Antes que nada quería agradecer el gran recibimiento que ha tenido mi vuelta. Más de 200 estrellitas tuvo el capítulo anterior en pocos días a pesar de mi larga ausencia.
No quería volver a mencionar esto ya que fue el motivo por el que ese usuario que silencié casi provoca que abandonara el fic criticando que pidiera estrellas pero os lo tenía que agradecer. Me alegra que mi historia siga siendo tan querida por tantas.
Un abrazo.
Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto
—¿Desde cuándo los muertos hablan, Orochimaru?—preguntó muy serio Bakugo. Parecía que otro ser se había apoderado del rubio ceniza. Lo dijo con tanta seguridad y calma que hizo que Orochimaru tragara saliva con dificultad.
—Este chico no es normal. .—pensó Orochimaru, por primera vez preocupado desde el inicio de la invasión.—Si dejo que crezca este cachorro, se transformará en una bestia que me clavará sus colmillos. Es una pena, quería jugar con él un poco más. Pero tengo que acabar con él ahora mismo—.
Orochimaru se había fijado el día de la invasión una serie de objetivos:
Primero, ver en acción a Sasuke Uchiha.
Segundo, tener contra las cuerdas al Hokage capturando un rehén valioso para él.
Tercero, atrapar al Yondaime en una barrera para que no interfiriera con la invasión.
Cuarto, que viera Minato Namikaze, impotente, como Konoha quedaba arrasada con la acción de los ninjas de Suna y de Oto, con la actuación estelar del Shukaku que estaba en el interior de Gaara. Quinto. Y así de paso que donde quiera que estuviera el fallecido Sandaime, Hiruzen Sarutobi, ya sea en el cielo, el purgatorio o en el infierno se arrepintiera de haber elegido como sucesor al Rayo Amarillo en lugar de a él. Su mejor discípulo.
Quinto, capturar a Sasuke Uchiha para que fuera su próximo cuerpo y así vengarse de Itachi Uchiha y el Joker por las humillaciones sufridas en el pasado.
Sexto y último, matar a Minato y a todo ninja de Konoha superviviente de la invasión.
Orochimaru previamente había planeado capturar, además de a Sasuke Uchiha, a Katsuki Bakugo para experimentar con él. Pero ya había cometido el error de menospreciar a alguien de otro mundo, el Joker, no iba a volver a cometer el mismo error. Lo mataría nada más ordenara a sus discípulos disipar la barrera para no tener más problemas.
A pesar de haberse cumplido los primeros tres objetivos que se había propuesto. Orochimaru estaba algo intranquilo. No había rastro del Shukaku que facilitaría mucho la destrucción de Konoha. Tampoco nadie se había acercado, ni de Suna o de Oto, para decirle que Sasuke Uchiha había sido capturado. Y eso que había ordenado expresamente a sus ninjas de Oto y a los de Suna disfrazado del Sandaime Kazekage que lo trajeran vivo ante la barrera que crearía.
Por tanto, a pesar de tener acorralado al Yonadaime Hokage al tener de rehén a su hijo. Aún no podía matarlo ni disipar la barrera para matar a Bakugo. Era probable que sus subordinados hubieran matado por accidente a Sasuke y en ese caso se tendría que renunciar a adquirir el sharingan y conformarse con poseer el cuerpo del Rayo Amarillo de Konoha.
Minato trató de aprovechar la aparente distracción de Orochimaru para tratar de recuperar a su hijo. Pero, el sannin se esperaba que antes o después el Hokage actuaría así que estaba prevenido y lo esquivó agarrando aún más fuerte a Naruto.
—¿Tan poco valoras la vida de tu hijo, Minato-kun?—preguntó con sorna Orochimaru, lamiendo con su bífida lengua el rostro del inconsciente Naruto. Su kunai empezó a hacer un hilillo de sangre en el cuello de Naruto por la presión del arma.
Minato se puso aún más pálido y abrió la boca para hablar pero estaba tan asustado por su hijo que no podía articular palabra. El que sí que reaccionó fue Bakugo.
—Bastardo ....—murmuró Bakugo volviéndose a sangrar las palmas de la mano por apretar los puños. Entrecerró los ojos hasta el punto en que sus ojos eran como rendijas—Jugando sucio como siempre...
Bakugo rebuscó en su portakunais y cogió la píldora de soldado que le quedaba. Había comprado dos, y una de ellas ya la había utilizado para dominar el entrenamiento del elemento del viento que le había impuesto Jiraiya para partir las hojas con su chakra.
Miró la píldora con dudas. Odiaba hacer trampas y recurrir a elementos externos para ganar fuerza. Los atajos eran para perdedores. Además, estaba el hecho que había experimentado los efectos secundarios de la píldora del soldado y no eran agradables precisamente. Al día siguiente de tomarla apenas se podía mover por el dolor en sus músculos. Y no se le pasó el dolor completamente hasta casi una semana más tarde.
¿Pero qué otra opción tenía? Apenas se había recuperado de sus dos comabates previos y de la potentísima explosión que no había conseguido ni arañar la barrera. No iba a ver impotente, como Orochimaru mataba a Naruto y a Minato, si había un modo de imperdirlo
—Si quiero acabar con esta serpiente tramposa también tendré que jugar sucio como él.—pensó Bakugo.
Pero antes de utilizar esta última bala, debía agotar todas sus opciones para eliminar la barrera. Se acercó a la esquina donde estaba el fornido ninja del sonido de cabello naranja manteniendo la barrera junto a sus tres compañeos que ocupaban las otras esquinas del prisma de llamas que habían creado.
—¡EY! ¡PUTO GORDO!—gritó Bakugo con todas sus fuerzas para llamar la atención del ninja, ya que estba con los ojos cerrados, concentrado en su labor. Éste abrió los ojos por el grito de Bakugo y arqueó una ceja confundido por ver a un genin de Konoha a escasos centímetros de su cara.—¡SÍ! ¡TE ESTOY HABLANDO A TI, PUTO GORDO! ¡SI NO QUIERES QUE HAGA DE TI UN ROSBIF CON TODA ESA GRASA QUE TIENES, MÁS TE VALE QUITAR ESTA BARRERA DE MIERDA!
Producto de la ira, una vena creció en la frente del genin del sonido. Pero se mantuvo callado apretando la mandíbula para contenerse. Las órdenes de Orochimaru habían sido claras. Los cuatro debían poner todo su esfuerzo y chakra en mantener la barrera. Si se desconcentraba y la barrera caía por su culpa, Orochimaru le mataría de la peor manera posible.
Bakugo sonrió para sí. Había notado lo furioso que se había puesto el genin del sonido. Solo debía presionar un poco más y conseguiría su objetivo
—¿ES QUE ESTÁS SORDO, PUTO GORDO? ¡ADEMÁS DE MEDIO CALVO Y GORDO, SORDO! ¡VAYA NINJA DE MIERDA DEBES DE SER!—
Pero esta vez, el ninja de Oto volvió a cerrar los ojos y no se dejó alterar.
—¡NI SE TE OCURRA VOLVER A ECHARTE UNA SIES ...!—
—¡Bakugo, vete de una vez de aquí!—el que sí que se había alterado por los gritos había sido Minato. —¡Si tienes tiempo y energía no los pierdas aquí!—
Orochimaru sonreía complacido. Precisamente tiempo era lo que necesitaba él para que apareciera el Shukaku y acabara con Konoha delante de Minato. Y así continuar cumpliendo sus objetivos y acabar matando a Bakugo.
—¡PERO NO TE DAS CUENTA QUE SI ME VOY ESTA PUTA SERPIENTE TE MATARÁ A TI Y A TU HIJO! —dijo Bakugo, incrédulo.—¡TENGO QUE ENTRAR AHÍ Y MATAR A ESA SERPIENTE DESGRACIADA!—continuó, señalando con el dedo a Orochimaru.
—¡Aquí no pintas nada, Bakugo! ¡Tus insultos a ese chico no van a conseguir nada! ¡Ayuda a los que los que te necesiten y deja de perder el tiempo!—replicó Minato.
—¡PERO TÚ ERES TONTO O QUÉ TE PASA, NAMIKAZE!?—rugió Bakugo a punto de sollozar por la mezcla de odio, tristeza e ira.—¡TÚ ERES EL QUE MÁS NECESITA MI AYUDA!—
—Je.—sonrió Minato. —Cuando nos conocimos en el hospital dijiste que te habías leído un libro con mi foto en la portada que decía que era el ninja más fuerte del mundo. No creo que lo sea, pero no me llaman el Rayo Amarillo por nada, chaval.—
—....—Bakugo cerró los ojos y bajó la cabeza. La situación era demasiado similar a la que vivió con su antiguo sensei All Might que perdió contra All for One por culpa de haberse dejado atrapar. —No importa que seas el hombre más fuerte del mundo o de la galaxia. Ese bastardo te vencerá porque está aprovechando tu punto débil. Tengo que entrar allí ...—
—Bakugo, confía en mí. Tengo un plan secreto.—dijo Minato cerrando los ojos y con una amplia sonrisa.
—¿Un plan secreto?—Bakugo abrió los ojos como platos.—¿Qué clase de plan secreto?—
—Bueno, es que si te lo contara ya no sería secreto. Jejeje.—rio Minato a pesar de la situación. Bakugo rodó los ojos.—¡Venga, márchate ya!—
Orochimaru arqueó una ceja, confundido. Sabía que Minato estaba de farol y solo decía eso para tranquilizar a Bakugo y que se fuera a otra parte. Pero, si en verdad tenía un plan el Hokage. No le preocupaba en demasiado. Él sí que tenía un plan secreto que consistía en resucitar a los tres difuntos Hokages y luchar contra Minato si las cosas se ponían feas. Pero lo que no le hacía ni pizca era la posibilidad que Bakugo se marchara. Tenía que retenerlo el tiempo que hiciera falta hasta que el Shukaku apareciera.
—...—Bakugo dudó. Miró la píldora del soldado que mantenía en la mano, luego al ninja gordo y posteriormente a Orochimaru y Minato. Éste último seguía sonriendo. —¡MÁS TE VALE QUE NO TE MATE ESE RÉPTIL PSICÓPATA! ¡SINO TE MATARÉ, NAMIKAZE!—Minato asintió. Luego se fijó en Orochimaru y volvió a entrecerrar los ojos —¡Y TÚ ....!
—¡Qué divertido eres, Bakugo-kun! ¿Cómo piensas matarlo si yo lo mato antes?—cuestionó Orochimaru llevándose la mano libre que no sostenía a Naruto a la boca. Bakugo dio un paso al frente hasta quedar a escasos milímetros del límite de la barrera. Unos cabellos se chamuscaron por la cercanía de la barrera de llamas.
—¡No dejes que este tipejo te distraiga, Bakugo! ¡La aldea te necesita y él sabe lo fuerte que eres por eso te retiene aquí!—exclamó Minato.
—¡Oh vaya que conozco a Bakugo-kun!—ahora el que sonreía era Orochimaru, pero éste sonreía con malicia. Era su oportunidad para mantener ocupado a Bakugo—Yo diría que lo conozco mejor que tú, Minato-kun.—Orochimaru volvió a relamerse con su larga lengua.
—¿De qué estás hablando, Orochimaru?—la curiosidad de Minato se antepuso a la prudencia de volver a ordenar a Bakugo que se fuera de allí.
—Que no eres el único que tiene secretos, Minato-kun. Kukuku. —rio Orochimaru. —Bakugo-kunm ¿por qué no te quedas a jugar al juego de los secretos? Así puede que averigües lo que esconde Minato-kun. El juego es muy simple. Cada uno de nosotros tenemos que contar un secreto que no le hayamos contado a nadie.—levantó la mano libre como si fuera un alumno.—¡Empiezo jugando yo ya que he propuesto el juego! Veréis ... Mi secreto es que en mi tiempo libre me gusta experimentar con personas que son de otro mundos. —
Minato abrió los ojos como platos, incrédulo. Bakugo, en cambio, miró con más odio a Orochimaru. A saber cuántos de sus amigos aparte de Uraraka habían caído bajo las garras de ese despreciable ser.
—Te toca, Bakugo-kun. ¿Cuéntanos tu secretito?—preguntó Orochimaru mirando divertido a Bakugo. Éste, en cambio estaba lo opuesto a divertido y no abrió la boca.—¡Qué aburrido eres Bakugo-kun! ¡Para que sea entretenido el juego de los secretos todos tenemos que jugar! Por suerte, yo sé tu secreto Bakugo-kun. Katsuki Bakugo es una de esas personas que es de otro mundo.—los ojos de Minato que ya estaban abiertos como platos por la revelación anterior se abrieron aún más.— Por desgracia, no he podido experimentar con él . Aunque sí que he tenido la fortuna de experimentar con algunos de sus amiguitos. Kukuku.—
Esa fue la gota que colmó el vaso para Bakugo. Las dudas se disiparon completamente y se tragó la píldora del soldado con rabia.
—¡OROCHIMARUUUU!—rugió Bakugo con ira sintiendo como recobraba el chakra perdido muy rápidamente.