Capítulo 39. Tutora.

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HOLIS!!! Bueeno, como lo prometí, aquí hay un cap, dedicado a LizYenque Además, esto cuenta como dos capítulos a la semana, verdad? O sea, el otro fue el jueves... pero aun no ha pasado una semana completa. Bueno, feliz de la vida porque ya somos treinta mil, soy demasiado feliz! Y para no aburrirlos más, me despido. Bueno, no, porque después inicia el capítulo, pero... ustedes entienden :) 

PD: Preeeegunta: ¿Campamento Júpiter o Mestizo? Obvio, yo soy 100% griega. Bueno, soy peruana... pero griega de corazón <3 

Mariana *_* 

*_* *_* *_* 

P.O.V Percy. 

 - Despierta, tiburoncín. 

Abri los ojos despacio, miré a Jason y fruncí el cejo. 

 - ¿Tiburoncín?

 - Bueno, sí. No importa, date prisa, ya llegamos tarde. ¿Te quedaste estudiando hasta tarde?

 - ¿Estudiando? - dije, comenzando a alarmarme. 

 - Claro, el éxamen de historia. 

 - ¿¡Examen de historia!?

 - Estás frito, tiburoncín. 

 - ¡Es imposible, hoy no hay examen! Y no me llames tiburoncín. 

 - ¡Tiburoncín, uh haha!

 - Cállate, Grace.

 - Date prisa. - dijo, y se metió en el baño. 

Comencé a sentir pavor de verdad. ¿Examen? ¿Desde cuando teníamos examen? Voy a morir, estoy pésimo en historia. 

Tomé mis cosas, me cambié, y, de camino a la clase, leía como un loco el libro de historia, tratando de recordar algo sobre la revolución francesa. 

Me senté en mi pupitre, totalmente alarmado. El profesor pasó, con su mirada severa de "pobre-del-que-encuentre-plageando" Suspiré, y sin que se diera cuenta, tiré mi apresurdo plagio por la ventana. 

Revisé el éxamen. Pregunta uno: ¿Cuánto tiempo duró la revolución francesa? Estoy frito, simplremente frito... 

*** 

 - Valdez, Leo - llamó el profesor. Leo se paró de su asiento, temblando, como quien, en vez de dirigirse a que le entreguen su examen de historia, se dirige a la horca. 

El profesor estiró su mano, dándole a Leo su examen. Él la miró, nervioso y temeroso, como si fuera a explotar en cualquier momento. Luego, sonrió y suspiró. Lo miré interrogante, pasó por mi lado y susurró:

 - Siete. - le sonreí como respuesta. 

 - Levesque, Hazel - prosiguió el prefesor. Miré a Hazel sonreír, y escuche cómo le decía a los demas "ocho"

 - Grace, Jason - Jason se paró, igual de asustado que Leo, y recibió su examen con terror. Luego suspiró y se encogió de hombros. Se sentó a mi lado. 

 - ¿Cuánto sacaste? - pregunté.

 - Seis - me respondió. - No está muy bien... pero al menos pasé. 

 - Jackson, Percy - dijo el profesor. De repente sentí como si mi alma abandonara mi cuerpo, preocupado por el resultado, me dirigí hacia el profesor. Él levantó la vista de su éxamen y me miró.  - ¿Sabes, Jackson? Esperaba más de ti. Quédate después de clases, porfavor. 

Con el ánimo en el inframundo, me dirigí a mi asiento y me dejé caer. 

 - ¿Cuánto? - quiso saber Jason. 

 - Dos - repuse de mal ánimo - El profesor quiere que me quede después de clases. 

 - Te lo dije, estás muerto, tiburoncín. 

*** 

 - Y por eso, Jackson, es que no puedo seguir permitiendo que saques tan bajas notas. Tu promedio aprobatorio pende de un hilo, y tienes largos expedientes, tendrás que mejorar si quieres aprobar mi curso. - Luego, el maestro de historia le dirigió una mirada a Rachel, que se había quedado conmigo, y dijo: ya sabes que hacer. Luego se volvió hacia mí - Mañana volverás a dar el examen, y mínimo tendrás que sacar un ocho, si quieres aprobar. 

 - Pero, profesor eso es... 

 - Imposible - terminó. - Lo sé, es imposible que lo hagas por tu cuenta. Por eso es que tienes una tutora. 

 - ¿Una tutora? - pregunté sin entender.

 - Sí, Jackson. Tu tutora es Rachel. 

Me quedé helado. ¿Que mi tutora era Rachel? ¿Desde cuándo es buena en historia?

 - ¿Qué? - pregunté, todavía incrédulo. 

 - Ya me oíste, Jackson. Les daré un permiso especial, para que estudien todo el día hasta mañana. Agradece que te esté ayudando tanto, pero pienso que eres más inteligente. - presoguió, garabateando algo en una nota, y se la entregó a Rachel -. Si algún profesor pregunta porque faltaron a clases, preséntenle esto. Ahora vayan a estudiar. 

Rachel me sonrió y me hizo un gesto con la cabeza, diciéndome que se me le acercara. La seguí, sin poder creer que tendría que pasar toda la tarde con ella. ¡Estudiando historia! Preferiría clavarme un tenedor en la pierna. Seguí a Rachel hacia los dormitorios, y nos metimos en el ascensor, sin decir palabra. Entramos en su cuarto, sumergidos en un silencio incómodo. 

 - Hola, Percy. 

 - Hola.

 - Bueno... podemos comenzar con...

 - ¿Dese cuándo eres buena en historia? - ella se sonrió. 

 - Tu sabes... aprendes mucho de historia cuando sabes tanto de pintores famosos... 

Entonces reparé en el cuarto. Su mitad estaba llena de dibujos realmente buenos, y pude entrever unos muy lindos... que se parecían sospechosamente a...

 - ¿Ese soy yo? - pregunté, señalando hacia el dibujo. 

 - Bueno... - Rachel había enrojecido violentamente, de manera que su rostroe staba casi del color de su cabello. 

 - Son muy buenos - le dije, porque era verdad. Ella sonrió, y sacó un libro. 

 - Empezemos,. ¿vale?

 - Vale. 

El siguiente día fue bastante raro, en realidad. Rachel, sin Drew ni sus demás amigas, se seguía comportando como siempre. Se comportaba como esa sárcastica, dulce y graciosa chica de la que alguna vez estuve enamorado.

 - Bueno - dijo, cerrando el libro. - Eso es todo. Apuesto a que mañana sacarás un diez - dijo, sonriéndome. Yo le devolví la sonrisa. 

 - Ya... ya debería irme. 

 - Es verdad. 

Pero Rachel no hizo nada, se quedó mirándome, largo rato. Y comenzó a acercarse a mí. ¿Que rayos estaba haciendo Rachel? Yo... admito que estuve enamorado de ella, pero ahora ya no. A mí me gustaba Annabeth. A mí me gustaba el cabello rubio, no pelirojo. Me gustaban los ojos grises y no verdes. Me gustaba Annabeth, y no Rachel. Y creía que eso ya había quedado bastante claro. No obstante, Rachel seguía acercándose, como si fuera a cámara lenta. Se acercaba... se acercaba... 

 - No puedo - dije poniéndome de pie. 

 - Percy... - me dijo. - Mírame a los ojos y dime que ya no sientes nada. Estuviste tan cerca de besarme...

 - No es cierto - dije como acto reflejo. Pero... ahora que lo veía, ella había estado a dos centímetros de mi boca, y yo no había hecho nada hasta el último momento.

 - Aún sientes algo.

 - No es cierto - le dije - Yo... Rachel, yo ya no te quiero. 

Tomé mis cosas y salí corriendo de allí, mas confundido que nunca. 

You and me (Percabeth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora