08

300 35 4
                                    

Narrador omnisciente.

El poderoso Dios mencionado en tantos libros a lo largo de la historia, él más venerado y temido a la vez; observaba a su hermano mayor desde una distancia prudente para un ser como él... Unos cien metros aproximadamente. Miraba con detenimiento a su hermano y a la pequeña chica con la que hablaba.

"¿Otra de sus amantes? ¿Cuántos semidioses tiene pensado crear?", se preguntaba así mismo. La curiosidad lo consumía y que su hermano haya usado el viejo truco de los inciensos para mantener su privacidad con la extraña, empeoraba su nivel de curiosidad.

—¡Es tan guapo! — susurraban a su alrededor las mortales que lo veían mientras pasaban.

Y no era mentira. El dios era una jodida obra de arte divina, tan perfecto físicamente que parecía irreal ante los ojos humanos. Él poseía unos hermosos ojos azules que te transportaban a lugares mágicos con solo mirarlos; sus labios eran de rosado pálido, pero apetecibles; con barba tupida del mismo tono, aunque un poco más oscuro que su cabellera rubia; cuerpo simétrico, con abdomen plano y tronco musculoso.

—Mi esposa tiene tendencias homicidas. Así que les aconsejo que se alejen de mí, que sinceramente, no controlo mis instintos — les respondió sin pudor.

Si bien es cierto, era un Dios muy homenajeado y respetado por los mortales y dioses del olimpo, y además temido por los demonios. Sin embargo, sus buenas y honorables acciones en los momentos más cruciales de la existencia humana, no quitan el hecho de su insaciable deseo carnal.

— Es una diosa vengativa — les dijo, antes de que las chicas desaparecieran asustadas.

Luego de un buen rato de espiarlos a lo lejos, su hermano salió de la casa pequeña de adobe en donde había mantenido la conversación con la mortal. Este caminó por varias cuadras hasta que adoptó su forma original; alto, fornido, cabellos oscuros con ojos verdes, con una mirada semejante a la de un depredador, con una barba y bigote del mismo color de sus cabellos, y en los brazos se podía apreciar parte de sus tatuajes que tenían forma de escamas.

La imponente presencia del dios de los mares, se desplazaba entre la multitud con ropa que intentaba ocultar su divinidad ante los humanos con ropa negra, lentes oscuros y gorra negra.

—¿Terminaste de espiarme? — preguntó Poseidón a su hermano, quien estaba sentado tomando una bebida caliente.

Y a pesar de que estaban a una distancia considerable, el receptor logró oírlo.

—Hermano, ¿otra amante? — cuestionó risueño, Zeus —. Debo admitir que tienes muy buenos gustos, pero está embarazada. ¡Qué fetiche para más raro!

Poseidón rodó los ojos ante las afirmaciones de su hermano menor.

—No es tu asunto, Zeus. Búscate una mortal y cógetela. A ver si así te entretienes un poco — espetó, el dios de los mares.

—Ganas no me faltan — se burló—. Solo espero que esto no tenga que ver con el mestizo — soltó, el dios ojiazul.

Poseidón detuvo su paso para plantar su penetrante mirada en su hermano a 50 metros de distancia. Este le alzó su vaso en muestra de saludo.

—¿Lo sabes?

—¿Por quién me tomas? ¿Por Hades? ¡No seas cándido, hermano!

—Sabes lo que planea, ¿y aun así no haces nada para detenerlo? — cuestionó iracundo.

—Tenemos un trato, Poseidón. Ni tú, ni Hades, ni yo, podemos estar entrometidos en problemas de mortales — le recordó con severidad.

—¡Tú lo has dicho! ¡Mortales! ¡Y ese mestizo es inmortal! — gritó, causando la sorpresa de los pobladores que pasaban a su alrededor. Porque, aunque no entendieran griego, sabían cómo identificar a una persona enfurecida.

AMAR ENTRE REINOS [02]Where stories live. Discover now