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Narrador omnisciente.

Las órdenes de Sophia fueron claras, Alexander no podía entrar solo a la fortaleza de Ian, era demasiado riesgoso y mortal. La princesa de Melusina estaba casi segura de que esa mansión estaría resguardada de lacayos de Ian, el mestizo inmortal, y ella estaba en lo cierto. Sin embargo, a Collins le importó muy poco las advertencias de su mejor amiga, pues la desesperación e impaciencia eran una de sus principales debilidades. Él estaba consciente de que el Comandante Superior de los elfos ya había emprendido el viaje para rescatar a su hija, de hecho, le estaba siguiendo los pasos a escondidas.

La guarida de Declan Deveraux se encontraba en un territorio alejado de la ciudad en donde predominaban los árboles, flores y vegetación, la había encontrado gracias a la subespecie mejor infiltrada entre los humanos, los espectros de la noche. Estos resguardaban el reciento con recelo, atentos a cualquier movimiento extraño y preparados para atacar a los infiltrados.

La pregunta es ¿Quién sería tan idiota para infiltrarse en espacio lleno de espectros de la noche?

¡Alexander Collins Johnson!

Fingolfin llegó a la fortaleza "solo" tal como lo pidió Declan, se paró firme frente a la entrada y vociferó con su potente voz: "¡Declan, heme aquí!

Sin decir más, espero a que abrieran las rejas y lo llevarán hacia el secuestrador de su hija. El Comandante era conocedor del peligro que corría, pero estaba seguro de que no dejaría este mundo hasta que su hija este salvo.

Fingolfin siempre fue un hombre duro y exigente con su hija, la entrenó desde pequeña sin ninguna consideración tradicional, porque según su filosofía estaba criando a una líder guerrera, no a una damisela en peligro. La hizo fuerte, competente e independiente, la educó para ser una gran dirigente de su pueblo, una digna hija suya. Él la adoraba en demasía, Elemmírë era su mundo, el centro de su existencia y el fiel reflejo de la elfa que tanto amó. Empero, su única hija a veces dudaba del cariño de su padre por lo duro y riguroso que era con ella, incluso llegó a pensar que su padre la culpaba a ella por la muerte de su esposa. A pesar de las ideas equivocadas que tenía Elemmírë sobre su padre, ella lo amaba con todo su corazón y lo atesoraba como su única familia, ellos eran una familia de dos.

— Tu padre está aquí — anunció Ian a Elemmírë.

Ella alzó su vista nublosa por las lágrimas para mirarlo con odio.

— ¡No te atrevas a ponerle un dedo encima a mi padre! — le gritó con toda la fuerza que le permitían sus cuerdas vocales.

Declan la miró con falsa ternura y compasión.

— ¡Ay, querida Elem! — suspiró saliendo de la habitación en donde la tenía amarrada. Eru la miró con pesar —. Eru te observo. No cometas ninguna estupidez y cuida que no salga de aquí hasta que yo te lo ordene, ¿entendido?

Este asintió sin mirar a los ojos al mestizo inmortal que esperaba su respuesta antes de ir al encuentro con su presa.

— Mi señor. El elfo veterano está entrando a la fortaleza, como lo ordenó — informó uno de los espectros bajo sus órdenes.

Ian bajó las escaleras de la torre donde estaba encarcelada la hija mayor del comandante y siguió caminando hacia el salón principal para recibir al invitado. En el centro del espacio, tenía una gran mesa llena de un banquete desconocido pero agradable, vajilla dorada y candelabros. Toda la finca rezumaba lujo y opulencia. Las copas estaban con un líquido carmesí, la carne asada en trozos pequeños, los pasteles coloridos, la crema y los platos de acompañamiento apetitosos.

AMAR ENTRE REINOS [02]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن