Desperté poco a poco, y sentí mis ojos con un toque de ardor e hinchados por no dormir correctamente, por lo que me reincorporé tallándome la cara con una mano quitando el sueño.
Recordé al instante en donde estaba, y miré a mi lado en la que seguía él ahí, inconsciente sin mover un solo dedo, por lo que mis esperanzas disminuyeron, pero no bajé la guardia.
Mi vista paró a nuestras manos entrelazadas recordando lo de ayer en la noche, observando por unos largos segundos cómo estas se mantenían unidas.
Eso no duró ya que de un momento a otro sentí como él empezaba a tomar movimiento, por lo que me puse al tanto, tampoco me coloqué encima de él como si eso dependiera para que despierte pronto o ponerme alterada, solo me mantuve estática, viendo como por fin abría los ojos luego de largos días de espera.
Mi interior está en un estado bastante feliz con solo presenciar esta escena, por fuera me mantengo neutral para no inquietarlo, pero por dentro es una alegría que tengo de las grandes.
Veo como recupera todos sus sentidos, sus ojos viajan de un lugar a otro queriendo comprenderse, hasta que finalmente cae con los míos realizando contacto visual, del cual, mí sistema me empezó a fallar con solo poder tener su mirada en la mía.
— ¿_______? — preguntó con una voz ronca muy debilitada — ¿Qué...hago aquí? — cuestionó sin entender.
Pero...también parecía enfadado que me se me hizo tan extraño.
— Tú....— hablé después de mantener un silencio — Intentaste suicidarte....— confesé pensando si fue lo correcto.
— Eso...eso ya lo sé — respondió arrugando su frente, usando un tono muy seco que me transmitió más miedo.
Miró nuestras manos que seguían en contacto, y rápidamente apartó la suya causándome la misma desilusión.
— Entonces...— vuelvo a decir, observando cada expresión de confusión que hace.
— Un....momento — levantó los brazos para ver sus muñecas en las que se provocó sus heridas — Maldición — las dejó caer frustrado.
No entendía cada vez que maldecía, no sabía si era el porque se encontraba en una cama de enfermos o era por otras razones de las cuales yo no sé y no me quiere decir, pero no trataré de sobrecargarlo de preguntas.
— Iré a ver a tu doctor, tiene que saber que lograste despertar — anuncié cambiando mi actitud a una positiva, queriendo que él se sienta igual.
— No...espera — me detiene estando en la puerta aún con toques de desesperación.
Me giré sobre mí propio eje y regresé con él bastante temerosa, se veía tenso, así que una vez más busco con mi mano la suya para hacerlo entrar en confianza, pero de nuevo la aparta evadiendo mi mirada.
— No...no me toques — pidió apretando su mandíbula con irritación.
Bajé la mirada muy entristecida, creía que luego de tantas cosas podría cambiarlo
— Lo...lo siento...— respondo empezando a balbucear viéndome más tonta.
— Debería estar muerto — se dijo que fue imposible no escucharlo — Para eso me hice daño, para morir, no para estar en un hospital recuperándome.
— ¿Eh...? — lo veo desconcertada — ¿Cómo...cómo puedes decir eso luego de lo que te sucedió? O más bien de lo que te hiciste — reclamé sin verme tan dura, pero me volví franca.
— Es la verdad — contraatacó — Esperaba no despertar nunca, no abrir los ojos y encontrarme con cualquiera de este lugar.
— Me enteré que es la segunda vez que lo haces....¿no te es suficiente? — cuestioné haciendo que me vea fijamente pero siguió esquivándome — ¿Te has puesto a pensar en tu hermana, en tu padre, en mí?....
— Vete _______ — pidió con tanta decisión, con una faceta que anteriormente no había visto de su parte.
— Aidan...— insisto en que deje a un lado esa vida y reinicie de nuevo.
— ¿No escuchaste? — me vio con dolor y sus lágrimas descendieron, así como me estaba pasando — Lo siento ______, esto no es lo quiero para ti ni para mí, vete y....— paró con dificultad para decir a continuación — Nunca más vuelvas a verme....
Mi llanto se hizo notorio, por lo que tomé las fuerzas necesarias para aguantarme, tampoco me dejaría vencer fácilmente enfrente de él por vergüenza y porque lo haría más doloroso para ambos.
Mi mundo definitivamente volvió a caer, todos mis deseos, creencias, las posibilidades se fueron al caño y esa poca felicidad que me sustentaba también.
— Eres muy egoísta — solté queriendo que sepa lo que siento.
— ¿Egoísta? — se indigna — No lo soy, estoy pensando en ti _______, te pongo en primer lugar antes que a mí, sé que no mereces pasar por esto y....quiero evitarte más pleitos.
— No lo entiendes — negué — No sabes lo mucho que estuve esperando para que despertaras, decirte tantas cosas para poder reconciliarnos, al menos como amigos tan siquiera — lloré más y doy pasos hacia atrás.
— ________...— llamó queriendo que me detenga, pero no lo hago.
— Y lo único que sale de ti es pura frialdad dejándote consumir más, aunque no lo creas, en vez de pensar que me estás beneficiando...me estás hiriendo...— topé con la puerta del cuarto — ¿Acaso no te das cuenta que yo...te quiero?.
— Basta de eso — quiso que parara, porque también se sentía herido con cada palabra mía.
— O dímelo de una vez Aidan, ¿estás jugando conmigo? — empecé a sacar cosas sin sentido.
— Solo entiéndeme _______....— suplicó con paciencia, pero a la vez muy frustrado.
— Es lo que trato de hacer...— abrí la puerta — Solo si no podía hacerte cambiar...al menos quería que me dejaras amarte, pero ni para eso me lo permites....— escupí con todo el dolor de mi alma.
Me hago la sorda obstruyendo el paso en mis oídos de cualquier respuesta que él me haya dado, no quería escucharlo por este momento o me afligiría más.
Al salir, paré de golpe cuando Trinity se acercó repentinamente a mí sin haberla notado, la veo nerviosa, así como a su padre quien estaba a su lado.
— ¿Todo bien? — preguntó curiosa y aún angustiada como lo ha estado en los últimos días.
— Él...— intenté borrar cualquier pensamiento de lo recién sucedido — Acabó de despertar.
— ¡¿Enserio?! — exclamó contenta y rápido me abraza — ¿Y cómo está?...
— Bien...— dije rápido evitando verlos — Me tengo que ir...no me siento bien...— me excusé a lo que ella coloca una cara confusa de mi reacción.
— ¿_______, sucedió algo? — insistió con la pregunta tomándome del brazo.
— No, olvídalo, adiós — me zafé de su agarre y salgo huyendo de miles de cuestionamientos.
Sus llamados continuaban, alejando su voz conforme la iba dejando, con una vista nublosa en la que las lágrimas no dejaban de caer.
Supongo que esta vez...se acabó, sin tener en mente si seguir luchando, o renunciar a Aidan.
[•••]
Me senté en las escaleras exteriores de las instalaciones, sintiendo el aire fresco, viendo como el cielo se aclaraba poco a poco conforme amanecía.
Mis pensamientos comenzaron a vagar, desde lo más antiguo a lo más reciente, todo eso se dio interrumpido cuando el teléfono prestado de Blake empezó a sonar, debe ser él por lo que me imagino. Pero no fue así, ya que visualizo que es un número desconocido, dudosa lo atiendo.
— ¿Si? — hablé esperando.
— ¿_______? — responde en pregunta, reconociendo su voz instantáneamente.
Mi hermano.
— ¿Elliot? — me alegro al oírlo y me pongo al tanto — ¿Cómo...cómo estás?.
— Bien...pensé que Blake respondería pero me alegro que hayas sido tu — contestó casi en susurros.
— Entiendo, de hecho él me prestó este teléfono, ¿cómo te supiste el número?.
— Lo vi de tu celular, un día me puse a jugarlo...por favor no me regañes — se atemorizó.
— Eso es lo de menos — le resto importancia — ¿Estás llamando a escondidas verdad? — me preocupo.
— Si...es que mamá anda platicando con la abuela en el jardín...— contó en voz más baja — Te extraño mucho _______, yo...no me quería regresar a Dallas, prefiero estar contigo o...al menos haberme despedido de ti antes de irme...— sonó triste.
— Ya lo sabía desde hace semanas...— sonreí decaídamente al decirme eso — ¿Viven con la abuela?.
— Si...solo que ella también está enojada contigo...
— ¿Por qué? — me confundo.
— Mamá le contó las cosas que según le hiciste y la abuela le dio la razón, no hacen más que hablar mal de ti...— se molestó — También quería decirte que lo siento.
— ¿Sentirlo?.
— Es que un día Amber le habló a mamá por teléfono y oí toda su plática, estaba en altavoz por lo que escuché como ella decía cosas feas de ti y me molesté...— su voz se decayó.
— Eso ya no importa Elliot, todo...va a estar bien — lo tranquilizo.
— No soporto a mamá.
— Sé que no fue buena o no lo es...pero no seas tan duro, ella te sustenta, cuando crezcas, podrás estar más libre.
— Es que...— hace una pausa — Extraño a papá.
Aprieto mis labios evitando soltar cualquier tontería que se me venga, no puedo decirle la verdad aún, pero él estaría en una mentira, pero más tarde lo entendería.
— ________ — llamó — ¿Cuándo crees que lo podamos ver, puede que venga aquí a verme algún día?¿O qué juegue conmigo y los peluches como lo hizo últimamente?
Mis ojos pican ante sus preguntas.
— No lo sé Elliot...— cubro la verdad — Te lo diré cuando crezcas.
— Tengo 10 años — reclamó provocando que ría internamente.
— Lo sé...¿qué tal cuando cumplas los 13? Falta poco y el tiempo pasa rápido, ¿te parece? Mientras...recuerda la buena persona que fue papá con nosotros — me limitó a decir sonando "animada" para que se sienta igual.
— Ya que...— se resignó — ¿Cómo está tu novio?.
— ¿Novio?.
— Aidan, o algo así — aclaró.
Estos niños nunca se quedan atrás.
— Él...— dejé mis palabras en el aire — Está enfermo.
— ¿De gripe?.
Que inocente.
— Algo así...— le seguí.
— Que mal, espero que se mejore tu novio — deseó.
— No es mi novio, es un amigo Elliot.
Pero ni al concepto de amigos llegamos.
— Oh ya....— entendió — ¿Y los demás?....— fue interrumpido por una voz interna.
— ¡Elliot, ¿qué haces jugando con mi celular?! — le gritó mamá por lo que me alerté.
— ¡Nada! — le respondió — Me tengo que ir, cuídate ______, espero que vengas a verme — suplicó y aguanté las ganas de llorar.
— Te amo Elliot, cuídate mucho y...haré lo que sea para vernos si es posible, no sobre alteres a mamá.
— Yo también te quiero adiós.
— Adiós.
La llamada concluyó, haciendo que los sentimientos lleguen como remolino a acecharme demasiado por la forma en que todo se me desmoronó.
Ya nada quedaba por hacer.
Narra Aidan.
— Papá...¿estás bien? — cuestioné al verlo muy callado, aunque lo es, pero solo se ha limitado a saludarme y preguntarme de mi estado.
— Si hijo...es que todo esto...— me señaló ya que aún seguía en la cama con bata — Es complicado todavía...
— Ok...— dije recostando mi cabeza sobre la almohada — Supongo que...puedes irte — dije viendo como estaba sentado cerca de mí en un sillón blanco.
— Me toca cuidarte — aclaró sintiéndome abrumado.
— Estoy bien, no es como si intentara matarme de nuevo — rodé los ojos con fastidio.
Y era cierto, todos mis intentos de suicidio eran inútiles, pero creo que no vale la pena atentar contra mí, esas reflexiones de hace años comenzaron a rondar en mi cabeza, y también en...como corrí a _______ de mi vida, sé que...después de esto no querrá perdonarme literalmente, por lo que no quiero esforzarme en buscarla ahora que me arrepiento, no era de que me valiera, pero es mil veces mejor a que crear una gran herida interna ante sus rechazos o que me describiera lo tan desagradable que soy.
— Aidan, recién platiqué sobre esto con tu hermana, y quiero que tu...lo sepas también — papá rompe el silencio.
— ¿Y qué es? — cuestioné bastante intrigado al ver su postura tensa.
— Me gustaría que saliendo de aquí, vayas a someterte a un tratamiento médico, como la de hace años, que vivas plenamente alejando todo lo que tenga relación en California...— comentó y dejé que prosiguiera intentando armar su confesión — A lo que voy es que...necesitas despejarte de este lugar, que te alejes por un momento de todos estos sucesos que pasaste aquí en Estados Unidos.
— Sigo sin entender...— lo veo incompresible queriendo que de una vez me lo diga.
— Aidan — llamó severamente acercándose a mí — Hace un mes...me llegó una oferta de trabajo en Irlanda...— alargó — No dudé en tomarlo por lo que...
— ¿Estás diciendo que...? — empecé a sacar conclusiones y él asiente a lo que me sospecho.
— Quiero que te vayas a vivir conmigo a Dublín por un tiempo, y olvides tus problemas que te lastiman hijo.
•Últimos capítulos...