En cuanto acaba filosofía nos despedimos todos y me voy corriendo a la parada de bus, donde espero a Elisabeth. Tengo tantas ganas de saber lo que me va a decir...
Pasan diez minutos y no aparece por ninguna parte, la llamo y no contesta, así que pregunto a sus compañeros de clase que van pasando por mi lado y me dicen que hoy no ha ido a clase...me estoy empezando a preocupar, y espero que no sea con motivos.
Me voy a casa y llamo a Evan.
-Dime.
-Beth no da señales de vida, me estoy estresando.
-No te preocupes, seguro que está bien. Vamos a buscarla a su casa si quieres.
-Vale...puf.- colgamos.
En cinco minutos aparece Evan y nos vamos a buscar a esta mujer. Espero que no haya pasado nada...
Cuando llamamos al timbre de su casa nos abre su padre la puerta.
-¡Hola chicos! ¿Buscáis a Beth?
-Hola, sí...no sabemos nada de ella desde ayer.
-¿Cómo que no? Hoy ha ido a clase como todos los días...
Noto que un escalofrío me recorre todo el cuerpo y se me pasa todo lo negativo en lo que se puede pensar por la cabeza. Joder. Joder, Beth.
-Madre mía. Madre mía. Madre mía.- no me sale decir otra cosa distinta. Noto cómo me pongo pálida por momentos.
-A ver, vamos a esperar. Seguro que es sólo un susto de nada.- no sé cómo puede estar tan tranquilo este hombre. Supongo que lo hace para que el padre de Beth y yo nos calmemos.
Pero le conozco bien, y sé que está igual de cagado que yo. Lo sé muy bien.
-Me voy a casa...adiós George.- me voy a caer al suelo.
Evan se despide y viene corriendo conmigo.
-Maddie, tienes una pinta horrible. Ven, anda.- se acerca y nos sentamos en el césped de un pequeño parque por el que pasamos. Me apoyo en él y cierro los ojos con fuerza.
Siento náuseas y todo me da vueltas. Beth, tienes que dar señales de vida. ¿Por qué estoy tan, tan, tan, tan mal? No lo entiendo, no suelo ser negativa. O al menos no tanto como ahora. Dios, me encuentro fatal. Seguro que no es nada, y yo estoy así. Me siento patética ahora mismo, flipante todo.
Al rato nos levantamos y vamos a casa de Evan rápidamente, no se tarda nada desde donde estamos. Cuando llegamos vamos a su habitación y nos tumbamos en la cama. Ya estoy algo mejor, pero sigo con la impotencia de no poder hacer nada.
Además, si está bien y todo es un susto, veo fatal que no nos diga nada. Madre mía, vaya semanita, en serio. También noto a Evan algo tenso y pongo música con mi móvil para relajar un poco el ambiente, sin éxito. Le abrazo fuerte y el me devuelve al abrazo, y nos quedamos así durante un largo tiempo.
De repente la música se para, y sé que mi móvil tiene batería de sobra...entonces eso sólo puede ser una llamada entrante.
Me abalanzo sobre el móvil y descuelgo sin mirar el nombre siquiera.
YOU ARE READING
Returning.
Teen FictionJusto cuando crees que el chico del que llevas enamorada durante varios años ya ha salido de tu mente, te lo encuentras de nuevo. ¿Y qué haces ahora? Para colmo surgen más problemas, ¿por qué tienen que complicarse tanto las cosas?