Subió uno a uno cada escalón. Un sentimiento de ansiedad se apoderaba de él con cada paso que daba. El viento frío rugía más fuerte mientras más alto subía. La briza hacía temblar sus huesos y su ruido ensordecedor anulaba cualquier otro sonido.
Ya hace unos metros atrás que había dejado de oír a los cuervos. Solo podía ver las ramas meciéndose de un lado a otro mientras eran empujadas por las poderosas ráfagas. Le daba un poco de miedo salir volando con su cuerpo pequeño y perderse en la absoluta oscuridad que se vislumbraba en el horizonte.
Le sorprendió el poco tiempo que le tomó llegar hasta la cima. Miró los pilares a cada lado de la entrada hechos pedazos. No eran más que ruinas, despojos de lo que alguna vez pudo haber sido una hermosa puerta de piedra. Más adelante, el terreno se despejaba y abría. Pudo ver la silueta de lo que parecieron casas alrededor de una enorme plaza circular. En el centro, cubierta de negrura, estaba la estatua de un hombre de orejas puntiagudas y sonrisa cálida. Su largo cabello no alcanzaba a tapar su cuerpo desnudo. Posaba como sosteniendo algo con sus manos, cerca de su corazón.
Raven dio vueltas y vueltas mientras miraba todo a su alrededor. Le pareció que la imagen de la ciudad fluctuaba entre las sombras. A veces se veía en ruinas, pero cuando parpadeaba volvía a estar como nueva. El piso estaba cubierto de piedra y no había signos de naturaleza, viva o muerta. Los árboles y los cuervos habían quedado atrás para dar paso a un paisaje totalmente desolado que era constantemente azotado por el viento helado.
Un par de círculos blancos y brillantes llamaron su atención entre las densas sombras. La cosa balanceaba su cabeza de un lado a otro, como si le hubiera hecho preguntas y él no hubiera contestado.
Su corazón se le escapó del pecho cuando vio que la figura negra daba un paso y salía de la oscuridad dejando un rastro de maná negro en el suelo que pisaba. Cada vez que se acercaba, no podía contener las ganas de salir corriendo. Algo le decía que huyera lo antes posible, pero al mismo tiempo, tenía la urgencia de quedarse.
Cuando la criatura estuvo cerca de él, Raven pudo verlo perfectamente. Definitivamente no era humano. Media al menos el doble del tamaño de un adulto sano. Toda la parte superior de su cuerpo estaba cubierta de plumas tan negras como la oscuridad que los rodeaba. Un pico largo colgaba de entre sus ojos que eran dos grandes orbes redondos y blancos, eran cuencas vacías, no había presencia de iris o ningún otro elemento. La cosa lo miraba fijamente, de vez en cuando volvía a mover su cabeza. El muchacho sintió como si lo estuvieran evaluando y tembló fuertemente cuando una mano negra tocó tu hombro.
— El contrato ya fue hecho, el precio ya se pagó.
— ¿Eh?
Instintivamente, su cuerpo se encogió, intentando protegerse a sí mismo cuando oyó la misma voz atronadora de antes.
Las palabras fueron dichas y el ser estiró un brazo hacia un lado. Humo negro y sucio comenzó a fluir de sus dedos para luego endurecerse. Iba encajando en el espacio como bloques, uno sobre otro, hasta que un espejo tan grande como para que un gigante pudiera verse reflejado por completo, se formó frente al niño.
Raven dio un respingo y un paso hacia atrás cuando la figura de un hombre adulto de ojos rojos y cabello negro apareció ante él.
El hombre lucio en extremo delgado y muy pálido. Sus mejillas hundidas y sus ojeras le daban una apariencia de cansancio extremo, como si solo respirar fuera un acto terrible para él.
El niño observó como la persona ponía su mano en el vidrio mientras lo miraba fijamente.
— Tooki, lo asustas.
La criatura espeluznante volteo su rostro hacia la imagen en el espejo.
— ¿Es así? Recuerdo que también temblabas la primera vez que viniste aquí... jajajajaja.
El extraño ser se sacudió violentamente y un montón de plumas salieron volando por el viento.
Raven lo miro boquiabierto. Aquella cosa que le había inspirado tanto miedo, estaba parado frente a él con una apariencia prácticamente humana. Su rostro era pálido como la luna, tenía dos afilados ojos negros y su cabello era largo y tan negro que se confundía con el fondo. Cuando lo miro un poco mejor, pudo notar que lo que salía de su cabeza en realidad eran plumas, muchas plumas caían por su cuello hasta sus caderas.
El hombre llevaba el pecho desnudo, donde a la altura del corazón, un agujero tan grande como un balón goteaba un líquido negro y viscoso. También notó que sus manos no eran negras por completo. La oscuridad iba subiendo poco a poco por sus dedos y brazos, como raíces. Tenía uñas largas y filosas. Lo único que llevaba puesto era un par de pantalones negros y delgados. Un conjunto de grilletes malgastados colgaban de sus tobillos. Cuando miró por detrás del hombre, pudo ver un montón de huellas negras que parecían emanar mana, fue en ese momento donde se dio cuenta de que de los pies del monstruo, goteaba el mismo líquido que salía de su corazón.
"Es hermoso y tenebroso."
A pesar de que no conocía aún a mucha gente, ese pensamiento cruzó su mente con seguridad.
— Gracias... supongo.
El hombre lo miró y luego le hizo una seña con la cabeza para que se acercara al espejo.
El niño obedeció sin chistar y se paró frente al reflejo del hombre de ojos rojos.
— ¿Qué debo hace...?
La pregunta se quedó en sus labios.
— Esta vez, debes tocar.
Las palabras llegaron como un susurro traído por el viento cuando la figura cambio y un torrente de imágenes pasaron por sus ojos.
Se vio a sí mismo en el accidente donde Lottie había golpeado su cabeza con aquella roca, pero esta vez era distinto, ella parecía culparlo frente a los adultos; Raven se acercó un poco más y sus ojos se volvieron blancos y lechosos, poso una de sus manos sobre el cristal y el sonido brotó fuertemente en sus oídos.
La siguiente imagen lo mostraba sobre el carruaje, estaba mirando hacia afuera, Liam estaba sobre los brazos de su padre quien se despedía del Marqués en la entrada de la mansión. El paisaje osciló y se mostró en su castillo, donde el Duque lo reprendía fuertemente. Sentía sus lágrimas cayendo cálidas y pesadas. Otra vez cambio el retrato, ahora se veía sí mismo escribiendo una carta, su rostro lucía deprimido y adolorido.
El espejo tembló fuertemente esta vez. Él llevaba el uniforme de la academia, un adulto desconocido le entregaba un sobre negro adornado con una cinta roja. Observó como sus ojos se abrían con sorpresa y sus manos temblaban, se dirigió corriendo a su habitación y escuchó el grito desgarrador cuando termino de leer el contenido.
La niebla cubrió el reflejo. Estaba en la entrada de su castillo, sentía sus ojos hinchados y pesados. Escuchaba la voz familiar de un hombre hablando cosas que le parecían sin sentido. Su hermanito colgaba de su brazo, pero toda su atención estaba en el carruaje con la cresta del pájaro azul, que esperaba pacientemente a que su dueño se subiera nuevamente. Él miraba fijamente como esperando a que alguien bajara de pronto y lo abrazara.
La imagen cambió. Estaba él en su baño vomitando una sustancia negra mientras su cuerpo se retorcía de dolor. Su respiración pesada y su ropa arruinada, le hacían pensar que no era la primera vez que ocurría ese día.
Raven pestañeo y se le mostró a sí mismo en un hermoso salón de baile. Una voz aguda anunciaba la llegada de Lady Raphelle. Él giró su cabeza en esa dirección de inmediato. Una chica hermosa, con un vestido brillante y lleno de encajes bajaba por las escaleras. Un collar extraño y feo colgaba de su cuello arruinando el conjunto. Él se apresuró a encontrarla y se desanimó cuando vio su expresión. Quiso saludarla, pero su atención fue robaba por el príncipe heredero. Él sintió vergüenza de su apariencia deforme y arruinada, en comparación al hombre noble y escapó a un balcón. Dio un salto cuando la voz de una mujer pelirroja lo llamó desde su espalda.
— ¿Quieres olvidar el dolor? ... Entonces bebe esto.
El Raven de la imagen tomó en sus manos un cáliz que parecía contener vino. Inmediatamente, supo que esa cosa no era vino. Ignoró las advertencias que el cuervo hacía en su mente y lo bebió todo. En ese mismo instante, el paisaje se tiño de negro.
El pequeño Raven cayó sobre sus rodillas. Podía sentir el dolor intenso que recorría su cuerpo. No podía ver nada, pero constantemente oía la voz de la chica ordenándole cosas. Él sentía como su cuerpo se movía, pero no podía hacer nada para tomar el control nuevamente.
El niño en el suelo rasguño sus brazos y piernas frenéticamente hasta que de pronto todo se detuvo. La imagen en el espejo era difusa y neblinosa, pero se aclaraba con cada segundo que pasaba. El sonido de una espada rodando por el suelo terminó de completar su visión. La imagen de una chica de cabellos rosados como el algodón de azúcar yacía a sus pies. Una mancha roja se expandía por su vestido en la zona de su abultado pecho donde aún colgaba aquel collar horrible. El Raven de la imagen y el niño gritaron de dolor al mismo tiempo.
En ese instante el hombre a su lado tapó sus ojos con una de sus oscuras manos.
— Es suficiente.
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Nota: Perdonen que me haya demorado en subir este capítulo, me llevo un rato hacer el dibujito de arriba.
Por si no es obvio, les aclaro que es la criatura que vio Raven antes de que se transformara en su forma más "Humana".
Dejen comentarios si quieren que les suba la versión humana 1313