61. Antes y después de decirnos sí

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Cuesta creer lo rápido que pueden cambiar las cosas de un día para otro.

Un jueves era la madre que llega media hora antes para recoger a su niña del colegio.

Un viernes llegas tarde al trabajo, te peleas con tu jefe, y acabas llorando delante de todo Gijón.

Y un sábado eres el viral del que media España habla.

Recibes llamadas de tu familia, y mensajes de amigos que se te habían olvidado que tenías: ¡tía, te he visto en las noticias de Antena 3! ¡No sabía que tenías una hija, qué bueno que te vaya tan bien! ¡Nat, mi sobrino te ha visto en Twitter, qué fuerte! ¡Ey, profe, hace mucho que no hablamos! He visto por la tele que tocas con Gabi, vaya pasada, me flipa ese cantante.

Quizás lo llevaría mejor si no estuviera a 800 kilómetros de casa.

Quizás me sentiría más protegida entre las paredes que me guardan desde hace seis años, con una sopita de las que hace mi mujer y mi niña leyéndome uno de sus cuentos en los que todo siempre acaba bien.

Creo que no pido tanto. Un poco de silencio y el calor de mi hogar.

Aunque para eso me quedan todavía algunas horas.

—Teníamos que haber cogido el vuelo por la mañana—lamento, mirando de lado a lado cómo la gente avanza por la recepción del hotel mientras nosotras hacemos cola para hacer el check out.

—Entonces no habríamos visto la ciudad, con lo que le ha gustado a Elena, ¿a que sí?

—¡Sí, lo que más más, la playa de olas gigantes y el laberinto!

—Ni hubiéramos probado esas sidras. Estaban muy buenas. Y la comida con Gabi. Hacía tiempo que no...

—Ya, pero estaría descansando de este finde en nuestro sofá—refunfuño.

—Todavía es sábado, cariño—se ríe, y mis carcajadas se unen a las suyas cuando me vuelve a sonar el fucking WhatsApp—. Eso no para hoy, ¿eh? Famosilla.

—¡Famosillas! ¡Las dos! —se le abalanza Elena, sentada sobre nuestra maleta de ruedas. Al final ella lo lleva mejor que yo. Claro, tanto jugar a que es youtuber... Tiene práctica.

—Pues yo empiezo a estar un poquito harta. Anda que no me están saliendo amigos con esto—bufo, mirando mi pantalla fragmentada en cinco. ¿Desastre de qué? Si fuera mi Nokia estaría intacto, la culpa es de los teléfonos, no mía—. Bueno, tu primo de Osuna. El que faltaba.

—¿Y por qué te llama a ti?

—Porque las famosas somos Elena y yo, Alba Reche. No seas envidiosa.

—¡Eso, mami, no seas envidiosa!

—¿Y... desde cuándo tiene mi primo tu número?

—Tu madre se lo dio para que le ayudara a elegir un piano.

—Cómo no, mamá—rueda los ojos.

—Tranqui, amor. Le recomendé el piano más caro, pero no el mejor. Que suelte ahí los billetes—la hago sonreír.

Primo tonto de Alba no coger: primaaaaa qué bonito lo del concierto te hemos visto en canal sur. Qué alta qué guapa está la elena......... Haber si venís un día por el chale del pueblo que hemos comprado otras tierras. Besos pa las 3, oleeee.

—Uf, las faltas de ortografía—chasquea la lengua—. No puedo con el empresario—dice con retintín.

—¿Qué le pongo? No me llames prima, no tengo la dicha de ser una Reche—me burlo—. Elena, dile tú algo, anda. Dale las gracias.

Ohana - (1001 Cuentos de Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora