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CAPÍTULO 9
you look'em right in the eye and.. deny, deny, deny

                    EL VAIVÉN DE LAS OLAS,ERA TAN FUERTE, que era casi imposible mantener el equilibrio en el barco

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                    EL VAIVÉN DE LAS OLAS,
ERA TAN FUERTE, que era casi imposible mantener el equilibrio en el barco. El viento soplaba con fuerza, haciendo que los gritos de los amigos se convirtieran en nada más que un murmullo.

Kie y Lee estaban una al lado de la otra, bajando la cuerda que sumergiría al dron hasta los 300 metros y apuntando para no perder la cuenta; Pope, mientras tanto, se encargaba de vigilar la pantalla y John B, por su parte, tenía que controlar la posición del barco respecto al Royal Merchant, gritando de vez en cuando alguna indicación a JJ, que iba al timón, acatando las órdenes de su mejor amigo.

Cuando en la pantalla apareció el barco hundido, los gritos de frustración y agobio pasaron a ser vítores de celebración y abrazos.

Lee y John B se miraron entre ellos, sonriendo como llevaban mucho tiempo sin sonreír. Lo habían conseguido, habían conseguido encontrar lo que su padre estuvo años buscando y se sentían más cerca de su padre que nunca. El Royal Merchant estaba ahí.

Sin embargo, fue un momento tan efímero como una estrella fugaz.

—¿Veis el oro? —preguntó JJ desde su sitio. John B se acercó a Pope para poder ver la pantalla con más claridad, acción de que Lee y Kie imitaron.

La pecosa miró a JJ de reojo, pero al verlo mirándola a ella fijamente, devolvió la mirada a la pantalla. Una oleada de nervios, que a Lee no le hizo ni pizca de gracia, recorrió su cuerpo.

Sacudió ligeramente la cabeza y se apoyó en su mejor amiga, que estaba concentrada en buscar el oro. Lee frunció el ceño y entrecerró los ojos, centrando toda su atención en la pantalla, por si había algo escondido que no se viera a simple vista, pero nada.

—No —respondió Pope.

La pecosa dio varios pasos hacia atrás hasta quedar apoyada en el borde del barco. Clavó su mirada en el mar, esperando que el movimiento de las olas fuera lo suficientemente hipnotizante como para mantener la mente despejada.

Poco a poco, sintió crecer la presión de su pecho y sus ojos humedecerse. Su respiración se hizo algo pesada, por lo que, ignorando por completo la discusión en la que habían entrado sus amigos y su hermano, Lee se centró en su misión: mantener la calma.

Sentía a su padre alejarse de ella a una velocidad indescriptible; un segundo podía sentirlo justo ahí, dándole un apretón en el hombro y, al otro, su padre no era más que un recuerdo que a penas parecía real.

fearless || jj maybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora