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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

Los tres jóvenes caminaban por el aeropuerto con sus respectivas maletas, cada uno de ellos con su respectiva preocupación. Sin embargo, no lo demostraban a simple vista de cualquier simple mortal ignorante.

La pelinegra debía seguir a Collins y Baker sin parecer una acosadora y mucho menos una amenaza. Luego debería convencer a su hermana menor sobre la veracidad de su identidad y el tema de la "resurrección".

El rubio tenía que ver cuanto antes a sus mejores amigos. Él tenía en mente contratar a todos los que le puedan asegurar su protección; de hecho, tenía una idea prometedora e idealista.

Mientras que en la cabeza del castaño pasaban un sinfín de grimorios, que había recolectado a lo largo de su vida, para encontrar el hechizo idóneo para proteger a la hija de su lady.

"Grimorios: Manuales donde se recopilaban todo tipo de conocimientos: recetas sanadoras, rituales mágicos y hechizos."

— ¡Bienvenida a Seúl! Lugar con el que muchos sueñan por visitar — manifestó Alexander, haciendo un ademán con la mano derecha.

Aitanay miró a los alrededores y examinó a cada uno de los locales que pasaban por su lado. Empero, le seguían pareciendo iguales, como si fueran un montón de clones con diferente ropa y sexo.

— Claro, es muy llamativo — prefirió no mencionar lo que pensaba sobre los locales.

Baker la miraba de lejos con disimulo, la observaba de pies a cabeza. Y no porque le levantara alguna sospecha de peligro, pues lo único que Aitanay levantaba en Robinson Baker era su falo. La pelinegra lo sabía y eso le elevaba el ego a niveles exorbitantes. Mas para Alexander la presencia de la joven le era irrelevante, ya que él se sentía bien con ella o sin ella.

— Alexander, ¿crees que me puedas dar un pequeño tour? No conozco mucho, no, miento. No conozco nada de aquí, y no me quiero perder — soltó Aitanay, modulando su voz para que pareciera una confesión apenada.

Baker enarcó la ceja, poco convencido de las palabras de la mujer que tenía a escasos centímetros de distancia.

"Quiero tenerte de mi tarjeta humana, dirás", pensó el castaño.

— Oh, cierto... Es tu primera vez aquí — alegó Alex. Frunció un poco el entrecejo, mientras organizaba sus horarios mentalmente —. De acuerdo, Jos. Pero tengo que arreglar unos asuntos primero — le comentó. A Aitanay se le iluminó el rostro.

— No me molestaría acompañarte — esclareció. Alexander sonrió aliviado.

Sin embargo, el rostro de Baker cambió ligeramente. Al él no le parecía la idea de llevarla con ellos. Porque por muy atraído que se sienta por ella, no era correcto llevarla junto a Sophia y Theo. O bueno, eso creía él.

— Alexander, comprendo que sea tu novia. Empero, es un tema complicado y lo sabes.

La pelinegra se giró sobre sus tacones para taladrar con la mirada al castaño, al cual se había cogido más que a "su novio". Este le sostuvo la mirada sin atisbos de rendición o tregua.

AMAR ENTRE REINOS [02]Where stories live. Discover now