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5 años después.

Sophia Scarlett.

Ganarme la confianza del pueblo élfico no fue nada sencillo como en el fondo esperaba y mis amigos aseguraban. Me tomó 5 años, luchando hombro a hombro con ellos para exterminar los demonios que se habían intentado atacar a las tierras. En el fondo sabía a la que buscaban era a mí, por una de las llaves del tártaro que está bajo mi poder.

Meses después del ritual de Poseidón para la conservación de las almas de mis hijas, con ayuda de Baker pude llegar a Melusina. Estuve en el reino de Poseidón por dos semanas y aproveché cada segundo para contarles a mis padres sobre mis planes y lo acontecido en la superficie, exceptuando claro, la infidelidad del humano con el cual estoy atada. Al principio, ellos no lo tomaron muy bien que digamos, especialmente por el mestizo inmortal — que hasta ahora desconozco su paradero — y por llevar las llaves conmigo; en parte los entendía, pero era la única manera de atraer al mestizo inmortal.

El tiempo me ayudó a sentirme más poderosa que nunca, ahora dominaba mis dones en su totalidad y tenía a todo un ejército de elfos bajo mis órdenes. Me sentía tan orgullosa de mí misma, ya no era la misma chiquilla frágil y delicada de 19 años que solo podía defenderse con simples trucos con agua. Ahora había aprendido sobre la magia que escondía mi poder y que Baker no era el único capaz de lanzar hechizos. Sin embargo, mi cambio no fue solamente interno y de poder, sino también físicamente, las ventajas del ejercicio. Mi cuerpo estaba más tonificado, mi cintura más pequeña, mis glúteos levantados y duros, mi abdomen marcado y ni que decir de mis piernas.

Estaba demasiado orgullosa de mí y de los logros que pude alcanzar por mis propios medios, sin necesidad de cierto humano que solía autoproclamarse como mi protector.

Hijo de puta.

Ahora debo tomar otra subespecie y es la de los brujos. Desde hace 2 años, estoy en conversaciones con un informante anónimo sobre la ubicación secreta de los máximos jerarcas de los brujos. Uno por cada continente.

Menuda mierda.

Asia, Europa, África, América, Oceanía y Antártida.

Europa, Noruega.

América, México.

África, Benin.

Oceanía, Australia.

Antártida.

Asia, Corea del Sur.

— ¿Qué tienes en mente? — me pregunto mi hermana.

Dejé de mirar a los pequeños elfos que jugaban en las praderas, para centrarme en ella.

— Son seis lugares diferentes a donde tengo que ir — comenté, mirándola.

— ¿Y?

— No me pienso pasar toda mi vida buscando a los brujos, Aitanay. La vida se me pasa — espeté.

— ¡Tienes 25, por Poseidón! ¡Hablas como si fueras una anciana! — me respondió, estresada.

Alguien no tuvo su revolcón ayer.

— ¡Son cinco años y no he encontrado al maldito mestizo! — repliqué —. ¡Son cinco años sin poder tener a mis hijas en mi regazo y conmigo! ¿Te parece poco?

AMAR ENTRE REINOS [02]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora