Capítulo 44. Día Treinta.

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P.O.V Annabeth.

El coro de This ain't a scene, it's an arms race resonaba por toda la habitación. Eran pasada la media noche, pero yo seguía despierta, dando saltitos de aquí para allá como un sapo eufórico. De la emoción que sentía, pensaba que no iba a poder ni dormir. Era un jueves en el que no había parado de tener imaginaciones locas con lo que Percy tendría planeado para mañana. El día treinta. El último día del mes más mágico de mi vida. Un mes en el que no había parado de recibir sorpresas por parte de ese chico de cabello negro del que estaba tan enamorada. Claro que yo también lo había sorprendido un par de veces. Y mañana se acababa, el juego que había comenzado hace un mes, en el que, cuando Percy me había propuesto ser mi novia, como una idiota, había respondido que no estaba lista. Y se había inventado un juego, en el que él y yo jugábamos a ser novios, pero no lo éramos en realidad. El mejor juego de mi vida. Y mañana se acabaría. El día en el que le daría a Percy el "si" definitivo. En eso, Piper entró en la habitación. Resopló. 

- Nada - dijo ella - Una hora y media parada en frente de la puerta de la habitación de Jason y Percy y nada. No mencionaron nada acerca de mañana. Lo siento. - me sentí un poco menos emocionada al oírlo. 

- Bueno, mejor así, ¿no? Una sorpresa. 

La verdad era que odiaba las sorpresas. Desde pequeña, había tenido una obsesión con saberlo todo. Y me molestaba mucho no saber algo. Además, gracias a las sorpresas de Percy, yo había quedado mal más de una vez. Una vez, me había llevado simplemente al cine. Y yo parecía que iba al estreno de la película. Y en otra ocasión, me había llevado a un elegantísimo restaurante, y yo parecía la encargada de limpiar los baños. Me preguntaba que tendría planeado para mañana. Y mi corazón latía diez mil veces más rápido de sólo pensarlo.

Piper suspiró y le puso pausa a la música que sonaba de fondo. Sin hacer nada más, apagó la luz de la mitad de la habitación, la de su parte, y se tiró en la cama con la ropa que llevaba puesta, y se quedó dormida al instante. Para mí era más difícil. Revisé el celular, sin encontrar nada. Tomé un lapicero del escritorio, le quité la tapa, y marqué con una gran cruz el calendario que había confeccionado. Una hoja de papel que mostraba treinta días. Marqué el penúltimo casillero, dejando solo el que tenía un "Día 30" encerrado en un gran círculo. Dejé el lapicero en su lugar, y me tiré en la cama, tratando de dormir. 

********* 

Gold de Imagine Dragons me despertó, como era de costumbre. Piper también se había despertado, y se encontraba de pie, con la ropa del día de ayer, desperezándose estirando los brazos. 

Me senté en la cama, con los ojos aún medio cerrados. Me restregué los ojos, y bostecé. 

- ¿Por qué pusiste de despertador esa canción? - pregunté malhumorada. - Voy a terminar odiándola. 

- Porque es divertido ver cómo saltas con el coro - respondió encogiéndose de hombros, y metiéndose al baño. 

Entonces fue cuando lo recordé. Salí de la cama, como si un enorme resorte imaginario me hubiera botado de ésta. Caminé en círculos por toda la habitación, sin saber con exactitud qué estaba buscando. ¿Una carta? ¿Una paloma con el mensaje atado a una pata? ¿Un cerdo volador que me cantara la invitación de Percy para nuestra última cita del mes? No lo sabía. Sólo daba vueltas por ahí, en pijama, buscando lo que tanto ansiaba. 

Pero no encontré nada. 

Un poco (muy) decepcionada, me senté en la cama, encogiéndome de brazos. Me convencí a mi misma de que la invitación llegaría tarde o temprano. Piper salió del baño, ya lista y vestida.

You and me (Percabeth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora