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CAPÍTULO 4
what if he's trying to send a secret message?

                      POR SEGUNDA NOCHE CONSECUTIVA, LEE ERA INCAPAZ DE CONCILIAR EL SUEÑO, así que estaba tumbada en su cama, mirando al techo y acariciando suavemente la brújula de su padre con el dedo pulgar

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                      POR SEGUNDA NOCHE CONSECUTIVA, LEE ERA INCAPAZ DE CONCILIAR EL SUEÑO, así que estaba tumbada en su cama, mirando al techo y acariciando suavemente la brújula de su padre con el dedo pulgar.

A causa del cansancio, le escocían los ojos, pero estaba demasiado ocupada imaginando teorías sobre por qué la brújula de su padre estaba en el barco y, sobretodo, sobre por qué alguien estaría dispuesto a matar a un grupo de adolescentes por ella.

No era ningún secreto que su padre había pasado gran parte de su vida investigando sobre naufragios y sobre supuestos tesoros perdidos en la inmensidad del océano, pero, aunque ella adoraba escuchar las historias detrás de esos naufragios y tesoros, nunca se las había creído. Siempre había pensado que eran simples historias que nunca nadie podría comprobar.

Por quinta vez en menos de una hora, la pecosa se incorporó ligeramente para darle la vuelta a la almohada y apoyarse sobre la parte fría, pero ni siquiera eso era capaz de aliviar el calor que tenía así que, tras bufar, se incorporó del todo y, tras dejar la brújula en la mesita de noche, se recogió el pelo en un moño mal hecho. Salió de la habitación de puntillas y lentamente, intentando hacer el menor ruido posible. Continuó caminando sigilosamente, hasta que llegó al salón, donde el rubio estaba durmiendo en el sofá cama.

Ashley sonrió de lado al verlo en su postura de siempre: bocabajo, con una mano por debajo de la almohada y el otro brazo medio estirado. Su cara estaba aplastada contra la almohada, de modo que su boca quedaba ligeramente abierta y su pelo caía por su frente. Para no despertarlo, abrió la puerta con sumo cuidado y suspiró cuando, al cerrar, hizo un poco de ruido. Bajó los escalones de un salto, deseando tumbarse en la hamaca.

El sonido del agua de fondo, la tenue luz de la luna iluminando el ambiente, el ligero balanceo de la hamaca y la suave brisa, fueron suficiente para que Lee sintiera algo de paz instalarse de nuevo en su interior.

La puerta del porche no tardó en abrirse y, al escuchar el crujido del escalón, la pecosa giró la cabeza. Sonrió al ver a JJ acercándose, con cara de sueño.

—¿Te he despertado? —preguntó ella en un susurro. Él se encogió de hombros mientras que con su mano derecha se frotaba los ojos, restándole importancia.

—¿Qué haces aquí fuera? —Lee sintió un cosquilleo al escuchar su voz ronca, pero sacudió la cabeza rápidamente y esta vez, fue ella la que se encogió de hombros.

—No podía dormir —admitió.

—Hazme sitio —pidió JJ cuando estuvo a un paso de la hamaca.

fearless || jj maybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora