86, invitation to the slughorn party

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86, INVITACIÓN A LA FIESTA DE SLUGHORN

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86, INVITACIÓN A LA FIESTA DE SLUGHORN

Una vez más la nieve formaba remolinos tras las heladas ventanas; se acercaba la Navidad. Como todos los años y sin ayuda alguna, Hagrid ya había llevado los doce árboles navideños al Gran Comedor; había guirnaldas de acebo y espumillones enroscados en los pasamanos de las escaleras; dentro de los cascos de las armaduras ardían velas perennes, y del techo de los pasillos colgaban a intervalos regulares grandes ramos de muérdago, bajo los cuales se apiñaban las niñas cada vez que Harry pasaba por allí. Eso provocaba atascos enl os pasillos, pero, afortunadamente, en sus frecuentes paseos nocturnos por el castillo Harry había descubierto diversos pasadizos secretos, de modo que no les costaba tomar rutas sin adornos de muérdago para ir de un aula a otra.

Ron, que en otras circunstancias se habría puesto celoso, se desternillaba de risa cada vez que Harry tenía que tomar uno de esos atajos para esquivar a sus admiradoras. Sin embargo, a pesar de que Aries prefería mil veces a ese nuevo Ron, risueño y bromista, antes que al malhumorado y agresivo compañero que había soportado las últimas semanas, no todo eran ventajas. En primer lugar, Aries y Harry tenían que aguantar con frecuencia la presencia de Lavender Brown, quien opinaba que cualquier momento que no estuviera besándose con Ron era tiempo desperdiciado; y además, se hallaban otra vez en la difícil situación de ser los mejores amigos de dos personas que no parecían dispuestas a volver a dirigirse la palabra.

Ron, que todavía tenía arañazos y cortes en las manos y los antebrazos provocados por los belicosos canarios de Hermione, adoptaba una postura defensiva y resentida.

—No tiene derecho a quejarse, porque ella se besaba con Krum —les dijo a Harry y a Aries—. Y ahora se ha enterado de que alguien quiere besarse conmigo. Pues mira, éste es un país libre. Yo no he hecho nada malo.

Aries fingió estar enfrascada en el libro cuya lectura tenían que terminar antes de
la clase de Encantamientos de la mañana siguiente. Como estaba decidida a seguir siendo amigo de los dos, no tenía más remedio que morderse la lengua cada tanto.

—Yo nunca le prometí nada a Hermione —farfulló Ron—. Hombre, sí, iba a ir con ella a la fiesta de Navidad de Slughorn, pero nunca me dijo… Sólo como amigos… Yo no he firmado nada…

SOULMATES ━Harry J. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora