s e t e n t a y u n o.

677 69 45
                                    

Narra Aidan.

Días y días pasan, queriendo encontrar la solución que necesito ante mis problemas, buscando la paz que requiero para sanar todas mis heridas, pero me es imposible cuando los recuerdos vivos de mi antigua vida siguen teniendo efecto.

Había prometido a Trinity que encontraría la cura para esto, pero lo único que hago es seguir automedicándome, sacando en momentos inoportunos mis ataques de ira cuando ni siquiera hay peleas, sentirme irritado cada vez más, llorar en mi propio mundo de dificultades y estar cada vez más solo, alejándome de la realidad, estados de depresión que me hunden en mis pensamientos.

Estaba solo a estas horas del mediodía, mi hermana trabajando y papá sin que venga a verme como lo suele hacer....esta es mi oportunidad sin oposición.

Rápido y desesperado me encierro en mi cuarto con seguro. Hago un desorden dentro de ahí, con un enojo de los grandes contra mí persona, maldiciendo mis ganas de vivir, tiro una y otra vez cada objeto que se me cruce a los ojos, hasta crear un completo desastre.

Agarro una libreta al azar, arranco cualquier hoja, y escribo una frase en caso de que llegaran a encontrarme, disculpándome de una manera en general de como los hice sufrir con la carga de mi existencia y haberlos ahuyentado por más que los necesitaba, pero más tarde sería un gran error en su vida.

Nerviosamente dejo el papel sobre una mesa a un lado de mi cama, para que sea visible con las letras grandes que le escribí. Ahora me voy hasta otro de mis muebles, abriendo cajón por cajón desenfrenadamente, hasta encontrar un paquete de navajas que había guardado hace años, y que según había prometido no usarlas nunca más, pero es necesario en estos últimos minutos que me quedan.

Regresé a sentarme a la cama con ellas, saqué una dejando el resto en el suelo sin importar que se esparzan, tragué secamente mientras acercaba la pequeña cuchilla hasta una de mis muñecas, dejando que por fin hagan contacto con mi piel, cortándola lentamente, el ardor no tardó en aparecer, aunque no me importaba en lo absoluto, no siento nada que atente en contra mía si ya no me valoro.

Entre más cortadas hacía en cada uno de mis brazos, más profundas las realizaba, hasta ver la sangre brotar de mis venas, ensuciando las sabanas de la cama.

Esto no me era suficiente todavía, así que para acabar con este proceso de manera rápida, tomé el frasco de pastillas, y saqué una gran cantidad de ellas, o en otros términos, me vacíe el frasco por completo sin dejar escapar una.

Me metí un puñado de ellas, disolviéndolos con un poco de agua para que traspasen de manera instantánea, hacen contacto con mi garganta, hasta caer dentro de mí cuerpo.

"Por fin descansaré en paz".

"Dejaré de lamentarme"

"Las personas que quiero...dejaran de tener un peso menos".

"Feliz...de que por fin hallé la cura de mi vida fallida".

Tomé la cantidad de tabletas que me faltaban, sin dudarlo, también las consumí y dejé que pasaran por si solas.

El tiempo no tardó para que comenzaran a hacer su trabajo, haciéndome un efecto bastante fuerte, del cual, tendrían muchas consecuencias.

La respiración de me entrecortaba, teniendo perdida de conocimiento y la razón sintiéndome perdido, pero eso pasó a más grande cuando mi ritmo cardíaco se aceleró demasiado, de una forma muy irregular que me hacia sentir incomodo y ahora con la respiración agitada.

La escena se vuelve a repetir como lo hice hace años, solo que esta vez es mucho peor, junto con una sobredosis fuerte de medicamentos y cortadas profundas en la que pierdo sangre.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Where stories live. Discover now