SOULMATES ━Harry J. Potter

By cinemaowner

260K 27K 9.4K

SOULMATES | Cuando dos almas se tienen que encontrar, los mundos se juntan, la distancia se borra y deja de e... More

SOULMATES
GRAPHICS
volume one; the prisoner of azkaban
01. the leaky cauldron
02. the dementor
03. new classes
04. the boggart
05. flight of the fat lady
06. werewolves
07. the defeat
08. best friends
09. christmas
10. face to face
11. the final
12. the truth, part I
13. the truth, part II
14. the truth, part III
15. freedom
volume two; the goblet of fire
16. growing up
17. the burrow
18. bagman and crouch
19. the quidditch world cup
20. the dark mark
21. return to hogwarts
22. the triwizard tournament
23. mad-eye moody
24. the unforgivable curses
25. durmstrang and beauxbatons
26. the goblet of fire
27. the insult to snape
28. first date
29. the first task
30. invitations
31. the dance
32. rita skeeter
33. a family of two
34. the second task
35. hogsmeade
36. the strange girl
37, the last task
volume three; the order of phoenix
38, number 12 of grimmauld place
39, harry's anger
40, gray eyes
41, better person
42, the new professor
43, dolores umbridge
44, hermione's birthday
46, hogwarts high inquisitor
47, hog's head
48, dumbledore's army
49, victory and defeat
50, hagrid's return
51, the dream
52, the artist
53, the visit to San Mungo
54, night talks
55, the class of muggle music
56, daily prophet
57, double date
58, talks in the kitchen
59, the dismissal of trelawney
60, the centaur and the lion
61, father
62, fred, george and an apology
63, the o.w.l.s and the enemy of ron
64, red-handed
65, right to save prongs
66, department of mysteries
67, department of mysteries, part II
68, through the veil
69, soulmates
70, lord voldemort
71, the birthday letter
72, R.A.B
volume four; the half blood prince
73, talking to the moon
74, TIMOS
75, grandparents
76, weasley's wizard wheezes
77, the slug club
78, in an uncomfortable bed, again
79, the cat
80, the first class of snape like professor of DADA
81, harry reaches aries
82, the quidditch try-out
83, guilty
84, katie flies
85, between ron and hermione
86, invitation to the slughorn party
87, the christmas party
88, hugs
89, caught in action
90, the apparition class
91, love potion
92, the truth
93, parties, kisses and pacts
94, little talks
95, the apparition test
96, sectumsempra
97, the recognition
98, death knocking on the door
99, the man who helped her
100, the funeral
volume five; the deathly hallows
101, dreams
AVISO
102, the dursleys farewell
103, the seven harrys
104, bad feeling
105, the ring
106, harry's brithday
107, the wedding
108, sweet home
109, the founders

45, percy's letter

1.4K 163 40
By cinemaowner



45, LA CARTA DE PERCY

—Buenos días —saludó Aries, sentándose entre Ron y Hermione—. ¿Dónde está James?

—Allí.

Aries observó hacia la puerta, donde Hermione había señalado, y vió a Harry acercarse hacia ellos.

—Buenos días —saludó alegremente.

—¿Por qué estás tan contento? —preguntó Ron mirando a Harry con sorpresa.

—Esto… Porque luego hay entrenamiento de quidditch —respondió él con una sonrisa, y se acercó una gran bandeja de huevos con beicon.

—¡Ah, sí! —exclamó Ron, que dejó la tostada que estaba comiéndose y bebió un largo trago de zumo de calabaza. Entonces añadió—: Oigan, ¿no quieren ir un poco antes conmigo? Para… practicar antes de que empiece el entrenamiento… Así podría familiarizarme con el terreno de juego…

Ron había sido seleccionado como el nuevo guardián del equipo de quidditch de Gryffindor, pero Aries no pudo ver las pruebas ya que estaba en el castigo con Umbridge.

—Sí, claro —respondió Harry.

Aries asintió en un quejido.

—Miren, no creo que deban hacerlo —intervino Hermione, muy seria—. Los dos se han retrasado mucho con los deberes...

Pero Hermione no terminó la frase, pues estaba llegando el correo de la mañana y, como era habitual, El Profeta volaba hacia ella en el pico de una lechuza que aterrizó peligrosamente cerca del azucarero y extendió una pata. Hermione le puso un knut en la bolsita de piel, cogió el periódico y leyó con rapidez la primera plana, con gesto de desaprobación, mientras la lechuza se marchaba volando.

—¿Hay algo interesante? —preguntó Aries.

—No —respondió ella con un suspiro—, sólo cuentan chorradas sobre la bajista de Las Brujas de Macbeth, que se casa. —Hermione abrió el periódico y desapareció tras él. Harry se dedicó a su segundo plato de huevos con beicon y Ron, que parecía un poco preocupado, miraba hacia las altas ventanas.

—¿Cómo es que estás tan bien, James? —preguntó Aries con incredulidad. Harry alzó las cejas divertido—. Anoche te caías de tanto alcohol ingerido, incluso golpeaste a mi novio una vez. Y te lo advierto, lo vuelves a hacer y tu escoba volverá a ser como la nimbus 2000 de tercer año.

Ron se ahogó con el jugo de calabaza y Hermione tomó el diario con más fuerza, conteniendo la risa.

—¡Fue sin querer! —protestó Harry, horrorizado con la idea de perder otra escoba.

—No me importa —espetó la pelinegra—. A Goldstein no se lo toca. Buen provecho y coman rápido si quieren entrenar.

Se armó un sanguche de pan y queso y salió del Gran Comedor en dirección al campo de quidditch. Iba comiendo en el camino cuando se encontró con Ginny y Doe discutiendo a los gritos en los terrenos.

—¿Acaso no saben hacer otra cosa que pelear?

Ambas pelirrojas se quedaron en silencio y la miraron enojadas. Ginny le envió una última mirada de odio a Doe y se fué, dejando a la otra pelirroja con más bronca.

—¡Le estaba ganando! —protestó Doe—. ¡Interrumpiste el mejor momento!

—Con trampa —asumió Aries—. Nunca puedes perder si sabes lo que el otro contestará.

—Aún así me gana las discuciones —se quejó Doe y observó el unirforme y la escoba de Aries—. ¿Entrenan tan temprano?

—No, con Potter ayudaremos a Ron antes del entrenamiento —explicó—. Le dará algo de seguridad...

—¡Esperen!

Ambas chicas se voltearon y vieron a Harry y a Ron correr apurados a su encuentro. Los ignoraron, sabiendo que las alcanzarían, y siguieron caminando.

—Muchachos —saludó Doe, cuando caminaban junto a ellas.

—Hola, Mia —sonrió Harry. Aries frunció el ceño ante el apodo y luego recordó el segundo nombre de Doe.

Harry y Doe se habían vuelto más unidos durante el verano y algunas veces se los veían caminar juntos entre clases, incluso se sentaban junto al otro en las clases compartidas. Aries estaba un poco celosa de que conectaran tan rápidamente, pues ella había conocido a Doe primero.

Cogieron las pelotas de quidditch, guardadas en el armario de los vestuarios, y se pusieron a entrenar. Ron defendía los tres altos postes de gol, y Harry hacía de cazador y le lanzaba la quaffle procurando que no la atrapara. A Aries le pareció que Ron jugaba muy bien, pues bloqueó tres cuartas partes de los tantos que Harry y ella intentaron marcarle, y a medida que practicaban, su juego mejoraba. Pasadas un par de horas volvieron al castillo para comer (ocasión que Hermione aprovechó para dejar muy claro que los consideraba unos irresponsables), y luego volvieron al campo de quidditch para la sesión de entrenamiento con el resto del equipo. Sus compañeros, salvo Angelina, estaban ya en los vestuarios cuando ellos entraron.

—¿Estás preparado, Ron? —le preguntó George guiñándole un ojo.

—Sí —contestó Ron, que había ido quedándose más callado cuanto más se acercaban al campo.

—¿Preparado para hacernos a todos una exhibición, prefectito? —añadió Fred asomando la despeinada cabeza por el cuello de su túnica de quidditch con una sonrisa ligeramente malévola en los labios.

—¡Cállate! —le ordenó Ron con expresión inmutable mientras se ponía la túnica del equipo por primera vez. Ésta le quedaba muy bien si se tenía en cuenta que había pertenecido a Oliver Wood, cuyos hombros eran mucho más anchos que los de él.

—¡Hola, chicos! —dijo Angelina al salir del despacho del capitán, ya cambiada—. Vamos a empezar. Katie y Fred, ¿pueden llevar el cajón de las pelotas? Ah, hay un par de personas ahí fuera mirando, pero quiero que las ignoren, ¿de acuerdo?

Por el tono forzadamente despreocupado de su voz, Aries sospechó quiénes podían ser aquellos espectadores a los que nadie había invitado, y, en efecto, cuando salieron del vestuario a la intensa luz del sol del terreno de juego, los recibió una tormenta de silbidos y abucheos del equipo de quidditch de Slytherin y unos cuantos hinchas, que se habían sentado en grupo hacia la mitad de las tribunas vacías y cuyas voces resonaban por todo el estadio.

—¿Qué es eso que lleva Weasley? —gritó Malfoy con su voz burlona—. ¿A quién se le ocurriría hacerle un encantamiento volador a un palo viejo y mohoso como ése?

Crabbe, Goyle y Pansy Parkinson rieron a carcajadas. Mientras, Ron montó en su escoba y dio una patada en el suelo para despegar, y Aries y Harry lo siguieron y vieron cómo se le ponían las orejas coloradas.

—No les hagas caso —le dijo a su amigo, y aceleró para alcanzarlo—, ya veremos quién ríe el último cuando nos toque jugar contra ellos…

—Además Fred y George siempre pueden lanzarles una bludger en la cabeza —añadió Aries y los chicos rieron.

—Ésa es exactamente la actitud que espero de mis jugadores —terció Angelina con satisfacción. Voló alrededor de ellos con la quaffle bajo el brazo y redujo la velocidad hasta quedar suspendida en un punto fijo frente al equipo—. Bueno, chicos, vamos a empezar con unos cuantos pases para calentar, todo el equipo, por favor…

—Eh, Johnson, ¿quién te ha hecho ese peinado? —gritó Pansy Parkinson desde las gradas—. ¡Parece que te salen gusanos de la cabeza!

Angelina se apartó las largas trenzas de la cara y siguió diciendo con serenidad:

—Separense, y a ver qué podemos hacer…

Aries dio marcha atrás para alejarse de sus compañeros y colocarse en uno de los extremos del campo. Ron retrocedió hacia la portería opuesta. Angelina levantó la quaffle con una mano y se la lanzó con fuerza a Fred, quien se la pasó a George,
quien se la pasó a Harry, quien se la pasó a Aries, quien se la pasó a Ron…, quien la dejó caer.

Los de Slytherin, liderados por Malfoy, se desternillaron de risa. Ron, que había bajado a toda velocidad para atrapar la quaffle antes de que llegara al suelo, remontó el vuelo torpemente, resbalando hacia un lado, y volvió hasta la altura donde estaban sus compañeros.

—Pásala, Ron —le pidió Angelina como si no hubiera sucedido nada.

Ron le lanzó la quaffle a Aries, quien se la pasó a Harry, quien se la dio a George…

—Eh, Potter, ¿qué tal va tu cicatriz? —le gritó entonces Malfoy—. ¿Seguro que
no necesitas descansar un poco? No sé, debe de hacer una semana entera que no has estado en la enfermería. Eso es un récord para ti, ¿verdad?

George le pasó la quaffle a Angelina; Angelina se la pasó hacia atrás a Harry, que no se la esperaba, pero a pesar de eso la atrapó con las yemas de los dedos y se la pasó rápidamente a Ron, que se lanzó para cogerla, pero la quaffle se le escapó por unos centímetros.

—¡Vamos, Ron! —exclamó Angelina con enfado cuando éste volvió a descender para recoger la quaffle—. ¡Presta más atención!

Cuando Ron volvió a alcanzar la altura necesaria para seguir jugando, habría
resultado difícil decir qué rojo era más intenso, si el de la quaffle o el de la cara del chico. Malfoy y el resto de los del equipo de Slytherin se partían de risa.

Al tercer intento Ron atrapó la quaffle, y debido quizá al alivio que sintió, la pasó con tanto entusiasmo que la pelota voló entre las manos extendidas de Katie y le golpeó en la cara.

—¡Lo siento! —se disculpó Ron acercándose a Katie para ver si le había hecho mucho daño.

—¡No ha sido nada, vuelve a tu posición! —bramó Angelina—. Pero cuando le pases la pelota a un compañero intenta no derribarlo de la escoba, ¿bien? ¡Para eso ya tenemos las bludgers!

Katie sangraba por la nariz. Abajo, en las gradas, los de Slytherin pateaban y abucheaban a los de Gryffindor. Fred y George se acercaron a Katie.

—Tómate esto —le dijo Fred mientras le tendía una cosa pequeña y de color morado que había sacado del bolsillo—. Detendrá la hemorragia en cuestión de segundos.

—Muy bien —gritó Angelina—, Fred y George, vayan a buscar sus bates y una bludger. Ron, sube a los postes. Harry, suelta la snitch cuando yo lo diga. Vamos a marcar en la portería de Ron, evidentemente.

A Ron no le fué muy bien en el resto del entrenamiento, y los Slytherin abucheando desde las tribunas no ayudaban para nada. Fred y George tuvieron que llevar a Katie a la enfermería puesto que su nariz no paraba de sangrar y el resto del equipo comenzó a guardar las pelotas y escobas. Aries, en un arranque de furia, ya cansada de escuchar las tontas canciones que se inventaban los Slytherin, le arrojó la quaffle en la cara a Pansy Parkinson cuando estaba distraída, haciéndole sangrar la nariz. Angelina se puso furiosa y la regañó todo el tiempo.

Cuando llegaron a la sala común se pusieron a hacer los deberes de inmediato. Hermione, aunque no lo quiera, los ayudaba inconscientemente. Aries tenía todo al día gracias a su novio, quién generalmente la ayudaba con los deberes. Pero Hermione los abandonó. Poco a poco, la sala común fue quedándose vacía otra vez. A las once y media, Hermione se les acercó bostezando.

—¿Ya han terminado?

—No —contestó Ron con aspereza.

—La luna más grande de Júpiter es Ganímedes, no Calixto —corrigió Hermione señalando por encima del hombro de su amigo una línea de la redacción de Astronomía—, y la que tiene los volcanes es Ío.

—Gracias —gruñó Ron tachando las frases equivocadas.

—Lo siento, yo sólo…

—Mira, Hermione, si únicamente has venido para criticar…

—Ron…

—No tengo tiempo para escuchar tus sermones, Hermione, ya estoy harto de…

—No, Ron, ¡mira!

Hermione señalaba la ventana más cercana. Harry, Ron y Aries miraron hacia allí. Una bonita lechuza se había posado en el alféizar y miraba a Ron.

—¿No es Hermes? —preguntó Hermione, asombrada.

—¡Vaya, sí! —exclamó Ron, que dejó su pluma y se levantó—. ¿Para qué me habrá escrito Percy?

Fue hacia la ventana y la abrió, y Hermes entró en la habitación, aterrizó sobre la redacción de Ron y extendió la pata en la que llevaba atada una carta. Ron cogió la carta y la lechuza se marchó sin perder tiempo, dejando huellas de tinta en el dibujo que el chico había hecho de la luna Ío.

—Sí, es la letra de Percy —observó Ron sentándose en la butaca y leyendo lo que había escrito en la parte exterior del rollo de pergamino: «Ronald Weasley, Casa de Gryffindor, Hogwarts.» Luego miró a sus amigos y añadió—: ¿Qué creen que será?

—¡Ábrela! —le ordenó Hermione con impaciencia, y Harry asintió con la cabeza.

Ron desenrolló el pergamino y empezó a leer. Cuanto más avanzaba, más ceñuda era su expresión. Después, cuando con aspecto indignado terminó la lectura, les pasó la carta a Harry, a Hermione y a Aries, que se pusieron el uno al lado del otro para leerla
juntos.

Querido Ron:

Acabo de enterarme (nada más y nada menos que por el ministro de Magia en persona, a quien ha informado tu nueva maestra, la profesora Umbridge) de que te han nombrado prefecto de Hogwarts.
Cuando supe la noticia me llevé una grata sorpresa, y ante todo quiero felicitarte. He de admitir que siempre temí que tomaras lo que podríamos llamar «el camino de Fred y George» en lugar de seguir mis pasos, así que ya puedes imaginarte cómo me alegré al saber que has dejado de desobedecer a las autoridades y has decidido cargar con una responsabilidad real.
Pero no voy a limitarme a felicitarte, Ron; también quiero darte algunos consejos, y por eso te envío esta carta por la noche en vez de utilizar el correo matutino, como habría sido lo normal. Espero que puedas leerla lejos de miradas curiosas y así evitar preguntas inoportunas.
Por algo que al ministro se le escapó cuando me contó que te habían nombrado prefecto, deduzco que sigues relacionándote con Harry Potter. Debo decirte, Ron, que no hay nada que pueda ponerte en mayor peligro de perder tu insignia que seguir confraternizando con ese chico. Sí, estoy seguro de que te sorprenderá que te diga esto (sin duda argumentarás que Potter siempre ha sido el favorito de Dumbledore), pero me veo obligado a comunicarte que es posible que Dumbledore no siga dirigiendo Hogwarts durante mucho tiempo, y las personas que son importantes de verdad tienen una opinión muy distinta (y seguramente más acertada) del comportamiento de Potter. Ahora no voy a darte más detalles, pero si mañana lees El Profeta tendrás una idea de por dónde van los tiros (¡y ya verás mis declaraciones!).
En serio, Ron, no debes permitir que te metan en el mismo saco que a Potter, pues eso podría resultar muy perjudicial para tus perspectivas de futuro, y me refiero también a la vida después del colegio. Como ya debes de saber, dado que nuestro padre lo acompañó al tribunal, este verano Potter tuvo una vista disciplinaria ante el Wizengamot en pleno, y no salió muy bien parado. Si quieres que te diga la verdad, se libró de que lo condenaran gracias a un mero tecnicismo, pero mucha gente con la que he hablado sigue convencida de su culpabilidad.
Es posible que te dé miedo cortar tus lazos con Potter (ya sé que es un desequilibrado y que, por lo que me han contado, hasta puede llegar a ser violento), pero si tienes alguna preocupación al respecto, o si has detectado algo más en la conducta de Potter que te inquiete, te recomiendo que hables con Dolores Umbridge, una mujer encantadora que no tendrá ningún inconveniente en orientarte.
Y eso me lleva a darte otro consejo. Como ya he insinuado antes, es posible que muy pronto Dumbledore deje de dirigir Hogwarts. Tus lealtades, Ron, no deberían estar con él, sino con el colegio y el Ministerio. Lamento mucho saber que hasta ahora la profesora Umbridge no ha encontrado mucha cooperación por parte del profesorado en su intento de introducir esos necesarios cambios en Hogwarts que el Ministerio tan ardientemente desea (aunque a partir de la semana que viene creo que le resultará más fácil; te remito una vez más a El Profeta de mañana). Sólo te diré una cosa: un alumno que demuestre estar dispuesto a ayudar a la profesora Umbridge en estos momentos podría ser un firme candidato al cargo de delegado dentro de un par de años.
Siento mucho que no pudiéramos vernos más este verano. No me gusta criticar a nuestros padres, pero me temo que no puedo continuar viviendo con ellos mientras sigan mezclándose con ese peligroso grupo que apoya a Dumbledore (si escribes a nuestra madre, deberías decirle que a un tal Sturgis Podmore, gran amigo de Dumbledore, lo han enviado recientemente a Azkaban porque entró de forma ilegal en el Ministerio e intentó robar. Quizá la noticia le abra los ojos y le haga comprender que las personas con las que se relaciona son una pandilla de delincuentes). Me considero muy afortunado por haberme librado del estigma que conlleva asociarse con ese tipo de gente (el ministro se porta estupendamente conmigo), y de verdad, Ron, espero que no dejes que los lazos familiares te impidan ver lo erróneo de las opiniones y de los actos de nuestros padres. Ojalá con el tiempo se den cuenta de lo equivocados que estaban, y, por supuesto, cuando llegue ese día aceptaré sin reservas sus disculpas.
Piensa con detenimiento en todo lo que te he dicho, por favor, especialmente en lo de Harry Potter, y felicidades una vez más por tu nombramiento.

Tu hermano,
Percy.

—Bueno —dijo Harry intentando que pareciera que se había tomado aquella carta como una broma—, si quieres... ¿Cómo era?… —volvió a mirar la carta de Percy—. ¡Ah, sí! «Cortar los lazos» conmigo, te juro que no me pondré violento.

—Dámela —le pidió Ron tendiéndole una mano—. Es un completo… —añadió entrecortadamente mientras rompía la carta de Percy por la mitad—, absoluto… —la rompió en cuatro trozos—, y rematado... —la cortó en ocho trozos— imbécil. —Y los arrojó al fuego—. Démonos prisa, hemos de terminar esto antes del amanecer —le dijo con brusquedad a Harry, y cogió otra vez la redacción para la profesora Sinistra.

Hermione miraba a Ron con una extraña expresión en la cara.

—Dámelas —dijo de pronto.

—¿Qué? —se extrañó Ron.

—Dádmelas, las repasaré y las corregiré —afirmó.

—¿Lo dices en serio? ¡Oh, Hermione, eres nuestra salvación! —exclamó Ron—¿Qué puedo…?

—Pueden decir esto: «Prometemos que nunca volveremos a dejar nuestros deberes para el último momento» —recitó ella tendiéndoles ambas manos para que le entregaran las redacciones, aunque con aire divertido.

—Un millón de gracias, Hermione —dijo Harry con un hilo de voz mientras le pasaba su redacción, y volvió a hundirse en su butaca frotándose los ojos.

Ya era más de medianoche, y en la sala común sólo estaban ellos cuatro y Crookshanks. Lo único que se oía era el rasgueo de la pluma de Hermione mientras tachaba frases aquí y allá, y el ruido que hacía al pasar las páginas de los libros de consulta que había esparcidos sobre la mesa cuando buscaba algún dato en ellos. Aries estaba agotada. Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente mientras disfrutaba del cómodo silencio y el calor de la chimenea. Se despertó de repente por un grito de Hermione.

—¿Qué sucede? —preguntó, asustada.

—Hasta que despiertas.

Frunció el ceño al reconocer la voz y llevó la mirada a la chimenea, donde la cabeza de su padre se asomaba por entre las llamas.

—¿Cómo está Remus? —dijo, bostezando.

Sirius hizo una mueca de indignación.

—¿Es la primera vez que nos vemos desde las vacaciones y me preguntas por Remus?

Aries se encogió de hombros y soltó una risa.

—Bien, volviendo al tema... —Sirius cambió su tono de voz a uno más serio—, ya sé que no tiene ninguna gracia que te duela, pero no creemos que sea algo por lo que debamos preocuparnos. El año pasado te dolía continuamente, ¿no?

Aries comprendió de qué hablaban. A Harry le había dolido la cicatriz en el último castigo con Umbridge y era seguro que le había escrito a Sirius.

—Sí, y Dumbledore dijo que sucedía cada vez que Voldemort sentía una intensa emoción —explicó Harry, ignorando, como de costumbre, las muecas de Ron y Hermione—. Quizá sólo se tratara de que Voldemort estaba…, no sé, muy enfadado o algo así la noche de mi castigo.

—Bueno, ahora que ha regresado, es lógico que te duela más a menudo —afirmó Sirius.

—Entonces, ¿no crees que tenga nada que ver con el hecho de que la profesora Umbridge me tocara mientras estaba cumpliendo el castigo con ella? —inquirió Harry.

—Lo dudo. No la conozco personalmente, pero sé la fama que tiene y estoy seguro de que no es una mortífaga.

—Pues es lo bastante repugnante para serlo —opinó Aries con desánimo, y Ron, Harry y Hermione asintieron enérgicamente, dándole la razón.

—Sí, pero el mundo no está dividido en buenas personas y mortífagos —aclaró Sirius con una sonrisa irónica—. De todos modos, ya sé que es una imbécil. Deberían oír a Remus hablar de ella.

—¿Lupin la conoce? —preguntó Harry rápidamente.

—No —respondió Sirius—, pero hace dos años ella redactó el borrador de una ley antihombres lobo, y por culpa de esa ley, Remus tiene muchos problemas para conseguir trabajo.

Aries se acordó del descuidado y empobrecido aspecto que Remus tenía
últimamente, y sintió aún más desprecio hacia la profesora Umbridge.

—¿Qué tiene contra los hombres lobo? —preguntó Hermione, enojada.

—Supongo que miedo —contestó Sirius sonriendo ante la indignación de Hermione—. Por lo visto odia a los semihumanos; el año pasado hizo una campaña para reunir a toda la gente del agua y etiquetarla. Imaginen, perder el tiempo y la energía persiguiendo a la gente del agua, cuando hay tantos sinvergüenzas sueltos, como Kreacher.

Ron rió, pero Hermione estaba muy enfadada.

—¡Sirius! —exclamó en tono de reproche—. En serio, si te esforzaras un poco con Kreacher, estoy segura de que él reaccionaría. Después de todo, eres el único miembro de la familia que le queda, y el profesor Dumbledore dijo que…

—Bueno, ¿qué tal son las clases con Umbridge? —la interrumpió Sirius—. ¿Qué hace, los entrena a todos para exterminar híbridos?

—No —contestó Harry sin hacer caso del gesto ofendido de Hermione por haber
sido interrumpida en su defensa de Kreacher—. ¡No nos deja hacer magia!

—Lo único que hacemos es leer esos estúpidos libros de texto —añadió Ron.

—No me extraña —dijo Sirius—. Según hemos sabido por las fuentes que tenemos en el Ministerio, Fudge no quiere que reciban entrenamiento para el combate.

—¿Entrenamiento para el combate? —repitió Aries, incrédula—. ¿Qué piensa que hacemos aquí, formar una especie de ejército mágico?

—Eso es exactamente lo que piensa que hacen —confirmó Sirius—, o, mejor dicho, eso es exactamente lo que teme que hace Dumbledore: formar su ejército privado, con el que podrá enfrentarse al Ministerio de Magia.

Se produjo una pausa, y luego Ron dijo:

—Es la cosa más estúpida que he oído en mi vida, incluidas todas las tonterías que dice Luna Lovegood.

Aries lo miró ofendida.

—Entonces ¿no nos dejan aprender Defensa Contra las Artes Oscuras porque
Fudge teme que utilicemos los hechizos contra el Ministerio? —preguntó Hermione, furiosa.

—Exacto —afirmó Sirius—. Fudge cree que Dumbledore no se detendrá ante nada con tal de alcanzar el poder. Cada día que pasa está más paranoico con él. Sólo es cuestión de tiempo que dé la orden de detenerlo bajo alguna acusación falsa.

Aquellas palabras hicieron que Aries recordara la carta de Percy.

—¿Sabes si mañana va a salir algo sobre Dumbledore en El Profeta? Percy, el
hermano de Ron, dice que sí…

—No lo sé —repuso Sirius—. No he visto a nadie de la Orden en todo el fin de semana; andaban todos muy ocupados. Hemos estado solos Kreacher y yo...

La voz de Sirius tenía un claro deje de amargura.

—Entonces ¿tampoco has tenido noticias de Hagrid?

—Ah… —dijo Sirius—, bueno, ya tendría que haber vuelto, nadie sabe con certeza qué le ha pasado. —Entonces, al ver los acongojados rostros de los cuatro
amigos, se apresuró a añadir—: Pero Dumbledore no está preocupado, así que no se pongan nerviosos. Estoy seguro de que Hagrid está bien.

—Pero si ya tendría que haber vuelto… —insistió Hermione con un hilo de voz.

—Madame Máxime estaba con él; hemos hablado con ella y dice que se separaron en el viaje de regreso a casa, pero nada indica que pueda estar herido o… Bueno, nada indica que no esté perfectamente bien. —Harry, Ron, Hermione y Aries, poco convencidos, intercambiaron miradas de preocupación—. Miren, será mejor que no
hagan muchas preguntas sobre Hagrid —continuó Sirius—. Con eso sólo conseguirán atraer la atención hacia el hecho de que no ha vuelto, y sé que a Dumbledore no le interesa. Hagrid es un tipo duro, seguro que está bien. —Y como no pareció que sus palabras animaran a los chicos, añadió—: Por cierto, ¿cuándo es su próxima excursión a Hogsmeade? Podría pasar un rato por allí.

—No sabemos, pero te notificaré ni bien pongan el anuncio —dijo Aries—. Dile a Remus que venga también.

Hola de nuevo, ¿cómo están hoy?

¿Qué les pareció el capítulo?

Si quieren un capítulo sobre x personaje dejen la sugerencia acá <3

Continue Reading

You'll Also Like

20.1K 1.8K 19
Una nueva historia , esto si lo completaré ..xd
3K 376 31
Segunda temporada de "Für Dich" donde la vida de Yoongi y T/N ya no es la misma, pero cada uno deberá enfrentarse a su propia realidad. ¿Se puede viv...
7K 498 11
-PERO QUE!? EN DONDE ESTAMOS!- (Gritaba el cuarto planeta). -AHHHH!- (Gritaba otro). -_-__-__-_-_--_-_-__--__-_-_--_-_-_-_-_-_-__-_-_-_--__--_-_- ¡Ho...
16.1K 1K 30
los padres de jeongin y changbin son pareja. los hermanastros tendrán una buena relación. de "hermanos" Capitulos cortos Mención de otros shipps ★...