquido.

— ¡Encuentren ese maldito anillo cuanto antes! — nos gritó antes de desaparecer.

¡De maravilla! Se fue sin decir más que dar una orden, y nos dejó con docenas de cuerpos descuartizados con asesinos de existencia incógnita para los humanos "normales".

— Todo esto es una mierda, todo va de mal a peor. No salimos ni de una y ya estamos metidos en otra ¡Carajo! Ahora ni siquiera estoy segura si lograré recuperar a nuestras hijas — gimoteó Sophia, caminando en círculos.

— Hey, hey, amor — caminé hacia ella, tomando su rostro en manos —. Lo lograremos, está bien. Lo haremos.

— ¿Cómo puedes estar seguro? — me reclamó entre lágrimas —. ¿No ves la realidad, Theo? Mi hermano fue poseído, un aquelarre masacrado, el comandante fue asesinado, ni siquiera sabemos si Alexander y Elem lograron escapar. Solo tenemos perdidas y ninguna victoria.

— Sophie, nunca te desalientes por los tropiezos, desaciertos o fracasos, tampoco te digo que te alegres por ello, solo deja que el enemigo piense que te está venciendo, que eres débil ante él. Para que cuando menos se lo espere, tu ataque sea letal — dije firme. Ella conectó su penetrante mirada azul a la mía —. El que ríe último, ríe dos veces, cariño.


﹝ • • • ﹞


Si, general. Muchas gracias por el apoyo — agradecí a través de la línea.

— Señor Kim, la alerta negra ha sido puesta como lo ordenó. El aislamiento social fue decretado a nivel continental por ahora. Los jefes de estado esperan que logre controlarlo cuanto antes, asimismo, ofrecen a sus fuerzas especiales a sus órdenes.

— Perfecto. Pero no estarán a mi cargo. La encargada militar terrestre será Aitanay Scarlett.

— Entendido, señor Kim. De todas formas, debo reunirme con la señorita para coordinar y presentarla a las fuerzas especiales.

— Por supuesto, general. En unas horas, mi secretario Hun lo llamará para agendar una reunión con los implicados. Hasta entonces — me despedí.

Sophia permanecía callada en el asiento del copiloto, al igual que su hermana y Baker, era evidente que la culpa predominaba en la camioneta. Empero de la situación de silencio sepulcral, miré por el retrovisor a mi cuñada y le dije:

— Aitanay, Poseidón me habló sobre tu formación militar debido a tu cargo dentro de Melusina. Por ello, considero que eres la persona más idónea que yo para dirigir las fuerzas militares terrestres — ella me divisó con una paciente, enigmática e imperturbable indiferencia.

— Mi hermano fue poseído por tu culpa. Dime por qué razón no debería matarte en este instante — respondió seca.

Mi cuñada sin duda me amaba. Era su cuñado favorito. Es decir, ¿qué es una familia sin peleas?

Una familia normal y civilizada.

— Ni siquiera entiendo, ¿por qué estás manejando la camioneta?

— Aitanay, no es el momento de disputas — contesté serio —. Y no te preocupes, no eres la única que quiere matarme, así que a la cola, cuñada.

— Idiota.

— Sí, sí, sí, como digas.

Sophia y Baker bufaron al oír nuestra peculiar y tranquila conversación entre cuñados. Aunque ninguno de los dos intervinieron en ella, ni siquiera para regañarnos, ellos estaban absortos en sus propios problemas.

— Llegamos — anunció Baker.

Divisé el entorno y era cierto, aparentemente, no habían sido los únicos que estaban abstraídos en sus pensamientos. Los solados de Melusina estaban resguardando la entrada de la fortaleza a la defensiva de cualquier indicio de peligro para sus soberanos. Busqué con la mirada al mejor amigo de Robinson, el coronel Hilton, pero no lo hallé, seguramente estaría junto a los reyes.

Abrieron las puertas para la camioneta al ver a Sophia, ya dentro pudimos bajar para entrar a pie a la residencia. Sin embargo, algo llamó mi atención en la puerta del salón.

Maldición, Seok. Olvidé decirte que lo canceles.

Era una mujer joven, de cabellos negros, estatura promedio, piel clara y bien parecida. Ella estaba de la mano con un niño de alrededor 5 años, el pequeño era rubio, de ojos llamativos como su padre, que supuse que era el coronel, era el vivo reflejo de Hilton. Y en brazos, la mujer tenía a una pequeña de alrededor 2 o 3 años, la niña era pelinegra de ojos claros como su hermano.

La familia Hilton.

Tragué en seco al verlos, y luego giré a ver al brujo. Este masajeaba su rostro con cierta culpabilidad. Desde otro ángulo, estaba Aitanay que no dejaba de mirar a los pequeños y a la mujer, su rostro era todo un dilema.

— ¿Cómo se te ocurre sacar a mis hijos a la superficie? — reclamaba molesto.

— Nos llegó una invitación de la corona — balbuceó la mujer cabizbaja.

— No seas ridícula, Dianne. ¿Por qué los reyes se molestarían en invitarte a ti?

Sophia se aclaró la garganta al ver que Hilton seguía discutiendo con su esposa, ignorando nuestra presencia. El tritón centró su atención a Sophia, su rostro se desfiguró al ver a todos espectadores de la bochornosa escena, en especial a Aitanay que lo miraba con decepción.

— Amor, no es lo que parece — se atrevió a decir Hilton, caminando hacia mi cuñada.

Su esposa levantó la vista con ceño fruncido, en busca de la mujer a quién su esposo llamaba como debería llamarla a ella. No obstante, a su enojo le cayó un balde de agua fría cuando reconoció a la ex princesa heredera de su nación.

"Dianne" se tiró al suelo de rodillas y obligó a su hijo a hacer lo mismo que ella para honrar a su princesa. Aitanay meneo la cabeza y se acercó a ella para levantarla.

— No, no, no, señora. Por favor, levántese — le pidió a la esposa de Hilton. Luego tomó al pequeño niño y lo ayudó a pararse —. Cariño, levántate. No hace falta esas muestras de respeto tan excesivas — le dijo con una sonrisa.

El pequeño rubio la miró avergonzado y algo triste.

— A papi no le gusto nuestra visita — confesó el pequeño con la voz triste, al igual que todo su pequeño rostro.

Mi cuñada se giró molesta al coronel, y déjenme decirles que si las miradas mataran. Ajá, ese tritón estaría en la otra vida.

— Tu padre solo está muy emocionado por su visita. Y no aprende como demostrarlo correctamente, cariño.— mintió Aitanay—. ¿No es así, coronel Hilton?

El coronel bajó la mirada y asintió con devoción.

— ¿Es cierto, papi?

— Sí, hijo — le dio la razón y aceptó cargarlo.

— Apa, apa, apa — lo llamaba la más pequeña.

Aitanay caminó hasta el lugar de Baker y le tomó la mano con una sonrisa, este le devolvió el gesto. Después dirigió la mirada a la familia Hilton y dijo:

— Lamento el recibimiento poco ameno. Por desgracia, hemos estado muy saturados por temas del reino, si no otra hubiera sido la historia — le sonrió a Dianne. La sirena bajó levemente la mirada —. Sin embargo, déjenme remediarlo para que se lleven gratos recuerdos de la superficie. El ama de llaves les dará una gran habitación para su estadía.

— Aitanay, no es necesario — ella le dio una mirada dura —. Su alteza... — se corrigió.

— Por supuesto, que lo es. Es mi deber proteger a mi gente.

El niño bajó de los brazos de su padre y corrió con torpeza hacia mi cuñada. No se había acostumbrado a andar en dos piernas del todo, lo que me hizo sonreír al verlo. La idea de imaginar a mis hijas con el mismo problemilla me causó una ternura tremenda. Ellas estarían de la edad del niño, aproximadamente. Incluso ya podrían estar llamándome "papá"...

— Su alteza, usted es muy bonita como la princesa Sophia — le dijo el niño mirando a mi esposa. Ella sonrió —. Pero, ¿quién es ese señor que la toma de la mano? ¿Es un príncipe? — preguntó curioso.

Aitanay sonrió con ternura. Bueno, por muy amargada que sea conmigo, estaba segura de que sería una tía muy cariñosa con mis gemelas.

— Eric no seas imprudente — lo regañó su madre. La hermana de Sophia le guiñó el ojo, restándole importancia.

— Oh, perdona la insolencia, pequeñín. Él es mi novio, Robinson — sonrió presentando a Baker.

Este ya no cabía en su cuerpo, lo estaban presentando oficialmente delante de todos, en especial del ex de su novia. Era todo un logro para su ego, aunque lo niegue a morir.

— Es muy guapo — respondió el niño. Su padre rodó los ojos —. ¿Y cuándo tendrán hijos?

Dianne le dio a la niña a Hilton y corrió hacia su hijo.

— Ya ha sido suficiente, Eric.

— Pero mamá — se quejó el niño.

Minutos más tarde, la familia Hilton entró a la casa en compañía de el ama de llaves bajo órdenes de Aitanay. Debía reconocer que Sophia siempre tuvo razón al elogiar a su hermana sobre su habilidades para tratar a su gente, y sin duda alguna ella hubiera sido una excelente reina para Melusina.

Sophia entró apresurada a la sala de residencia cuando uno de sus empleados le susurró algo al oído, ella no me dijo nada y caminó rápido. Los tres la seguimos sin dejar de preguntarle qué era lo que estaba pasando, pero ella nos ignoró por completo.

— ¡Tú, maldita perra! — berreó la pelirroja que había conocido en la fiesta.

La mujer seguía con el mismo vestido verde de aquel día, su cabello estaba desalineado al igual que todo su aspecto, tenía prominentes ojeras, algunos moretones, el labio partido, sangre seca en su cuerpo y su mano... ¡Mierda! Su mano estaba desgarrada, la sangre soltaba un hedor fuerte, incluso parecía que podía ver sus tendones.

Luego lo vi a él. Tenía un aspecto similar, pero sin muchos golpes o heridas de gran profundidad. Alexander estaba vivo, el idiota estaba vivo, y no pude evitar correr hacia él y abrazarlo, sin importar todo alrededor. Sentí su cuerpo rígido cuando sintió mi calor.

— ¡Imbécil! ¿Cuándo dejarás de ser tan irresponsable? — le reclamé sin soltar su cuerpo.

— Elemmírë, necesitas atención primero. Luego riñes con Sophia todo lo que quieras, pero esa mano necesita ser curada si no la quieres perder — acotó Baker, mientras los guardias sostenían a la elfa.

Alexander me alejó de su cuerpo sin decir una palabra, solo se limitó a acercarse a Elemmírë.

— ¡Mi padre murió por tu culpa! — acusó a mi esposa.

Ella no la miró con pesar.

— Elem, no sabes cuánto lo lamento — se disculpó totalmente avergonzada —. Te lo explicaré todo, te lo juro.

— Me vale tres quintales de mierda tus explicaciones, ¡¿a caso eso traerá de vuelta a mi padre?! — le gritó desde lo más profundo de su garganta —. ¡Me dejaste huérfana, Sophia! Él era todo para mí, era toda mi familia, era padre y madre para mí. ¡Me dejaste sola en este asqueroso mundo de mierda! — chilló.

Los ojos de Elemmírë estaba rojos por el llanto desmedido y desgarrador, no le quedaban fuerzas, estaba tan débil y había perdido tanta sangre que su cuerpo no resistió mucho tiempo consciente.

Alexander la tomó en brazos, evitando su caída en los brazos de los guardias. La trajo hasta el mueble más cercano y gritó por ayuda a Baker. Él estaba tan desesperado y preocupado por la mujer, que llego a un punto en que llegué a desconocerlo, nunca lo había visto así por una mujer que no sea de familia o Sophia, nunca. Ni siquiera le importó que él también necesitaba atención médica, solo le importaba el bienestar de la pelirroja.

Robinson ordenó a la servidumbre que trajeran algunos brebajes, vendas y no sé que más, algunos términos ni los entendí. Lo único que entendía es que la infección de su mano era grave, necesitaba curación urgente o caso contrario perdería esa mano. Antes bien, teníamos a un brujo con nosotros que podría actuar mucho más rápido que un médico normal.

El aludido echó unos brebajes sobre la herida expuesta que provocó una espuma en ella para eliminar la infección antes de cerrar el desgarramiento. Y cuando por fin lo logró, comenzó el proceso con su dedo índice sobre la herida como si dibujara unos hilos imaginarios. Entretanto susurraba unas oraciones inaudibles para mi entendimiento humano.

— Soph — la llamé a un costado. Ella me siguió —. ¿Qué sucedió con la chica? ¿Por qué te culpa de la muerte de su padre?

Mi esposa dio una mirada con culpabilidad en donde yacía el cuerpo de Elem.

— Creo que ella se enteró de que su relación con Alex era falsa — me respondió, dejándome estupefacto.

— ¿Qué?

— Que su relación era falsa — reafirmó en voz baja.

— ¿Cómo que falsa, Sophia? ¿Qué hiciste? — reprendí.

— Solo le dije a Alexander que... Bueno, mmm... — titubeó nerviosa.

— Bueno, ¿qué?

— Que se hiciera su novio, pero creo que esto se salió de las manos— concedió.

Lo miré con los ojos muy abiertos y le pregunté incrédulo.

— ¿Crees? ¿Crees? Sophia, ¡la mujer quiere asesinarte! ¿Por qué jugaste con sus sentimientos de tal manera?

— Necesitaba solidificar la alianza con los elfos. Y qué más conveniente que una boda.

— ¿Te estás oyendo? Desde que nos enteramos de las bodas del tratado, has renegado de ellas. Y estás haciendo lo mismo que ellos, ¿no lo ves?

Sophia rascó su nuca sin saber bien a donde mirar, estaba incómoda, era obvio, pero no la dejaría irse así de fácil.

— Di algo.

— Estoy arrepentida en serio. Pero no tenía de otra, sabes bien que esto lo hago por ellas — dijo refiriéndose a nuestras hijas.

— Amor entiendo tu desesperación. Pese a ello, no podemos usar los sentimientos de una persona para lograr nuestros objetivos, si lo hiciéramos, ¿qué nos hace diferente contra quienes que luchamos?

— ¿Qué no comemos carne humana, bruja, élfica, licántropa? — respondió. Le di una mirada de reproche —. Lo pillo, lo pillo.

Ambos nos giramos hacia el mueble en donde estaba Elemmírë junto a Alexander. El rubio estaba sentado de rodillas ante el cuerpo de la pelirroja, sollozando en voz baja, cubriendo su rostro con su cabello.

— Alexander es un gran actor o no eras a la única a quién se le escapó de sus manos — comenté en susurros.

Sophia se inclinó hacia mí con disimulo.

— Ser un gran actor, imposible. Cuando conoció a Elem debía actuar como un ser sobrenatural, y él muy inteligente comenzó a decir que sus músculos estaban hechos a base de grasa. Sinceramente, dejó en ridículo a tu raza — reveló.

No lo juzgo porque casi hice lo mismo cuando conocí a Sophia.

— Oye — ella me miró —. Ahora que pienso, tal vez se case con ella — Soph me miró extrañada —. Yo también creí que me comerías y míranos ahora, estamos casados por más de cinco años.

Ella me observó sin una chispa de gracia, mientras yo reía bajito.

— Amor al primer susto, no, no. Amor al primer monstruo. ¿Amor o comida? — solté con cierta diversión. Sophia rodó los ojos y comenzó a caminar lejos de mí —. Sophie, admite que estuvo buena. Creo que escribiré un libro sobre ellos.

— Theo, ¿podrías dejar de preocuparme por la educación que les darás a nuestras hijas? Gracias.



Sophia.

Necesitaba ir a la casa que Theo había comprado hace unos años para nosotros, la cual por desgracia no pudimos disfrutar como esperábamos, al contrario, esta se convirtió en baúl de dolorosos recuerdos para nosotros.

El día del ritual me había quitado todo lo que traía, que no fuera la bata que cubría mi desnudez, entre lo que me saqué estaba mi sortija de matrimonio en donde estaba grabado que era la protectora del agua. Nunca volví a saber de ella, en ese momento tan tormentoso en lo único que pensaba era en el bienestar de mis bebés, ni siquiera en el mío y mucho menos iba a estar pensando en la seguridad de un anillo.

Ahora, muchos años después, Poseidón me pregunta por este objeto con mucho interés y al enterarse de que lo había extraviado, casi me asesina con los ojos. Zeus lo miró con desaprobación y desapareció, lo que encendió aún más mi curiosidad.

¿Tan importante es ese anillo? ¿O qué diantres esconde?

Aquellas dudas, por supuesto que las resolvería en cuanto encuentre al famoso anillo. Por ello, conversé con Theo sobre aquella casa y le pregunté si aún estaba bajo su poder. Lo bueno o raro, es que sí, según me respondió, no había tocado esa casa desde que desaparecí.

— ¿Mis padres han llegado? — Hilton negó con la cabeza.

— Desde que se enteraron de lo que pasó con el príncipe heredero, no han parado de buscarlo — me contestó.

— ¿Fueron con guardias?

— Aunque su majestad se negó. Un pelotón junto a su sargento fueron tras ellos.

— En Melusina, ¿quién se quedó a cargo?

— Mi padre, su alteza. Su majestad, el rey, dejó a mi padre como su tritón de confianza.

El señor Hilton, el padre de William, era un tritón honorable y leal a la corona, de una u otra manera me dejaba un poco más tranquila saber que él estaba a cargo en la ausencia de mi padre. Lamentablemente, eso no podría seguir por mucho tiempo, Poseidón había exigido que mi padre regrese a su puesto junto a su pueblo.

— Por favor, coronel. Necesito que vaya al campamento de los aquelarres. Necesito que se movilicen hasta la fortaleza Scarlett con cautela y mucho sigilo — este aceptó mi orden —. Dentro de unas horas saldré junto a mi esposo, repliquen la seguridad en la fortaleza. Nadie puede salir ni entrar sin mi autorización.

— Como ordene, su alteza — hizo una reverencia.

— Por cierto, William — este se asombró al oír que lo tutee —. Vuelve a tratar así a tu esposa, y te juro que te castraré en el coliseo de Melusina.

— Lamento tanto que haya presenciado ese desafortunado momento. Usted conoce mis sentimientos genuinos por su hermana — se atrevió a decirme.

— Soy consciente que engañó a mi hermana cuando usted ya estaba comprometido. Debería estar agradecido con su padre, William Hilton. Que solo por la amistad de nuestros padres, usted se mantiene con vida.

Este no supo que decir, y a decir verdad tampoco le di mucho tiempo para que pensara en una respuesta coherente o al menos digna. Me conduje al salón principal en busca de Theo para poder ir a buscar el dichoso anillo, no teníamos mucho tiempo que perder, las obligaciones estaban por doquier.

— Alexander, necesitamos hablar — pidió Theo. Me escondí tras la pared al oír a mi esposo.

— No tenemos nada de que hablar — respondió tajante.

— Incluso Sophia me escuchó y entendió que todo fue armado. Ahora necesito que lo hagas tú — requirió, Theo. El rubio respiró con pesadez, por sus pasos podía deducir que estaba exasperado —. Esas fotos fueron antiguas.

— ¿Antiguas? — su pregunta se oyó más como un reclamo —. ¿Acaso no sabes lo que sufrió ella al verlas? ¡Mierda, Theo! Esa pobre mujer apagó sus emociones por completo, estaba totalmente ida, solo trabajaba y comía, ni siquiera parecía realmente viva. La destruiste. No fue suficiente por el dolor de perder a sus hijas, también tuvo que lidiar con tu maldita traición. Y te puedo jurar que si Sophia no hubiera tenido el objetivo de recuperar a vuestras hijas, ella hubiera... Ella hubiera... ¡Ni siquiera puedo decirlo!

— Lo sé, Alex. Acepto toda mi culpa, no me pienso excusar por mi cobardía. Sin embargo, yo nunca falté a nuestro voto de fidelidad. Nunca. Esas fotos era antiguas, esa mujer era Massiel, ¿acaso no las recordabas?

— ¿Massiel? ¿Qué? — preguntó Alex.

— Esas fotos nos las dio Jae, el día de la emboscada.

— ¿Entonces cómo carajos llegaron a manos de Sophia?

— Supongo que el asqueroso duquecito tendrá dicha respuesta — contestó con asco.

— Hablando del asqueroso, tengo algo que debo contaros sobre el mestizo. Llama a Sophia para reunirnos en el estudio — informó Alex. El otro tomó su celular y comenzó a marcar.

No, no, no, maldita sea. ¿Dónde carajos dejé el celular? Por todos los dioses que ese bendito celular no este en volumen alto, que esté en silencio. Para mi mala suerte, los dioses para este tipo de favores nunca me escuchaban o estaban empecinados en hacerme quedar como una fisgona y entrometida.

El sonido predeterminado infernal sonó segundos después, fue tan rápido que ni tuve tiempo de huir para que no me oyeran.

— ¿Sophia? — preguntó Theo, suspicaz.

— Cuando no, Sophia Scarlett de chismosa — atacó Alex.

Salí de mi escondite sonriendo, ciertamente avergonzada, pero intenté disimularlo. Sin mucho éxito, cabe resaltar. Theo entrecerró los ojos al descubrir mi delito de infidencia, lo miré como un gatito recién regañado.

— Janice y Josefina te hubieran castigado de por vida por esa falta de educación— sostuvo Theo, meneando su cabeza.

Alex trató de reprimir una risa, pero lo pillé en el acto.

— Si no estuvieras todo magullado, me lanzaría a tu cabeza — lo amenacé. Él me lanzó un beso, restándole importancia.

Miré a ambos hombres, hace tanto tiempo que no los tenía juntos y a mi lado, que parecía que hubiera pasado siglos desde la primera vez que estuvimos juntos en Oslo. Cuando encontré a un rubio mochilero que me contó que estaba buscando a su mejor amigo, sin saber que a quién buscaba estaba conmigo. Desde aquel momento fuimos inseparables, pasé tanto tiempo con Alex mientras Theo iba a la empresa, que se convirtió en mi mejor amigo y un humano digno de mi confianza, al igual que mi adorado cuñado Seok. Tantas cosas han pasado en este corto tiempo desde que volví a ser yo, que no tuve tiempo de ir a verlo a él, Raysa y a conocer a su pequeña niña. La pequeña Suni, el vivo retrato de Theo.

Mi equipo inicial siempre tendría un espacio guardado en mi corazón. Theo, Alex, Seok y yo, el cuarteto de los "No City".

Ellas serán tan afortunadas de tenerlos. Y eso, sin duda, me tranquiliza y me da cierta paz.

— Elem ha despertado — informó Aitanay caminando apresurada hacia nosotros —. Exige ver a Alexander y Sophia a solas.

Mi ricitos de oro me miró con nerviosismo, sabía lo que se nos venía y de cierta forma, yo también lo imaginaba.

— Baker no puede controlarla. ¡Muévanse o incendiará la fortaleza!




¡Hola copito!

¡Aquí Valu de vuelta! Inclusive antes de lo esperado. Lo prometido es deuda y les traje un capítulo largo como celebración de cumpleaños <3. Un año más de vida o un años menos para mí :'v

Es raro, pero siempre en la semana de mi cumpleaños me pongo más sentimental que en cualquier época del año, y cuando estoy triste es cuando más inspiración tengo. ¿Raro? Sin duda alguna. Pero me permitió traerles un capítulo largo y con más detalles (adelantos) de lo que puede pasar más adelante.

¡Feliz 15 de abril para todos ustedes y para mí!


•✦───────────•✧

Pronto el siguiente capítulo, aprovecharé la tristeza para ponerme al corriente con los capítulo y darles actualizaciones más frecuentes y largas. Por otro lado, vayan a seguirme en tiktok, eestoy subiendo edits de la bilogía algunos graciosos, otros que te mandan a terapia, pero equis xd. Me encuentran como "valuwttp". 

Algunos lectores nuevos están más emocionados por la pareja de Baker y Aitanay que de la principal xd <3

Yo cada que leo los comentarios: Je je je, ¿cómo les explico que son la pareja secundaria de la bilogía?

Otros nuevos lectores me han preguntado si necesitarán ir a terapia luego de la bilogía. Ustedes, ¿qué opinan? ¿Alguno necesita que le pague psicólogo? 

•✦───────────•✧

Buenas noches, queridos copitos. Los quiero mucho y gracias por siempre ser mi lugar seguro♡.

Atte. Su Valu.

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