c a t o r c e.

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Narra ________.

Metí el último dólar en una caja de ahorros, la expresión de mi rostro era una llena de satisfacción, ha pasado una semana en la que empecé a trabajar con Trinity, no es mucho lo que hemos lanzado hasta ahora, pero siento que vamos por un buen futuro, ella en tener su propia marca de moda, y yo en asegurar la estabilidad de mi familia.

Mis padres aún no tienen la mínima idea de que he conseguido empleo, quise dejar que pasaran unos días para estar decidida si era un buen lugar para trabajar, pero no cabía duda de ello, no es mucho lo que me da Trinity pero de algo sirve, y además se le entendía, pues la tienda acababa de ser recién inaugurada.

Estamos a mitad de semana, miércoles por la tarde, recién llegada de la escuela, así que pensé que ya sería el momento indicado para darles la noticia.

Salí de mi habitación para irme con ellos quienes estaban en el comedor, y justo cuando me los topé, un grito de mamá inunda en la casa.

- ¡________, ven a ayudarme! -- provenía de la cocina -- ¡________, rápido!.

- ¡Ya voy! - respondí lo más calmada.

Paciencia, paciencia.

Mamá tiene un carácter fuerte del cual fácilmente te puede poner de malas.

- ¿Si mamá? - pregunté estando con ella.

- Ayúdame a lavar lo que usé para cocinar - ordena, me coloqué los guantes y me puse a enjuagarlos.

- ¿Estás bien? - digo viendo como tenía una expresión de enojo.

- Solo estoy apurada, ¿por qué me cuestionas? Si ya sabes cómo soy - contesta malhumorada.

Negué rodando lo ojos, aguantando las ganas de responderle, si hago lo mismo, no querré acabar con una pelea más grande.

Terminé de colocar el último recipiente sobre el escurridor y luego le ayudé a servir la comida. Algo...simple por lo que veo.

- ¿Otra vez esto? - pregunta papá estando todos juntos en la mesa con nuestros platos.

Su tono no fue quejoso, pero aún así mamá lo vio como algún tipo de ofensa por lo que explotó al instante.

- ¿Qué querías? Es lo más barato que puedo darte, agradece que tienes para comer - regaña viéndolo con furia.

- Solo te preguntaba si volveríamos a comer lo mismo, no dije nada malo - se defiende sin ser agresivo.

- Si no quieres déjalo, no podré comer a gusto si me harás caras de asco.

- Ya, perdón si te hice enojar, no tenía intenciones de ofenderte... - quiso arreglarlo, pero ella no se dejó.

- Siempre me andas tratando mal, no te gusta nada de lo que hago - continuó reclamando y esta vez yo me interpongo.

- Estamos comiendo... - comenté dudosamente por sus reacciones.

- Ella tiene razón amor, mejor hay que calmarnos - la toma de la mano a lo que ella lo aparta.

- ¿Desde cuándo le haces caso? - lo mira indiferente - Es cosa nuestra, no la de ella.

Todos quedamos en silencio, y no había más que el sonido de nuestros cubiertos, me acordé de lo que quería mencionarles en relación a mi trabajo, así puede que esto les alegre un poco.

- Papá, mamá - los llamé y posaron su mirada sobre mí - Bueno, no les he dicho, pero hace una semana...comencé a trabajar - lo solté.

- Que bien - contesta papá, sin la emoción que tanto ansiaba.

Haciéndome sentir desilusionada.

- ¿Por eso estuviste ausente en estas tardes? - siguió molesta mamá y asentí - Debiste decírmelo antes, no sabes como tuve que arreglármelas para mantener la casa.

- Perdón mamá - bajé la mirada algo culpable, tenía razón, soy el único apoyo que ella tiene y debí mencionárselo al principio.

- Nada de perdón - rechaza mis disculpas, poniéndome sensible, pero aguanté.

- ¿Qué empleo conseguiste? - pregunta papá.

- En una tienda de ropa - respondí.

- Bien, al menos algo útil - se alegra poco mamá - Así tal vez te busques ropa más bonita del que ponerte, no de la que siempre traes - señala lo que tengo puesto y me vi - Siempre pareces retrato cada vez que te veo y te he dicho varias veces que... - la interrumpo.

- Mamá, eso ya lo sé - dije ya frustrada con ese mismo tema.

- ¿Entonces por qué no lo haces?.

- No peleen - mi padre pone el orden - ¿Y cuánto te están pagando?.

- No es mucho por el momento, la tienda es nueva y no hay tanta clientela...

- Lo que faltaba - niega mamá - Ni siquiera viste bien lo que te iban a pagar y aún así entraste como sea.

- Que sea la última vez que haces eso - regañó papá.

- ¿Por qué lo dices? - hablé confusa.

- No nos autorizaste antes.

- Pero yo ya había dicho que iba a conseguir un empleo.

- Lo sé, pero debiste avisarnos así para comparar si era conveniente o no - aclara.

- Cómo sea - suspiré cansada - Por cierto, me pagaron lo de la semana, está en mi caja por si quieren ir a tomarlo - ofrecí.

Pero no recibo respuestas, sino que simplemente soy ignorada.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Where stories live. Discover now