Endless cliché • Rubegetta •...

Bởi chesee-burguer

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"Las personas cambian con el tiempo", eso es algo que Samuel De Luque tiene en cuenta mientras vive su vida e... Xem Thêm

prólogo
uno: París
dos: viejos conocidos
tres: no
cuatro: llegada
cinco: trajes
especial: Ryan <3
seis: irse
siete: reencuentros
ocho: fiesta
nueve: gone?
diez: reunión
once: cine
doce: luz
trece: de huracanes e ilusiones
catorce: bien
quince: viejos hábitos
dieciséis: relleno
diecisiete: tiempo
dieciocho: lo que no contó
diecinueve
especial: lo que hubiera sido
veinte: después
especial: Luzuplay
veintiuno: tiempo
veintidós: conteo regresivo
veintitrés: no
veinticuatro: gone
veinticinco: before
veintiseis: boda
veintisiete: amor
veintiocho: meant to be
f i n a l
. . .
especial: San Valentín
especial: Fargan
especial: nana
especial: love me softly
"what if...?" spam interesante

e p í l o g o

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Bởi chesee-burguer

- Voz baja... - susurra Samuel, poniendo sus labios sobre los de Rubén, quien gime nuevamente, presionando las manos sobre sus hombros.

Miró sus ojos violetas un instante, mientras presionaba las piernas en su espalda baja, las manos del mayor seguían a ambos lados junto a su trasero y tenía el rostro tan cerca suyo que casi sentía sus labios rozándose juntos, y sintió la adoración en sus ojos, y luego las caricias suavecitas en el rostro, las palabras se deslizaron fuera de sus labios, habían llevado atoradas ahí por casi semanas, y justo en ese instante se dio cuenta de que en verdad quería eso.

"Tengamos un bebé..."

Samuel lo miró, con los ojos abiertos de par en par, y tomó una profunda respiración. - Hablaremos de eso luego. - susurró, volviendo a mover las caderas contra las del menor.

* * *

Samuel presiona los labios entre sí, buscando las palabras perfectas para empezar a hablar, pero en cuanto vuelve a levantar la mirada hasta los ojos mieles del menor, guarda silencio nuevamente.

La puerta suena y el pelinegro por fin tiene que hablar. - Avant... (Adelante...)

- M. De Luque, je suis venu récupérer les contrats signés avec les partenaires au Japon. (Señor De Luque, vengo a recoger los contratos firmados con los socios de Japón.) - avisa, el arquitecto asiente, abriendo uno de los cajones de su escritorio y poniéndose de pie para encaminarse hasta ella y entregarle la carpeta.

- Bonjour, Chloé, aujourd'hui tu es belle... (Hola, Chloé, estás hermosa hoy...) - halaga Rubén, su cabello castaño había crecido y el tinte blanco se aferraba a las puntas de su cabello, la mujer en la puerta le dedica una sonrisa amena.

- Oh, quel idiot adorable... (Oh, qué tonto tan adorable...) - murmura, con las mejillas sonrojadas, y mira al pelinegro sonreírle también. - On se voit plus tard. (Nos vemos más tarde.) - dice, antes de retirarse.

Samuel cierra la puerta nuevamente, esta vez sin pestillo, y suspira, Rubén ríe levemente al verlo desordenarse el cabello con una mano. - ¿Crees que nos haya oído?

- No lo creo. - murmura, con una sonrisita traviesa. - Pero no podemos hacerlo de nuevo. - advierte volviendo al escritorio, sentándose en el borde, mirando al menor sentado allí.

- Oh, vamos, fue divertido. - dice, con tono coqueto. - A que nunca habías tenido tanta diversión aquí dentro.

- ¿Quién sabe? - susurra, mirándolo con desafío, Rubén ríe en voz baja.

- Nah, no te flipes, De Luque. - niega, divertido. - Solo la rata noruega puede hacer que te portes así de mal.

El pelinegro ríe, tenía razón, jamás hubiera pensado en la simple idea de que alguien fuese allí para... eso, pero Rubén era distinto, él lo hacía desconectarse del mundo y lo volvía débil, y cuando se proponía algo, no paraba hasta que lo hubiese conseguido, aunque no hubo que esforzarse mucho para que Samuel cayera por él.

- Hablemos de lo que dijiste. - dice, Rubén entorna los ojos.

- ¿Qué parte? ¿Lo que dije en noruego? ¿O la parte de d~?

- Calla... - advierte, con las mejillas tornándose rosas. - sabes de que hablo.

- ¿Qué más da? - inquiere el menor, mirándolo con algo de fastidio. - Es simple, quiero un bebé.

- No es simple. - corta el mayor, mirándolo con seriedad. - Un bebé no es nada simple.

- Sam, óyeme. - pide. - Tú quieres un bebé, y yo quiero uno, también, vamos a adoptar uno y ya está, no te rayes.

Samuel lo mira, como si pensara que bromea, descubre que no es así, a veces no sabía si su novio era demasiado ingenuo o demasiado tierno, no le importaba demasiado, era él quien lo mantenía más relajado, quien lo hacía reírse de las cosas malas y quien le hacía ver que no todo estaba del todo mal, suspira.

- No podemos tener un bebé ahora. - dice finalmente. - Tendríamos que establecernos en algún sitio, comprar una casa y todo eso.

- Compremos una casa, entonces, hay muchas cerca de la casa de mis padres, y podría ir a la misma escuela que yo, va a tener a los padres más asombrosos del mundo entero y... - mira al mayor, notando la situación finalmente. - y uno de ellos vivirá en París...

- Ahora no... - murmura Samuel. - amor, ahora no, estoy en mitad de un contrato qu~

- Joder, tío. - se queja Rubén, poniéndose de pie. - Quieres un bebé y luego no. Quieres que estemos juntos, pero te dejas absorber por el trabajo. Quieres que nos veamos siempre, pero soy yo quien tiene que venir tras de ti todo el puto tiempo. ¿Qué coño se supone que es esto? - inquiere, con el ceño fruncido.

- Escucha, - pide el mayor, manteniendo la compostura. - sé que esto es difícil, lo entiendo.

- "Difícil". - bufa el menor, llevaba guardándose esa discusión todo lo que había podido, pero sentía que ya no podía más, no quería seguir aguantando todo eso, no después de tantos meses. - No entiendes una mierda, tú estás aquí, en este despacho, rodeado de personas que te hablan con toda la naturalidad del mundo y yo tengo que soportar la maldita inseguridad, y tragarme la compasión de las personas todos los días, no digas que lo entiendes.

Samuel ahora si se había enojado. - ¿Y tú crees que yo no lidio con inseguridad? ¿En serio? - inquiere con dureza. - ¿Y crees que me gusta estar aquí rodeado por estas personas que hacen todo lo que digo sin chistar? No digas que no entiendo cuando no sabes como me siento aquí.

- Entonces cuéntame, joder, qué soy tu novio, y cada vez que hablamos por videollamada tengo que sacarte las palabras como si no pudieses hablar conmigo. - se queja.

- ¿Y qué coño se supone que te diga? - cuestiona con voz trémula. - Si hablamos todos los putos días y no tengo nada nuevo por decir, ¿qué quieres de mí? - Rubén lo mira, dolido, y Samuel se da cuenta de lo que ha dicho, un instante después, pero el menor ya está caminando hacia la puerta. - Rub~

- Que gilipollas eres a veces. - dice antes de salir, cerrando con un portazo, Samuel vuelve a sentarse sobre el escritorio, con la cabeza entre las manos.

* * *

La niña ríe a grandes voces mientras su padre la sujeta entre sus brazos.

- ¿Qué tal tu primer día de clases? - inquiere, Mara sonríe. - ¿Te portaste bien? ¿Hiciste amigos? ¿Peleaste con alguien?

- Fargan. - regaña el menor. - ¿Qué tal todo, cielo? - pregunta mirándola con atención, como si estuviese asustado de que algo le hubiese pasado, llevaba el uniforme de policía, y todos los niños lo observaban al pasar.

- Todo bien. - murmura. - Conocí a una niña, fue muy linda conmigo y me regaló una pegatina, miren. - levanta la pequeña mano, mostrando el dorso decorado por un pequeño unicornio.

- Aw... - susurra el mayor, sujetándola con dulzura. - mi pequeña hizo amigos.

- ¿Y cómo se llama tu amiga? - inquiere Alex, sonriente mientras Fargan la seguía abrazando con fuerza.

- María. - responde con sencillez. - Casi se llama como yo, y~ ¡adiós! - exclama en dirección a alguien, ambos hombres vuelven la vista hacia donde la pequeña agita la mano, descubriendo a una pequeña con el cabello castaño claro y tomando la mano de un hombre.

- ¿Willy? - murmura Fargan, abriendo los ojos de par en par.

- No, "María", pa. - repite nuevamente la pequeña, la pareja comparte una mirada, con las cejas enarcadas.

- Eso no lo veía venir... - susurra Alex, y su mirada se cruza con la del hombre que ha llegado hasta una mujer rubia, con expresión dulce, el de ojos rasgados levanta la mano hacía el oficial, quien devuelve el gesto, Fargan sonríe quedamente, saludando a Guillermo también.

- Bueno, creo que tras no haberlo visto por diez años, vamos a verlo muy seguido de ahora en más. - murmura, y el más pequeño lo mira, tomando sus manos juntas.

- Creo que sí...

* * *

- Acting? (¿Actuar?) - inquiere Luzu, Ryan ríe nuevamente.

- I took a couple of classes, I didn't know it was gonna become into something. (Tomé un par de clases, no sabía que se iba a convertir en algo.) - responde, llevándose las manos al cabello rubio. - I never thought of me as an actor, but I can't say I don't like it, don't you think it's exciting? (Nunca pensé en mi como un actor, pero no puedo decir que no me gusta, ¿no crees que es emocionante?)

Y Luzu lo observó, con las mejillas rosas y los ojos brillantes, no podía creer que estuviera con él, parecía un ángel, se sentó sobre su regazo entonces, con los brazos tras su cuello.

- Yes, it's pretty exciting... (Sí, es muy emocionante...) - asiente, apartándole el cabello rubio del rostro con dulzura.

- I mean, it's just an audition, but wouldn't it be great if I appear in that serie? (Quiero decir, es solo una audición, ¿pero no sería genial si apareciera en esa serie?) - inquiere, Luzu estaba encandilado con el rubio, y con sus ojos grises que lo miraban a él también con atención.

- Bésame... - pide en voz baja, y el menor bufa.

- You're not paying me atention. (No me estás prestando atención.) - se queja, mirándolo entre divertido y ofendido.

- You just said that you're very excited about being in that serie, kiss me. (Acabas de decir que estas muy emocionado por estar en esa serie, bésame.) - insiste, Ryan ríe, inclinándose para besarlo.

- You are an horrible fiancé, (Eres un horrible prometido,) - se queja. - where's the romanticism? (¿dónde está el romanticismo?) - inquiere, pero Luzu lo miraba como si no fuese capaz de dejar de verlo nunca, porque desaparecería, y amaba verlo allí, sentado sobre su regazo, sonriéndole y acariciándole el cabello en la nuca.

- You are a fool... (Eres un tonto...) - murmura, y el rubio ríe nuevamente. - a cute fool... (un lindo tonto...)

- So romantic... (Muy romántico...) - responde con sarcasmo, Luzu ríe ahora. - stop looking at me like that. (deja de verme así.) - se queja, apartando la mirada de él, y de sus fijos ojos cafés.

- ¿Así cómo? - inquiere divertido el mayor, hacía tiempo que no lo veía nervioso, y le encantaba verlo así. - ¿Así cómo? - repite, buscando sus ojos grises que lo esquivan aun más. - Ryan...

- Like that. (Así.) - insiste, suspirando. - Luzu...

- I love you. - susurra en voz baja, deslizando las manos bajo la sudadera del menor, quien sonríe.

- I love you too. - responde, deslizando las manos hasta ponerlas sobre el pecho del mayor. - But stop it. (Pero para.)

Luzu ríe, presionando la piel en su cintura con delicadeza, el menor se acomoda en su lugar, mirándolo con dulzura.

- Would you kiss me again? (¿Me besarías de nuevo?) - pide, algo más serio esta vez, el rubio entorna los ojos.

- If there's no option... (Si no hay opción...) - suspira, inclinándose hacia él, besándolo nuevamente. - Are you stoping now? (¿Vas a parar ya?) - inquiere, tras separarse de él.

- No... - responde. - nunca.

- Eres un bobo. - susurra, volviendo a besarlo, acomodándose sobre su regazo mejor. - Now, are we going to do it or what? (Ahora, ¿vamos a hacerlo o qué?)

Luzu ríe, apartándose levemente del menor, con expresión divertida. - Jo, que romántico eres...

- Shut up and kiss me. (Cállate y bésame.) - responde, tomándole el rostro entre las manos.

* * *

- No me gustan las videollamadas... - murmura, sentándose en el lugar frente a Rubius, quien no aparta la mirada del televisor. - no me gusta verte y no poder tocarte.

- ¿Y de dónde sacaste esa disculpa tan profunda? - inquiere con ironía tiñendo su voz. - ¿Te dejo el móvil y así buscas una más decente?

Samuel entorna los ojos, mirándolo con el ceño fruncido en dirección a la pantalla.

- Hablemos. - pide, deshaciendo los botones en sus mangas. - No quiero que estemos así.

- Habla si quieres, - dice. - como verás, yo estoy jugando.

- Rubén, hablo en serio. - insiste, poniéndose de pie, el menor ni siquiera lo mira, así que Samuel se pone de pie frente a él.

- Quita. - se queja. - Joder, que gilipollas, en serio, muévete. - continúa, tratando de empujarlo con los brazos sin soltar el mando entre sus manos. - ¡Samuel!

- No me grites. - responde él con tranquilidad, apartándose lo suficiente para que el contrario sea capaz de observar la pantalla, con las palabras "Game Over" brillando en rojo. - Ahora que acabaste, ¿podemos hablar?

- ¿De qué mierda quieres hablar? - inquiere, dejando el mando de lado, finalmente. - ¿Sabes qué? Acaba de darme hambre, voy a buscar algo de comer.

- Jo' que insoportable puedes ser cuando te lo propones. - murmura caminando tras él. - Rubén.

- Dime ya de qué quieres hablar, anda, ¿de qué te jode que te llame todos los días? ¿O de qué no quieres establecerte conmigo? - pregunta mientras camina hacia la puerta del departamento. - Mejor aún, hablemos de que me tienes tras de ti como un perrito faldero mientras te quejas de esta relación a distancia.

- Doblas... - insiste, con voz severa. - hablo en serio.

- Igual yo, voy a comprar pizza, sino vuelvo en un rato llama a la policía. - continúa, tomando un abrigo de la perchera.

- Bien, voy contigo. - dice el mayor, tomando un abrigo también.

- Joder.

Hacía frío, Samuel se lo había advertido a su novio, y aún así el menor prácticamente lo había ignorado, y lo había ignorado cuando se había ofrecido a sacar el coche, así que caminaban por allí, embutidos en sus abrigos sobre la acera, Rubén con las manos heladas a pesar de que las ocultaba en sus bolsillos.

- Toma. - murmura el mayor, extendiéndole uno de sus guantes, el menor lo mira con expresión seria. - Anda.

Toma el guante, suspirando por mitigar el frío finalmente, el pelinegro toma la mano que aún va sin nada, y ocultándolas en su propio bolsillo.

- Solo porque hace un frío que te cagas. - murmura, aferrándose a la mano del mayor también.

No iba a dejarse doblegar por la calidez de la mano de Samuel, o lo bien que olía, tampoco por esas miradas rápidas que eran tan dulces, ni la manera en que lucía tan nervioso, como si recién estuvieran empezando a salir.

- ¿Mejor? - inquiere Samuel, dándole un apretón a su mano, Rubén asiente quedamente. - Renuncié.

- ¿Qué? - suelta el menor, y el pelinegro asiente. - ¿Cómo que renunciaste? Pero... vamos a ver, ¿estamos bobos o qué? - inquiere, separándose de él, soltando sus manos.

- Pues sí, después de la discusión que tuvimos creí que sería lo mejor. - responde, encogiéndose de hombros, el menor lo miraba como si hubiese perdido un tornillo, creyendo que realmente era así.

- Pero tú amas ese trabajo. - dice el menor, deteniéndose en su lugar, Samuel se detiene también, frente a él, encogiéndose de hombros.

- Pero te amo más a ti. - responde con sencillez, y Rubén lo miró allí, con el pelo negro revuelto y la nariz enrojecida por el frío.

Se sentía tan egoísta de pronto, Samuel había renunciado a casarse, y a tener un hijo, y ahora a su trabajo, por él, no se suponía que debía ser así, se suponía que él debía apoyarlo tanto como su novio lo apoyaba a él, debía decirle que todo estaría bien durante la madrugada, y debía besarlo para decirle que estarían juntos sin importar qué.

- ¿Renunciaste en serio? - inquiere nuevamente, sorbiendo por la nariz, con ambas manos en los bolsillos.

- Sí, chiqui, en serio. - murmura, acercándose más a él. - Y supongo que tendré que mudar~ - pero se detiene. - ¿Por qué lloras?

- Porque eres subnormal. - responde con sencillez, y el pelinegro frunce el ceño, ofendido. - Joder, tío, eres un subnormal que flipas.

- Pero... - murmura. - ¿no era eso lo que querías? - inquiere, confundido.

- No, De Luque, ¿eres bobo o qué? ¿Cómo crees que voy a querer que dejes eso que te hace tan feliz por mí? - pregunta el menor, apartando una lágrima de su mejilla.

- Pero~

- Es que, de verdad, eres subnormal, ¿no puedes decirme, al menos? - continúa, Samuel extiende la mano hacia él, poniéndole una mano sobre la mejilla.

- ¿De verdad te jode tanto que me mude a Andorra? - inquiere, el menor frunce el ceño en su dirección.

- ¿Cómo? 

- Jo, es que ni siquiera me dejas acabar de hablar, de verdad, eres el prisas. - se queja. - Renuncié, pero Merlon me dijo que estaba siendo un tonto, no podía dejar un trabajo por alguien. - explica, encogiéndose de hombros. - Le dije que podría hacer lo que se me diera la gana, y que podía comerme los huevos a dos manos. - responde con sencillez, Rubén quiere reír, pero aún tiene un par de lágrimas en los ojos. - Entonces me propuso dirigir la sede en Andorra, porque hacía falta un director allí. - explica. - Aún no puedo irme porque tengo que firmar el nuevo contrato, pero creo que dentro de un par de semanas puedo empezar a empacar. - continúa, apartando la mirada del rostro de su novio, algo nervioso. - La paga no es tan buena como la que hay aquí, y no creo que podamos viajar a Japón tan seguido como hasta ahora, pero supongo que sirve para establecernos, ¿no crees?

Vuelve a mirar al menor antes de sentir un golpe en el brazo, y luego el ceño fruncido de Rubén.

- ¿Eres bobo o qué? - inquiere, luciendo enojado, el pelinegro también lo mira con el ceño fruncido. - Subnormal, primero dime que te vienes a vivir cerca de mí, no que renunciaste. - continúa.

- Pero, vamos a ve~

- No, que gilipollas, de verdad. - Samuel lo mira, con el ceño fruncido, enfurruñado, y quiere reírse de lo absurda que le parece la situación.

- Y hablo en serio en cuanto a lo otro, de verdad que no me gusta verte por el móvil, me pone triste. - insiste, Rubén suspira. - Y por lo mismo no me gustan las llamadas, quiero estar contigo siempre, y escucharte por el teléfono solo me recuerda que no estamos juntos, pero tampoco quiero que me dejes de llamar, es extraño, lo siento.

- Eres bobo. - murmura Rubén, sonriéndole. - ¿Entonces te vas a Andorra?

- Ahí no pago impuestos, todo bien. - responde con sencillez, tiende su mano hacia él, y el menor la toma. - ¿Estamos bien?

- Nah, me gusta discutir contigo. - murmura, enlazando los dedos juntos. - Cuando pagues por la pizza estaremos bien.

- Bien, una pizza será. - consiente, sonriendo.

- ¿Y... - titubea. - un bebé?

Samuel sonríe incluso más, sujetando sus manos juntas, con más fuerza, encogiéndose de hombros. - Rubén, chiqui, tomamos esa decisión juntos, aunque quiera un bebé, no creo estar listo para tenerlo, al menos no ahora.

El menor suspira, asintiendo quedamente. - Primero una pizza, luego el bebé.

Y el pelinegro tiene que reírse, sosteniendo el labio inferior entre sus labios, mirándolo con dulzura.

- Que no, Doblas, ya hablaremos de eso luego. - insiste.

Y en realidad el menor sabía que su novio tenía razón, habían tomado una decisión juntos, porque los afectaría a ambos, y porque, por el momento, ninguno de los dos estaba preparado, quizás luego de un tiempo, cuando ambos se mudaran a Andorra juntos, con Rubius su trabajo y sus vídeos, y Samuel con sus planos, quizás luego de eso estarían listos, quizás no.

Pero estaba bien, porque fuese lo que fuese lo que decidieran, lo harían juntos, siempre juntos.

Porque había sido desde hacía diez años, y sería así para siempre, lo decía su instinto, y lo aseguraban los anillos que compartían.

Que cosa tan bonita de pensar: juntos por siempre.










Se nos vienen un par de extras que aún no están listos, pero esto es el final.

And- *cries in lesbian*

~ all the love, me

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