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Narrador omnisciente.

Sophia movió su cabeza en busca de alguna respuesta de parte del temeroso y nervioso Eru que intentaba sacar la ropa con el aroma del jerarca. Su cabello estaba alborotado y algo húmedo, sus ojos denotaban el miedo que sentía, mientras que su boca intentaba articular una respuesta coherente para la princesa.

— ¡Por Dios, Eru! — rio, Sophia — Parece que hubieras visto un fantasma.

Se burló la sirena, fingiendo que nada estaba pasando. Ella necesitaba hacerlo sentir seguro y sobre todo aparentar que es una ignorante de la realidad y hacerles creer que su estúpido plan estaba funcionando y así ganar tiempo.

El elfo rio nervioso, respiró profundo cuando ambas mujeres entraron al departamento entre carcajadas.

— ¿A dónde ibas? — preguntó Maia.

Él miró su bolsa y luego a la pequeña licántropa.

— Estaba haciendo limpieza. El departamento estaba un desastre — respondió, a las finales no era del todo mentira. El departamento si era un desastre debido a su cuartada.

Ian salió de la ducha con una toalla envuelta en sus caderas, exhibiendo su trabajado y marcado cuerpo, dejando a la vista su "v" abdominal. Incluso las gotas de agua aún descendían desde su cabello por su torso desnudo.

Era un deleite visual para cualquier ser viviente, excepto para dos que lo tenían entre ceja y ceja por su posible traición.

— ¡Oye impúdico, cúbrete! No estés dando pena ajena — soltó Maia. Este se rio y recibió la toalla que le tiró Eru.

— Iré a cambiarme — informó con una sonrisa en su rostro, antes de ir a su habitación.

Sophia y Maia intercambiaron un par de miradas cómplices, la segunda al entender el asunto se fue a la cocina a confirmar si aún seguían las patatas que anteriormente observaron. No estaban por ningún lado. El departamento estaba totalmente diferente a como ellas lo habían dejado hace menos de una hora, ahora todo lucía como un espacio de trabajo de personas descuidadas o muy ocupadas, vasos de cafés instantáneos, muebles desordenados, envolturas de comida chatarra, etc.

— ¿Cómo va todo con los brujos de Seúl? — cuestionó Ian desde su habitación.

— No he avanzado mucho que digamos, ahora están centrados en encontrar a su jerarca. Y no los culpo, la verdad. Porque yo haría exactamente lo mismo si mi rey hubiera sido raptado por alimañas.

Eru se removió en su sitio, aún con la bolsa en manos. Miró a Sophia asintiendo en su dirección como si comprendiera su punto y le diera toda la razón.

AMAR ENTRE REINOS [02]Where stories live. Discover now