—No es ninguna sorpresa, siempre has sido el bebé del grupo —bromeó la de pelo rizado, pasándole la mano por la cara para limpiarle una lágrima. Lee la fulminó con la mirada y negó con la cabeza.

—Perdona, pero el bebé del grupo es... —Lee se calló de golpe y cambió el semblante por uno mucho más suave y algo preocupado.  

—Pope —añadió Kie, suspirando. 

—¿Estás bien? —preguntó la pecosa. Su mejor amiga se encogió de hombros.

—Creo que el que no lo está es Pope —contestó la de pelo rizado, echando la cabeza hacia atrás. Lee asintió, dándole la razón, pero sin poder evitar desviar la mirada hacia la ventanilla, esperando ver a JJ salir de allí —. Me dijo que me quiere y yo le dije que muchas gracias, Lee.

—Lo sé, digamos que no se lo tomo muy bien —comentó Lee, volviendo a mirar a su mejor amiga y haciendo una mueca. Ante la cara de confusión de Kie, la pecosa suspiró —. Anoche estuve hablando con él.

—¿Estaba muy agobiado? —preguntó Kie, frunciendo un poco el ceño.

—A ver, sí —respondió Lee, mirando hacia la ventanilla de reojo, de nuevo —, pero porque se le están juntando muchas cosas.

—Es que no quiero que ahora se le haga incómodo estar conmigo ni que entremos en un bucle como...

—¿Cómo JJ y yo? —Lee alzó una ceja y miró a su mejor amiga, sonriendo algo triste. Kie soltó una carcajada, también algo apagada.

—No iba a decir eso —dijo la de pelo rizado, negando con la cabeza. Lee rodó los ojos, todavía medio sonriendo —, pero sí, supongo que sí. 

—Deja que se le pase un poco —aconsejó Lee en un susurro —, solo está hecho un lío y la situación no es que ayude. 

—¿Estás hablando de Pope o de ti? —Kie miró a su mejor amiga.

—Yo no estoy hecha un lío —respondió. Lee tragó saliva y se encogió ligeramente de hombros, mientras giraba la cabeza para mirar hacia la casa de JJ —. Joder Kie, si hay algo que tengo claro de verdad, es lo mucho que lo quiero.

La de pelo rizado abrió la boca para responder, pero, al ver que su mejor amiga parecía haber concentrado toda su atención en mirar hacia la puerta como si eso fuera a hacer que JJ saliera de allí antes, cogió aire y la cerró de inmediato. La pecosa, tal y como sospechaba Kie, estaba completamente sumida en sus pensamientos, imaginándose los miles de escenarios que podían estar pasando en el interior de la casa y sintiendo su corazón estrujarse de forma desagradable ante todas y cada una de las escenas que estaba recreando en su cabeza. 

—¿No crees que está tardando mucho? —se atrevió a preguntar Kie. 

Lee la miró de reojo y asintió con la cabeza, tragando saliva. Se desabrochó el cinturón y, bajo la atenta mirada de su mejor amiga, que frunció el ceño al ver lo que estaba haciendo, abrió la puerta del coche. Kie la cogió suavemente de la muñeca para llamar su atención, consiguiendo que la pecosa volviera a mirarla.

—¿Vas a entrar? —Lee asintió, de nuevo —. ¿Segura?

—Solo voy a asomarme a ver si JJ está... Bien —respondió, forzando una sonrisa. Kie asintió con la cabeza.

—¿Voy contigo? —volvió a preguntar.

—Creo que mejor me acerco yo sola —susurró, girando la cabeza para volver a mirar hacia la casa. Cogió una bocanada de aire y salió del vehículo.

—Oye, Lee, si... —Kie hizo una pausa para tragar saliva —. Si necesita ayuda, avísame.

Lee se limitó a asentir y a sonreír de nuevo. Tras cerrar la puerta del coche e intercambiar una última mirada con su mejor amiga, se giró sobre sí misma y, metiendo las manos en el bolsillo de la sudadera de JJ, comenzó a caminar hacia la entrada de casa de los Maybank. En cuanto estuvo justo en la puerta, sintió un escalofrío recorrer hasta el último rincón de su cuerpo, obligándola a abrazarse a sí misma con un brazo mientras que, con el otro, abrió la puerta, lentamente. 

fearless || jj maybankWhere stories live. Discover now