Luzu recordó todo un par de semanas después, y lo peor de todo fue como lo recordó: como una pesadilla, y hacía tanto que no había tenido una, que cuando despertó, se sintió increíblemente solo.
Se sentó en la cama, con el aire contenido dentro del pecho, y las manos fuertemente aferradas en las mantas que lo cubrían; había tenido la necesidad de estirar la mano hacia su lado, porque siempre que tenía una pesadilla, Ryan despertaba con él, y le susurraba que todo estaría bien, pero Ryan no estaba, y Luzu había soñado con el que había sido su... ¿gran amor?
Al día siguiente todo se sentía distinto, como si fuese un extraño, lo miró cuando fueron a desayunar, y pensó que había cambiado mucho, bueno... algo así, en realidad sus facciones se habían vuelto un poco más fuertes, pero sus ojos lucían bastante parecidos a como habían lucido hacía diez años.
- ¿Está todo bien? - inquiere el menor, mirándolo con ceño fruncido cuando Luzu no responde su pregunta. - Luces distraído.
- Creo que necesitamos hablar. - responde el mayor, tratando de no sonar tan duro como aquellas palabras suenan en su cabeza.
- Bueno, - susurra el menor, entre una risita. - eso nunca es bueno.
Y ni siquiera sabían como empezar aquella conversación, esa que había estado esperando para estallar desde el segundo en el que sus miradas se habían cruzado, finalmente Luzu habló, parecía serio, pensó Auron, como cuando estaba en sus juntas, pero a la vez vulnerable, y hacía tanto que el menor no lo observaba así que prácticamente había olvidado que Luzu era la persona más dulce del mundo, y que, seguramente, decir lo que estaba diciendo, le costaba tanto como a él oírlas.
- Lo lamento, - interrumpe el menor, mirándolo a los ojos. - lo he lamentado desde el minuto cero, porque sabía que estaba mal, porque tú siempre fuiste tan bueno conmigo, porque... tú no te merecías eso. - continúa, Luzu mantiene los ojos sobre él, pero no parecen compasivos, o culpables, solo... lo mira. - Y no voy a pretender que fui una víctima de todo lo que pasaba a mi alrededor ni nada por el estilo, - aclara. - pero era inmaduro e inconsciente, contigo, con todos en general, y... - se encoge de hombros. - no sé, pero yo te amaba, como a nadie, Luzu. - parpadea un par de veces, apartando las lágrimas de sus ojos. - Y... lo siento, tanto...
El mayor suspira, y se relame los labios un instante, antes de asentir, porque lo entendía, entendía que Auron en realidad no era lo que todo el mundo pensaba, entendía que era inseguro, y, aunque no entendía porqué había hecho lo que había hecho, entendía que lo sentía.
Y quizás eso bastaba, seguramente, eso bastaba.
- Anda, - murmura tras un instante. - acércate más.
Auron podría haber bromeado, pero se limitó a acercar su silla a la de Luzu, entre nervioso y aterrado.
Las preocupaciones que pudo tener rondando su mente se disiparon un instante luego, cuando el menor le sujetó la barbilla entre los dedos y le plantó un besito suave en la esquina de los labios. Se miraron un segundo entre sí, y la mano de Auron se deslizó sobre la del mayor, entrelazando los dedos.
Bueno, lo volverían a intentar, diez años después.
Auron tenía el presentimiento de que esta vez, todo iría bien, y aquel sentimiento se quedó cuando Luzu continuó charlando con él mientras tomaba una fresa con la mano libre, y ese sentimiento persistió cuando los ojos de Luzu le dedicaron una mirada dulce.