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—¿De qué lo quieres?

—Chocolate.

—¿En cono o en vaso?

—En cono, por favor.

La empleada le entregó el helado y Taeyong pagó, después fueron a sentarse en unas bancas.

—En lugar de mirar mi helado ¿por qué no compraste uno para ti?

—Porque no se me antojaba.

—Toma, no te lo acabes.— le extendió el cono y el peliblanco comió de él, luego se lo regresó para que pudiera seguir disfrutándolo.

—¿Veremos películas? Hoy es viernes.

—Sobre eso... no quiero molestar más, pero ¿podría quedarme en tu casa por lo menos esta noche? Si no se puede no hay problema.

—¿Desde cuándo me pides permiso?

—Perdón. Es que si llego a casa con los ojos hinchados y serio, mi mamá me va a preguntar, y realmente no quiero hablarle de eso.

—Claro, no hay problema, mis papás salieron de viaje de trabajo y regresan hasta el martes, así que si quieres quedarte hasta ese día tampoco tengo inconveniente.

—Gracias.

Taeyong dejó caer su espalda sobre la banca y extendió las piernas, volteó a ver a Ten —Entonces supongo que vas a terminar usando mi sudadera negra.

Ten sonrió mostrando su dentadura.

—¿No quieres una de navidad o de cumpleaños?

—Nop, estoy bien con la tuya.

Taeyong negó con la cabeza. —¿Quieres hacer algo más aquí?

—No, ¿tú?

—Tampoco, ¿nos vamos?

—Hay que buscar algo para comer más tarde.

—¿Recuerdas todo lo que compramos la semana pasada?

—Ajá.

—Ahí sigue.

—Wow, ¿en serio? Si termino vomitando en la noche va a ser tu culpa por incitarme a comer.

—Pero fue tu idea comprar todo eso.

—Bien, tú ganas. ¿Podemos irnos?

Taeyong asintió. Se levantaron y comenzaron a caminar sin mucha prisa, eran las dos y tendrían mucho tiempo libre más tarde.

Casi llegando a la salida, un chico alto de suéter café se les cruzó logrando que Chittaphon chocara contra su brazo.

—Perdón.— subió su cabeza encontrándose con la persona que menos quería en esos momentos —J-Johnny.

Taeyong volteó hacia atrás al percatarse de que el menor no estaba con él.

Ten miró a Taeyong, el mayor se veía preocupado. Johnny se fijó detrás de sí para ver quién era a quien el tailandés miraba. El peliblanco levantó sus ojos hasta conectar con los del americano, el moreno tensó su quijada y se enderezó, Taeyong no se dejó intimidar e hizo lo mismo, su mirada cambió a una totalmente dura. El coreano se acercó hasta ellos y tomó a Ten por el brazo, sus ojos estaban rojos de nuevo; movió levemente su cabeza, indicándole a Ten que lo mejor era no pelear, él asintió y sin decir palabra alguna se apartó de Suh.

Pasó a su lado haciendo lo posible por ignorarlo, hasta que lo escuchó hablar —Apenas terminamos y ya andas con él. Eres fácil de abrir de piernas.

Escapando de mi ex I TaeTenWhere stories live. Discover now