103, the seven harrys

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103, LOS SIETE HARRYS

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103, LOS SIETE HARRYS

Harry abrió de un tirón la puerta trasera y Aries corrió hacia él, envolviendo al chico en un abrazo.

—Te extrañé —murmuró Harry, antes de darle un corto beso y separarse de ella.

Aries murmuró de acuerdo y dejó que, en medio de un griterío de calurosos saludos, Hermione lo abrazara y Ron le diera palmadas en la espalda.

—¿Todo bien, Harry? —preguntó Sirius—.  ¿Listo para escaparte?

—Ya lo creo —respondió sonriéndoles a todos—. Pero… ¡no esperaba que vinieran tantos!

—Ha habido un cambio de planes —gruñó Ojoloco, que llevaba dos grandes sacos repletos y cuyo ojo mágico enfocaba alternativamente el oscuro cielo, la casa y el jardín con una rapidez asombrosa—. Pongámonos a cubierto y luego te lo explicaremos todo.

Todos fueron hasta la cocina. Riendo y charlando, algunos se sentaron en las sillas y sobre las relucientes encimeras de la tía de Harry, y otros se apoyaron contra los impecables electrodomésticos. Estaban: Ron, alto y desgarbado; Hermione, que se había recogido la espesa melena en una larga trenza; Fred y George esbozando idénticas sonrisas; Sirius, con tremendas cicatrices y el pelo largo; el señor Weasley, con expresión bondadosa, algo más calvo y con las gafas un poco torcidas; Ojoloco, maltrecho, cojo, y cuyo brillante ojo mágico azul se movía a toda velocidad; Tonks, con el pelo corto y teñido de rosa, su color preferido; James, con su habitual sonrisa; Kingsley, negro, calvo y ancho de hombros; Hagrid, con el pelo y la barba enmarañados, encorvado para no darse contra el techo, y Mundungus Fletcher, alicaído, desaliñado y bajito, de mustios ojos de basset y pelo apelmazado.

—¿Qué haces? —preguntó Harry, observando como Aries intentaba escabullirse de allí.

La chica se quedó quieta al sentir las repentinas miradas. Dió media vuelta, dando la espalda a la puerta, y sonrió con inocencia.

—Nada —respondió, encogiéndose de hombros—. Sólo quería ver la casa.

—Bueno, bueno, más adelante ya habrá tiempo para cotilleos —intervino Moody en medio del barullo, y todos se callaron. Dejó los sacos en el suelo y se volvió hacia Harry—. Como supongo que te habrá contado Dedalus, hemos tenido que desechar el plan A, puesto que Pius Thicknesse se ha pasado al otro bando. Por consiguiente, nos hallamos ante un grave problema. Ha amenazado con encarcelar a cualquiera que conecte esta casa a la Red Flu, ubique un traslador o entre o salga mediante Aparición. Y todo eso lo ha hecho, en teoría, para protegerte e impedir que Quien-tú-sabes venga a buscarte, aunque no tiene sentido, porque el encantamiento de tu madre ya se encarga de esas funciones. Lo que ha hecho en realidad es impedir que salgas de aquí de forma segura.

SOULMATES ━Harry J. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora