SOULMATES ━Harry J. Potter

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SOULMATES | Cuando dos almas se tienen que encontrar, los mundos se juntan, la distancia se borra y deja de e... More

SOULMATES
GRAPHICS
volume one; the prisoner of azkaban
01. the leaky cauldron
02. the dementor
03. new classes
04. the boggart
05. flight of the fat lady
06. werewolves
07. the defeat
08. best friends
09. christmas
10. face to face
11. the final
12. the truth, part I
13. the truth, part II
14. the truth, part III
15. freedom
volume two; the goblet of fire
16. growing up
17. the burrow
18. bagman and crouch
19. the quidditch world cup
20. the dark mark
21. return to hogwarts
22. the triwizard tournament
23. mad-eye moody
24. the unforgivable curses
25. durmstrang and beauxbatons
26. the goblet of fire
27. the insult to snape
28. first date
29. the first task
30. invitations
31. the dance
32. rita skeeter
33. a family of two
34. the second task
35. hogsmeade
36. the strange girl
37, the last task
volume three; the order of phoenix
38, number 12 of grimmauld place
39, harry's anger
40, gray eyes
42, the new professor
43, dolores umbridge
44, hermione's birthday
45, percy's letter
46, hogwarts high inquisitor
47, hog's head
48, dumbledore's army
49, victory and defeat
50, hagrid's return
51, the dream
52, the artist
53, the visit to San Mungo
54, night talks
55, the class of muggle music
56, daily prophet
57, double date
58, talks in the kitchen
59, the dismissal of trelawney
60, the centaur and the lion
61, father
62, fred, george and an apology
63, the o.w.l.s and the enemy of ron
64, red-handed
65, right to save prongs
66, department of mysteries
67, department of mysteries, part II
68, through the veil
69, soulmates
70, lord voldemort
71, the birthday letter
72, R.A.B
volume four; the half blood prince
73, talking to the moon
74, TIMOS
75, grandparents
76, weasley's wizard wheezes
77, the slug club
78, in an uncomfortable bed, again
79, the cat
80, the first class of snape like professor of DADA
81, harry reaches aries
82, the quidditch try-out
83, guilty
84, katie flies
85, between ron and hermione
86, invitation to the slughorn party
87, the christmas party
88, hugs
89, caught in action
90, the apparition class
91, love potion
92, the truth
93, parties, kisses and pacts
94, little talks
95, the apparition test
96, sectumsempra
97, the recognition
98, death knocking on the door
99, the man who helped her
100, the funeral
volume five; the deathly hallows
101, dreams
AVISO
102, the dursleys farewell
103, the seven harrys
104, bad feeling
105, the ring
106, harry's brithday
107, the wedding
108, sweet home
109, the founders

41, better person

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41, MEJOR PERSONA

—¡Lo sabía!

Aries se volvió hacia el pasillo de entrada al escuchar el grito de Ron. Los demás habían bajado luego de un rato, saludaron a los Goldstein y se pusieron a charlar. La señora Goldstein aún estaba dentro de la oficina junto a Remus y Sirius. Zeus no había mirado a Aries desde que sus hermanos contaron la maldición, y Aries comenzaba a sentirse un poco mal. Pero los Weasley, Hermione y Doe habían llegado de inmediato para salvarla. Doe fué la primera en hablar, así que Aries supuso que leyó sus pensamientos.

Ron y Hermione habían ido corriendo a abrir la puerta cuando el timbre sonó, y la señora Weasley corrió con ellos para callar los gritos de Walburga.

Los cinco entraron de nuevo en la cocina. La puerta de la oficina se abrió y Remus, Sirius y Konstantinova salieron de allí.

—Estaba clarísimo que tendrían que absolverte —dijo Hermione, que cuando Harry entró en la cocina parecía a punto de desmayarse de la ansiedad, y que en ese instante se tapaba los ojos con una mano temblorosa—. No podían acusarte de nada.

—Pues están todos muy aliviados teniendo en cuenta que creían que me absolverían —comentó Harry, sonriente.

La señora Weasley se secaba las lágrimas con el delantal, y Fred, George y Ginny se habían puesto a bailar una especie de danza guerrera al son de una canción que
decía:

—¡Se ha librado! ¡Se ha librado! ¡Se ha librado!

—¡Basta! ¡Calmense! —gritó el señor Weasley, aunque él también sonreía—. Hola, señorita Goldstein, muchachos—saludó a los hijos de Konstantinova—. Oye, Sirius, hemos visto a Lucius Malfoy en el Ministerio…

—¿Qué? —saltó Sirius.

—¡Se ha librado! ¡Se ha librado! ¡Se ha librado!

—¡Callense, ustedes tres! Sí. Lo hemos visto hablando con Fudge en la novena planta; luego han subido juntos al despacho de Fudge. Dumbledore debería saberlo.

—Desde luego —coincidió Sirius—. Se lo diremos, no te preocupes.

—Bueno, tengo que irme, hay un inodoro que vomita esperándome en Bethnal Green. Molly, llegaré tarde, debo cubrir a Tonks, pero quizá Kingsley venga a
cenar…

—Se ha librado, se ha librado, se ha librado…

—¡Basta! ¡Fred, George, Ginny! —chilló la señora Weasley cuando su marido
salió de la cocina—. Harry, querido, ven y siéntate, come algo, que apenas has desayunado.

Los Goldstein comenzaron a despedirse, pero Remus insistió para que se queden a tomar el té y tal vez a cenar, así que aceptaron gustosos. Todos se sentaron en la mesa y la señora Weasley junto con Hecate, que se había ofrecido, hicieron té para todos y les sirvieron muchas galletas y tortas.

La merienda fué muy agradable para todos. La señora Goldstein anunció que se uniría a la Orden al igual que sus hijos presentes (a excepción de Zeus), así que los verían más seguido. Cuando terminaron de merendar, Aries decidió darle un tour por la casa a los Goldstein, que aceptaron gustosos. Recorrieron la casa entre bromas y risas, y terminaron la guia en la habitación de Aries. Los Goldstein decidieron volver a las cocinas y Aries le pidió a Zeus que se quede con ella.

—No tienes que hablar de ello si no quieres.

Aries cerró la puerta de su habitación mientras Zeus observaba a su alrededor. El chico no respondió y se dirigió a la repisa llena de cuadros de Aries junto a su familia, Ginny, Dean y Seamus.

—¿Esa es tu prima, verdad? —preguntó el rubio, levantando un cuadro y enseñándole la foto a Aries.

Estaba ella, de unos nueve años, parada en la puerta principal de la casa de los Tonks junto a su prima Nymphadora, que había cambiado su cuerpo completamente para ser idéntica a Aries. Ambas sonreían y saludaban a la cámara.

—Sí, fue un lindo día —dijo Aries, sonriendo—. Había visto a unos gemelos en la calle e hice un berrinche porque yo no tenía una, así que Dora cambió por mi.

Zeus soltó una risa y dejó el cuadro en su lugar. Se volvió hacia Aries y la abrazó, tomándola por sorpresa.

—No quería hablar de ello tan pronto —dijo, refiriéndose a lo que sus hermanos habían contado un poco antes—. Pensé que podrías incomodarte al ser la primer cosa que te diría en persona, pero ya está hecho, así que podemos hablar.

Se separaron y Aries se sentó en la cama, Zeus la siguió y tomó su mano.

—¿Entonces es verdad? —preguntó Aries, nerviosa.

—Sí, es verdad —respondió Zeus—. Estoy enamorado de ti, Aries Black.

El muchacho sonrió y acarició la mejilla de Aries. La pelinegra cerró los ojos antes el tacto mientras sentía que su corazón iba a salirse de su pecho. Su estómago se revolvía con brusquedad y sus piernas pedían a gritos moverse.

—También estoy enamorada de ti, Zeus Goldstein —dijo Aries, abriendo los ojos y mirando los de Zeus.

Ambos acercaron sus cabezas y unieron sus labios en un dulce y tierno beso. Sus bocas se movían lentamente, sincronizadas, rítmicas. Aries enredó sus dedos en el dorado cabello del muchacho y Zeus puso su otra mano en la cintura de Aries, sin saber todo lo que su tacto generaba.

Aries estaba, literalmente, en las nubes. Se sentía completamente estúpida y felizmente enamorada. No podía evitar sonreír en medio del beso, fracasando al intentar ocultar toda su emoción.

—¡Mas les vale no estar haciendo cosas raras allí dentro!

Se separon, asustados, y miraron con rapidez la puerta. El grito de Sirius fué seguido por varias risas que Aries supuso eran los hermanos de Zeus.

—¡Yo no te interrumpo cuando estás con Remus! —gritó Aries en modo de venganza.

Las risas volvieron a escucharse con más fuerza y luego oyeron como comenzaban a bajar las escaleras, escuchando las maldiciones que largaba Sirius.

—¿En qué estábamos? —preguntó Aries, volviendo a mirar a Zeus.

—Hablábamos.

—Eso no.

Zeus soltó una risa y quitó las manos del cuerpo de Aries, ella hizo lo mismo mientras se quejaba. El rubio metió una mano en su bolsillo y sacó una caja con forma de rectángulo.

—¿Qué es eso? —preguntó Aries, mirando el objeto.

Zeus lo puso en sus manos.

—Un regalo.

Aries lo miró a los ojos antes de abrir la caja. Dentro, perfectamente acomodada, se encontraba una pulsera plateada con forma de laureles, en la unión de ambas ramitas se encontraba una piedra preciosa de color negra.

—Es hermosa —murmuró Aries, sacándola de la caja.

—Igual que tú —dijo Zeus, tomando la pulsera y colocándola en la muñeca izquierda de Aries—. Quiero que recuerdes lo mucho que te quiero cuando veas esta pulsera. Eres muy importante para mi y no quiero perderte nunca, me haces feliz con sólo estar a mi lado, estudiando, bromeando o simplemente hablando de cómo fué tu día. Quiero que me cuentes todo lo que pasa por tu maravillosa cabeza, sin miedo, sin vergüenza. Confío en ti como en nadie más, me haces querer hacerlo. Podría dejar mi vida en tus manos y sé que me salvarías, porque sé que te sientes tan enamorada de mi como yo lo estoy de ti. Te quiero muchísimo, Aries.

Aries había observado los ojos de Zeus todo el tiempo que él habló, sintiéndose maravillada por el brillo que desprendían los iris avellanas.

»Eres perfecta, Ari. Tal vez no lo notas, pero ante mis ojos lo eres. No me importa que pelees con cualquier persona en el colegio, sé que si lo haces es para defenderte o defender a los demás. Eres valiente, justa, humilde y tienes pensamientos maravillosos. Tus bromas siempre me ponen de buen humor, al igual que tus ocurrencias. Me encanta todo de ti, incluso cuando te equivocas en algo y cambias de tema para disimular. Pero más me gusta cuando sonríes y estás contenta, porque es lo que te mereces todos los días de tu vida. Te han golpeado con fuerza y aún así sigues sonriendo, eres mucho más fuerte de lo que crees.

»Quiero compartir todo contigo. Quiero presentarte ante mi familia y quiero que todo el mundo nos mire y se contagie la felicidad y el cariño que nos tenemos. Quiero tenerte a mi lado por mucho tiempo, por eso te pregunto: ¿quieres ser mi novia?

Aries sentía que su corazón quería gritar y que sus mejillas dolían de tanto sonreír, pero no le importó en absoluto. Esta muy feliz y quería permanecer así por siempre.

—Sí —respondió en un hilo de voz—. Quiero ser tu novia, Zeus.

Volvieron a besarse, pero esta vez era mucho más cargado de sentimientos. Querían demostrar lo mucho que se apreciaban y valoraban. Aries sacaba a la luz lo mejor de Zeus, así como Zeus sacaba lo mejor de ella. Eran perfectos juntos, así como la última pieza del rompecabezas completa la figura, como cuando se hace el movimiento perfecto para hacer jaque mate. Eran Zeus y Aries.

—¿Estás hablando en serio?

Sirius, Remus, Ginny, Doe, Hermione, Ron y Harry estaban en la cocina cuando los Goldstein se fueron. Enseguida comenzaron a atosigarla con preguntas ante su notable felicidad y energía. Entonces Aries les contó que ahora era novia de Zeus.

—Sí, estoy hablando en serio —repitió las palabras de su padre.

De inmediato todos se levantaron de la silla para felicitarla con besos y abrazos, los únicos que se quedaron en su lugar y la felicitaron de lejos fueron Harry y Hermione.

Los días siguientes, Aries intercambió cartas con Zeus, acordando un día para volver a verse. Decidieron que fuera un viernes de tarde, así que Aries se alistó un poco más de lo que acostumbraba ese día. Le pidió permiso a su padre (le avisó, en realidad) para ir a una confitería muggle junto a su novio. Tomó las llaves de la moto y se dirigió a la casa de los Goldstein. Se perdió un poco en el barrio, pero algunos vecinos la ayudaron. La casa de los Goldstein era gigante, de dos pisos y un extenso patio delantero, lleno de flores y arbustos. Aries tocó bocina y esperó a que Zeus salga de la casa. Se quitó el casco para saludarlo y marcharon hacia la confitería muggle.

Aries reía cuando sentía que Zeus la abrazaba con fuerza por el miedo. Los autos y colectivos pasaban junto a ellos con velocidad, las personas se giraban a mirarlos ya que la moto hacía algo se ruido, pero no les importaba.

—¿Siempre manejas así? —preguntó Zeus, pasándole el casco para que Aries lo cuelgue en el espejo, cuando frenaron a unas cuadras de la confitería.

—¿Te asusta mucho? —cuestionó Aries mientras guardaba las llaves en su bolsillo y tomaba la mano de Zeus para comenzar a caminar—. Puedo ir más despacio si quieres.

Zeus sonrió y siguieron caminando entre la gente que también paseaba, iban tomados de la mano y metidos en su burbuja de miradas y sonrisas. En una esquina varias personas rodeaban algo que Aries no podía ver. Se acercaron y observaron a un hombre sentado en una silla con una pequeña y alta mesa, encima de ella tenía una hoja y en su mano un lápiz se movía. Era un dibujante. A su lado, en el suelo, se encontraba una radio algo desgastada. Una cassete se reproducía, era ABBA. Aries conocía a la banda gracias a su padre y a Remus, que se pasaban las horas enteras cantando y bailando sus canciones.

—¿Quién sigue?

Todos comenzaron a mirarse entre ellos, era obvio que querían un dibujo, pero ninguno quería pagarlo o no tenían el dinero suficiente.

—Yo.

Zeus levantó su mano libre y el señor lo miró.

—Quiero un dibujo de ambos.

Aries miró a Zeus y luego al hombre, que comenzaba a analizarlos.

—¿Es tu amiga?

—Mi novia —aclaró Zeus, sonriendo. Aries sintió que su pecho se inflaba mientras sonreía y acariciaba la mano de Zeus con su pulgar.

El hombre estuvo unos largos minutos dibujando, les pidió que se acerquen y que posen juntos para llegar a hacer una buena imitación de sus rostros. El resultado final dejó a Aries sorprendida, el hombre realmente tenía talento.

—Gracias, señor —le dijo Aries mientras Zeus le daba el dinero—. Tiene mucho talento, además de un buen gusto musical.

El hombre sonrió y les entregó el dibujo luego de firmar con sus iniciales.

—Que tengan buena tarde, niños.

Ambos sonrieron y se fueron de allí. La confitería no estaba a más de dos cuadras, así que llegaron rápidamente. Entraron y ocuparon una mesa vacía. Un mozo fué a atenderlos rápidamente, les tomó el pedido y desapareció.

—¿Has pensado en tus privilegios como prefecto? —preguntó Aries—. Puedes andar por el colegio a la hora que quieras, les restarás puntos a otros estudiantes, tendrás jn baño especial... ¿qué se siente ser el favorito de la casa?

Zeus rió y el mozo llegó con los pedidos.

—No realmente —admitió el rubio—. Sé que tiene sus ventajas, pero también te saca tiempo libre que podría disfrutar haciendo algo más.

—¿Qué sería más divertido que sacarle puntos, por ejemplo, a Pansy Parkinson?

—Pasar tiempo contigo —dijo Zeus, haciendo que Aries sonría.

—Sería lindo, sí —concordó—. Pero aún así puedes disfrutar tu posición de superioridad, ¿crees que Dumbledore te deje pasarme alguno de tus poderes?

Zeus volvió a reír mientras negaba con la cabeza. Terminaron sus batidos muy rápido y luego volvieron a la casa de Aries en motocicleta, aunque un poco más despacio. El resto de la tarde pasó con rapidez, Zeus se integró bastante bien al gran grupo que vivía en el número 12 de Grummauld Place. Luego cenaron un rico pollo asado que cocinó la señora Weasley y, queriendo un momento a solas, Aries y Zeus subieron a la única habitación que se encontraba en el último piso, el ático. Por suerte Arthur y Remus lo habían limpiado hace algunos días, y Aries encontró un lugar de paz en la casa.

—Ven, siéntate —dijo Aries, abriendo la ventana y sentándose en el marco con las piernas hacia fuera.

Zeus se sentó en el marco, un poco de costado, apoyando su espalda en la ventana. Ambos observaron las brillantes estrellas en silencio, disfrutando la tranquilidad y comodidad de estar junto al otro, dejando que la suave brisa fresca los envuelva.

—¿Cuál es, en este momento, tu más grande sueño?

Aries observó a Zeus y se quedó pensando en una posible respuesta. No le tomó demasiado tiempo.

—Quiero crecer e independizarme, construir mi propia casa y formar una familia —dijo—. No es muy único, pero me haría feliz, ¿el tuyo?

Zeus sonrió sin mostrar los dientes y cerró los ojos.

—Quiero convertirme en uno de los mejores sanadores del mundo mágico —dijo y volvió a observar las estrellas—. Además quiero crear un lugar seguro para los magos y brujas desamparados, aquellos que tal vez no conocen el amor de una familia o el cariño de un amigo.

Aries lo escuchaba con intriga.

—Hay magos que hicieron cosas malas debido a una mala crianza o a la falta de ella. Todo sería diferente si tan sólo alguien los hubiera ayudado.

Aries frunció el ceño.

—¿Estás hablando de Voldemort?

Zeus negó y suspiró.

—No concretamente, no conozco su historia. Hablo un poco más sobre los magos que se denominan sangre pura, aquellos que no recibieron el suficiente cariño o la suficiente atención que debían, por ello se vuelven crueles y malos.

Aries se quedó pensando en eso. Zeus tenía razón, como siempre. Pensó en Draco Malfoy, ¿podría él cambiar?

—¿Crees que ellos pueden cambiar? Los niños que dices.

—Depende de que tán dispuestos estén, porque no sólo es cuestión de querer ayudar, sino también de que los demás quieran esa ayuda —explicó—. Y sé que hay gente que no entiende lo que hace, pero cuando una persona madura se da cuenta de lo que hace. Si no lo cambia está siendo mala o ignorante, además de egoísta. Aunque cada uno madura a su tiempo.

Aries observaba a Zeus con admiración. Él era tan bueno y comprensivo, su madurez era magnética y Aries sentía que podría estar escuchándolo todos los días por el resto de su vida. Zeus le mostraba las cosas desde un punto de vista muy diferente al suyo, le abría un abanico de opciones y realidades que la dejaban fascinada y con ganas de saber más. Zeus la motivaba a ser mejor persona, alguien más amable, humilde y empática. Estar a su lado le llenaba el pecho de alegría y cariño. La animaba a hacer las cosas de su vida con más ganas y empeño, la hacía querer exponer todo de ella, explorar partes de su personalidad que no conocía. Aries podía pasar toda su vida sentada allí junto a él, aunque se le duerman las piernas por la presión que su peso hacía contra el fino marco.

—Zeus —lo llamó, el muchacho la miró a los ojos y ella tomó sus manos—. Te quiero mucho.

Zeus sonrió y se acercó para envolverla en sus brazos, le besó la coronilla y acarició su espalda.

—Te quiero mucho, Ari.

Y así se quedaron por mucho tiempo más, sentados en el marco de la ventana más alta de la casa, observando el precioso cielo estrellado y charlando sobre todo lo que conocían. Tranquilos y felices junto al otro, sin necesitar a nadie más.

No saben lo que me costó escribir este capítulo. No porque no tenga ideas, sino que siempre quiero que todo sea perfecto cuando aparece Zeus. Es mi protegido de la saga y lo amo más que a otro personaje.

Aries y Zeus son tan hermosos que me dan ganas de llorar, en serio.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Alguna petición?

En estos días se me ocurrió hacerles algo y terminé haciendo una especie de trailer de este vol.

Espero que les guste y no juzguen la edición, es el primer video que hago en mi vida jajajaja. Se los dejo acá.

Déjenme su opinión xfa.

Que tengan buen fin de semana <3

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