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Theo.

Sophia no estaba bien, al menos no del todo, y eso me preocupaba demasiado. Poseidón ya me había advertido sobre la influencia que tienen las emociones fuertes en la sangre Darren, en especial el odio y dolor.

Por desgracia, Noah perdió el control de su don y sangre demoníaca y fue poseído por su propia oscuridad. Hasta ahora no logro asimilarlo, ni lo que le pasó a Noah ni a Soo Ah, ambos eran unos niños envueltos en una guerra que no les correspondía, por la errónea indulgencia de los dioses con las creaciones de su hermano mayor.

Pudieron evitarse muchas desgracias si hubieran destruido a los demonios luego del primer levantamiento y masacre a las demás especies. ¡Pero no! Decidieron que lo más cuerdo era encerrarlos en una prisión, ¿con qué fin? ¿Pensando que se reformarían con años privados de su libertad?

¡Por supuesto que no! Es casi imposible que alguien luego de ser castigado de tal modo salga al mundo con nuevos ideales, al contrario, ellos pasaron años mirando a las mismas paredes sin ninguna otra diversión que meditar como se vengarían de sus opositores.

— Cariño, debes calmarte, por favor — le pedí mientras la abrazaba, acariciando su cabello.

Zeus se había encargado de liberar a Aitanay y Baker del dopaje, estos se estaban incorporando con letargo por los efectos de la droga a la cual fueron sumidos. Poseidón regresó minutos después de haber examinado la fortaleza en busca de alguna señal sobre el cuerpo de la heredera del aquelarre. Sin embargo, no encontró ni un solo cabello suyo. O bien se la habían devorado por completo o se la habían llevado.

— ¿Y Noah? — cuestionó Soph, separándose un poco de mí.

— Iban a contener su lado demoníaco mediante un ritual, pero algo impidió que lo culminen. Algo tan fuerte como para enfurecer o lastimar a Noah, él no pudo controlarlo y su sangre demoníaca lo consumió.

Sophia negaba con la cabeza, cubriendo su boca con su mano izquierda para ahogar sus sollozos, ella intentaba alejarse, pero no la dejé, al contrario, corrí hacia ella y la abracé. Ella me necesitaba más que nadie, yo era su principal soporte.

En las buenas y malas... Si años atrás no lo cumplí, lo remediaré cada segundo del presente y futuro con creces. Así ella me boté, se aleje o huya, no volveré a cometer el mismo error, no la volveré a dejar sola.

— Soph, vamos a encontrarlo — le prometí. Ella alzó la vista y lloriqueo con más fuerza.

— Poseidón se lo llevará como a Adele — me contó, aunque yo ya lo sabía, pero me negaba a la idea.

— Es diferente, amor. Adele cometió muchos pecados.

Ella volvió a menear la cabeza en negación.

— Noah también masacró a la familia de Soo Ah — habló en un susurro desgarrador. Sus ojos estaban tan rojos e hinchados, que me partía el alma verla en ese estado.

— No es cierto, Soph.

— Puedo sentir su esencia en algunos cuerpos — balbució.

Atraje su cuerpo al mío para intentar disipar su dolor, necesitaba moderar sus emociones de cualquier manera, si no quería que ella sea la próxima consumida por el dolor o la ira.

Mil veces maldito, Ian Deveraux.

Poseidón se acercó a nosotros luego de un momento, estaba serio e incluso molesto, pero agradezco que haya respetado el dolor de mi esposa por su hermano.

AMAR ENTRE REINOS [02]Where stories live. Discover now