SOULMATES | Cuando dos almas se tienen que encontrar, los mundos se juntan, la distancia se borra y deja de existir lo imposible
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el prisionero de Azkaban
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73, HABLANDO CON LA LUNA
—Levántate.
Le costó abrir los ojos por la cantidad de luz que atravezaba la ventana. Se cubrió con el antebrazo y soltó un quejido.
—¿Es necesario abrir las cortinas? —cuestionó, malhumorada. Suspiró y se destapó.
—Es la única manera que encuentro de que salgas de la cama antes de medio día —respondió Sirius de brazos cruzados— ¿A dónde fuiste anoche, la noche anterior y la anterior a esa?
Aries lo ignoró, se calzó las pantuflas y caminó al baño. Escuchó algunos pasos y luego la puerta cerrarse. Observó su rostro en el espejo y frunció el ceño, tenía unas notorias ojeras y sus labios estaban secos. Su cabello estaba muy despeinado y algo sucio por mechones.
Abrió la ducha y se quitó la ropa. El agua helada la hizo erizarse, pero le agradaba la sensación.
Una semana después de lo sucedido, Aries había comenzado a salir con frecuencia por las noches, recorría el barrio y luego volvía. No era algo que tomara mucho tiempo, y nadie lo notaba, así que estaba tranquila. Pero una de las noches todo cambió.
Caminaba a unas cuadras de la casa, observando el cielo despejado, repleto de estrellas. Su varita le pinchaba la cintura, pero no había encontrado otro ligar en el que permaneciera oculta puesto que llevaba una musculosa y un short de jean. La fresca brisa le golpeaba la espalda, refrescando su piel del insoportable calor.
No había muchas personas en las calles, además de algunos adolescentes sentados fuera de sus casas y otros caminando en grupos. Eran alrededor de las dos de la madrugada cuando un solitario auto muggle recorría la calle, era de color gris y sólo una persona iba en él. Maddonasonaba con fuerza desde el vehículo, los que se encontraban en la calle le festejaron la música al conductor.
Aries sonrió ante la emoción de la gente o se frenó, observando el auto, que marchaba en su dirección. Frenó a su lado y Aries borró su sonrisa, frunció el ceño y dió un paso atrás, alejándose del vehículo.
