13

193 24 8
                                    


Sophia Kim

El vuelo había llegado a su fin al igual que mis breves días de luna de miel en Perú; y de mis nervios ni que decir. Mi vientre cada vez se hacía más grande con el pasar de los días, asimismo se debilitaba mi fuerza de voluntad para dejarlos ir, ¿cómo se supone que puedo acostumbrarme a la idea?

Si bien es cierto, jamás pensé tener hijos a los 19 años, nunca estuvo en mi plan de vida, pero mi destino fue totalmente diferente a lo que quise y lo acepté feliz. Ahora la vida me ha dado una puñalada a traición.

一 Así que esto es la famosa Corea 一 musitó Maia, mientras miraba con asombro las calles de Seúl. Solté un largo suspiró y emití un sonido para confirmarlo 一. Mis amigas soñaban con venir aquí por los k-dramas y k-pop, mientras que yo las molestaba por sus gustos. ¡Qué rara es la vida! ¿No lo cree, señora? 一 me preguntó. La miré algo confundida.

一 No me llames señora, Maia. Nos llevamos, ¿qué? ¿Dos años? 一 Maia me miró, luego miró mi vientre 一 Sí, estoy embarazada y casada, pero por favor, llámame Sophia o Soph, si gustas.

Ella esbozó una sonrisa antes de aceptar. Acaricié mi vientre con amor y cuidado, mientras sentía la mirada de mi esposo. Él también tenía problemas en el mundo humano, tenía un grupo al cual representar y guiar; sin embargo, estaba aquí conmigo preocupado por nuestra seguridad.

En esos momentos de la vida cuando sientes que eres una carga demasiado pesada y fastidiosa para alguien, simplemente deseas desaparecer del mundo e imaginar la vida de tus seres queridos sin ti.

— Pescadito, ¿cuánto daría por saber lo piensas? 一 me susurró Theo al oído colocando sus brazos sobre mi cuerpo, luego de terminar su llamada.

一 Es mejor que solo puedas sentir lo que yo siento. No quiero agobiarte con mis pensamientos, mono 一 le respondí.

— Todo lo que venga de ti, lo recibiré dichoso — me contestó. Sonreí.

Sentí la mirada de Ian en nosotros, Theo la sintió al igual que yo, pero este lo miró acribilló con la mirada. El ex duque, se giró sobre su asiento y se centró en las calles al igual que Maia.

—¿No puedes intentar llevarte bien con él? — cuestioné, aunque ya sabía la respuesta de antemano.

— No puedo llevarme bien, con quien mira a mi esposa con ojos de hombre — rodé los ojos.

— Estás actuando como un cavernícola — lo encaré. Hundió sus hombros —. Amor no es su culpa. Mi padre lo obligó a venir a cuidarme.

—Sabemos muy bien, que tu padre no me pasa ni agua. Solo aceptó lo nuestro por el tratado, no porque respete tus opiniones — refutó. Volteé a la ventana sin decir más.

Me enojó su comentario, y para mi desgracia no podía contradecirlo porque tenía la maldita razón. Mi padre estaba dispuesto a hacerme perder a mis bebés con tal de cumplir con el tratado.

El auto se detuvo frente a la mansión de los Kim. La señora So Ji salió como a recibirnos junto con Su Hi, una trabajadora de la casa y amiga mía, la señora a penas me vio caminó hacía mi para saludar a sus nietos en mi vientre.

—¿Cómo están, mis pequeños? — le preguntó a mi vientre con voz graciosa. Sonreí al verla tan feliz, pero la culpa no tardó en apoderarse de mí.

—¿Ahora ya no soy a quien corres? ¿Me debería sentir desplazado? — preguntó Theo, fingiendo resentimiento. Moví la cabeza.

— ¿Qué? ¿Celoso, hijito? — le preguntó divertida —. Lo lamento por ti, ahora que seré abuela, pasas a segundo plano — bromeó.

AMAR ENTRE REINOS [02]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora