v e i n t i s é i s.

746 78 30
                                    

Esta tarde mi madre me asignó en acompañarla para hacer las compras básicas de la semana, eso hace que al menos tenga una mínima oportunidad, pues eso significaba que me seguía tomándome en cuenta, supongo.

Esperé desde la sala para que salga de arreglarse, al final, la veo salir del baño, así que la miré con una sonrisa simple solo para dar un buen ambiente entre las dos a pesar de que mi estabilidad emocional continúe baja. Lamentablemente no consigo esa tranquilidad cuando sus ojos me dirigen un mensaje desaprobatorio, en la que no tarda en darme una exclamación.

- ¿Por qué vas con esa ropa? - preguntó sintiendo vergüenza.

Me miré, en la que no le veía nada de malo, ya que solo tengo puesto un suéter oscuro y unos pantalones del mismo tono, descoloradas y...desgastadas...

- Pues...a mi me gusta, sabes que es mi forma de ser - expliqué temerosa a lo que me diga, podré defenderme, pero no lo suficiente para revelarme.

- Hasta das pena, pero que más se te puede hacer - avanzó a la puerta para abrirla, dejando que mis pensamientos negativos salgan casi a flote.

"Hasta das pena".

Resignada la acompaño hasta quedar fuera de casa, por mi cuenta podré haber renunciando a esta salida y quedarme encerrada, pero le daría más razones para reprenderme y eso ya me hartaba, no cansaba, sino que de verdad hartaba.

Durante el transcurso del camino, no fue tan escandaloso como creí, aunque la incomodidad y tensión seguían presentes, aquello aumentó donde mamá entabló una conversación conmigo, pero fue para que desordene mi mente hasta querer sacar más mi enojo y frustración porque solo hablaba sobre las hazañas que le ha contado Amber de su vida, sabiendo que era un forma de insinuación para recordarme que no le llegaré a los talones, o más bien, que soy un caso fallido salido de ella.

¿Qué puedo lograr para recibir lo mismo?...He dado tanto que nadie sale conforme de lo que hago.


[•••]


Entramos a la tienda y tomamos un carrito para colocar todas las cosas que necesitamos.

- ________, escoge unas zanahorias, y yo traeré las cebollas ¿entendido? - ordenó de malas, y yo asiento queriendo que este momento se acabe.

Con bajo ánimo, agarro una bolsa transparente para guardar la verdura, y me voy a una de las rejas escogiendo lo que me encargó. Lo tenía en orden, pero cuando acabé, me giré chocando con otra caja de manzanas y para mí fortuna, se cae dejando todo esparcido en el suelo captando la atención de otras personas.

Lo que menos quería, está sucediendo.

Dejé las zanahorias para agacharme y recojo el desastre que acabo de provocar antes de que mi madre llegue viéndome en estas circunstancias.

- Listo...ahora... - la oigo cerca y calló al ver la tontería que cometí - ¿Pero que hiciste? - se enfureció apuntando la fruta tirada sin importarle que hablaba muy fuerte, consiguiendo la mirada de otros.

En vez de quedarme paralizada, aumenté mi rapidez para acabar pronto, pero ella me lo impide.

- Quítate y no estorbes - me empujó bruscamente encargándose de ponerlo en su lugar - Haber sabido, pude haber venido sola - se maldijo.

Veo a nuestro alrededor y mi sensibilidad creció notando la atención de otros clientes, me hacía creer que pensaban que como hija soy tan inútil para mi madre. Aquello me ponía mal, hasta incluso crearme ideas malas que ni siquiera existían sobre mí.

- ¿Qué haces ahí parada? Si te traje para ayudarme, no para andar de mirona - insultó acomodando la reja - Anda y vete por el cereal de tu hermano, como vas - apresuró.

Aguanté en explotar aquí mismo y querer hacer un desquite, pero me contengo si no quería ser sacada por armar un escándalo, además lo hago por respeto, por más que me insulte debo seguirle siendo temerosa, porque es mi madre.

La abandono y me encamino hasta la sección de cereales, llegando busqué la caja que le gusta más a Elliot.

Me quedé observando los estantes en la que hay una gran variedad de productos, hasta dar con el indicado. Al momento que quería tomar el cereal, me di cuenta de un pequeño problema, que la caja estaba en lo más alto, y bueno....mi estatura no aporta nada.

Fastidiada y con cinco minutos en idearme una estrategia para tener ese cereal en mis manos, opté por bajarlo como podía. Salté demasiado para tomarlo, pero eso tampoco ayudó, una, dos y tres veces, nada funcionaba, mamá me mataría a regaños como de costumbre.

- ¿Necesitas ayuda? - una voz a mis espaldas me sobresalta y dejé de brincar al instante.

Me giré a ver, encontrándome con la persona quien no me imaginaba en topármelo, el profesor Gallagher.

- Yo... - hablo tímida y veo las filas de cereales - No creo que...- me negué a su oferta pero hace lo contrarío sin dejarme explicar.

- Aquí tienes - me extendió la caja luego de bajarlo por mí con facilidad.

- Gracias - se lo acepté sin más, pues creo que no puedo quejarme si era algo con lo que he batallado para conseguir.

- ¿_______, verdad? - cuestionó.

- Eh..si...- asentí - Creí que no me reconocía.

- Ya veo, bueno, debido a lo de la última vez que....- lo interrumpo, ya sabía que me diría sobre aquel suceso en la que me oyó pelear con mi madre.

- Sobre eso...perdón si le hablé mal ese día, no era mi intención, y del exámen...no sucederá de nuevo....- me disculpé.

- No hay problema...lo comprendo - aceptó - ¿Has estado bie....- se detiene por una tercera voz.

Era mamá...y no se oía nada contenta, ¿por qué justo en este momento?

Ahora esto se me hacía humillante, ya fue suficiente con lo que él profesor escuchó en aquel día que peleé con ella por llamada, y que presencie esto es otro error, me apenaba tanto el que alguien más supiera mis problemas.

- Tengo un rato esperándote para irnos y que me ayudes - molestó regañándome sin importarle la presencia del maestro, del cual nos miraba incómodo.

- Mamá, es que no me dijiste que me esperarías...- me cortó la frase con otra protesta.

- No, claro que te lo dije, pero como siempre eres una despistada - alzó la voz.

- Mamá, no quiero que te alborotes - le pedí y me acerco a ella para murmurarle - ¿Ya viste a quién tenemos enfrente? No lo hagas difícil.

- Por eso haz las cosas bien - ignoró mi petición y lo termina viendo - ¿Tú quién eres? - lo ve indiferente

- Soy un maestro de su colegio, pero si me permite, debería tener algo de paciencia y tolerancia con su hija, no puede andar hablándole así como si fuera una solución - aconsejó severamente, y en mi interior me alteré porque eso la exaltará demasiado.

- Mira, eres muy joven por lo que veo, pero tu no tienes ni la menor idea de lo que es tener una vida con hijos, así que no puedes meterte en lo que no deberías al menos que me entiendas de verdad, ¿oh si lo haces? Pues no lo creo, así que te pido que dejes esto fuera de lugar porque no es tu asunto - se le dirigió firmemente, no a gritos, pero si lo suficiente para ponerlo en su lugar, cosa que me desagradó tanto.

- Claro que puede ser de mi incumbencia - contradijo - Tal vez no sea cercano, pero si alguien que pueda guiar la educación de los estudiantes y sobrellevarlos.

- Como sea... - negó al borde de la furia - Vámonos, por tu culpa ahora me haces pasar por esto - me acusó entre dientes, y lo único que hago es sentir eso mismo "culpabilidad".

Antes de irme, veo por última vez al maestro con pena por haberlo hecho pasar una situación incomoda de nuevo. Él negó en señal de que no había problemas, pero eso no quitaba el peso que sentía.

Mamá me sacó de mi trance dándome un leve empujón, así que empiezo a irme con ella llevándome una vergüenza.

Sadness ➵ Aidan Gallagher.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora