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Formación de reclutas N°104: "Melancolía".
La luz de la luna alumbraba la pequeña cocina. En el suelo de madera Sasha y Selene comían unas papas hervidas a escondidas. Era una situación bastante melancólica, seria la última noche que podrían escabullirse a escondidas para poder disfrutar del manjar de comida que Selene preparaba lo más discreto posible y Sasha devoraba al instante, volviéndose adicta a lo que la chica de pelo corto le preparaba.
La chica de pelo corto miraba el techo, mientras que la de la colita la abrazaba por el abdomen y lloraba recordando que ya no harían eso en mucho tiempo. Selene acariciaba su brazo intentando consolarla, espero el día de graduarse durante años, pero ahora se sentía demasiado vació. Ahora el camino de todos se separaría, Chloe tendría que casarse, Sasha y Connie se unirían a la policía militar, al igual que Jean. Sin duda los extrañaría. Y ella junto a su hermano, Mikasa y Armin irían a la Legión. Todo cambiaría y sus caminos estarían separados. Muchas veces se replanteó lo que Annie le había dicho sobre unirse a la policía militar, pero no podía hacerlo sería como abandonar todos sus sueños y vivir una vida que nunca quiso. Como traicionarse a si misma.
— No quiero que nos separemos.— murmuró Sasha escondiéndose aún más en Selene.— Ya no se sentirá igual.
— Yo tampoco quiero. Sin embargo pienso que nuestros caminos se van a volver a cruzar una vez más y quizás cuando eso ocurra ya seremos libres. Cada vez que vuelva de una expedición saldremos con Connie, así hasta ser unos ancianos y que ni podríamos caminar.— Sasha se separó de ella y le sonrió.
Una madera rechino afuera de la cocina, dándoles a entender que alguien estaba por entrar. Sin darle mucho tiempo de pensar Sasha ya estaba escondida detrás suyo y la puerta se abría lentamente. Miro hacia arriba pidiendo en su mente que no fuera Shadis, porque les daría el peor castigo de sus vidas. Suspiró de alivio al notar que el que entraba era Connie, Sasha salió de su escondite— para nada confiable— y Connie se sentó a nuestro lado.
— ¿Qué hacen aquí comiendo sin mí?— preguntó algo ofendido.— Si Shadis las hubiese descubierto la castigaría, sería mejor si seríamos nosotros tres los castigados. Todo es mejor cuando estamos juntos.
— Vinimos aquí porque yo estaba muy triste y tenía hambre. Pronto nos separaremos y Selene estará en peligro fuera de la murallas. Y cuando sea así ¿qué pasará con los magníficos? Juramos que siempre estaríamos juntos, pero que sentido tiene si ahora nos separamos.— dijo entre llanto contagiando a Connie a quien se le cristalizaron los ojos.— no quiero que nos graduemos.
— No tiene que preocuparse de nada chicos. Los magníficos perdurarán hasta el fin de los tiempo. Cuando seamos unos ancianos deformes le contaremos a los niños de nuestras aventuras. Y cuando vuelva de las expediciones volveré a ustedes siempre.
— Entonces nosotros esperaremos a nuestra mejor amiga cada vez que salga de las murallas.— dijo Connie.— Los magníficos existirán hasta el fin de los tiempos.
— Hagamos una promesa.— dijo Sasha.— siempre seremos los mejores amigos hasta ser unos ancianos como dijo Selene y seguiremos haciendo nuestras bromas y payasadas.
Bajo la oscuridad de esa cocina los tres juntaron sus dedos meñique para hacer una promesa de niños. Para mantener la esperanza de que aunque crecieran y sus caminos se separaran los tres siempre iban a volver a unirse. Que aunque el mundo se estaría cayendo a pedazos recurrirían a los brazos de sus fieles compañeros de bromas. Porque Selene sabía que en ese despiadado mundo los necesitaría siempre.
— Promesa.— dijeron los tres.
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La capa verde que estaba utilizando en ese momento evitaba que la lluvia la mojara por completo. Un grupo del escuadrón 104 se encontraba haciendo una prueba de destruir titanes de cartón. Corriendo a su lado estaba Chloe con una sonrisa de emoción, Selene simplemente estaba concentrándose para aplicar todo lo aprendido durante esos tres años. Por lo lejos podía escuchar los gritos de Shadis llamándole la atención a Armin. Sin duda alguna quería tener tanto aguante en la voz como su instructor, siempre se la pasaba gritando y nunca se quedaba sin voz.
Cuando se adentraron los suficiente, Selene enganchó los ganchos a un árbol y se elevó hacia el con la espalda doblada un poco para atrás. Procuró usar el menor gas posible y siguió haciendo lo mismo hasta encontrar algún titán de cartón. Cuando su vista se encontró con uno se bajo del árbol dando un giro y la cuchilla se clavó de forma profunda en el cuello del titán. Seguida de ella Chloe también hizo un corte.
— Mierda, ese corte fue muy corto.— Maldijo a lo bajo haciendo que Selene solo se ría.
— ¿Con esa boca besas a Marco?— el rostro de Chloe palideció al escuchar esas palabras de su mejor amiga.— Oh vamos, no soy ninguna tonta. Después hablaremos de eso. Ahora los titanes de cartón me llaman.
Se enganchó nuevamente en otro árbol y continuó su búsqueda. Enfrente de ella visualizo a Jean, básicamente dijo en voz alta que había encontrado a uno. Así que para no hacer ningún ruido, salto de rama en rama para prepararse para "matar" al titán frente de ella.
— ¡Gracias Jean!— gritó Connie listo para tirarse sobre el titán. Selene sonrió con diversión ese espécimen de cartón seria suyo.
— Ni lo pienses calvito. Yo lo seguí primero.— dijo de la misma forma también preparada para atacar. Pero antes de que se diera cuenta Sasha ya había cortado la nuca del titán y se dejó caer mientras colgaba del árbol.
— ¡Seguirte desde arriba rindió frutos, Connie!
— ¡Qué demonios!
— ¡Dejen de seguirme!— dijo algo molestó Jean.
— ¡Si, Sasha! ¡Deja de seguirnos!— Connie empezó a molestar a Jean.
Sin emitir ningún ruido Selene continuo saltando por las ramas y cuando se encontró con otro de los titanes de prueba canto victoria. Ese titán sería solo para ella. Tomó un poco de aire y se enganchó en el árbol que estaba frente a ella. Apoyó los pies y se empujó dando una vuelta para quedar a la altura perfecta del cuello. Sus pelo se elevaron en el aire mientras su sonrisa cantaba victoria. Finalmente las cuchillas se enterraron en lo profundo del titán. Uno de sus ganchos salió disparado a un árbol y se podían escuchar sus gritos de victoria. No era ni más ni menos porque sus amigos la habían empezado a seguir, pero ella fue mucho más rápido e ingeniosa. Ella se alzó victoriosa una vez más.
Jean suspiró con frustración, pero de igual forma se quedó ahí contemplando la desde lo lejos. Su estómago se estaba revolviendo en cuanto escucho su risa. Además de que los movimientos que utilizaba con el equipo tridimensional le daban un toque de gracia y elegancia. Una vez más se quedaba mirándola a lo lejos viendo como cada vez avanzaba. Como sus ojos brillaban después de conseguir lo que quería con tanto esfuerzo. Si a alguien definitivamente no comprendía era a Selene Jeager. Esa chica de pelo corto que parecía inofensiva, pero era todo lo contrario.
— ¡Oye, Jean! ¡Si no te apuras no te dejaré ningún titán y me tendrás que dar tu cena!
— ¡No dejaré que eso suceda, Selene!
Una vez más Jean Kirschtein y Selene Jeager trabajando en equipo para destruir a los titanes de prueba. Después de todo cuando ambos hacían equipo nadie podía pararlos. Su sincronía bastaba de una sola mirada y cuando todo estaba listo ambos cantaban victoria chocando sus puños. Ellos eran el mejor dúo en batalla.
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Sasha y Selene tenían apoyada su cabeza en la mesa. Ambas se miraban con caras de muertas vivientes, eso solo indicaba una cosa. Ambas se estaban muriendo a falta de comida. En frente de ellas estaban Connie y Chloe mirándolas con diversión. Selene lo justificaba con que se había esforzado mucho acabando con los titanes de prueba y Sasha, bueno ella siempre tenía hambre. Luego de unos minutos llegaron Jean y Marco sentándose con ellos. El chico de pecas se sentó al lado de la rubia dándole un beso en la mejilla. Mientras que Jean se sentó al lado de Selene corriendo la un poco para esta más cómodo.
Jean observó de reojo a la chica de pelo corto. Estaba algo sorprendido ante sus ojos sus dos mejores amigos se había mostrado afecto y no emitió ningún sonido. Pero cuando la comida llegó a sus mesas se había levantado rápidamente y con la chica patata se habían agarrado de las manos. De las dos caía baba. Como si el plato de comida fuera el amor de su vida.
— Ahora que nos graduemos. ¿Donde irá cada uno?— preguntó Chloe.
— Yo iré a la policía militar.— contestó Jean con aires de grandes.— Aún no puedo creer que Eren me haya ganado. Sin embargo yo lo utilizaré como algo útil. Desde ahora el sueño de mi vida ideal comienza.
— Qué suerte tienes Jean. Yo no alcance a estar entre los mejores diez, por lo tanto no podré trabajar.— Chloe bajo la cabeza algo angustiada.
— No te preocupes Chloe.— dijo Selene.— Cuando seamos libres te llevaré lejos, si quieres te llevó junto a Marco. Así puedes hacer lo que más quieras. Hasta incluso cumplir tu sueños.
— Suenas igual a tu hermano. Estas yendo por el camino de la muerte.
— No creo que si nos quedamos encerrados en las murallas tengamos paz. Hace cinco años los titanes entraron al muro María. No creo que nada nos asegure que no entren por Rose dentro de poco. Así que ninguno de los tres trabajos nos aseguran que sobreviviremos.
— Sigo pensando que es una idea suicida.
— Supongo que tienes razón, cualquier persona pensaría eso. Pero también es una idea suicida quedarse dentro de los muros. La única diferencia que aquí dentro tienes la esperanza de estar protegido por algo y allá afuera no hay nada, va más haya de las habilidades físicas.— Suspiró.— Sin embargo yo no busco convencer a los demás de cambiar sus sueños. Cada uno es libre de unirse a donde quiera. Incluso en ningún momento dije nada malo de la policía militar, porque es tu sueño no el mío. Y no tengo porque meterme en el. Y como mi sueño es conseguir esa libertad y que no tenga que pasar una vez más por el fin del mundo, me basta. Lo único que busco es que las personas que amo no tenga que estar con el temor constante de que en algún momento algún titán los devorara. Quiero que sean libres y si tengo que hacer sacrificios para conseguir mi objetivo no dudaré en ningún momento. Estos tres años entrené para eso. Y yo nunca me rindo.
— ¡Oye, cara de caballo! ¿No lo entiendes? ¡Mi hermana te dijo que no quiere tu opinión!
Así mientras Jean y Eren empezaban una pelea, Selene decidió dejarlos ya agobiada de la situación saliendo de la cabaña. Por un momento Kirschtein se distrajo mientras la chica de pelo corto se iba recibiendo un puño de Eren en la cara. Después de terminar la pelea iría a hablar con ella. Por otro lado Selene se acostó en el pasto y se puso a mirar el estrellado cielo. Se sentía agobiada, las palabras de Jean resonaban en su cabeza. Siempre supo que unirse a la Legión era una idea suicida, pero siempre una parte de ella quería estar al lado de su única familia. Pero ahora que tenía muchos amigos no quería dejarlos atrás, porque sabía que se estaba metiendo en un camino lleno de sacrificios, donde no sabría si sobreviviría. Y ella no estaba lista para dejar atrás esos tres años.
¿Crees que la decisión que estoy tomando es lo correcto, madre? Le preguntó al cielo. Una brisa de viento la abrazó y tan solo sentía ganas de llorar al imaginar que era Carla abrazándola. Pero ese día se había prometido no llorar, incluso su hermano se enojó con ella en su momento. Cuando ese día hace cinco años su rostro no mostraba ninguna expresión y solo se abrazaba a si misma. Donde vivió la experiencia más traumatica de su vida. Pero esa fue su reacción natural. ¿Qué se supone que debía hacer en ese momento? Su cabeza repitió durante un año cuando cerraba los ojos el grito desesperado de su madre. Como ella les había mentido, porque sus piernas estaban sanas. Que ella podría haber vivido hubiese sido más fuerte. Pero después de años comprendió que no era su culpa, era un trágico suceso que le ayudó para hacerse más fuerte en el futuro. Aunque después de todo siempre deseaba a su madre al lado suyo. Y por eso siempre le hablaba a las estrellas buscando alguna señal de que iba por el buen camino.
— Lo siento por lo de hace un rato.— dejo de mirar al cielo y sus ojos se cruzaron con la extraña mezcla de Jean. El estaba acostado a su lado mientras la observaba. Estaba tan metida en sus pensamientos que en ningún momento sintió su presencia.— Se que incluso no puedo hacerte cambiar de opinión. Solo que a veces me preocupo por vos. En estos tres años te hiciste muy especial para mi y no quiero perderte cuando salgas de los muros.
— No puedo prometerte que siempre volveré. Pero aún así se que hasta que consiga la libertad, no está en mis planes morir. Estaré con Armin, Mikasa y Eren, eso ya me asegura vivir hasta conocer lo que los cuatro deseamos.— Selene hizo que sus dedos se tocaran un poco, haciendo que todo en Jean se sintiera agitado.— Además de que también quiero que ustedes sean felices, no quiero que teman con que un día los titanes entraran y perturban sus vidas.
— Aún así, ¿por qué la Legión de reconocimiento? Puedes ser libre de muchas formas.
— Por qué hace cinco años hice una promesa. No cualquier promesa. Significa mucho para mí ya que fue la última vez que hablé con mi madre antes del caos.— volvió a mirar el estrellado cielo.— Prometí que cuidaría a Eren y haría lo que fuera para que el fuera feliz. Y odio romper las promesas.
— Es una de las típicas promesas que hacen los niños. Aún así eres feliz aquí, ¿por qué cambiarlo? En verdad aunque me cueste admitirlo estoy preocupado.
— No te preocupes en verdad tengo neuronas y son las suficientes. Solo que prefiero disfrutar de esta mentira, me hace feliz tener amigos aunque Shadis sea un pesado. Porque se que el fin del mundo volverá tarde o temprano y quiero haber sido feliz mientras tanto. Y puedo prometer que en verdad lo fui, pero aveces es tiempo de regresar a la realidad.
— Dime, si no existieran los titanes ¿qué te gustaría ser en verdad?
— Nunca lo había pensado. Supongo que sería escritora y dejaría como hobby dibujar. Viajaría a todas partes descubriendo distintas cosas. Pero en eso mundo estarían ustedes, no puedo imaginarme una vida sin que estén conmigo.— sus ojos nuevamente se conectaron.— ¿Y a ti que te gustaría?
— Trabajaría en la policía militar de igual forma, tendría una esposa y familia. No me veo con otro sueño. Me hace sentir estúpido, porque el tuyo es demasiado profundo en comparación al mío.— con algo de temor hizo que sus dedos meñiques.— Por eso destruye a todos los titanes y busca la libertad que tanto sueñas. Pero nunca te olvides de mi. Y cuando la hayas conseguido. Vuelve a mi Selene.
Sus mejillas empezaron a doler del ardor. Su corazón latía a máxima velocidad. Y todo lo que le estaba atormentando desaparecía tan rápido como el viento. Donde en ese momento solo podía ver a Jean Kirschtein frente a ella. Su pelo corto castaño claro, sus ojos tan atrayentes y esa sonrisa que se adornaba en sus cara cada vez que la veía. Donde por primera vez tenía ese sentimiento que la hacía sentir viva. No sabía lo que significaba, pero aún así quería seguir sintiéndolo. Por eso cuando todo acabará o cuando todo se estaría a punto de derrumbar volvería a sus brazos para sentir se segura. Para sentirse viva y llena de esperanza. Porque el le había dicho que la esperaría hasta el final.
— Volveré a ti cuando menos te lo esperes Jean Kirschtein.
Nuevamente bajo la luz de la luna Selene sentía que el fin del mundo se alejaba cuando el estaba. Al final del día siempre terminaba a su lado.