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Ya habían regresado del baño, el cual fue un problema porque el piso estaba mojado y Ten sin poder apoyar bien su tobillo derecho era sinónimo de no tener buen equilibrio, así que por poco se resbala. Ahora estaban en una banca alejada de todos los niños, Taeyong finalmente convenció a Ten de medio sobar su tobillo, así que tenía sus piernas sobre las de Taeyong.

—Te llevaré al médico.

—No.

—No te pregunté.

—¿Mamá eres tú?

—Chittaphon, si no te atiendes vas a terminar como yo con sus tobillos muriendo cuando hace frío.

—Eso es vejez.— dijo sarcástico.

—El punto es que te voy a llevar y para tu desgracia no puedes huir.

—Gritaré y haré como que me estás secuestrando.

—Eres demasiado inmaduro.— Taeyong negó con la cabeza. —¿Por qué no quieres ir? ¿Les tienes miedo?— dijo bromeando.

Ten se mantuvo serio.

—¿En serio te dan miedo?

—Algo así.

Taeyong levantó las cejas sorprendido.

—Es que recuerdo que siempre que me llevaban veía a alguien vomitar en la sala de espera, ¡yo iba casi todas las semanas desde otoño hasta que iniciaba primavera! ¿Sabes cuánto vómito vi? es muy desagradable.

—Eres un imán de resfriados.

—Ah, lo sé— dijo resignado —Pero no he acabado, ahm, el problema es que una vez yo no vi a nadie vomitar, y de hecho de me hizo raro, ah pero era demasiado bueno para ser verdad; supongo que esa vez estaba mal del estómago porque fui corriendo al baño, pero en el camino me tropecé.

—Qué asco.

—No, no, espera, me tropecé con mis agujetas, pero caí...

—¡Dios! ¡Qué asco! No me toques.

—Lo bueno fue que no manché mi cara, pero aún así es horrible pensar en eso. Supongo que desde ahí no soporto ver vómito.

—Horrible. Yo tampoco iría al doctor.

—Entonces no me lleves.

—Me encargaré de que no te caigas en vómito.

—¡Pero Taeyong!

—Sino te llevo a tu casa y que tu mamá te obligue.

Ten volteó los ojos. Lamentablemente no podía hacer nada contra su mamá.

Después de haber conseguido que el tobillo de Ten dejara de doler tanto, decidieron que lo mejor sería regresar a la casa para que pudiera descansar, ya luego se encargarían de ver al médico.

—Taeyong, ya-

—No.

—No es necesario, con haberme sobado es suficiente.

—No lo es, todavía te duele.

—Taeyong, el dolor no se me va a quitar tan rápido.

Taeyong bufó.

Cuando salieron del parque, Taeyong insistió en cargarlo para que no se forzara y no empeorara el esguince, así que llevaba poco menos de la mitad del camino al metro con Ten sobre su espalda.

—Pero gracias a ti es soportable, puedo intentar caminar.— Ten puso su rostro al lado del de Taeyong con su mejor sonrisa para convencerlo.

Taeyong volteó —No quiero que te lastimes más.— regresó la vista al frente antes de que su sonrojo se hiciera más notorio gracias a la cercanía de la bonita cara del tailandés.

Escapando de mi ex I TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora