«Capítulo 24: increíble.»

52 3 0
                                    

En cuanto acaba filosofía nos despedimos todos y me voy corriendo a la parada de bus, donde espero a Elisabeth. Tengo tantas ganas de saber lo que me va a decir...

Pasan diez minutos y no aparece por ninguna parte, la llamo y no contesta, así que pregunto a sus compañeros de clase que van pasando por mi lado y me dicen que hoy no ha ido a clase...me estoy empezando a preocupar, y espero que no sea con motivos.

Me voy a casa y llamo a Evan.

-Dime.

-Beth no da señales de vida, me estoy estresando.

-No te preocupes, seguro que está bien. Vamos a buscarla a su casa si quieres.

-Vale...puf.- colgamos.

En cinco minutos aparece Evan y nos vamos a buscar a esta mujer. Espero que no haya pasado nada...

Cuando llamamos al timbre de su casa nos abre su padre la puerta.

-¡Hola chicos! ¿Buscáis a Beth?

-Hola, sí...no sabemos nada de ella desde ayer.

-¿Cómo que no? Hoy ha ido a clase como todos los días...

Noto que un escalofrío me recorre todo el cuerpo y se me pasa todo lo negativo en lo que se puede pensar por la cabeza. Joder. Joder, Beth.

-Madre mía. Madre mía. Madre mía.- no me sale decir otra cosa distinta. Noto cómo me pongo pálida por momentos.

-A ver, vamos a esperar. Seguro que es sólo un susto de nada.- no sé cómo puede estar tan tranquilo este hombre. Supongo que lo hace para que el padre de Beth y yo nos calmemos.

Pero le conozco bien, y sé que está igual de cagado que yo. Lo sé muy bien.

-Me voy a casa...adiós George.- me voy a caer al suelo.

Evan se despide y viene corriendo conmigo.

-Maddie, tienes una pinta horrible. Ven, anda.- se acerca y nos sentamos en el césped de un pequeño parque por el que pasamos. Me apoyo en él y cierro los ojos con fuerza.

Siento náuseas y todo me da vueltas. Beth, tienes que dar señales de vida. ¿Por qué estoy tan, tan, tan, tan mal? No lo entiendo, no suelo ser negativa. O al menos no tanto como ahora. Dios, me encuentro fatal. Seguro que no es nada, y yo estoy así. Me siento patética ahora mismo, flipante todo.

Al rato nos levantamos y vamos a casa de Evan rápidamente, no se tarda nada desde donde estamos. Cuando llegamos vamos a su habitación y nos tumbamos en la cama. Ya estoy algo mejor, pero sigo con la impotencia de no poder hacer nada.

Además, si está bien y todo es un susto, veo fatal que no nos diga nada. Madre mía, vaya semanita, en serio. También noto a Evan algo tenso y pongo música con mi móvil para relajar un poco el ambiente, sin éxito. Le abrazo fuerte y el me devuelve al abrazo, y nos quedamos así durante un largo tiempo.

De repente la música se para, y sé que mi móvil tiene batería de sobra...entonces eso sólo puede ser una llamada entrante.

Me abalanzo sobre el móvil y descuelgo sin mirar el nombre siquiera.

Returning.Where stories live. Discover now