El destino de una princesa

Door NicoleSLHerrera

114K 13.2K 1.5K

Eleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es l... Meer

Antes de empezar...
Capítulo 0
Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Feliz navidad
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capitulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Notita de mí para ustedes❤
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Notita✨
Capítulo 79

Capítulo 42

831 110 23
Door NicoleSLHerrera

|Día 227 de la Luna Itorian, año 557.

Para asegurar que las tropas de los enemigos aumentaran, los caballeros y civiles que se conocieran como magos de fuego, fueron condenados a muerte. Muchas personas se interpusieron y trataron de detener el acto que terminaria con cientos, pero que salvaría la vida de millones.

Fue difícil al inicio, algunos eran solo adolecentes y niños, otros habían trabajado y luchado muy cerca de mi, sin embargo, con el tiempo me acostumbré a la idea de que todos ellos eran un peligro y debían desaparecer por el bien no solo del imperio, sino del mundo. Otros reinos aprobaron la ley de exterminio contra los magos de fuego, así mismo, en Shecsadarr comenzaron a implementar este acto, que aunque cruel, era necesario.

Luego de terminar con la vida de los inocentes, continuamos con la cacería de asesinos, tuvimos doble labor, pues mientras terminábamos con civiles y caballeros, los culpables se escondían entre las sombras y hacían ataques sorpresa, aún así, atrapamos a muchos. En un principio busqué respuestas para este comportamiento, luego de que todos se negaran a dar una sola palabra, terminé por ejecutarlos sin cuestionar.

Los años continuaban pasando y gracias al esfuerzo, ya casi no existían magos de fuego. De vez en cuando nacía un bebé con esta característica, pero cuando eso sucedía, era exterminado de inmediato, ya no había paso para las dudas, cualquiera de ellos podía ser un peligro.

Durante el tiempo transcurrido también fui capaz de notar que entre mis hombres existían muchos que disfrutaban de la situación, les hacía gracia y les gustaba la idea de matar a todos esos magos sin que pudieran defenderse. Me daban asco, pero cumplían con su trabajo, así que no hice nada, ni cuando me entere de lo que hicieron con las mujeres que contenían tal magia, abusaban de ellas antes de matarlas.

Tener el fuego corriendo por sus venas era la mayor maldición para esas personas, y tristemente, esa maldición venía con daños extras.

Luego de todos los problemas causados y de todas las vidas destruidas, dejaron de nacer niños con ese poder. Y nos deshicimos de todos los que iniciaron esto. Al menos eso creía, pues no volvieron a atacar. Solo que tuve que replantear esta idea cuando apareció una carta en el palacio.

No había mucha información, sin embargo, mis instintos se activaron al instante. Allí solo habían escritas coordenadas que yo conocía bien.

Me citaban al sitio donde inició todo.

En el lugar parecían haber pasado miles de años desde que fue destruido, el espacio que antes era abierto se había llenado de vegetación, la poca estructura que sobrevivió tenía enredaderas y los árboles alrededor habían crecido tanto que oscurecían todo con el follaje, apenas unos pocos rayos de sol eran presentes.

Anuncié mi presencia, ya que podía sentir la presencia de alguien, observandome desde las sombras. No tuve miedo, si tenía la necesidad, pelearía hasta el final, mi poder no era algo que se pudiese subestimar tan fácil. Desenvaine mi espada y la cubrí con energía de luz.

Lo invité a salir de su escondite, y escuché unas risas, burlas más que nada, aquella aparición no parecía asustado por mi idea de luchar. Y entendí porque, aunque confiaba en mi fuerza, no iba a ser capaz de enfrentar a esa cosa. El poder que emitía su cuerpo me hizo temblar, algo que no me habia pasado desde mi juventud. Trate de no mostrar el miedo que me provocó y pregunté quien era.

La figura apareció pronto, era un niño, tal vez no más de doce años, su cuerpo se veía pequeño y delgado, los ojos algo hundidos con  ojeras profundas, llevaba una sonrisa en los labios, como si se estuviese divirtiendo.

No dió su nombre, dijó no recordarlo, o tal vez solo no le importaba presentarse. Me fue imposible ignorar al pequeño pájaro que se paraba sobre sus hombros; en kilómetros de distancia no había ni un solo animal y estaba seguro que era por la energía que emergía de ese cuerpo, sin embargo, el ave se veía tranquila junto a ese chiquillo. Aseguró ser el último mago de fuego que quedaba, no es como si pudiera confiar en esas palabras, no había modo de comprobar si era verdad o no lo que me decía.

'Hoy terminaras con tu enemigo. Así que matame' eso fue lo que dijó. Me sentí inseguro de levantar mi espada, aún así lo hice, y con todas mis fuerzas, la clave justo en el pecho de ese niño, fue algo tan fácil que me dejó aún más intranquilo.

Debido al movimiento repentino, el pájaro de plumas multicolores salió volando, quedando cerca de una rama.

El niño volvió a reír, la sangre se esparció y solo pude pensar en la imposibilidad que tenía el que siguiera vivo después de ese ataque letal.

Sus labios se movieron y me agradeció.

Algo que no me gustó, ahora que me fijaba, sus ojos se veían apagados, como si estuviera bajo algún tipo de hechizo, luego de eso cerró los ojos y dejó de respirar.|

- Si todo acaba aquí, ¿porque hay más pergaminos?

- Lo sabrás la próxima semana.

La respuesta del emperador causó que le mirara de mala gana, no era un comentario divertido y aunque él no lo había dicho para reírse a costa de ella, al ver la inconformidad en esa carita estiró los labios a los lados.

Fiama negó con la cabeza. Casi no podía creer que se estuviese burlando de ella.

Bebió un poco del té, este en especial le había afectado un poco, tal vez al imaginar todas las pérdidas y el hecho de que muchos hubiesen hecho más daño del necesario escudándose tras las órdenes del emperador.

"Es como si los violadores no fuesen a desaparecer nunca..." 

Las mujeres de aquellos tiempos, la madre de Luah, la propia Fiama del libro... a todas ellas se les arrebató algo con esa acción tan horrenda. Solo de imaginarlo su piel se erizaba. Esos hombres parecían no faltar donde quiera que estuviera, no importa que tan avanzado sea el mundo, ellos siguen existiendo.

Sacudió la cabeza, aunque quería seguir pensando en el tema, habían cosas que hacer y si no era lo suficientemente fuerte, no lograría nada de lo que estaba planeando.

- Es hora de irme, tengo que entrenar.

Los ojos de Kay se centraron en ella; su uso sobre su magia se había hecho muy bueno, le parecía que la enorme energía que solía salir de ella, ahora era capaz de ocultarla. Al parecer el forastero era un mejor maestro de lo que había creído.

- No olvides llevar a tus caballeros contigo.

No tardó en recordarle esto, pues detrás de ella siempre habían problemas, no importaba del tipo que fuera, siempre había algo buscando atacarla.

Fiama no había estado entrenando desde que la hirieron en la habitación de Liza, se había concentrado en recuperarse y luego de eso pasaron tantas cosas que lo había dejado muy de lado. Si no volvía a ejercitar su cuerpo le sería difícil controlar su magia después.

Desde aquella vez en que los muñecos fueron imbuidos en magia negra, Kay ya no permitió hacer su entrenamiento en solitario. Ahora que retomaría sus clases, debía mantenerla bien protegida. Si llegaba a necesitar ayuda, estaría rodeada de todos los caballeros. De ahora en adelante tendría su entrenamiento junto a todos los hombres y mujeres más fuertes del imperio.

- Si necesitas algo, avísame.

La pequeña le agradeció y esperó a que se fuera junto con el pergamino para cambiarse de ropa e ir al lugar designado para entrenar.

Tan pronto estuvo en un traje mucho más cómodo y Camille terminó de recoger su cabello para una mejor movilidad, fue escoltada junto a sus caballeros para iniciar.

Ya sabía de la poca disposición de Kay por dejarla sin gente alrededor, así que no se sorprendió al ver a todos esos hombres semidesnudos y las mujeres bañadas en sudor. Y extrañamente, todos allí tenían un aspecto llamativo, el atractivo pareció ser un requisito en el momento en que se unieron a la ejercito del imperio.

"Es como si el universo me pidiera hacerme bisexual"

<<Nadie te lo impide>> aseguro Deen con tono tranquilo.

Fiama evitó reír, no quería que la vieran como una loca.

El líder llegó pronto para saludarla. Mikhe se inclinó cuando estuvo frente a la princesa, lo mismo ocurrió con los caballeros al notar su presencia.

- Es bueno verla, su alteza.

- Saludamos a la princesa de Intravella, la estrella más brillante que ilumina el camino del imperio.

El resto del escuadrón se hincó delante de ella en filas que ni siquiera se fijó que habían hecho, eran personas rápidas y ordenadas.

- Es bueno verlos a todos.

Igual que la primera vez en que la vieron, quedaron maravillados con la belleza de la niña, y la dulce sonrisa en sus labios obligó a que ellos también sonrieran.

- Espero poder trabajar junto a ustedes, estaré a su cuidado - habló Fiama con tranquilidad.

Todos ellos se emocionaron al ver la confianza que la princesa ponía sobre sus cabezas, casi saltaron de la alegria, aunque se mantuvieron firmes en sus posiciones, se veían más alegres y dispuestos a entrenar.

- Cumpliremos con todas sus espectativas - dijeron al unísono.

Fiama sonrió algo incómoda, este tipo de cosas aún no eran tan fáciles de sobrellevar.

- Esta bien, no se distraigan demasiado por mi culpa.

Cada uno volvió a sus labores, aunque discretamente aún miraban a la niña, estaban deseosos por ver su entrenamiento, la magia que ella poseía ya era de su conocimiento y sin duda querían observar su control sobre el fuego.

Mikhe guió a la niña a un pequeño espacio apartado para ella, pero que estaba cerca por si algo llegaba a suceder.

La princesa no olvidó preguntar por Evan, no sabía de él desde la noche del festival, había estado de un lado a otro y no tenía oportunidad de encontrarse con él y saber cómo estaba.

No tuvo que esperar para obtener una respuesta de Mikhe, tan pronto lo mencionó, el niño fue visible para ella en la lejanía, donde pequeñas figuras peleaban entre sí.

Niños de todas las edades tenían un campo algo apartado para llevar a cabo sus prácticas de cuerpo a cuerpo, espada y magia. Sonrió cuando lo encontró usando una espada de madera contra un muñeco hecho de paja. Al ver los movimientos no pudo evitar elogiar por la gran capacidad que tenía al atacar.

- Es un buen estudiante - dijó Mikhe siguiendo la mirada de Fiama - Sin duda tiene los genes de sus padres, aprende rápido y conoce bien sus debilidades, no hay muchos como el.

- Entonces será un gran caballero.

- Así es.

Dejaron la conversación hasta ahí, debía concentrarse, después iría a hablar con Evan.

Primero dió unas cuantas vueltas al campo, algo que le resultó un poco más agotador, dejar que su cuerpo se desacostumbrará al ejercicio fue un error. Luego de haber calentado inició una lucha con las marionetas, para no excederse demasiado peleó solo con tres de nivel básico, estaba cansada, pero se sintió bien retomar el entrenamiento. Con cada golpe que asestaba sonreía, liberar su magia le hizo bien. El fuego destruyó rápido los muñecos para luego regresar al cuerpo de la niña. Se sentó en el suelo con la respiración agitada y tratando de recuperar sus energías.

Mikhe no tardó en acercarse para ofrecerle un poco de agua.

Encontró a Beth y Benjamin mirandola, una vez que volviera a un grado de destreza bueno, le pediría a ambos una pelea, entrenar con magos mucho más experimentados sería lo mejor.

Ellos parecían orgullosos de verla y solo en ese momento se fijó en que muchos más pares de ojos la observaban emocionados. Todos habían detenido sus tareas solo para ver la habilidad de la princesa.

Avergonzada desvió la mirada, le daba algo de pena que la vieran entrenar, es por eso que solía hacerlo sola.

- La princesa es un ídolo entre los caballeros - susurró Mikhe sentándose a su lado.

La niña soltó una risita - Solo me admiran porque soy parte de la familia imperial.

Mikhe negó de inmediato - Le aseguro que no es así. Ellos ya han escuchado de usted y algunos ya la han visto. Su forma de actuar es la que admiran, además de lo bonita que es.

El color carmín volvió a subir a sus mejillas y apenas se atrevió a mirar al caballero.

- Lo que ellos admiran es su madurez, su juicio rápido ante los problemas, la fuerza que posee, la amabilidad así como lo respetuosa que es - enumeró cada cualidad que había presenciado desde un principio - Claro que hay algunas cosas que ellos no han visto. Como lo divertida o lo tierna.

La pelirroja no tardó en mirarlo como si estuviese hablando con un loco. Estaba segura de que eso era algo de lo que carecía.

- Su cara ahora mismo es muy adorable - se burló Mikhe sonriendo suave.

No refutó nada, le agradaba poder hablar tan casual con Mikhe, ya que no lo había hecho antes.

Antes de que pudieran seguir, Mikhe se levantó, parecía que ya era momento de volver junto a su señor. No debía estar demasiado tiempo lejos de Kay, y no porque no pudiese, más bien no le gustaba dejar solo a su amigo, como su caballero personal, su trabajo era mantenerse cerca siempre.

Iba a esperar a que Evan terminara, pero algo llamó su atención. Fiama creyó que su imaginación le estaba haciendo una broma, solo que al tener ese destello rubio, supó que no era así.

- Esa es...

Cuando se vió descubierta, la pequeña se ocultó tras el árbol donde solía verla entrenar, en todo ese tiempo no se había asomado por allí, pero cuando se enteró que ese día Fiama saldría a entrenar, corrió por los pasillos para irla a observar.

Valdovino flotó hasta caer sobre su hombro, sus ojos se enfocaron también en la niña.

- ¿Por qué estará aquí?

No había manera de saberlo más que no fuese preguntando.

- Valdo, puedes sentir magia negra en ella.

El duende no apartó sus ojos, de hecho ya estaba haciendo un análisis de Arabella, y a los segundos de terminarlo, suspiró.

- Esta bien querida ama, no hay magia negra en ella.

Fiama le sonrió, un poco más calmada, dirigió sus pasos hacia la niña rubia que cuando notó lo cercana que se veía su prima se encogió en su sitio y cerró los parpados con fuerza, pensando que si no hacía ruido alguno no sería encontrada.

- Lady Arabella. ¿Qué haces aquí?

La mencionada dió un saltito en su puesto. Había sido descubierta.

- Lo siento mucho, prima imperial - se inclinó con los ojos inundados en lágrimas.

- ¿Por qué te disculpas? - Fiama estaba demasiado confundida, sin embargo, su corazón casi se derritió al ver la hermosa imagen que tenía en frente.

- Ammm yo... es que yo estaba observado a la prima imperial... y yo... no... - se encontraba demasiado nerviosa como para dar una frase coherente.

- ¿Me espiabas?

La rubia apenas levantó la cabeza para asentir y llevar sus ojos a otro lado, era una vergüenza haber sido atrapada en el acto, no solo eso, si Fiama se enojaba con ella estaría en problemas. Su madre seguro la castigaría.

La risa de Fiama inundó el ambiente, ella parecía divertida al ver el comportamiento de la pequeña, a quien se le encendieron aún más las mejillas.

- ¿Te gustaría tomar el té conmigo?

***

Arabella sonreía tomando una galleta tras otras, el dulzor era bueno y el té que le acompañaba era delicioso.

Nada más terminar, volvió en el carruaje junto a Arabella y escoltandolas, sus caballeros.  La pequeña rubia tuvó que esperar un rato por Fiama. Quien tomó un baño y se cambió de ropa lo más pronto que pudo, no quería hacer esperar a la pequeña niña.

Viendola comer con tanto gusto fue como un alivio, se sentó delante de ella y pidió que se le sirviera el té.

- Entonces, ¿por qué me espiabas?

La rubia casi se atragantó con la comida, había olvidado que fue lo que la llevó al palacio de la princesa.

- Es que yo... - su cara estaba casi del mismo color que el cabello de Fiama, y sus ojos sólo enfocaban el suelo - Supe que la prima imperial volvería a entrenar y quería verla.

- ¿Hay alguna razón?

- No... bueno... solo me gusta ver lo fuerte y increíble que es la prima imperial, lamento haber molestado.

Fiama suspiró, no le molestaba como tal, más bien aún le asustaba el hecho de que Arabella no dejaba de ser un peligro para su vida.

Pero al tener esos grandes y tiernos ojos verdes enfrente no podía odiarla. Ella era el tipo de persona que admiraba, al menos cuando creciera, tendría una personalidad que llegó a agradarle mucho.

Sobresaliendo y esforzándose, no solo para mostrar lo fuerte e inteligente que era, si no también para olvidar su debilidad pasada. Hasta donde Fiama recordaba, Arabella no era querida por Lina, solía ignorarla y dejarla a su suerte en muchas ocasiones, y eso sin duda le parecía horrible, pues su madre sólo buscaba usarla para su propio beneficio. Aún así, la pequeña rubia jamás la odio, con el tiempo entendio que ese tipo de sentimiento negativo era inútil, así que solo se alejó de Lina y de vez en cuando solía visitarla para saber cómo estaba, lo hacía solo porque jamás dejaría de ser su madre. Después estaba su crecimiento de amor propio, un poco egocéntrica, sin embargo, era un toque carismático en ella, siempre era graciosa y jamás le gustaron las injusticias. Sí, seguía amando a la heroína del libro.

Hasta ahora que lo notaba, la interacción entre Kay y Arabella era nula en todo sentido, a diferencia de la novela, donde comenzaban a conocerse casi de inmediato, aunque ella siempre era quien lo buscaba.

La persona a la que más admiraba Arabella era Kay.

Y aunque ahora era difícil que tuviesen una relación tranquila, le gustaría formar parte de la vida de la rubia.

Desde que inició todo, estuvo ignorando el hecho de que alguien más se mantenía en sufrimiento y esa era la heroína que tanto le gustaba.

Estaba disgustada con Lina, ¿cómo podía hacer uso de su hija de manera tan descarada? Ella era sin duda una niña muy hermosa en todos lo sentidos, no comprendía como podía ser tan distante.

Tal vez...

Si de alguna forma pudiese alejar a Lina de Arabella, entonces... podrían tener una buena relación, y no solo algo cordial, si no una verdadera amistad.

Aunque eso sería muy difícil, conoce bien lo mucho que adora Arabella a su madre, no es hasta que su madre la golpea en cierto momento por algo relacionado con Kay, que ella deja de quererla para empezar a temerle.

¿Debería dejar que eso pase?
No le parecía bien, no estaba nada de acuerdo, solo que por ahora no se le ocurría nada.

- No molestas, Lady Arabella. Me gusta pasar tiempo contigo - ella bebió de su té, aún con la mente en blanco, las ideas no venían.

- ¿Enserio? - sus ojos se volvieron brillantes por un momento y la sonrisa llena de felicidad se le contagiaron a la princesa.

- Si, me agradas. - agregó cambiando a una expresión un poco más seria - Pero no creo que me sea posible pasar tiempo contigo.

Y eso disminuyó los ánimos de la rubia, quien no se había emocionado de esa manera desde hace mucho tiempo.

- Hay cierto... conflicto... que no me permite acercarme y hasta que no sea resuelto, yo... no puedo formar un lazo contigo, Lady Arabella.

La pequeña bajó la mirada, ya no con vergüenza, más bien estaba llena de tristeza, sentía que en cualquier momento empezaría a llorar.

- ¿Es por madre? - preguntó bajo.

- ¿Que? - no mencionó nada relacionado con Lina, pues sería demasiado difícil de explicar y no buscaba que la niña la odiara por usar mal las palabras - ¿Por qué piensas que es culpa de tu madre?

- Es que ella siempre está hablando de la princesa - la sinceridad de una pequeña que se sentía demasiado sola y culpable, salió. Ella quería tener una buena vida, una vida feliz como la que tuvó en Asmuratte - Dice cosas muy feas sobre quitarla del camino, y siempre esta en compañia del señor sombra.

- ¿El señor sombra?

Esto le dio muy mala espina, Lina no siempre fue una bruja que poseyera la magia negra. Ahora que lo analizaba bien, esa mujer debió de sacar aquel temible poder de algún lugar.

- Cuéntame Arabella. Necesito que me digas todo sobre lo que habla tu madre con el señor sombra.

***

Maratón 3/3

Uff, como que nuestro mayor enemigo ha sido descubierto 😏
Se vienen unos problemones que ni se imaginan.

Por cierto, he visto que hay mucho hate hacia Arabella, pero yo si la quiero, no ha tenido mucha participación y se que piensan que no es alguien buena (también es mi culpa por no aclararlo) pero les aseguro que ella no es como su madre. Es alguien muy linda y pues si, de ahora en adelante va a aparecer más. Además es una de mis bebés así que me es imposible odiarla xd (bueno, Lina no cuenta, a ella si la odio 😅)

Como sea, hasta aquí llegamos con la maratón, espero que les haya gustado y pues, en algún momento lo repetiremos.

Nos leemos la próxima semana, muchos besos gente piciosa 😚😚

Ga verder met lezen

Dit interesseert je vast

117K 15.1K 77
˚→ ˚→ ˚→ Ann Taylor una joven mexicana de 22 años, llena de sueños viaja por primera vez a Italia, en medio de su recorrido en las ruinas antigu...
128K 8.8K 56
𝗕 ❙ Unos adolescentes asisten a un campamento de aventuras en el lado opuesto de Isla Nublar y deben unirse para sobrevivir cuando los dinosaurios c...
150K 19.8K 69
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
1K 129 4
Se decía que para romper mi profecía nesesitaria un beso de amor pero quien podría amarme si fui odiado hasta mi muerte Esto era lo que pensaba un Si...